I Reyes 7, 23-26

Hizo asimismo un mar de fundición de diez codos del uno al otro lado, redondo, y de cinco codos de alto, y ceñíalo en derredor un cordón de treinta codos. Por debajo del borde llevaba todo en derredor coloquíntidas, diez por cada codo, dispuestas en dos órdenes y fundidas al mismo tiempo que el mar. Estaba asentado sobre doce toros, de los cuales tres miraban al norte, tres al poniente, tres al mediodía y tres al naciente. Sobre éstos se apoyaba el mar, y la parte posterior de sus cuerpos quedaba por dentro. Tenía un palmo de grueso y su labio estaba en forma de cáliz, como una flor de lis. Hacía dos mil batos.
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