Sabiduría 10, 7-8

y en testimonio de la maldad continúa la tierra desolada, humeante, y sus árboles dan frutos que no maduran, y una estatua de sal quedó como monumento de un alma desobediente. Pues los que despreciaron la sabiduría, no sólo sufrieron el daño de no conocer el bien, sino que dejaron a los vivientes un monumento a su insensatez, para que no cayesen en olvido sus pecados.
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