Hechos 9, 1-27

Saulo, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se llegó al sumo sacerdote, pidiéndole cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si allí hallaba quienes siguiesen este camino, hombres o mujeres, los llevase atados a Jerusalén. Estando ya cerca de Damasco, de repente se vio rodeado de una luz del cielo;" y cayendo a tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El contestó: ¿Quién eres, Señor? Y Él: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que has de hacer. Los hombres que le acompañaban estaban de pie atónitos oyendo la voz, pero sin ver a nadie” Saulo se levantó del suelo, y con los ojos abiertos nada veía. Lleváronle de la mano y le introdujeron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver y sin comer ni beber. Había en Damasco un discípulo, de nombre Ananías, a quien dijo el Señor en visión: ¡Ananías! El contestó: Heme aquí, Señor. Y el Señor a él: Levántate y vete a la calle llamada Recta, y busca en casa de Judas a Saulo de Tarso, que está orando;" y vio en visión a un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para que recobrase la vista. Y contestó Ananías: Señor, he oído a muchos de este hombre cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén, y que viene aquí con poder de los príncipes de los sacerdotes para prender a cuantos invocan tu nombre. Pero el Señor le dijo: Ve, porque es éste para mí vaso de elección, para que lleve mi nombre ante las naciones y los reyes y los hijos de Israel. Yo le mostraré cuánto habrá de padecer por mi nombre. Fue Ananías y entró en la casa, e imponiéndole las manos, le dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino que traías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Al punto se le cayeron de los ojos unas como escamas, y recobró la vista y levantándose fue bautizado; después tomó alimento y se repuso." Pasó algunos días con los discípulos de Damasco, y luego se dio a predicar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios;" y cuantos le oían quedaban fuera de sí, diciendo: ¿No es éste el que en Jerusalén perseguía a cuantos invocaban este nombre, y que a esto venía aquí, para llevarlos atados a los sumos sacerdotes? Pero Saulo cobraba cada día más fuerzas y confundía a los judíos de Damasco, demostrando que éste es el Mesías. Pasados bastantes días, resolvieron los judíos matarle;" pero su resolución fue conocida de Saulo. Día y noche guardaban las puertas para darle muerte;" pero los discípulos, tomándole de noche, lo bajaron por la muralla, descolgándole en una espuerta. Llegado que hubo a Jerusalén, quiso unirse a los discípulos, pero todos le temían, no creyendo que fuese discípulo. Tomóle entonces Bernabé y le condujo a los apóstoles, a quienes contó cómo en el camino había visto al Señor, que le había hablado, y cómo en Damasco había predicado valientemente el nombre de Jesús.
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