Genesis 4, 1-17

Conoció Adán a su mujer, que concibió y parió a Caín, diciendo: “He adquirido de Yahvé un varón.” Volvió a parir y tuvo a Abel, su hermano. Fue Abel pastor, y Caín labrador. Y al cabo de tiempo hizo Caín ofrenda a Yahvé de los frutos de la tierra, y se lo hizo también Abel de los primogénitos de sus ganados, de lo mejor de ellos; agradóse Yahvé de Abel y su ofrenda," pero no de Caín y de la suya. Se enfureció Caín y andaba cabizbajo;" y Yahvé le dijo: “¿Por qué estás enfurecido y por qué andas cabizbajo? ¿No es verdad que, si obraras bien, andarías erguido, mientras que, si no obras bien, estará el pecado a la puerta? Y siente apego a ti, y tú debes dominarle.” Dijo Caín a Abel, su hermano: “Vamos al campo.” Y, cuando estuvieron en el campo, se alzó Caín contra Abel, su hermano, y le mató. Preguntó Yahvé a Caín: “¿Dónde está Abel, tu hermano?” Contestóle: “No sé; ¿soy acaso el guardián de mi hermano?” “¿Qué has hecho? — le dijo Él —. La voz de la sangre de tu hermano está clamando a mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito serás de la tierra, que abrió su boca para recibir de mano tuya la sangre de tu hermano. Cuando la labres, te negará sus frutos y andarás por ella fugitivo y errante.” Dijo Caín a Yahvé: “Insoportablemente grande es mi castigo. Ahora me arrojas de esta tierra; oculto a tu rostro habré de andar fugitivo y errante por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará,” Pero Yahvé le dijo: “No será así. Si alguien matare a Caín, sería éste siete veces vengado.” Puso, pues, Yahvé a Caín una señal, para que nadie que le encontrase, le matara. Caín, alejándose de la presencia del Señor, habitó la tierra de Nod, al oriente de Edén. Conoció Caín a su mujer, que concibió y parió a Enoc. Púsose aquél a edificar una ciudad, a la que dio el nombre de Enoc, su hijo.
Ver contexto