Jeremías  3, 1-25

Si un hombre despide a su mujer y ella se aparta de él, si viniere a ser de otro hombre, ¿volverá aquél a ella de nuevo? ¿No será del todo profanada esta mujer? Tú, pues, que con tantos amantes fornicaste, ¿podrás volver a mí? Oráculo de Yahvé. Alza tus ojos hacia los collados y mira dónde no has sido profanada. Junto a los caminos te asentabas en acecho a ellos, como el árabe en el desierto. Contaminaste la tierra con tus fornicaciones y perversidades. Y fueron retenidos los aguaceros y no hubo lluvia de primavera. Y tú tenías frente de prostituta, no querías avergonzarte. ¿Por ventura no me invocas desde ahora: “Padre mío, tú eres el esposo de mi juventud”? ¿Va a durar por siempre su cólera? ¿La mantendrá hasta el fin? Mas, mientras (esto) dices, sigues cometiendo las maldades que puedes. Y me dijo el Señor en tiempo del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho Israel? Se fue por todo monte alto, y bajo todo árbol frondoso para fornicar allí. Yo dije: Después de haber hecho todas estas cosas, vuelve a mí. Pero no se volvió. Vio esto su pérfida hermana Judá. Vio que por todo cuanto había adulterado la rebelde Israel habíala despedido y dado el libelo de repudio, pero no temió la pérfida Judá, su hermana, sino que fue y fornicó ella también. Y sucedió que, por la ligereza de su prostitución, contaminó la tierra y adulteró con la piedra y con el leño;" y tampoco con todo esto su pérfida hermana Judá se volvió a mí de corazón, sino mentidamente, oráculo de Yahvé. ? me dijo Yahvé: La apóstata Israel se ha justificado al lado de la pérfida Judá. Anda y grita estas palabras hacia el septentrión y di: Vuélvete, apóstata Israel, oráculo de Yahvé; no apartaré mi rostro de vosotros, porque soy misericordioso, oráculo de Yahvé; no es eterna mi cólera." Reconoce, pues, tu maldad, pues contra Yahvé, tu Dios, has pecado, dispersando tus caminos hacia los extraños, bajo todo árbol frondoso, y desoyendo mi voz, oráculo de Yahvé. Volved, hijos rebeldes, oráculo de Yahvé, porque yo soy vuestro dueño, y os tomaré uno de una ciudad y dos de una familia, y os introduciré de nuevo en Sión. Yo os daré pastores según mi corazón, que os apacentarán sabiamente. Y sucederá que, cuando os multipliquéis y fructifiquéis sobre la tierra, en aquellos días — oráculo de Yahvé — no dirán ya: “Ah, el arca de la alianza de Yahvé!” No se acordarán ya de ella, se les irá de la memoria, ni la echarán de menos ni harán otra. En aquel tiempo será llamada Jerusalén trono de Yahvé, y se congregarán en torno a ella todas las gentes en el nombre de Yahvé, a Jerusalén, y no seguirá más la obstinación de su corazón malo. En aquellos días vendrán juntamente la casa de Judá y la casa de Israel, juntos vendrán de la tierra del septentrión a la tierra que da en heredad a vuestros padres. Y yo me pregunté: ¿Cómo voy a contarte entre los hijos y darte una tierra deliciosa, la heredad más preciosa entre las naciones? Y me contestaba: Me llamarás “mi padre” y no te separarás de mí. Sin embargo, como la mujer infiel a su marido, así has sido tú infiel a mí, casa de Israel, oráculo de Yahvé. Una voz se deja oír sobre las peladas alturas, llantos y súplicas de los hijos de Israel por haber pervertido su camino y haberse olvidado de Yahvé, su Dios. Convertios, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeldías. Henos aquí, venimos a ti, pues tú eres Yahvé, nuestro Dios. Ciertamente sólo mentira (nos ha venido) de los altos, ruido de los montes. Verdaderamente en Yahvé, nuestro Dios, está la salvación de Israel. La vergüenza (de los ídolos) ha devorado el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud: sus rebaños, sus vacadas, sus hijos y sus hijas. ¡Yacemos en nuestro oprobio y nos cubre nuestra vergüenza! Porque hemos pecado contra Yahvé, nuestro Dios, nosotros y nuestros padres desde nuestra juventud y hasta el día de hoy, y hemos desoído la palabra de Yahvé, nuestro Dios.
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