Comentario de Santo Toms de Aquino
Lección 2: Hebreos 8,6-10
Hace ver que Cristo estuvo al servicio de cosas mejores que las legales, y añádense las condiciones del Nuevo Testamento.6 Mas nuestro pontífice Jesucristo ha alcanzado un ministerio tanto más excelente cuanto es mediador de un testamento o alianza más apreciable, la cual fue otorgada sobre mejores promesas.7 Pues si aquel primero fuera sin imperfección, de ningún modo se trataría de sustituirle por otro.8 Con todo, culpándonos, dice a los prevaricadores de la ley antigua: He aquí que vendrán días, dice el Señor, en que otorgaré a la casa de 1srael, y a la casa de Judá, un testamento o alianza nueva;9 no como el testamento que hice con sus padres cuando los tomé por la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, por cuanto ellos no guardaron mi alianza, y así, Yo los deseché, dice el Señor.10 El testamento que he de disponer, dice el Señor, para la casa de 1srael, después de aquellos días, es el siguiente: imprimiré mis leyes en la mente de ellos, y escribirlas he sobre sus corazones; y Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo;Demostró el Apóstol que Cristo era pontífice y, por consiguiente, ministro de los sacramentos, no empero según la vieja ley; ahora hace ver que es ministro de sacramentos mayores y mejores que aquéllos, acerca de lo cual propone su intento, señala su causa, prueba lo segundo y tercero. Dice entonces: digo que su ofrenda no tiene resabios de tierra, "sino que ahora", esto es, en el tiempo de gracia, ha alcanzado, esto es, recibido por suerte, un ministerio mejor, es a saber, un sacerdocio más digno. Llámase el sacerdocio de Cristo ministerio, pues no dice con El sino en cuanto fue ministro (Rm XV) como hombre.Y dice "ha alcanzado", esto es, recibió por suerte, porque lo que se tiene por suerte lo espera uno del Señor (Sal 30); por cuya razón, todo lo que se hace por distribución, al arbitrio divino, se dice que se da por suerte, como son los efectos de la gracia. "Fuimos llamados como por suerte" (Ep 1,1 1), esto es, por eLección divina, pues cuando acontece flaquear el juicio humano, suelen los hombres, echando suertes, disponerse a la eLección y disposición divina, como se ve en los Hechos cuando la eLección de Matías. De ahí que digan los Proverbios: "métense en el cántaro las suertes, pero el Señor es quien dispone de ellas" (16,33). Así que Cristo alcanzó este ministerio por suerte, esto es, por disposición divina.-"Ha alcanzado, pues, un ministerio tanto más excelente, cuanto es mediador de un testamento o alianza más apreciable". Señala la causa de por qué su ministerio es mas excelente; pues todo sacerdote es mediador; pero Este lo es de una alianza más apreciable, es a saber, del hombre para con Dios; por ser propio del mediador avenir los extremos; y Este hizo descender sobre nosotros los dones divinos, ya que por El fuimos hechos partícipes de la naturaleza divina, como se dice en 2Pe 1.Ofrece asimismo lo nuestro a Dios, y por eso dice el Apóstol: "medianero de Dios y de los hombres el hombre Cristo Jesús" (1Tim 2). Allí se prometían cosas temporales (Is 1); aquí celestiales, como está dicho. Así que este ministerio es más excelente cuanto a lo que el Señor promete a los hombres.Otrosí, en aquel ministerio se dicen ciertas cosas que pertenecen al culto de Dios, de índole ceremonial, y ciertas otras para llevar una vida ordenada; éstas son preceptos morales, que permanecen, no así las otras. En cambio, en el Nuevo Testamento, a esos preceptos se añaden los consejos, que se dan a los perfectos, que tienen capacidad para entender y gustar de las cosas espirituales; de suerte que, permaneciendo los mismos preceptos, diferentes son las promesas. Lo mismo los sacramentos; porque allí solamente la figura, aquí la expresión de su verdad. Así que, por todos cuatro costados, este testamento es mejor que aquél.