Marcos 15, 32-39

¡El Mesías, el Rey de Israel! Baje ahora de la cruz para que lo veamos y creamos. Y los que estaban con El crucificados le ultrajaban. Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre la tierra hasta la hora de nona. Y a la hora de nona gritó Jesús con fuerte voz: “Eloí, Eloí, ¿lama sabachtaní?” Que quiere decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Algunos de los presentes, oyéndole decían: Mirad, llama a Elias. Corrió uno, empapó una esponja en vinagre, la puso en una caña y se la dio a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elias a bajarle. Jesús, dando una voz fuerte, expiró. Y el velo del templo se partió en dos partes de arriba abajo. Viendo el centurión, que estaba frente a El, de qué manera expiraba, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.
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