I Reyes 3, 15-20

Despertóse Salomón de su sueño, y, de vuelta a Jerusalén, se presentó ante el arca de la alianza de Yahvé y ofreció holocaustos y sacrificios eucarísticos y dio un banquete a todos sus servidores. Vinieron por entonces al rey y se presentaron ante él dos mujeres de mala vida. Dijo una de ellas: “Escucha, mi señor: Yo moraba con esta mujer en la misma casa y allí di a luz a un niño. A los tres días dio también ella a luz un niño. Habitábamos juntas, y ningún extraño había entrado en la casa, no había allí más que las dos. El hijo de esta mujer murió una noche por haberse ella acostado sobre él;" y ella, levantándose en medio de la noche, me quitó de mi lado a mi hijo, mientras tu sierva dormía, y púsolo a su lado, dejando al mío a su hijo muerto.
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