Tobías 1 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 22 versitos |
1 Historia de Tobit, hijo de Tobiel, hijo de Ananiel, hijo de Aduel, hijo de Gabael, de la familia de Asiel, de la tribu de Neftalí,
2 que fue llevado cautivo en tiempo de Enemesar, rey de los asirios, y era natural de Tisbe, que está a la derecha de Cades de Neftalí, en Galilea, por encima de Hasor.
3 Yo, Tobit, caminé por las sendas de la verdad y de la justicia todos los días de mi vida, haciendo muchas limosnas a mis hermanos, los de mi nación, que conmigo habían sido llevados a tierra de los asirios, a Nínive.
4 Siendo yo joven, vivía en mi patria, en la tierra de Israel, y toda la tribu de Neftalí, mi padre, se había apartado del templo de Jerusalén, de la ciudad elegida entre todas las tribus de Israel para ofrecer sacrificios y ser morada del Altísimo, santificada por todas las generaciones.
5 Todas las tribus, que a una habían apostatado, sacrificaban a Baal, al becerro, y asimismo la casa de Neftalí, mi padre.
6 Yo iba, las más veces solo, a Jerusalén durante las fiestas, según está mandado a todo Israel por precepto eterno, y llevaba las primicias y los diezmos de las cosechas y las primicias del esquileo,
7 y los entregaba a los sacerdotes, hijos de Aarón, en el altar. El diezmo de todas las cosas se lo entregaba yo a los hijos de Levi que sirven en Jerusalén; el segundo diezmo lo vendía e iba y lo gastaba en Jerusalén cada año;"
8 y el tercero lo daba a quienes correspondía, según que me había recomendado la madre de mi padre, Débora, pues yo era huérfano de padre.
9 Hombre ya, tomé por mujer a Ana, del linaje de nuestro padre, y de ella tuve a Tobías.
10 Cuando fuimos llevados cautivos a Nínive, todos mis hermanos y los de mi linaje comían de los manjares de los gentiles;"
11 pero yo me abstenía de comerlos,
12 porque con toda mi alma me acordaba de Dios.
13 Dióme el Altísimo favor y gracia ante Enemesar, que me hizo su proveedor,
14 y, viajando por la Media, presté a Gabael, hermano de Cabrias, en Ragúes de Media, diez talentos de plata.
15 Muerto Enemesar, le sucedió Senaquerib, su hijo. Los caminos se hicieron inseguros, y ya no pude volver a la Media.
16 En los días de Enemesar hacía yo muchas limosnas a mis hermanos,
17 dando pan a los hambrientos y vistiendo a los desnudos; y si veía muerto a alguno de mi linaje, arrojado junto a los muros de Nínive, le daba sepultura."
18 Si el rey Senaquerib m ataba a alguno, luego que volvió huido de Judea, yo en secreto lo enterraba. En su furor mató a muchos, cuyos cadá-vexes buscaba luego él, y no los hallaba.
19 Pero un ninivita hizo saber al rey que era yo el que los enterraba, y entonces tuve que ocultarme; y sabiendo que me buscaba para darme muerte, temeroso, huí."
20 Fui despojado de todos mis bienes, no dejándome nada sino a Ana, mi mujer, y a Tobías, mi hijo.
21 No eran pasados cincuenta días, y le mataron dos de sus hijos, que huyeron a los montes de Ararat, y le sucedió Saquer-dón, su hijo, el cual puso a Ahikar, el hijo de mi hermano Anací, al frente de toda la contabilidad administrativa del reino.
22 Ahikar me alcanzó el perdón y pude volver a Nínive. Era Ahikar, mi sobrino, copero, guardasellos, administrador y contador, y Saquerdón le había hecho su primer ministro.

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Introducción a Tobías

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Ôïbit

Introducción.

