Genesis 38, 14-24

Despojóse ella de sus vestidos de viuda, se cubrió con un velo, y cubierta se sentó a la entrada de Enaím, en el camino de Timná, pues veía que Selá era ya mayor y no le había sido dada por mujer. Judá, al verla, la tomó por una meretriz, pues tenía tapada la cara. Dirigióse a donde estaba y le dijo: “Déjame entrar a ti,” pues no conoció que era su nuera. Ella le respondió: “¿Qué vas a darme por entrar a mí?” Y él contestó: “Te mandaré un cabrito del rebaño.” Ella le dijo: Si me das una prenda hasta que lo mandes...” ¿Qué prenda quieres que te dé?,” le dijo él. Ella contestó: “Tu sello, el cordón de que cuelga y el báculo que llevas en la mano.” El se lo dio, y entró a ella, que concibió de él. Luego se levantó, se fue y, quitándose el velo, volvió a vestirse sus ropas de viuda. Mandó Judá el cabrito por medio de su amigo el adulamita, para que retirase la prenda de manos de la mujer; pero éste no la halló." Preguntó a las gentes del lugar, diciendo: ¿Dónde está la meretriz que se sienta en Enaím a la vera del camino?” Y ellos le respondieron: “No ha habido aquí ninguna meretriz.” Volvió, pues, a Judá y le dijo: “No la he hallado, y las gentes del lugar me han dicho que no ha habido allí ninguna meretriz.” Y dijo Judá: “Que se quede con ello, no vaya a burlarse de nosotros; yo ya he mandado el cabrito y tú no la has hallado.” Al cabo de unos tres meses avisaron a Judá, diciendo: “Tamar, tu nuera, se ha prostituido, y de sus prostituciones está encinta.” Judá contestó: “Sacadla y quemadla.”
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