I Macabeos 5 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 68 versitos |
1 ° Cuando las naciones circunvecinas supieron que había sido reconstruido el altar y restaurado como antes el santuario, se irritaron mucho.
2 Decidieron acabar con los descendientes de Jacob que vivían entre ellos y comenzaron a matar y exterminar a gente del pueblo.
3 Entonces Judas atacó a los hijos de Esaú en Idumea, a la tierra de Acrabatena, porque hostigaban a los israelitas. Les infligió una gran derrota, los sometió y los saqueó.
4 Recordó luego la maldad de los hijos de Beán, que constituían una trampa peligrosa para el pueblo por las emboscadas que les tendían en los caminos;
5 les obligó a encerrarse en sus torres, les puso cerco y, consagrándolos al exterminio, abrasó las torres con todos los que estaban dentro.
6 Marchó a continuación contra los amonitas y encontró una tropa numerosa y bien armada, cuyo jefe era Timoteo.
7 Trabó con ellos muchos combates, los derrotó y los deshizo.
8 Se apoderó de Yazer y sus aldeas, y regresó a Judea.
9 Los gentiles de Galaad se aliaron para exterminar a los israelitas que vivían en su territorio, pero estos se refugiaron en la fortaleza de Datemá.
10 Enviaron cartas a Judas y sus hermanos con este mensaje: «Los gentiles que nos rodean se han aliado para exterminarnos;
11 se están preparando para venir a apoderarse de la fortaleza donde nos hemos refugiado y Timoteo está al frente de su ejército.
12 Ven, pues, ahora a librarnos de sus manos, porque muchos de los nuestros han caído ya;
13 todos los hermanos nuestros que vivían en la tierra de Tob han muerto y sus mujeres, hijos y bienes han sido llevados al cautiverio; han perecido allí unas mil personas».
14 Estaban todavía leyendo las cartas, cuando otros mensajeros, con la ropa hecha jirones, llegaron de Galilea con esta noticia:
15 «Se han aliado los de Tolemaida, Tiro, Sidón y toda la Galilea de los gentiles para acabar con nosotros».
16 Cuando Judas y el pueblo oyeron tales noticias, convocaron una gran asamblea para deliberar qué debían hacer a fin de socorrer a sus hermanos que estaban en situación angustiada y hostilizados por los enemigos.
17 Judas dijo a su hermano Simón: «Elige unos cuantos y vete a liberar a tus hermanos de Galilea; mi hermano Jonatán y yo iremos a la región de Galaad».
18 Dejó para defensa de Judea a José, hijo de Zacarías, y a Azarías, oficial de tropa, con el resto del ejército,
19 dándoles esta orden: «Tomad el mando de las tropas y no entréis en batalla con los gentiles hasta que nosotros regresemos».
20 Se le dieron tres mil hombres a Simón para la campaña de Galilea y ocho mil a Judas para la de Galaad.
21 Simón partió para Galilea y después de trabar muchos combates con los gentiles, los derrotó
22 y los persiguió hasta las puertas de Tolemaida. Sucumbieron unos tres mil gentiles y Simón se llevó sus despojos.
23 Tomó luego consigo a los judíos de Galilea y Arbatá, con sus mujeres, hijos y cuanto poseían, y los llevó a Judea con gran regocijo.
24 Por su parte, Judas Macabeo y su hermano Jonatán atravesaron el Jordán y caminaron tres jornadas por el páramo.
25 Se encontraron con los nabateos, que los acogieron amistosamente y les contaron lo que les ocurría a sus hermanos de la región de Galaad:
26 que muchos de ellos se encontraban encerrados en Bosra y Béser, en Alemá, Casfo, Maqued y Carnáin, todas ellas plazas fuertes e importantes;
27 que también había otros que estaban encerrados en las demás ciudades de la región de Galaad, y que sus enemigos habían fijado la fecha del día siguiente para atacar las fortalezas, ocuparlas y exterminar a todos en un solo día.
28 Inmediatamente Judas hizo que su ejército tomara el camino de Bosra, a través del páramo; tomó la ciudad y después de pasar a filo de espada a todo varón y de saquearla por completo, la incendió.
29 Partió de allí por la noche y avanzó hasta las cercanías de la fortaleza.
30 Cuando, al llegar el día, los judíos alzaron los ojos, vieron un ejército innumerable que colocaba escalas y máquinas de guerra para tomar la fortaleza; habían comenzado el ataque.
31 Al ver que el asalto se había iniciado y que el clamor de la ciudad subía hasta el cielo, con el son de las trompetas y el alarido de la guerra,
32 Judas ordenó a los hombres de su ejército: «Combatid hoy por vuestros hermanos».
33 Y, ordenados en tres columnas, los hizo avanzar detrás del enemigo tocando las trompetas y gritando invocaciones.
34 El ejército de Timoteo, al reconocer que era el Macabeo, huyó ante él; Judas les infligió una gran derrota y dejó tendidos unos ocho mil hombres aquel día.
