Salmos 29, 1-11

De David, Dad a Yahvé, hijos de Dios, dad a Yahvé la gloria y el poder. Dad a Yahvé la gloria (debida) a su nombre, postraos ante Yahvé con sacros ornamentos. ¡La voz de Yahvé sobre las aguas! Truena el Dios de la gloria: Yahvé sobre la inmensidad de las aguas. La voz de Yahvé (resuena) con fuerza; la voz de Yahvé (retumba) con majestad." La voz de Yahvé rompe los cedros, troncha Yahvé los cedros del Líbano, y hace saltar al Líbano como un ternero, y al Sarión como cría de búfalo. La voz de Yahvé hace estallar llamas de fuego;" la voz de Yahvé sacude el desierto, hace temblar Yahvé el desierto de Cades. La voz de Yahvé retuerce las encinas, despoja las selvas. Y en su templo todo dice: “¡Gloria!” Siéntase Yahvé sobre aguas diluviales, siéntase como Rey eterno. Yahvé dará fortaleza a su pueblo, Yahvé bendecirá a su pueblo con la paz.
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