Salmos 70, 1-5

De DavidOh Dios, líbrame; quédate, oh Yahweh, a socorrerme. Sean puestos en oprobio y confusión los que intentan darme muerte; vuelvan atrás y sean avergonzados los que pretenden mi mal. Otra vez queden atónitos por su confusión los que dicen de mí: ¡Ajá, ajá! Regocíjense en ti todos los que te buscan, y los que aman tu salvación digan siempre: ¡Grande es Dios! Pero yo estoy pobre y necesitado. Permanece conmigo, oh Dios. Mi ayudador y mi libertador eres tú; oh Dios, no te tardes.
Ver contexto