El año ciento cincuenta y uno, Demetrio, hijo de Seleuco, salió de Roma y, con unos pocos hombres, arribó a una ciudad marítima donde se proclamó rey*. (I Macabeos 7, 1) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 2009)
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Muerte de Antíoco V y de Lisias (7:1-4).
1 El año 151 salió de Roma Demetrio, hijo de Seleuco, con unos cuantos hombres, y desembarcó en una ciudad marítima, logrando ser en ella reconocido por rey. 2 Al entrar en el palacio real de sus padres, el ejército se apoderó de Antíoco y de Lisias para entregárselos. 3 Al saberlo, dijo: No quiero ni ver su cara. 4 Las tropas los mataron, y así se sentó Demetrio en su trono real.
Seleuco IV Filopator (187-175) duró poco en el trono. En lugar de su hermano Antíoco IV Epifanes logró que quedara prisionero de los romanos su hijo Demetrio. Pasaron los años. Al enterarse en su cautiverio de la muerte de su tío Epifanes, Demetrio pidió al senado autorización para trasladarse a Siria y hacer valer sus derechos al trono de los seléucidas. El senado, sin rechazar la petición, daba largas al asunto por interesar más a Roma mantener en el trono de Siria al regente Lisias y a un monarca menor de edad que a un hombre en la plenitud de sus facultades. El enérgico Demetrio no cejó en sus pretensiones. Un día se presentó ante él su preceptor Diodoro con la noticia de que el pueblo de Siria odiaba a Lisias y a Antíoco Eupator. Viendo Demetrio la apatía del senado, cierto día, con el apoyo del historiador Polibio, escapó de Roma, embarcó en una nave cartaginesa y desembarcó en Trípolis, en Fenicia (2Ma_14:1). Le acompañaban ocho amigos, cinco criados y tres jóvenes. El animoso Demetrio, que contaba a la sazón veintidós años de edad, puso el pie en tierras de Siria el año 151, muy probablemente durante el verano de 161 antes de Cristo, como se deduce del hecho de hacer parte de su viaje en una nave de Cartago que se dirigía a Tiro para entregar las primicias que debían ofrecerse a los dioses de esta ciudad 1. En el viaje de Trípolis a Antioquía (283 kilómetros) le comunicaron que la tropa, o más bien la oficialidad, se había apoderado de Eupator y de Lisias. Demetrio no quiso ni verlos, actitud ambigua con la que dejaba las manos libres a la oficialidad para que los ejecutaran, quedando de esta manera libre de la responsabilidad del asesinato de dos personalidades, oficialmente amigas de Roma. Esta muerte contribuyó sin duda a su reconocimiento como rey de Siria por los romanos.
Intrigas de Alcimo (2Ma_7:5-7).
5 Luego se llegaron a él todos los malvados e impíos de Israel, con Alcimo a la cabeza, que pretendía el sumo sacerdocio; 6 y presentaron al rey muchas acusaciones contra el pueblo, diciendo: Judas y sus hermanos han dado muerte a todos tus amigos, y a nosotros nos han expulsado de nuestra tierra. 7 Te rogamos envíes una persona de tu confianza que vaya y vea todos los estragos que nos han causado a nosotros y al territorio del rey, y que los castigue a ellos y a cuantos les prestan auxilio.
Tan pronto como Demetrio quedó dueño del país, una comisión de judíos helenizantes, capitaneados por Alcimo, se presentó en Antioquía, culpando a Judas y a sus hermanos de dar muerte a los amigos del rey. Como consecuencia del pacto firmado entre Lisias y Judas, tuvieron los Macabeos libertad para ajustar sus cuentas con los judíos apóstatas, que eran perseguidos, vejados y constreñidos a abandonar las tierras de Palestina. Alcimo, nombre helenizado, del hebraico laqim (1Cr_8:19), pertenecía a la estirpe sacerdotal (v.14), pero no era de la familia del sumo sacerdote Onías 2.
Proposiciones engañosas de paz (1Cr_7:8-18).
8 Eligió el rey a Báquides, uno de sus amigos, que gobernaba 1 a región del otro lado del río, hombre grande en el reino y fiel al soberano; 9 y le envió en compañía del impío Alcimo, a quien instituyó sumo sacerdote, mandándole que tomara venganza de los hijos de Israel. 10 Partieron con un gran ejército, y, llegados a la tierra de Judá, enviaron mensajeros a Judas y a sus amigos con palabras engañosas de paz, 11 a las que ellos no dieron crédito porque veían el gran ejército que traían. 12 Acudieron a Alcimo y a Báquides muchos escribas reclamando un pacto justo; 13 y los asideos fueron los primeros entre los hijos de Israel que pidieron la paz, 14 porque se decían: Es un sacerdote del linaje de Aarón el que ha llegado con las tropas; no nos engañará. 15 En efecto, les habló palabras de paz y les juró, diciendo: No os haremos mal ni a vosotros ni a vuestros amigos. 16 Con esto le creyeron; pero prendió a sesenta de ellos, y en un solo día les dio muerte, según lo que está escrito: 17 Las carnes de tus santos y su sangre derramaron en torno de Jerusalén, y no había quien los enterrase. 18 El miedo y el espanto se apoderó de todo el pueblo, porque se decían: No hay verdad ni justicia, pues han violado los compromisos y juramentos que habían hecho.