Título del libro.
Se lo dan sus dos protagonistas. En los LXX, el padre es llamado Tobit, Tobeit; en la V. Latina, Tobis; al hijo se llama Tobías En los manuscritos de Qumrán, donde se han encontrado fragmentos del libro, al padre se le conoce por Twby, y al hijo por Twbyh (Bíblica, 34 [1953] 417)·

Texto original.
No se admite ya que el libro fuera originariamente escrito en griego. Su autor utilizó una de las dos lenguas, hebraica o aramaica. Los muchos semitismos que esmaltan el libro, tienden a probarlo hasta la saciedad. El texto hebreo no fue conocido por Orígenes l ni por San Jerónimo 2, pero se hallaron tres fragmentos de él en la gruta cuarta de Qumrán, dos en arameo y uno en hebreo 3. Estos hallazgos no resuelven definitivamente la cuestión de si la lengua original del libro fue la aramaica o la hebrea.

Traducciones griegas.
Se presentan bajo tres formas:
1) Representada por los códices  y A. Los dos reproducen el mismo tipo de texto, pero el último es una revisión del primero. Este texto es llamado también vulgar, y se encuentra en todos los manuscritos de la misma familia. Se caracteriza por su sobriedad. Se reproduce, con pocos cambios, en la edición Sixtina, de donde tradujeron Nácar-Colunga.
2) Su mejor representante es el códice Sinaítico. Faltan en él las secciones 4:7-19; 13:8-11. Su nota especial está en presentar un texto más amplio que el anterior, con tendencia parafrástica. En la edición Bover-Üantera se toma como base el texto B, al que se le han acoplado de un modo orgánico las adiciones de S (encerradas entre corchetes) y las de la Vulgata (en letras cursivas).
3) Existe un tercer grupo de códices griegos minúsculos que a veces siguen a  y en otras se apartan de él. Son los principales: Cód.44:107:609. Se trata de una revisión del texto vulgar4. Resumiendo, el texto griego de Tobías ofrece la nota característica de presentarse bajo dos formas fundamentales: una corta y otra larga. Modernamente las simpatías van por esta última.

Versión Vetus Latina.
Fundamentalmente se acerca al texto amplio de Sin.; pero existen grandes diferencias entre los códices de esta versión. En general, puede decirse que la Vetus Latina ocupa un lugar intermedio entre la corriente breve y la amplia, lo que deja presumir que el traductor tuvo ante su vista ejemplares griegos representantes de ¡as dos corrientes, decidiéndose por una o por otra según juzgaba conveniente.

Vulgata.
A instancia de Cromacio de Aquileya y de Heliodoro de Altino tradujo San Jerónimo, en una noche, el libro de Tobit, que le dictaba en hebreo un rabino que tenía ante su vista un texto arameo. Parece que San Jerónimo conoció la Vetus Latina. Su versión no es sensum e sensu, sino libre (PL 29:23).

Textos semíticos.
Se perdió el original aramaico traducido por San Jerónimo, conservándose, en cambio, otros más recientes, entre los cuales citamos el ArN, descubierto y publicado por Neubauer5, que se cita en el comentario con las siglas ArN. Es un texto más amplio que el de B; carece de los capítulos 13-14; en los primeros, al igual que la Vulgata, usa la tercera persona en vez de la primera. Afín a éste cabe mencionar el texto de Münster=HM, publicado por Sebastián Münster (Basilea 1542). Tampoco tiene los dos últimos capítulos. Otros textos hebraicos, el de P. Fagius y M. Gaster (traducciones de un ejemplar griego), no tienen gran importancia. Cabe mencionar, en cambio, la versión siríaca publicada por lagarde 6, notable en la primera parte del libro.

Autor.
No existe una tradición judío-cristiana acerca del autor del libro, ni en el texto se encuentran indicios suficientes para individualizarlo. Se hace hincapié en las secciones del libro en que se usa la primera persona en la narración (1:1-6), y en el testimonio de 12:20, para decir que Tobit y su hijo escribieron su historia. Pero a ello cabe responder que se ignora cuál fue la forma literaria original de los primeros capítulos de la obra, y en segundo lugar, que no manda el ángel a padre e hijo que escriban toda la historia, sino que divulguen lo que él ha hecho con ellos. La forma actual del libro se debe a un judío que vivió después de la cautividad.

