II Samuel  13, 1-10

Después de esto sucedió que, teniendo Absalón, hijo de David, una hermana, que era muy bella y se llamaba Tamar, se prendó de ella Amnón, hijo de David. Amnón andaba por ella atormentado, hasta enfermar por Tamar, su hermana; pues siendo ella virgen, le parecía a Amnón difícil obtener nada de ella." Tenía Amnón un amigo de nombre Jonadab, hijo de Simea, hermano de David, que era muy astuto, y que le dijo: “Hijo de rey, ¿cómo y por qué de día en día vas enflaqueciendo? ¿No me lo descubrirás a mí?” Y Amnón le dijo: “Es que estoy enamorado de Tamar, la hermana de Absalón, mi hermano.” Jonadab le dijo: “Métete en cama y hazte el enfermo, y cuando tu padre venga a verte, dile: Ruégote que venga mi hermana Tamar para darme de comer, y preparando delante de mí algún manjar, lo coma yo de su mano.” Amnón se metió en cama, fingiéndose enfermo. Vino el rey a verle, y Amnón le dijo: “Te ruego que Tamar, mi hermana, venga a hacerme delante de mí un par de hojuelas y las coma yo de su mano.” David mandó a decir a Tamar a sus habitaciones: “Vete a las habitaciones de tu hermano Amnón a prepararle algo de comer.” Fue Tamar a las habitaciones de Amnón, que estaba en la cama, y, tomando la harina, la amasó, hizo las hojuelas delante de él, y, tomando la sartén, las frió y se las presentó; pero él no quiso comerlas, y dijo: “Que salgan todos de aquí,” y todos se salieron." Entonces dijo Amnón a Tamar: “Trae las hojuelas a la alcoba, para que yo las coma allí de tu mano,” y, tomando Tamar las hojuelas que había preparado, se las llevó a su hermano a la alcoba.
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