La acusación hizo mella, enviando Demetrio contra Judas al generalísimo de sus ejércitos, Báquides, sucesor del difunto Lisias, mientras él marchaba a Babilonia para atajar las pretensiones de Timarcos. Demetrio le derrotó, recibiendo, por lo mismo, de los babilonios el sobrenombre de Soter (salvador).
Alcimo acompañaba al generalísimo sirio Báquides en su viaje a Palestina. Propuesto acaso para el cargo de sumo sacerdote por Antíoco Eupator, busca ahora afanosamente la confirmación por parte del nuevo soberano, que le instituyó sumo sacerdote (v.5). Pero este nombramiento por real orden no tendría eficacia en la práctica mientras el templo y la ciudad de Jerusalén permanecieran en manos de los Macabeos y de sus amigos.
Báquides y Alcimo hacen proposiciones de paz a Judas, quien se percató de que el ofrecimiento no era sincero. Además, ¿por qué ofrecer proposiciones de paz al amparo de un ejército dispuesto a lanzarse sobre Jerusalén? No fue tan enérgica la actitud de los asideos. Los escribas cayeron en el lazo que Alcimo les tendía. Quizá estaban ellos dolidos por la conducta de Judas, que confiaba más en la eficacia de las armas que en las lucubraciones interminables de los soferim. Los asideos vieron en Alcimo a un personaje perteneciente al linaje sacerdotal. Como hemos dicho, Alcimo pertenecía a la estirpe sacerdotal, pero no a la familia del sumo sacerdote Onías. Alcimo engañó a los asideos. Parece que el v.16 debe entenderse en el sentido de que, una vez estipuladas las paces, Alcimo propuso a Báquides la idea de liquidar a aquellos asideos que se habían mostrado más reacios a sus ofrecimientos y que en tiempos pasados se distinguieron en la lucha contra los simpatizantes del helenismo. Se citan en el v.17 unas frases de Sal_79:2 según la versión de los LXX. Una opinión muy de moda entre los comentaristas (Calés, Castellino, Herkenne) data la composición del salmo de los años 587-586. Pudo el salmo recibir algunos retoques en tiempos de los Macabeos (Calés). El estilo empleado en los últimos versículos puede sugerir la idea de que son obra del traductor griego u otro autor distinto del que escribió el original hebraico.
Alcimo consolida su pontificado (Sal_7:19-25).
19 Báquides, saliendo de Jerusalén, vino a acampar en Bezeta y mandó prender a muchos de los que habían desertado de él y a algunos del pueblo, y los mató, arrojándolos a una gran cisterna. 20 Puso luego la provincia en manos de Alcimo, con tropas para auxiliarle, y se volvió al rey. 21 Alcimo luchaba por asegurarse en el pontificado, 22 juntándose a él todos los perturbadores de su pueblo, que se apoderaron de la tierra de Judea y causaron a Israel muchos daños. 23 Así que vio Judas los grandes males que Alcimo y los suyos traían sobre los hijos de Israel, mayores que los causados por los gentiles, 24 se puso en campaña, y, recorriendo toda la tierra de Judea, castigó a los apóstatas, que cesaron de andar por ella. 25 Alcimo, viendo que Judas y los suyos se hacían poderosos, y conociendo, por otra parte, que él no era capaz de hacerles frente, se volvió al rey, acusándoles de muchos crímenes.
En las cercanías de Bezeta (a seis kilómetros al norte de Betsur) había pozos y cisternas. Las represalias comenzaron tan pronto como la policía delató a los culpables. El texto puede interpretarse de dos maneras. Admitiendo la lección de Luciano (ap'autou, de él) se infiere que fueron arrojados a una cisterna algunos desertores de su ejército, probablemente judíos, que protestaron por el modo injusto de tratar Báquides a sus hermanos de raza. Otra interpretación, sostenida por Abel, se apoya en la lección met'autou (con él) y traducen: que se habían pasado a él. Según lo dicho, algunos de los que se incorporaron al partido de Báquides habíanse ensañado antes contra los helenizantes, intentando ahora borrar su pasado dudoso con alistarse al ejército sirio.