Fecha de composición.
El autor escribe después de la cautividad. Considera como un o antiguo la destrucción de Nínive (14:6-16); los capítulos 13-14 Suponen la destrucción de Judá, de Jerusalén y de su templo. A estas razones cabe añadir su parecido con la literatura sapiencial: estilo didáctico y parenético, fórmulas de oración y terminólos que aparecen en los libros de la Sabiduría y Eclesiástico. La do * trina sobre la retribución revela un avance sobre la retribución puramente material. Por otra parte, su composición no puede rebajarse hasta el último período de los Macabeos, por no aparecer en sus páginas ninguna de las preocupaciones político-religiosas de entonces, ya internas, ya externas. Pudo escribir el libro un judío de la diáspora, quizá de Egipto, hacia los siglos IV-III o un poco más tarde. Caldos admite que los últimos retoques se hicieron en el siglo II antes de Cristo; según Schumpp, fue compuesto el libro entre los siglos III-II; antes del siglo II, dice Clamer; antes de la rebelión macabaica, añade Lods.

¿Tobit libro histórico?
En apariencia, sí; a priori debe retenerse como tal; que no lo sea en todo o en parte, debe probarse. Los exegetas pueden y deben determinar el género literario del libro.
Los que la sostienen invocan la tradición; el aspecto externo, con sus indicaciones históricas, geográficas, genealógicas, etc.; la narración en primera persona en los primeros capítulos, fin del libro, etc. A ello se oponen las dificultades de orden histórico, los milagros y hechos insólitos, la dependencia del libro de la leyenda de Ahikar.
Se tiende a considerar el libro como novela didáctica con fondo histórico. En él se atiende más a la doctrina que al hecho histórico. Su finalidad es probar que también en el exilio, fuera de Palestina, se puede servir a Yahvé. Dios somete a prueba a los justos y recompensa profusamente a los que la soportan. Pone de relieve la práctica de las obras de misericordia. El autor se inspira en su composición en los relatos del Génesis, sobre todo en la embajada de Eliezer (Gen c.24). Como el Génesis, es Tobías un libro de bendiciones, de oraciones, de cánticos de acción de gracias. En el desarrollo del libro se anotan incongruencias que un autor deseoso de escribir una historia objetivamente verdadera trata de eliminar. En fin, la disposición del libro sugiere que el autor ha utilizado y embellecido una tradición, escrita u oral, de un episodio sucedido en tiempos de la deportación a Asiria. El exegeta no está hoy en trance de discernir en cada caso lo que pertenece al núcleo histórico.

La
Leyenda de Ahikar.
Se ha relacionado el libro con diversas piezas literarias de la antigüedad: La esposa desgraciada 10, El muerto agradecido 11, El justo que sufre 12; pero, sobre todo, tiene el libro analogías con la Leyenda de Ahikar.
La Leyenda de Ahikar es muy antigua; un fragmento ha sido encontrado entre los papiros árameos de Elefantina, siglo í antes de Cristo. Bajo diversas formas, se ha conservado en siríaco, armenio, árabe (adaptación en Las mil y una noches) y en griego (en la Vida de Esopo). Los autores se dividieron desde el principio en dos bandos: los que negaban a la leyenda todo fundamento histórico y los que lo defendían. La no historicidad de la leyenda no prueba la no historicidad de Tobit, y viceversa. La discusión sigue todavía sobre su origen, pagano o judío; autor, lengua original, lugar de composición, etc. En cuanto a sus relaciones con el libro de Tobit, prevalece hoy la opinión de que Ahikar es anterior, máxime después del hallazgo de fragmentos en Elefantina, que, según algunos, son transcripción de un texto del siglo VI antes de Cristo 13.
Terminamos diciendo que entre ambos libros hay mezcla de elemento narrativo y didáctico, prevaleciendo el primero en Tobit y el segundo en Ahikar. Esto nos lleva a la conclusión, dice Vaccari, de que ambos libros pertenecen al mismo género literario de novela moral con fondo histórico 14, cuyo juicio comparten la casi totalidad de autores católicos actuales. El carisma inspirativo es compatible con el uso de fuentes en cuyo manejo el autor sagrado fue ayudado por el soplo de la divina inspiración, que le hacía inmune de todo error al escoger y elegir sus fuentes de información 15.

