Romanos  10, 14-20

Pero ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán sin haber oído? ¿Y cómo oirán si nadie les predica? ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Según está escrito: “¡Cuan hermosos los pies de los que anuncian buenas nuevas!” Pero no todos obedecen al Evangelio. Porque Isaías dice: “Señor, ¿quién creyó nuestra predicación?” Por consiguiente, la fe es por la predicación, y la predicación por la palabra de Cristo. Pero digo yo: ¿Es que no han oído? Cierto que sí. “Por toda la tierra se difundió su voz, y hasta los confines del orbe su pregón.” ¿Pero acaso Israel no conoció? Es Moisés el primero que dice: “Yo os provocaré a celos de uno que no es pueblo, os provocaré a cólera por un pueblo insensato.” E Isaías se atreve a decir: “Fui hallado de los que no me buscaban, me dejé ver de los que no preguntaban por mí.”
Ver contexto