I Reyes 5, 6-8

(20) Manda, pues, cortar para mí cedros en el Líbano; mis siervos se unirán a los tuyos y yo te daré lo que tú me pidas para el salario de los tuyos, pues bien sabes que no hay entre nosotros quien sepa labrar la madera como los sidonios.” (21) Alegróse mucho Hiram cuando oyó las palabras de Salomón y dijo: “Bendito Yahvé, que ha dado a David un hijo sabio sobre ese gran pueblo.” (22) Y mandó a Salomón esta respuesta: “He oído lo que me has mandado a decir. Haré lo que me pides en cuanto a la madera de cedros y cipreses.
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