Doctrina religiosa.
Como hemos dicho, el libro tiene una finalidad preferentemente didáctica. En el libro se contienen doctrinas preciosas acerca de Dios, de los ángeles y demonología. Enseña además cómo debe vivir el justo para agradar a Dios.
El fin religioso primario del libro es poner de manifiesto la providencia de Dios para los que le sirven. Pueden los justos experimentar temporalmente grandes calamidades, psíquicas y materiales; pero Dios les devolverá, tarde o temprano, el bienestar, ya que las desgracias son solamente pruebas que les manda Dios para acrisolar su virtud. La providencia de Dios se manifiesta sobre Tobit, el varón que caminó por las sendas de la verdad y de la justicia todos los días de su vida (1:3), sobre su familia. Dios escucha la oración de Tobit y de Sara y acude prontamente en su auxilio enviándoles un ángel, que llevará el bienestar y la alegría a las dos familias.
Mención especial merece la doctrina del libro sobre la angelo-logia. Para poner término a los males de Tobit y Sara, mandó Dios a Rafael para que los curara (12:14). En el viaje señaló al joven Tobías la virtud de la hiél y del hígado; aquélla era remedio eficaz contra la enfermedad de los ojos que padecía su padre; el hígado y el corazón del pez, puestos sobre las brasas, tendrían la virtud de paralizar a Asmodeo, el maligno demonio. Finalmente, Rafael se presenta a Tobit como ángel mediador, que le asistía cuando enterraba a los muertos. Uno de sus oficios era presentar el mne-mosynon (Act 10:4; Apoc 8:3) de sus oraciones delante de la gloria del Señor. Es la primera vez que se habla en el Antiguo Testamento de la categoría especial de los siete ángeles; en el Apocalipsis (8:2) se mencionan de nuevo. El nombre de tres consta en la Biblia: Miguel (Dan 10:13-21; 12:1; Tes 4:16; Jue 9; Apoc 12:7), Gabriel (Dan 8:16; 9:21; Lc 1:19) y Rafael (Tob 3:17; 12:15); los de los otros provienen del libro IV de Esdras y de Henoc 16.
Hemos hablado de que una de las misiones de Rafael era la de paralizar a Asmodeo (3:17). En la antigüedad 17 se hacían fumigaciones provocando olores nauseabundos para ahuyentar a los demonios. Esto mismo hizo Tobías por indicación del ángel. En su parte esencial vemos que la acción del Asmodeo conviene al papel de Satanás. Como en el Nuevo Testamento, se confirma la realidad de los espíritus demoníacos, enemigos de Dios y de los hombres, cuya acción nefasta, sin embargo, está bajo el control de la Providencia divina 18.

Canonicidad.
Falta el libro en el canon judío de Palestina. Las dudas existentes en el judaismo contra la inspiración del mismo determinaron el poco respeto de los traductores por el texto original, de donde se ha originado gran variedad en la tradición textual. San Jerónimo, influido por ambientes rabínicos, lo consideró como un libro edificante (PL 29:23-24). En la literatura patrística se encuentran infinidad de citas y alusiones al libro de Tobit (Priero, Clamer).

1 Epist. ad Afric.: PG u,8o.
2 Praef. in Tobit: PL 29:23.
3 J. M. Milik, Dieci Anni di scoperte nel deserto di Giudá (Turín 1957 23. ·>
4 A. Rahlfs, Verzeichnis der Griechische Handschriften des A. Testamentes (Berlín I9H>
5 ThcBook of Tobit. A Chaldee text (Oxford 1878).
6 Libri Veteris Testamenti apocryphi syriace (Leipzig 1861),
7 Documentos Bíblicos (Madrid 1955) 265-266,
8 Bíblica, 27 (1946) 140.
9 La índole literaria del libro de Tobit: Sefarad, 7 (i947) 381-382.
10 Neubauer, Le Midrasch Tanhwna: Revue des Études Juives, 8 (1886) 224-238.
11 Sieger, Das Buch Tobías und das Marchen vom dankbaren Toten: Katholik, 29 (1904)
12 Revue Biblique, 59 (1952) 239-250.
13 F. ñau, Histoire et sagesse d'Ahikar, l'Assyrien (París 1909).
14 La Sacra Bibbia 233.
15 Humani generis: Documentos Bíblicos, 601.
16 J. Bonsirven, Judaísme Palestinien (París 1935) 234-235.
17 F. Lexa, La magie dans l'Egypte antigüe I (París 1925) 104.
18 R. Pautrel-m. Lefévre, Trois textes de Tobie sur Raphaél: Recherches de Science Religieusc (Mélanges Lebreton) 39 (1951) 115-124; M. Lefévre, Ange oubéte?: (Desclée de Brouwer 1948) 13-27. En uno y otro trabajo se encuentra una discreta bii grafía.


