Romanos  1, 15-24

Así que en cuanto en mí está, pronto estoy a evangelizaros también a vosotros los de Roma. Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es poder de Dios para la salud de todo el que cree, del judío primero, pero también del griego, porque en él se revela la justicia de Dios, de fe en fe, según está escrito: “El justo por la fe vivirá.” En efecto, la ira de Dios se manifiesta desde el cielo sobre toda impiedad e injusticia de los hombres, que aprisionan la verdad con la injusticia. Pues lo cognoscible de Dios es manifiesto entre ellos, ya que Dios se lo manifestó;" porque desde la creación del mundo los atributos invisibles de Dios, tanto su eterno poder como su divinidad, se dejan ver a la inteligencia a través de las criaturas. De manera que son inexcusables, por cuanto, conociendo a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se entontecieron en sus razonamientos, viniendo a oscurecerse su insensato corazón;" y alardeando de sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por la semejanza de la imagen del humano corruptible, y de aves, cuadrúpedos y reptiles. Por esto los entregó Dios a los deseos de su corazón, a la impureza, conque deshonran sus propios cuerpos,
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