II Reyes  3, 4-27

Mesa, rey de Moab, tenía muchos ganados y pagaba al rey de Israel cien mil corderos y cien mil carneros con su lana. A la muerte de Ajab, el rey de Moab se rebeló contra el rey de Israel. Entonces el rey Joram salió de Samaría y revistó a Israel y se puso en marcha, mandando decir a Josafat, rey de Judá: “El rey de Moab se ha rebelado contra mí” ¿Quieres venir conmigo para atacar a Moab?” Josafat respondió: “Iré yo como tú, mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como tus caballos.” Y preguntó: “¿Por qué camino subiremos?” Y Joram dijo: “Por el camino del desierto de Edom.” Partieron el rey de Israel, el rey de Judá y el rey de Edom; y después de siete días de marcha faltó el agua para el ejército y para el ganado que le seguía." Entonces el rey de Israel dijo: “¡Ay! Yahvé ha reunido a tres reyes para entregarlos en manos de Moab.” Pero Josafat dijo: “¿No hay aquí ningún profeta de Yahvé?” Uno de los servidores del rey de Israel dijo: “Sí, aquí está Elíseo, hijo de Safat, que es el que daba aguamanos a Elías.” El rey de Judá dijo: “La palabra de Yahvé es con él.” El rey de Israel y el rey de Judá y el rey de Edom bajaron en busca suya. Elíseo dijo al rey de Israel: “¿Qué tengo yo que ver contigo? Ve a los profetas de tu padre.” El rey de Israel le dijo: “No, es que ha reunido Yahvé tres reyes para entregarlos en manos de Moab.” Elíseo dijo: “Vive Yahvé Sebaot, a quien sirvo, que, si no fuera por respeto al rey de Judá, a ti ni te atendería ni te miraría siquiera.” “Traedme, pues, un tañedor de arpa.” Mientras el arpista tocaba el arpa, fue sobre Elíseo la mano de Yahvé, y dijo: “Así habla Yahvé: Id y haced en el valle muchas zanjas. Porque así dice Yahvé: No veréis viento ni veréis lluvia, y el valle se llenará de agua, y beberéis vosotros, vuestro ejército y vuestro ganado. Pero todo esto es poca cosa a los ojos de Yahvé. Yahvé entregará a Moab en vuestras manos;" tomaréis todas las plazas fuertes, talaréis todos los árboles frutales y cegaréis todos los manantiales de agua, y destruiréis, cubriéndola de piedras, toda la tierra fértil.” Por la mañana, a la hora de la presentación de la ofrenda, vino el agua del camino del desierto de Sur por la parte de Edom, y la tierra toda se llenó de agua. Entre tanto, los moabitas, sabiendo que subían los reyes a atacarlos, reunieron a cuantos estaban en edad de empuñar las armas y se pusieron en la frontera. Al levantarse por la mañana y ver brillar el sol sobre las aguas, a los de Moab les parecieron las aguas desde lejos como si fueran sangre;" y se dijeron: “Es sangre; los reyes se han vuelto uno contra otro, y unos a otros se han matado. ¡Hala, pues, Moab, a la presa!” Mas cuando llegaron al campo de Israel, alzáronse los israelitas y destrozaron a los de Moab, que se pusieron en huida delante de ellos. Siguieron en la fuga hiriendo a los de Moab, y asolaron sus ciudades, y en todas las tierras fértiles echó cada uno su piedra, llenándolas de ellas; cegaron los manantiales de aguas y talaron los árboles frutales. Sólo quedó Quir Jareset, que rodearon los honderos, arrojando sobre ella sus tiros." Viendo el rey de Moab que llevaba lo peor en la batalla, hizo una salida con setecientos hombres de guerra para ver de desbaratar al rey de Edom. No pudo conseguirlo;" y entonces, tomando a su primogénito, al que había de reinar después de él, le ofreció en holocausto sobre la muralla. Se desató entonces gran cólera contra Israel, que, retirándose de allí, se volvió a su tierra.
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