Salmos 89, 18-25

Porque tú eres el esplendor de nuestra fuerza, y por tu benevolencia se acrecienta nuestro poderío. Pues de Yahvé es nuestro escudo, y nuestro rey del Santo de Israel. Tú en otro tiempo hablaste en visión a tus piadosos, y dijiste: “He dado mi ayuda a un valiente, he exaltado a un elegido del pueblo;" he hallado a David, mi siervo; le he ungido con mi óleo consagrado," al que mi mano sostendrá constantemente y mi brazo fortalecerá. No le sorprenderá enemigo ni le abatirá el inicuo. Exterminará ante él a sus opresores y quebrantará a los que le aborrecen. Serán con él mi fidelidad y mi piedad, y en mi nombre se alzara su poder.
Ver contexto