-"Pues si aquel primero fuera sin imperfección, de ningún modo se trataría de sustituirle otro". Demuestra la excelencia del testamento, de que Cristo es mediador, con este razonamiento: si el primer testamento no hubiese tenido defecto, no se buscara otro para corregirlo; pero, pues, se busca, luego... Pónese el antecedente, y está claro en el texto. Pero, al contrario, en Romanos Vil: "esto supuesto, ¿qué diremos? ¿Es la Ley la causa del pecado? No digo tal". Luego no está en lo justo al decir que no tenía defecto.Respondo que a la ley puede tocarle de dos maneras lo que de ella se dice: o en sí misma considerada, y así era buena, o por razón de aquellos a quienes fue dada, y en este sentido se dice haber sido imperfecta por dos motivos: primero, porque no daba virtud curativa para expiar los pecados cometidos (He X); segundo, porque tampoco daba gracia que ayudase a evitar los pecados, sino para conocerlos nada más, y así, era ocasión de pecado (Rm 7). Y en este sentido se dice no estar exenta de culpa, por cuanto los hombres en ella se quedaban en culpa.Pero dice: de "ningún modo se trataría de sustituirle otro", porque, de la manera que el cuerpo no sosiega del todo, sino que siempre se mueve, hasta que llega a su lugar; del mismo modo, cuando a una cosa le falta algo, no descansa el deseo, sino prosigue adelante, hasta llegar a su perfección. Buscaba, pues, otro testamento sustituto el hombre que ansiaba por él; pero más Dios que, deseoso de nuestra salud, se dice la busca.-"Con todo, culpándonos, dice a los prevaricadores. .." Prueba que el consecuente es verdadero, es a saber, que se busca el lugar del testamento, y esto por la autoridad de Jeremías: "he aquí que vendrán días en que otorgaré un testamento nuevo". Acerca de lo cual, fundándose en la autoridad, que echa por delante, arguye con ella. En otra división, adelanta la profecía de la otorgación del Nuevo Testamento, que describe a continuación. En otra subdivisión indica la oportunidad del tiempo en que se dio, la perfección del Nuevo Testamento y a quiénes se dio.Dice, pues: "culpando el Señor, no ciertamente a la Ley, sino a los que estaban sujetos a ella, dice: he aquí que vendrán días..." Esta es la autoridad, de Jeremías, que no se cita enteramente con las mismas palabras, sino mudadas pocas; porque el texto del profeta dice así: "he aquí que viene el tiempo, dice el Señor, en que Yo haré una nueva alianza con la casa de 1srael y con la casa de Judá; alianza no como aquella que contraje con sus padres el día que los cogí por la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; alianza que ellos invalidaron, y, por tanto, ejercí sobre ellos mi soberano dominio". Queda, pues, claro, por lo dicho, que los pactos se mudan.Cuanto a la oportunidad del tiempo, dice así: "he aquí que vendrán días", esto es, el tiempo de gracia, que se compara al día por verse iluminado por el sol de justicia (Rm 13).Cuanto a la perfección del Nuevo Testamento, dice: "consumaré o pondré en su punto el Nuevo Testamento"; y dice consumaré, que suena a perfección (Ap. 21); aunque esta palabra no se halla allí, mas la usa el Apóstol para indicar la perfección del Nuevo Testamento (Is X), que la tenía para poner en orden la vida, arte que en el Nuevo Testamento no se reduce a una disciplina así en general, sino a una justicia consumada y perfecta (Mt 5).Asimismo en el Antiguo Testamento no había más que figuras; pero en el Nuevo la verdad de ellas; así que el Nuevo pone en consumada perfección el Viejo.Cuanto a lo tercero, dice: "a la casa de 1srael y a la casa de Judá". Mas ¿por ventura sólo a la casa de Judá? No, porque "no todos Sos descendientes de 1srael son verdaderos 1sraelitas" (Rm 110,6), ni todos los que son del linaje de Abraham son por eso hijos suyos, esto es, "no los que son hijos de la carne, éstos son hijos de Dios, sino los que son hijos de la promesa, éstos se cuentan por descendientes". Así que llamaremos 1srael por la fe, y Judá por la confesión, a los que cupo en suerte la gracia de Dios (Rm X).Y dícese: "a la casa de Judá", por tres razones:a) porque Cristo en propia persona predicó a los Judíos, no a los Gentiles: "no he sido enviado sino a las ovejas que perecieron de la casa de 1srael" (Mt XV);b) porque los Gentiles fueron hechos partícipes del Nuevo Testamento, así como el acebuche, injertado en el olivo de casta, participa de su grosura (Rm XI, i 7);c) porque en tiempo de Roboam y Jeroboam dividióse el reino de Judá del reino de las 10 tribus, que permanecieron idólatras, no así el reino de Judá que, por contrapartida, más se hizo del bando de Dios, aunque no del todo; por cuya razón refiérese a uno y otro.