Ezequiel  44, 9-14

Así dice el Señor, Yahvé: Ningún extranjero, incircunciso de corazón y de carne, de cuantos están en medio de Israel, entrará en mi santuario. Los levitas, que se apartaron de mí cuando Israel se alejó de mí, yéndose tras sus ídolos, llevarán su iniquidad. Servirán en mi santuario de guardias de las puertas de la casa y de servidores de la casa misma, degollarán los holocaustos y las víctimas del pueblo y estarán ante él para servirle. Por haber servido a sus ídolos y haber sido para la casa de Israel tropiezo de iniquidad, alzo mi mano, dice el Señor, Yahvé, y juro que llevarán sobre sí su iniquidad, que no se acercarán a mí para servirme en las funciones sacerdotales y para tocar mis cosas santas ni las santísimas, sino que llevarán sobre sí la vergüenza y la pena de las abominaciones que cometieron. Los dejo reducidos a hacer solamente la guardia de la casa y el servicio en lo que en ella haya de hacerse.
Ver contexto