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Tobías 1,1-22Times New Roman ;;
Ascendencia de Tobit (1:1-2).
1 Historia de Tobit, hijo de Tobiel, hijo de Ananiel, hijo de Aduel, hijo de Gabael, de la familia de Asiel, de la tribu de Neftalí, 2 que fue llevado cautivo en tiempo de Enemesar, rey de los asirios, y era natural de Tisbe, que está a la derecha de Cades de Neftalí, en Galilea, por encima de Hasor.

Se indican en el título del libro la genealogía del personaje protagonista de la historia y la patria del mismo (1Sa_1:1; 1Sa_9:1; Jdt_8:1; 1 Mac c.21). La expresión griega, de sabor hebraico, biblos logon, libro de palabras, líber sermonum, equivale a decir: Tratado de los dichos y hechos de Tobías (1Re_11:41; 1Re_14:19.29; Neh_12:23), o simplemente: Historia de Tobías. Todos los nombres que entran en la genealogía de Tobit son teóforos, con significación simbólica, lo que no deja de ser sorprendente. En algunos textos, a esta genealogía se añaden los nombres de Rafael y Ragüel (Sin.). Con esta genealogía se hace resaltar la ascendencia gloriosa de nuestro héroe.
La mención de Enemesar ofrece cierta dificultad. Sabemos que los reyes de Asiría se sucedieron por este orden: Teglatfalasar III (745-727), Salmanasar V (727-722), Sargón (722-705), Senaquerib (705-681), Asaradón (681-669). La deportación de Tobit a Asina tuvo lugar, o bien en 732, bajo el reinado de Teglatfalasar, del cual su hijo Salmanasar era jefe de operaciones en occidente, o en 721 ocupando el trono asirio el rey Sargón (722-705). Pero, dado el casó de que no existe ningún soberano asirio que lleve el nombre de Enemesar, ¿cómo se explica la presencia del mismo en el texto del libro de Tobías? Con este nombre, ¿se quiere designar a Salmanasar o a Sargón? Divergen los autores al dar una respuesta a estas preguntas. Para algunos, la presencia de Enemesar en los textos griegos en vez de Salmanasar se explica por un error de lectura y escritura, por confusión y substitución de letras iniciales (Clamer, Stummer, Vaccari, Schumpp). Otros creen que Enemesar quiere designar al rey Sargón. En realidad, parece que más que de personas es cuestión de nombres. Es cierto que el personaje es Sargón, pero deben explicarse las variantes y mutaciones del nombre en los diversos textos (Priero).
Indica el texto que Tobit fue arrancado de Tisbe y llevado cautivo a Asiría. El texto griego no señala precisamente el lugar de la patria de Tobit, sino más bien la localidad desde donde salió para su cautiverio. Todos los textos convienen en afirmar que la localidad pertenecía a la tribu de Neftalí, en Galilea (Superior, añaden S y Vulgata).


Desgracias de Tobit y Sara (1:3-3:17).

Vida ejemplar de Tobit (1:3).
3 Yo, Tobit, caminé por las sendas de la verdad y de la justicia todos los días de mi vida, haciendo muchas limosnas a mis hermanos, los de mi nación, que conmigo habían sido llevados a tierra de los asirios, a Nínive.

Desde el principio, la Vulgata emplea en la narración la tercera persona, mientras que las versiones griegas hasta el c.3 v.7 ponen el texto en boca de Tobit. El autor sagrado tiene interés en hacer resaltar que la vida de Tobit se caracterizó por la fidelidad a la ley divina y por su caridad hacia el prójimo. Durante toda su vida caminó Tobit por la senda de la verdad, que es la ley y el temor de Dios (Sal_119:30; 2Pe_2:2). En el texto original se encuentran tres términos que no pocas veces tienen un significado sinónimo: verdad (alézeia), justicia (dikaiosyne; 2Pe_4:6) y limosna (eleemosyne). En pocas palabras da el texto un fiel retrato de la personalidad moral de Tobit. Su múltiple acción bienhechora se ejercía en favor de sus hermanos compatriotas deportados como él a Nínive, ciudad que más tarde, bajo Senaquerib (705-681), debía convertirse oficia mente en capital de Asina. En este capítulo (2Pe_1:10-15) se supone que ya en tiempos de Salmanasar y de Sargón era Nínive la capital de Asiría. Podía serlo de hecho, pero oficialmente no.