35 Se volvió luego Judas contra Alemá. La atacó, la tomó y, después de matar a todos los varones y saquearla, la dio a las llamas.
36 Partiendo de allí, se apoderó de Casfo, Maqued, Béser y de las restantes ciudades de la región de Galaad.
37 Después de estos acontecimientos, Timoteo juntó un nuevo ejército y acampó junto a Rafón, al otro lado del torrente.
38 Judas envió gente para reconocer el campamento y le trajeron el siguiente informe: «Todos los gentiles de nuestro alrededor se le han unido y forman un ejército considerable.
39 Tienen además, como auxiliares, mercenarios árabes. Acampan al otro lado del torrente y están preparados para venir a atacarte». Judas salió a su encuentro
40 y mientras se aproximaba con su ejército al torrente de agua, Timoteo dijo a los oficiales de sus tropas: «Si él atraviesa primero hacia nosotros, no podremos resistirle, porque es seguro que tendrá ventaja sobre nosotros;
41 pero si muestra miedo y acampa al otro lado del río, pasaremos nosotros hacia él y lo venceremos».
42 Cuando Judas llegó al borde del agua del torrente, formó a los oficiales de leva en la ribera y les dio esta orden: «No dejéis acampar a nadie; que todos vayan al combate».
43 Él pasó el primero hacia el enemigo y toda su tropa le siguió. Derrotaron a todos los gentiles, que arrojaron las armas y corrieron a buscar refugio al santuario de Carnáin.
44 Pero los judíos tomaron la ciudad y quemaron el santuario con todos los que había dentro. Carnáin fue arrasada. Y ya nadie pudo resistir a Judas.
45 Judas reunió a todos los israelitas de la región de Galaad, pequeños y grandes, a sus mujeres, hijos y bienes, una inmensa muchedumbre, para llevarlos a la tierra de Judá,
46 Llegaron a Efrón, ciudad importante y muy fortificada, que caía de camino. Necesariamente tenían que pasar por ella, por no haber posibilidad de desviarse ni a la derecha ni a la izquierda.
47 Pero los habitantes les negaron el paso y bloquearon las puertas con piedras.
48 Judas les envió un mensaje en son de paz, diciéndoles: «Pasaremos por tu país para llegar al nuestro; nadie os hará mal alguno; nos limitaremos a pasar a pie». Pero no quisieron abrirle.
49 Entonces Judas ordenó pregonar por el campamento que cada uno estuviera preparado donde se encontrara.
50 La gente de guerra tomó posición y Judas atacó la ciudad día y noche, hasta que cayó en sus manos.
51 Hizo pasar a filo de espada a todos los varones, arrasó, saqueó y atravesó la ciudad por encima de los cadáveres.
52 Pasaron el Jordán para entrar en la gran llanura frente a Bet Seán.
53 Durante toda la marcha Judas iba recogiendo a los rezagados y animando al pueblo hasta llegar a la tierra de Judá.
54 Subieron al monte Sión con alegría y alborozo, y ofrecieron holocaustos por haber regresado felizmente sin haber perdido a ninguno de los suyos.
55 Mientras Judas y Jonatán estaban en la tierra de Galaad, y su hermano Simón en Galilea, frente a Tolemaida,
56 José, hijo de Zacarías, y Azarías, oficiales del ejército, se enteraron de las proezas y combates que aquellos habían realizado,
57 y se dijeron: «Hagamos nosotros también célebre nuestro nombre, saliendo a combatir a los gentiles de los alrededores».
58 Y dieron orden a la tropa que estaba bajo su mando de ir contra Yamnia.
59 Pero Gorgias salió de la ciudad con su gente para ir a su encuentro y entrar en batalla.
60 José y Azarías fueron derrotados y perseguidos hasta la frontera de Judea. Sucumbieron aquel día alrededor de dos mil hombres del ejército de Israel.
61 Sobrevino este grave revés al ejército por no haber obedecido a Judas y a sus hermanos, creyéndose capaces de grandes hazañas.
62 Pero ellos no eran de aquella casta de hombres a quienes estaba confiada la salvación de Israel.
63 El valeroso Judas y sus hermanos se hicieron muy célebres ante todo Israel y ante todas las naciones adonde llegaba su nombre.
64 Las gentes se agolpaban a su alrededor para aclamarlos.
65 Judas salió con sus hermanos a luchar contra los hijos de Esaú, en el sur del país. Tomó Hebrón y sus aldeas, arrasó sus fortificaciones y prendió fuego a las torres de su contorno.
66 Partió luego en dirección a la tierra de los filisteos y atravesó Maresá.
67 Cayeron aquel día algunos sacerdotes al querer significarse tomando parte imprudentemente en el combate.
68 Dobló luego Judas hacia Asdod, en territorio de los filisteos, y destruyó sus altares, dio fuego a las imágenes de sus dioses y saqueó sus ciudades. Después regresó a la tierra de Judá.

