Mateo 8, 18-21

Viendo Jesús grandes muchedumbres en torno suyo, dispuso partir a la otra ribera. Le salió al encuentro un escriba, que le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas. Díjole Jesús: Las raposas tienen cuevas, y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza." Otro discípulo le dijo: Señor, permíteme ir primero a sepultar a mi padre;"
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