Báquides había sembrado el pánico en su alrededor. Las gentes vivían aparentemente tranquilas, por lo que juzgó innecesaria su presencia en Palestina, dejando a Alcimo el encargo de ultimar su misión. Estaba éste obsesionado por la idea de asegurar su pontificado, empleando para ello más bien métodos de captación. Pero la avalancha y presión de los helenistas y judíos renegados, que reclamaban un trato de favor, le hicieron impopular. Judas quiso terminar con las bandas de tránsfugas rencorosos y aprovechados, impidiéndoles circular por el territorio. Por falta de ejército no pudo Alcimo someter al Macabeo.
Misión y derrota de Nicanor (Sal_7:26-32).
26 Envió el rey a Nicanor, uno de sus capitanes más ilustres y enemigo jurado de Israel, encargándole la destrucción del pueblo. 27 Llegó Nicanor a Jerusalén con un poderoso ejército, y envió a Judas y a sus hermanos engañosos mensajes de amistad, 28 diciéndoles: No haya lucha entre nosotros; yo iré a ti con poca gente; nos veremos y hablaremos como amigos 29Vino, en efecto, a Judas y se saludaron amistosamente; pero los enemigos estaban dispuestos a prenderle, 30 Mas, conociendo Judas que venían a él con engaño, temió y no quiso volver a verle más. 31 Nicanor, cuando vio descubiertos sus planes, salió a combatir contra Judas cerca de Cafarsalama. 32 El resultado de la lucha fue que cayesen de las tropas de Nicanor unos cinco mil hombres, huyendo los demás a la ciudad de David.
Demetrio dio crédito a las acusaciones de Alcimo y decidió acabar de una vez con los reaccionarios judíos. Confió esta tarea a Nicanor, general valiente e incondicional del monarca a toda prueba. Fue antes amigo de Antíoco Epifanes y general de su ejército (Sal_3:38-41). Al parecer tuvo Nicanor un altercado con Lisias, circunstancia que aprovechó para huir a Roma y ponerse a las órdenes de Demetrio, pretendiente al trono real de Siria. En Roma preparó la fuga de Demetrio 3. Antes del año 162 era elefantarco, (2 Mac 14:32), comandante de la sección de los elefantes. Nicanor llegó a Jerusalén con propósitos aparentemente pacíficos. En vez de apelar a las armas, sugirió la celebración de una entrevista entre él y Judas Macabeo. A consecuencia de los combates en Betzacaría y en Jerusalén (6:32-62), Judas se había retirado a tierras de Gofna (Gifne), a unos veintidós kilómetros al norte de Jerusalén 4. Nicanor envió a Judas tres diputados, llamados Posidonio, Teódotos y Matatías. Las conversaciones tuvieron en un principio buenos resultados, firmándose un tratado de paz. Nicanor licenció a muchos soldados que le habían acompañado hasta Jerusalén, trabando amistad con Judas, cuya personalidad encontraba simpática. Pero Alcimo protestó de esta camaradería entre Nicanor y su enemigo Judas, acusando al general de obrar en contra de los intereses de la nación. Dejóse el rey impresionar por Alcimo, enviando a Nicanor la orden de entregar a Judas encadenado en Antioquía. Las intrigas de Alcimo y la orden real cogieron de sorpresa a Nicanor, que tomó medidas encaminadas a apoderarse de Judas. En un choque en el término de Cafarsalama (Deir Salam, a diez kilómetros al norte de Jerusalén) cayeron cinco mil soldados del ejército de Nicanor (según Sinaítico, Vetus Lat. y Sir., los muertos fueron quinientos).
Nicanor en el templo (7:33-38).
33 Después de estos sucesos subió Nicanor al monte de Sión, y salieron del templo los sacerdotes y los ancianos del pueblo para saludarle amigablemente y mostrarle los holocaustos que se ofrecían por el rey. 34 Pero él, burlándose de ellos, los escarneció y profanó los holocaustos con altivez, 35 y, airado, juró, diciendo: Si Judas no se me entrega y su ejército no se me rinde ahora, cuando vuelva victorioso daré al fuego este templo. Y partió lleno de cólera. 36 Salieron los sacerdotes, y de pie, frente al altar y al templo, clamaron, diciendo: 37 Tú, Señor, que has elegido esta casa para que en ella fuese invocado tu nombre y fuese casa de oración y de plegaria para tu pueblo, 38 toma venganza de este hombre y de su ejército, y caiga al filo de la espada. Acuérdate de sus blasfemias y no permitas que salgan con sus intentos.