Fidelidad de Tobit en un ambiente de apostasía (2Pe_1:4-5).
4 Siendo yo joven, vivía en mi patria, en la tierra de Israel, y toda la tribu de Neftalí, mi padre, se había apartado del templo de Jerusalén, de la ciudad elegida entre todas las tribus de Israel para ofrecer sacrificios y ser morada del Altísimo, santificada por todas las generaciones. 5 Todas las tribus, que a una habían apostatado, sacrificaban a Baal, al becerro, y asimismo la casa de Neftalí, mi padre.

Siendo todavía joven, demostró Tobit su fidelidad a la casa de David (Sin., VL) y hacia el templo de Jerusalén. Esta conducta del joven Tobit es tanto más de admirar cuanto que la mayoría de sus hermanos de tribu habían apostatado del culto verdadero y se habían rebelado contra Jerusalén, la ciudad elegida entre todas las tribus de Israel para ofrecer allí sacrificios por ser la morada del Altísimo. No sólo la tribu de Neftalí, sino todas las tribus del Norte habían apostatado, sacrificando a Baal en vez de adorar al verdadero Dios en su único santuario legítimo de Jerusalén. La apostasía fue general, no total, pues un pequeño núcleo de fieles resistieron al mal ejemplo y se aventuraban a hacer las visitas reglamentarias al templo de Jerusalén (2Pe_5:14). El texto alude al cisma político-religioso perpetrado por Jeroboam I (1 Re 12:16-14:20). Con el fin de poner de relieve la conducta de Tobit, se menciona en los primeros dos capítulos la apostasía de la tribu de Neftalí, a la cual pertenecía aquél. La expresión Neftalí, mi padre, debe entenderse en el sentido de antepasado.

Fidelidad de Tobit a los deberes para con el santuario de Jerusalén (1:6-8).
6 Yo iba, las más veces solo, a Jerusalén durante las fiestas, según está mandado a todo Israel por precepto eterno, y llevaba las primicias y los diezmos de las cosechas y las primicias del esquileo, 7 y los entregaba a los sacerdotes, hijos de Aarón, en el altar. El diezmo de todas las cosas se lo entregaba yo a los hijos de Levi que sirven en Jerusalén; el segundo diezmo lo vendía e iba y lo gastaba en Jerusalén cada año; 8 y el tercero lo daba a quienes correspondía, según que me había recomendado la madre de mi padre, Débora, pues yo era huérfano de padre.

Dice el texto que Tobit, en las peregrinaciones que a menudo nacía a Jerusalén, iba solo (monos), lo que debe interpretarse en sentido amplio, como da a entender 5:14. Las tres solemnidades a las cuales tenía obligación de asistir todo varón israelita eran Pascua, Pentecostés y fiesta de los Tabernáculos. Con ocasión de estas risitas periódicas a la Ciudad Santa, llevaba Tobit las primicias, es diezmos de todos los productos y el primer esquileo, que entregaba a los sacerdotes. Mandaba la Ley que los israelitas no se presentaran ante Yahvé con las manos vacías, sin llevar las primicias de los frutos del suelo (Exo_23:15). En general, todas las primicias pertenecían a Yahvé (Lev_23:19; Lev_27:26; Lev_34:36; Deu_12:6), y eran consignadas en manos de los sacerdotes, quienes las ofrecían con una ceremonia que consistía en la elevación (teruma) y agitación (tenufa) de las ofrendas1.
En el fondo de esta observancia tan escrupulosa de las primicias y diezmos, está, además de su fidelidad a la ley mosaica, la educación esmerada que recibió Tobit de parte de Débora, madre de su padre, es decir, madre de Tobiel, la cual corrió con la educación del niño después de la muerte de su padre. La mención de Débora Que 4:4) en este texto obedece al designio del autor sagrado de poner de relieve la buena índole de Tobit.

