Job  31 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 40 versitos |
1 Yo hice un pacto con mis ojos | de no fijarme en doncella.
2 ¿Qué suerte reserva Dios en el cielo, | qué herencia guarda el Todopoderoso en lo alto?
3 ¿No reserva la desgracia al criminal?, | ¿no le aguarda el fracaso al malhechor?
4 ¿No observa mi conducta?, | ¿no conoce mis andanzas?
5 ¿Acaso caminé con el embuste?, | ¿han corrido mis pies tras la mentira?
6 Que me pese en balanza sin trampa | y así comprobará mi honradez.
7 Si aparté mis pasos del camino, | siguiendo los caprichos de los ojos; | si se pegó alguna mancha a mis manos,
8 ¡que otro devore mi siembra, | que me arranquen mis retoños!
9 Si me dejé seducir por mujeres, | acechando a la puerta del vecino,
10 ¡que mi esposa muela para otro, | que otros se acuesten con ella!
11 Pues sería un caso de infamia, | sería una ofensa criminal:
12 un fuego que consume hasta el Abismo, | que devora mis bienes de raíz.
13 Si negué sus derechos al esclavo | o a la esclava, que pleiteaban conmigo,
14 ¿qué haré cuando Dios se levante, | qué diré cuando él me interrogue?
15 ¿No los hizo en el vientre como a mí?, | ¿no fue Uno quien nos formó en el seno?
16 Si me cerré al pobre necesitado | o a la viuda consumida por el llanto;
17 si comí el pan en soledad, | sin querer repartirlo con el huérfano
18 (desde joven lo cuidé como un padre, | lo guié desde el seno materno);
19 si vi a un transeúnte sin vestido | o a un pobre sin ropa que ponerse,
20 y no me lo agradecieron sus carnes, | calientes con el vellón de mis ovejas;
21 si alcé la mano contra el huérfano | cuando vi que el tribunal me apoyaba,
22 ¡que se me salga el hombro de la espalda, | que se me rompa el brazo por el codo!
23 Me aterra que Dios me castigue, | nada puedo frente a su majestad.
24 No puse en el oro mi confianza | ni llamé seguridad al oro fino;
25 no me complacía en mi enorme riqueza, | en la fortuna amasada por mis manos.
26 No miré al sol en su esplendor, | ni a la luna en su curso glorioso,
27 para dejarme seducir en secreto | y enviarles un beso con la mano.
28 También sería una ofensa criminal, | pues habría traicionado al Altísimo.
29 No gocé con la ruina del enemigo, | ni me alegré cuando el mal lo abatió;
30 ni permití que mi lengua pecara | deseando su muerte con maldiciones.
31 Los hombres de mi casa dijeron: | “¿Quién no se ha saciado de su carne?”.
32 Ningún forastero durmió en la calle, | porque abrí mis puertas al caminante.
33 No oculté mi pecado como Adán, | ni escondí mi delito en mi seno,
34 por miedo a la opinión de la gente, | por temor al desprecio de mi clan, | en silencio, sin salir de mi casa.
35 ¡Ojalá hubiera quien me escuchara! | ¡Aquí está mi firma, que responda el Todopoderoso! | ¡Que mi rival escriba su alegato!
36 Entonces lo llevaría sobre el hombro | o ceñido como una diadema.
37 Le daría cuenta de mis pasos, | saldría a su encuentro como un príncipe.
38 Si mis campos protestan contra mí | y sus surcos lloran al unísono,
39 por comer sus frutos sin pagarlos | y dejar sin aliento a los braceros,
40 ¡que en vez de trigo dé espinas; | en vez de cebada, ortigas!». Fin de las palabras de Job.

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Introducción a Job 

JOB

Aunque este libro, probablemente, se terminó de escribir entre los siglos vi y iii a.C., contiene un tema y algunos rasgos teológicos cuyo origen es mucho más antiguo. Nos encontramos ante un poeta que sabe hacer un uso genial de todos los recursos estilísticos de la poesía hebrea. Job se ve de pronto desposeído de todo y brota su pregunta: ¿De qué sirve la honradez? ¿Es Dios injusto y caprichoso? Así queda planteado el problema que trata de resolver el autor: la inexistencia práctica de la retribución divina, la acusación de injusticia a Dios, una crítica a la teología convencional, representada por las intervenciones de los tres amigos. El Señor responde indirectamente a las quejas de Job. Si para Job este mundo es un caos, Dios le hace ver que se trata de un cosmos conducido por su sabiduría y su justicia, cualidades divinas que escapan a la comprensión humana. La experiencia vivida por Job desde la «intemperie» ha aumentado su sabiduría: antes conocía a Dios «de oídas», pero ahora lo «han visto sus ojos» (Job 42:5).

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Job  31,1-40*29-31 A partir de aquí desaparecen los tres amigos, y Job hace un resumen de su vida pasada y presente (Job 29:1-25; Job 30:1-31), preparando su defensa, y proclama bajo juramento su inocencia ante un hipotético tribunal (Job 31:1-40).