Marcos 9, 2-14

Pasados seis días, tomó Jesús a Pedro, a Santiago y a Juan, y los condujo solos a un monte alto y apartado y se transfiguró ante ellos. Sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como no los puede blanquear lavandero sobre la tierra. Y se les aparecieron Elias y Moisés, que hablaban con Jesús. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: Rabí, bueno es estar aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, una para Moisés y una para Elias. No sabía lo que decía, porque estaban aterrados. Se formó una nube que los cubrió con su sombra, y se dejó oír desde la nube una voz: Este es mi Hijo amado, escuchadle. Luego mirando en derredor, no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo. Bajando del monte, les prohibió contar a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitase de entre los muertos. Guardaron aquella orden, y se preguntaban qué era aquello de “cuando resucitase de entre los muertos.” Le preguntaron diciendo: ¿cómo dicen los escribas que primero ha de venir Elias? El les dijo: Cierto que Elías, viniendo primero, restablecerá todas las cosas; pero ¿cómo está escrito del Hijo del hombre que padecerá mucho y se verá despreciado?" Yo os digo que Elías ha venido ya y que hicieron con él lo que quisieron, como de él está escrito. Viniendo a los discípulos, vio a una gran muchedumbre en torno a ellos y a escribas que con ellos disputaban.
Ver contexto