Fiel observancia de las leyes concernientes al matrimonio (1:9).
9 Hombre ya, tomé por mujer a Ana, del linaje de nuestro padre, y de ella tuve a Tobías.

No sólo se abstuvo Tobit de tomar por esposas a mujeres extranjeras, lo que prohibía la Ley (Deu_34:15; Esd_9:1), sino que se obligó a tomar a una mujer de su mismo linaje, lo cual, aunque no se exigía por la Ley, se consideraba como más conforme al ejemplo de los patriarcas (Gen_24:4-37-38; Gen_28:2-9; Gen_29:19). No indica el texto la edad de Tobit en el momento de contraer matrimonio; con una fórmula vaga, dice el texto latino: Cum factus esset vir (anér), lo que da a entender que contaba unos veinte años cumplidos. Era éste el término a quo para poder contraer matrimonio (Exo_30:14; Deu_20:7; Deu_24:5). De él tuvo un hijo, al que llamó Tobías. Todos los textos, excepto la Vulgata, están acordes en llamar Tobit al padre y Tobías al hijo, ejemplo que seguiremos nosotros.

Observancia de la ley referente a los manjares (Deu_1:10-14).
10 Cuando fuimos llevados cautivos a Nínive, todos mis hermanos y los de mi linaje comían de los manjares de los gentiles; 11 pero yo me abstenía de comerlos,12 porque con toda mi alma me acordaba de Dios. 13 Dióme el Altísimo favor y gracia ante Enemesar, que me hizo su proveedor, 14 y, viajando por la Media, presté a Gabael, hermano de Cabrias, en Ragúes de Media, diez talentos de plata.

Sus compatriotas y con nacionales en el exilio comían sin reparo de los manjares de los gentiles, que la Ley prohibía terminantemente a los israelitas. No podían comer carnes de animales impuros (Lev_2:23; Deu_14:3-21) o que hubieran sido ofrecidos a los ídolos (Exo_34:15; Hec_15:29; Hec_21:25; 1Co_10:28), o comer la carne con su sangre (Gen_9:4; Lev_17:10-12; Deu_12:23-25). Dice el texto que todos sus hermanos comían de los manjares de los gentiles, lo que es una exageración, como 1:4-5.
Dios premió la fidelidad de Tobit haciendo que encontrara favor y gracia delante de Enemesar, el cual, en señal de benevolencia y confianza, le nombró proveedor suyo, cargo que, según Sin y Vet. Latina, conservó hasta la muerte del rey. Este nombramiento real permitió a Tobit gran libertad de movimientos por todo el territorio asirio. En uno de sus viajes llegó hasta Ragúes de Media, en dónele residía una familia (su hermano, dice el texto) de su misma tribu. Según 2Re_17:6, Salmanasar llevó cautivos a los habitantes de Samaría y a algunos les hizo habitar en las ciudades de la Media. En Ragúes - en los clásicos, Ragai; Ragau, según Jdt_1:6; en antiguo persiano, Raga -, edificada en el lugar de las ruinas de Rai, a 13 kilómetros al sudeste de Teherán, vivía un cierto Gabael (véase v.1), hermano de Gabrías (Vet. Lat., HM: su hermano; Jdt_4:20 : hijo de Gabrías), a quien Tobit prestó diez talentos de plata. Cabe la suposición de que Tobit prestó aquel dinero con el fin de solucionar una necesidad económica de su pariente, como deja suponer el texto de la Vulgata al decir que se lo entregó sub chirographo; pero el texto y el contexto se refieren más bien a una cantidad que dejó allí en depósito. Este es el sentido del verbo griego paratízemi (Jdt_1:14; Jdt_4:1-20). En 9:5 se dice que Rafael se hospedó en casa de Gabael, a quien dio el recibo, y que Gabael trajo los talegos sellados.

Caridad de Tobit hacia sus hermanos exilados (1:15-18).
15 Muerto Enemesar, le sucedió Senaquerib, su hijo. Los caminos se hicieron inseguros, y ya no pude volver a la Media. 16 En los días de Enemesar hacía yo muchas limosnas a mis hermanos, 17 dando pan a los hambrientos y vistiendo a los desnudos; y si veía muerto a alguno de mi linaje, arrojado junto a los muros de Nínive, le daba sepultura.18 Si el rey Senaquerib m ataba a alguno, luego que volvió huido de Judea, yo en secreto lo enterraba. En su furor mató a muchos, cuyos cadá-vexes buscaba luego él, y no los hallaba.

