Isaías 16, 6-12

Hemos oído del orgullo de Moab, orgulloso en extremo; su arrogancia, su orgullo, su insolencia, su vana palabrería," Por eso laméntese Moab por Moab, sean todos lamentos, suspiren profundamente conmovidos por las tortas de uvas pasas de Quir-Jareset, porque las viñas de Hesebón están marchitas. Los señores de las naciones han pisoteado la viña de Sibma. Sus ramas se extendían hasta Jazer, sus sarmientos iban a perderse en el desierto, se expandían y pasaban el mar. Por eso uno mis llantos a los llantos de Jazer por la viña de Sibma, y os riego con mis lágrimas, Hesebón y Eleale, sobre cuyos frutos y cosechas caía el grito del lagarero. Ha desaparecido el gozo y la alegría del vergel, ya no hay cantos ni gritos de júbilo en las viñas, ya no se pisa el vino en los lagares, ya cesó el canto del lagarero. Por eso mis entrañas vibran como un arpa por Moab, y mi corazón por Quir-Jareset. Y sucederá que, cuando Moab se presente y se esfuerce sobre los lugares altos y entre en su santuario para orar, no podrá.
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