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Introducción a I Macabeos

1 MACABEOS

Este libro presenta la historia lineal del enfrentamiento de la familia macabea con los reyes seléucidas durante cuarenta años (175-134 a.C.). Su autor presenta la historia con una perspectiva religiosa. La liberación lograda por Judas y sus hermanos se considera como una prolongación de los triunfos obtenidos en las guerras de la historia de salvación deuteronomista, abundando en alusiones a personajes y textos sagrados. En el primer plano de su intención se encuentra la legitimación religiosa de la dinastía asmonea. Importante y necesario es siempre el «Dios que salva». El autor quiere mostrar que la acción del Señor, Dios de Israel, es capaz de respaldar y liberar a su pueblo en todo tiempo, esta vez a través de la familia macabea.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

I Macabeos 5,1-68*3:1-9:22 Esta parte ocupa la mitad del libro y está dedicada a la gesta de Judas Macabeo. A través de sucesivas batallas, va alcanzando las metas de la liberación deseada: primero la recuperación de Jerusalén con su templo, que permite la purificación y la nueva solemne dedicación del mismo (1Ma 3:1-60; 1Ma 4:1-61); en segundo lugar, después de la muerte de Antíoco IV, logra un compromiso de paz con su hijo Antíoco V, junto con una autonomía todavía imperfecta y tolerancia religiosa para la nación judía (1Ma 5:1-68; 1Ma 6:1-63); finalmente, la firma de un pacto con Roma, en tiempos de Demetrio I, ante quien Judas sucumbe en la batalla (1Ma 7:1-50; 1Ma 8:1-32; 1Ma 9:1-22).


I Macabeos 5,1-68*5-6 Alcanzada la meta de la Purificación y Dedicación del templo, este nuevo bloque presenta a Judas en lucha contra las naciones vecinas para lograr otro objetivo pendiente: la liberación del pueblo. El relato de la muerte de Antíoco IV, desplazado literariamente a este lugar, da paso a la campaña de Lisias junto al sucesor, Antíoco V, y al logro de un tratado de paz que hace viable la libertad religiosa del pueblo judío.