Genesis 28, 16-18

Despertó Jacob de su sueño, y se dijo: “Ciertamente está Yahvé en este lugar, y yo no lo sabía”;" y, atemorizado, añadió: “¡Qué terrible es este lugar! No es sino la casa de Dios y la puerta de los cielos.” Levantóse Jacob bien de mañana, y, tomando la piedra que había tenido por cabecera, la alzó como memoria y vertió óleo sobre ella.
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