Judith 1, 1-16

Era el año duodécimo del reinado de Nabucodonosor, que reinó sobre los asirios en la gran ciudad de Nínive en los días de Arfacsad, rey de los medos, que reinó sobre los medos en Ecbatana, a la que rodeó de un muro construido de piedras labradas, de tres codos de altura y seis de largo, siendo la altura del muro de setenta codos, y de cincuenta su anchura. Levantó torres en las puertas hasta la altura de cien codos, y el ancho de sus cimientos era de sesenta codos. Construyó sus puertas, que se levantaban hasta setenta codos, siendo su ancho de cuarenta, para dar paso a sus fuerzas poderosas y a la muchedumbre de sus infantes. En aquellos días combatió Nabucodonosor contra Arfacsad en la gran planicie, esto es, en los confines de Ragau. Le habían salido al paso todos los habitantes de la montaña, todos los ribereños del Eufrates, del Tigris y del Hidaspes; y en la llanura de Arioc, el rey de los elamitas y muchísimos pueblos se juntaron para hacer frente a los hijos de Jeleal (caldeos)." Después mandó Nabucodonosor, rey de los asirlos (un mensaje) a todos los habitantes de Persia, a todos los de las regiones occidentales, a Cilicia, Damasco, al Líbano y al Antelíbano, a todos los de la costa del mar, a los del Carmelo, a Galaad, a Galilea la alta, a la gran llanura de Esdrelón, y a los moradores de Samaría y a sus ciudades, a los del otro lado del Jordán, hasta Jerusalén, Betana, Quelos, Cades, hasta el río de Egipto; a Tafna, Rameses y a toda la tierra de Guesen," hasta por encima de Tafnis y de Menfis, y a todo Egipto hasta los confines de Etiopía. Despreciaron todos los moradores de la tierra el mensaje de Nabucodonosor, rey de los asirlos, y no se le asociaron para la guerra, porque no le temían, porque a sus ojos era un don nadie. Enfurecióse grandemente Nabucodonosor contra todas estas gentes, y juró por su trono y por su señorío que se vengaría y devastaría con su espada todos los territorios de Cilicia y de Damasco y de Siria y a todos los moradores de Moab, a los hijos de Amón y a toda la Judea, y a todos los que moran en Egipto hasta los confines de los dos mares. Había puesto en movimiento sus fuerzas contra el rey Arfacsad en el año diecisiete; le venció en batalla campal y aniquiló todo el poder de Arfacsad, toda su caballería y todos los carros," y se apoderó de sus ciudades, llegando hasta Ecbatana, haciéndose dueño de sus torres y devastando sus calles y convirtiendo en oprobio toda su belleza. Se apoderó de Arfacsad en las montañas de Ragau, y le atravesó con sus propias armas y acabó con él. Vuelto Nabucodonosor a Nínive con todo su ejército y con todos los que se le habían unido, muchedumbre incontable de guerreros, descansó allí y banqueteó con su ejército por espacio de ciento veinte días.
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