Con la muerte de Enemesar (¿Salmanasar? ¿Sargón?) y el advenimiento al trono de Senaquerib cambió la situación privilegiada de que gozaba Tobit. Con Senaquerib perdió el cargo de proveedor de la real casa, lo que coartaba su libertad de movimientos. En el nuevo paznorama político diósele ocasión de ejercitar la obra de misericordia, de sepultar los cadáveres de sus compatriotas arrojados en una fosa común, junto a los muros de Nínive, para ser pasto de los perros y aves de rapiña (Jer_8:1; Jer_14:16; Jer_29:19). Es la primera vez que en la Biblia se considera como obra de misericordia el dar sepultura a los muertos (2Sa_2:4-7). Con el fin de asegurar el honor y el descanso del alma de los muertos (2Sa_21:10; 1Re_14:11; Isa_14:19), era costumbre que, en caso de que los familiares del muerto no pudieran cumplir con este deber, realizaran este acto de misericordia individuos de la misma tribu (1Sa_31:11; 2Sa_2:4; Eze_39:13; Ecl_7:331; Ecl_38:16).

Tobit, perseguido por el rey (Ecl_1:19-20).

19 Pero un ninivita hizo saber al rey que era yo el que los enterraba, y entonces tuve que ocultarme; y sabiendo que me buscaba para darme muerte, temeroso, huí. 20 Fui despojado de todos mis bienes, no dejándome nada sino a Ana, mi mujer, y a Tobías, mi hijo.

Era costumbre denegar la sepultura a los cadáveres de los condenados a muerte, con el fin de que su espíritu no hallara reposo. Senaquerib comprobó que los cadáveres de los judíos que él había hecho matar, desaparecían. Un ninivita hizo saber al rey que era Tobit quien los enterraba. Al enterarse Tobit de la denuncia, continuó practicando la piadosa obra con más cautela y a escondidas. Pero pronto se enteró que el rey le buscaba para matarle, por lo cual, temiendo, buscó refugio en otra parte.

Muerte de Senaquerib y Reinado de Saquerdón (Ecl_1:21-22).
21 No eran pasados cincuenta días, y le mataron dos de sus hijos, que huyeron a los montes de Ararat, y le sucedió Saquer-dón, su hijo, el cual puso a Ahikar, el hijo de mi hermano Anací, al frente de toda la contabilidad administrativa del reino.

No habían transcurrido cincuenta días (Sin., cuarenta; A, Vet. Lat., Vulg., cuarenta y cinco), cuando Senaquerib fue muerto por dos de sus hijos, Adramelec y Sarasar (2Re_19:37). Que huyeron a los montes de Ararat. Tomó las riendas del gobierno su hijo Saquerdón, que puso a Ahikar al frente de toda la contabilidad administrativa del reino. El intervalo de cincuenta días de que habla el texto  debe contarse a partir del día en que Tobit vióse obligado a huir de Ninive 2.

22 Ahikar me alcanzó el perdón y pude volver a Nínive. Era Ahikar, mi sobrino, copero, guardasellos, administrador y contador, y Saquerdón le había hecho su primer ministro.

La subida de Saquerdón al trono trajo un clima más propicio a los israelitas en el exilio. Tobit pudo salir de su escondite, perc no le fueron restituidos sus bienes. En favor de Tobit intervín un misterioso personaje, llamado Ahikar, sobrino de Tobit, que estaba al frente de la administración del reino.
Convienen los diversos textos en afirmar que Ahikar fue ministro de Saquerdón y que intercedió por Tobit para obtenerle el perdón del rey. Pero es difícil imaginar que, dado lo elevado de su cargo, no consiguiera que le fueran devueltos los bienes a su pariente. Mientras estuvo en Nínive, cuidaba él de proveerle; pero, al partir para Elimaida, se encontró Tobit en la indigencia, hasta el punto de que su mujer Ana se vio obligada a servir.