-"no como el testamento que hice con sus padres". Describe el Nuevo Testamento, haciendo ver, primero, su diferencia con el Antiguo; en segundo lugar, según sus propias condiciones; y júnto con esa distinción de Antiguo y Nuevo Testamento, mostrando la flaqueza e imperfección del Viejo; ya que alguno pudiera decir: ¿por ventura éste, Nuevo, es como aquél? Por eso, como si respondiera, dice: No; pues no está cortado al talle del que hice con sus padres; con lo cual da a entender que a par del Nuevo no ha de conservarse el Antiguo; que el vino nuevo no se echa en pellejos viejos (Mt 1X; Ga 5; Rm Vil); pues, si en el Viejo se hallase cosa mandada observar a los Gentiles, habrá que entenderla en sentido espiritual, como aquello de Is : "le honrarán con hostias y ofrendas" (XIX), que ha de entenderse en ese sentido.-"el día que los tomé de la mano". Señala la imperfección del Viejo Testamento por dos capítulos: por haber sido entregado a gente flaca y de condición servil, -siervos, porque alguna vez se escaparon de la servidumbre de Egipto (Ga 4); flacos, pues no podían valerse por sí mismos (Sal 72; Rm 8)- y por el temor servil que era como su sello distintivo (Rm 8). En breve, dice San Agustín: la diferencia entre el Antiguo y el Nuevo Testamento estriba en estas dos palabras: temor y amor.Y dice: "con sus padres", es a saber, Abraham,1saHch y Jacob, con quienes de modo especial entabló su alianza (Sal CIV); pero a éstos, a su salida de Egipto, les hizo promesas de tejas abajo.-"por cuanto ellos no guardaron mi alianza". Muestra la imperfección del Antiguo Testamento por lo que acaeció con elios, que, por no llevarlo escrito en su corazón, no bien dada la ley, hiciéronse un becerro de fundición y lo adoraron (Ex. 32; Salmo 105). Esto cuanto a la culpa: "por cuanto ellos no guardaron mi alianza". Cuanto a la pena: "y así, Yo los deseché"; que lo que uno deja perecer se dice que lo desecha. De ese modo los desechó, pues permitió les diera muerte el ángel exterminador, como dice el Salmo 1 18 y 1 Corintios X. En otro texto se lee: "y Yo me enseñoreé de ellos", esto es, "me mostré Señor de ellos castigándolos".Al decir luego: "porque éste es el testamento que he de disponer", describe las condiciones del Nuevo Testamento; acerca de lo cual nos habla del modo como fue entregado y del efecto que hizo. Dice, pues: "porque éste es, esto es, tal es el testamento que he de disponer para la casa de 1srael". La disposición lleva consigo la congruencia del orden; por eso dice: "después de aquellos días", esto es, luego de dada la ley; puesto que a ley vieja debió seguirse una nueva, como primero viene el ayo, luego el maestro, para que el hombre caiga en la cuenta de que está enfermo; con lo cual queda patente qué a tiempo se le dio el Testamento Nuevo.El modo de entregarlo es doble: uno interior, otro exterior, por palabras, para que uno se entere; puede hacerlo el hombre, y así fue entregado el Antiguo Testamento.El interior es propio de Dios, que obra por dentro (Jb 32); y así fue dado el Nuevo Testamento, porque consiste en la infusión del Espíritu Santo, que internamente instruye. No basta, pues, conocer, sino que es necesario llevar a efecto lo que se conoce; en razón de lo cual primero ilumina el entendimiento para conocer; por eso dice: "imprimiré mis leyes en su mente"; y las pone en plural por los diversos preceptos y consejos; y ésta es obra del Espíritu Santo (1Jn 2; Jn 14).Asimismo, inclina el afecto a obrar bien, de donde se graba en el corazón; a cuyo propósito dice: "y escribirlas he sobre sus corazones", esto es, por encima del conocimiento escribiré la caridad; "pero sobre todo mantened la caridad" (Col 3,14); "la caridad de Dios se ha derramado en nuestros corazones" (Rm 5). Y ésta es la carta de la cual añade: "escrita no con tinta, sino con el espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne, que son vuestros corazones" (2Co 3).