El amor propio de Nicanor sintió al vivo la derrota de sus tropas en Cafarsalama, descargando todo su furor sobre el templo y los sacerdotes que lo servían. Aunque el texto diga que Nicanor subió al templo, en realidad salió de la ciudadela en donde se hospedaba, y descendió hacia el monte Sión, situado en un nivel inferior, al otro lado del Tiropeón. El uso del verbo subir para expresar la idea de encaminarse al templo remontaba a los tiempos en que la ciudad estaba edificada sobre el Ofel. Los sacerdotes impidieron disimuladamente que Nicanor entrara en el recinto sagrado, cumplimentándole en la misma puerta, desde la cual pudo comprobar la verdad del sacrificio por el rey. Estos holocaustos por los soberanos reinantes estuvieron en uso durante el período persa, griego y romano. Los gastos que ocasionaban eran saldados por los mismos monarcas5 (Bar_1:10-12; Esdr 6:8-10). Burlóse Nicanor de los sacerdotes y se burlo despectivamente de los holocaustos. Desató su lengua en insultos contra los ministros del altar, atreviéndose, en el paroxismo de su furor, a escupirles en la cara, lo que, además de un ultraje, constituía una impureza legal. Una idea obsesionaba al general sirio: Judas. Si al regresar de su viaje no se lo entregan, arrasará el templo.
Batalla de Adasa y muerte de Nicanor (7:39-50).
39 Partió Nicanor de Jerusalén y asentó su campo en Betorón, donde se le agregó un cuerpo de sirios. 40 En tanto, estaba Judas en Adasa con tres mil hombres, y, orando, dijo: 41 Señor, cuando los mensajeros del rey de Siria blasfemaron, un ángel tuyo vino e hirió a ciento ochenta y cinco mil de ellos. 42 Aplasta así hoy a este ejército ante nosotros, y que, al verle castigado por su maldad, reconozcan todos que fue por haber amenazado tu santuario. 43 Los ejércitos vinieron a las manos el día trece del mes de Adar, quedando derrotado el de Nicanor y cayendo él mismo el primero en la lucha. 44 Cuando el ejército se dio cuenta de que Nicanor había caído, arrojó las armas y huyó. 45 Los persiguieron una jornada de camino, desde Adasa hasta Gazer, tocando detrás de ellos las cornetas. 46 De todas las aldeas próximas de Judea salían para acosarlos, y, luchando contra ellos, los mataron al filo de la espada, sin que quedase ni uno solo. 47 Se apoderaron de sus despojos y de su botín y cortaron a Nicanor la cabeza y la mano derecha, que orgullosamente había alzado contra Jerusalén. 48 El pueblo se alegró extraordinariamente y celebraron aquel día con gran regocijo, 49 y acordaron celebrarlo cada año el mismo día trece de Adar. 50 Por algún tiempo gozó de paz la tierra de Judá.
Desde Siria llegaba un nuevo contingente de tropas para reforzar el ejército de Nicanor. Con esta ayuda creyó él acabar con los reaccionarios judíos, apoderarse de Judas y entregar el templo a las llamas. Judas siguió de lejos los pasos de Nicanor cuando éste, al frente del nuevo ejército, avanzaba en dirección a Jerusalén. Judas da por descontado que Yahvé castigará la insolencia de Nicanor, y, armado con esta confianza ciega, le presenta batalla. Colocó sus soldados en la colina de Adasa, para lanzarse sobre las tropas de Nicanor tan pronto penetraran por las pendientes que estrechan el camino en las cercanías de Jirbet Adasa. Nicanor cayó muerto en la refriega. Cortaron su cabeza y la mano derecha (1Sa_17:54; Jdt_13:15; Jdt_14:1), conforme a las costumbres militares de aquel tiempo. Más información sobre el particular en 2Ma_15:30-33. La batalla se dio el 13 del mes Adar, el último del calendario hebraico, correspondiente a febrero-marzo. Todos los años en aquel día se celebraba la fiesta de Nicanor (Megillat Taanit), que subsistía aún en el siglo VIII después de Cristo. Pero, al coincidir con la fiesta de Purim (2Ma_15:36), cayó en desuso.
1 De la expoliación de un templo por parte de Antíoco IV hablan los historiadores paganos. Appiano (Syriaca 66) alude a un saqueo del templo de Afrodites en Elimaida; Poli-bio (2Ma_31:9) y San Jerónimo (In Danielern 11:44: PL 25:573) mencionan el robo del templo Ar-temides-Diana. En 2Ma_1:13 se dice que Antíoco asaltó el templo de Nanea, la misma diosa, al parecer, que Anaites de Eliano (De natura animalium 12:23).
2 Ant. lud 12:9:1.
3 Syriaca 46.
4 Chron. Armen,
5 Bell.Jud_1:1:40.
6 Ant. lud. 12:9,3. La Biblia comentada 2
7 Hierozaicon I 2:27.
8 De officiis 1:40.
9 Véase O. Sellers, The Citadel ofBethzur (Filadelfia 1933).
10 Ant.Jud. 12:10.
1 Polibio, 31:12:12.
2 Flavio Josefo, Ant. lud. 20:10:3.
3 Polibio, 31:14.
4 Flavio Josefo, Bell, lud. 1:45.
5 Flavio Josefo, Contra Ap. 2:77.