Numeros 24, 1-9
“
Cuando vio Balaam que parecía bien a Jehová que él bendijese a Israel, no fue, como la primera y segunda vez, en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia el desierto; y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él. Entonces tomó su parábola, y dijo:Dijo Balaam hijo de Beor,Y dijo el varón de ojos abiertos; Dijo el que oyó los dichos de Dios,El que vio la visión del Omnipotente;Caído, pero abiertos los ojos: ¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob,Tus habitaciones, oh Israel! Como arroyos están extendidas,Como huertos junto al río,Como áloes plantados por Jehová,Como cedros junto a las aguas. De sus manos destilarán aguas,Y su descendencia será en muchas aguas;Enaltecerá su rey más que Agag,Y su reino será engrandecido. Dios lo sacó de Egipto;Tiene fuerzas como de búfalo.Devorará a las naciones enemigas,Desmenuzará sus huesos,Y las traspasará con sus saetas. Se encorvará para echarse como león,Y como leona; ¿quién lo despertará?aBenditos los que te bendijeren,Y malditos los que te maldijeren.b ”