Deuteronomio  4, 6-23

Guardadlos y ponedlos por obra, pues en ellos está vuestra sabiduría y vuestro entendimiento a los ojos de los pueblos, que, al conocer todas estas leyes, se dirán: “Sabia e inteligente es, en verdad, esta gran nación.” Porque ¿cuál es, en verdad, la gran nación que tenga dioses tan cercanos a ella como Yahvé, nuestro Dios, siempre que le invocamos ? Y ¿cuál la gran nación que tenga leyes y mandamientos justos, como toda esta Ley que yo os propongo hoy? Cuida, pues, con gran cuidado no olvidarte de cuanto con tus ojos has visto y no dejarlo escapar de tu corazón por todos los días de tu vida; antes bien, enséñaselo a tus hijos y a los hijos de tus hijos." Acuérdate del día en que estuviste ante Yahvé, tu Dios, en Horeb; cuando Yahvé me me dijo: “Convoca al pueblo a asamblea para que yo le haga oír mis palabras y sepan temerme todos los días de su vida sobre la tierra y se lo enseñen a sus hijos.” Vosotros os acercasteis, quedándoos en la falda del monte, mientras éste ardía en fuego, cuyas llamas se elevaban hasta el corazón del cielo: tiniebla, nube y oscuridad. Entonces os habló Yahvé de en medio del fuego, y oísteis bien sus palabras, pero no visteis figura alguna; era sólo una voz." Os promulgó su alianza y os mandó guardarla: los diez mandamientos, que escribió sobre las tablas de piedra. Y a mi me mandó entonces Yahvé que os enseñase las leyes y mandatos que habéis de guardar en la tierra que vais a pasar para poseerla. Puesto que el día en que os habló Yahvé de en medio del fuego, en Horeb, no visteis figura alguna, guardaos bien de corromperos haciéndoos imagen alguna tallada ni de hombre ni de mujer, ni de animal ninguno de cuantos viven sobre la tierra, ni de ave que vuela en el cielo, ni de animal que repta sobre la tierra, ni de cuantos peces viven en el agua, debajo de la tierra;" ni alzando tus ojos al cielo, al sol, a la luna, a las estrellas, a todo el ejército de los cielos, te engañes, adorándolos y dándoles culto, porque es Yahvé, tu Dios, quien se los ha dado a todos los pueblos de debajo los cielos. Pero a vosotros os tomó Yahvé y os sacó del horno de hierro de Egipto para que fuerais el pueblo de su heredad, como lo sois hoy. Yahvé se irritó contra mí por causa vuestra, y juró que yo no pasaría el Jordán y no entraría en la buena tierra que Yahvé, tu Dios, te da en heredad. Voy a morir en esta tierra sin pasar el Jordán; vosotros lo pasaréis y poseeréis esa buena tierra." Guardaos, pues, de olvidaros de la alianza que Yahvé, vuestro Dios, ha hecho con vosotros y guárdate de hacerte imagen esculpida de cuanto Yahvé, tu Dios, te ha prohibido,
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