Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
3. Posible reconciliación de Israel con Yahvé.
Este capítulo contiene dos partes: una en verso y otra en prosa.
La idea central es el retorno de Israel a su Dios, e incluye algunos fragmentos mesiánicos.
Invitación a Israel a retornar a Yahvé (1-5).
1 Si un hombre despide a su mujer y ella se aparta de él, si viniere a ser de otro hombre, ¿volverá aquél a ella de nuevo? ¿No será del todo profanada esta mujer? 2Tú, pues, que con tantos amantes fornicaste, ¿podrás volver a mí? Oráculo de Yahvé. 2 Alza tus ojos hacia los collados y mira dónde no has sido profanada. Junto a los caminos te asentabas en acecho a ellos, como el árabe en el desierto. Contaminaste la tierra con tus fornicaciones y perversidades. 3 Y fueron retenidos los aguaceros y no hubo lluvia de primavera 3. Y tú tenías frente de prostituta, no querías avergonzarte. 4 ¿Por ventura no me invocas desde ahora: Padre mío, tú eres el esposo de mi juventud? 5 ¿Va a durar por siempre su cólera? ¿La mantendrá hasta el fin? Mas, mientras (esto) dices, sigues cometiendo las maldades que puedes.
De nuevo vuelve el tema de la
esposa. Antes ha sido presentado Israel como una esposa que al principio fue feliz en sus amores con Yahvé, pero ha sido deshonrada por sus muchos amantes4. Pero Yahvé quiere hacer un último llamamiento para hacerla venir al buen camino, y lo hace presentándole en crudo sus crímenes e infidelidades. El caso de Israel es como el de la mujer despedida con justicia por alguna infidelidad y que se va con otro hombre. Según
Deu_24:1-4, no podía volver a su primer marido. El marido, en ese caso, no podrá volver a tomarla:
¿volverá aquél a ella de nuevo? (v.1). No obstante, en la historia de Israel hay algunos casos en los que una mujer dada en matrimonio a otro ha sido tomada de nuevo 5. Pero aquí la conducta de la mujer repudiada es muy desarreglada moralmente, siendo
profanada6; lo que parece indicar que ella andaba en uniones
ilegítimas después de haber abandonado al primer marido. Es el caso de Israel, que se ha prostituido
con tantos amantes, lo que hace muy difícil que pueda retornar a su primer marido:
¿podrás volver a mí? (Yahvé).
Y ahora Yahvé enumera detalladamente sus prostituciones con sus muchos amantes:
Alza tus ojos hacia los collados y mira donde no has sido profanada (v.2). Esos
collados son los famosos lugares altos, donde había santuarios locales a los que iban los israelitas. La descripción que sigue es muy realista y cruda: Israel se ha sentado al acecho de amantes (ídolos) como lo hacían las meretrices7:
junto a los caminos te asentabas., como el árabe en el desierto (v.ab). El
árabe o beduino de la estepa, que vive de la espada, como Esaú, está al acecho por si da con algún desprevenido caminante para robarle 8. Es el caso de Israel, que no sólo está dispuesta a entregarse a la prostitución espiritual con los ídolos sus amantes, sino que va en busca de ellos 9. Las
fornicaciones son los actos de idolatría, y las
perversidades, la sangre inocente que ha derramado 10 como consecuencia de estos cultos idolátricos.
La primera frase del í.3 parece interrumpir el sentido del contexto. Y quizá sea mejor adoptar la lección de los LXX que hemos indicado: tú has tenido numerosos pastores (amantes), que han sido para ti piedra de escándalo; lo que sería una repetición del v.1. No obstante, la lectura masorética puede mantenerse:
Fueron retenidos los aguaceros y no hubo lluvia de primavera (v.3a), en el sentido de que Yahvé, para hacer volver a Israel a sí, no dudó en enviarle castigos, privándole de los
aguaceros o lluvias primeras del otoño para la sementera, y de los de la
primavera, necesarios antes de la maduración de los cereales n. Pero todo ha sido en vano, porque Israel seguía obstinada en sus vicios con
frente de prostituta, sin querer avergonzarse. Israel ha llegado a la degradación de la meretriz, que ha perdido todo pudor, y por eso no sale a sus mejillas el sonrojo por un acto inmoral por ella cometido.
Esa insolencia llega al colmo al querer Israel conciliar el favor de su Dios sin abandonar sus caminos perversos de idolatría:
¿no me invocas desde ahora: Padre mío, tú eres el esposo de mi juventud?
(v.4). Esas invocaciones afectuosas están en contradicción con su conducta práctica. Es un reproche del sincretismo religioso. Los israelitas creían conciliar el culto a Yahvé y el de los ídolos. En la hora de la desgracia volvían hacia su Dios tradicional. Pero no son compatibles ambos cultos 12. Pretende Israel conservar a Yahvé, su Esposo, como en los días de su
juventud en el desierto 13, cuando disfrutaba de sus primeros amores. Israel quiere jugar con la justicia divina, creyendo que Yahvé está dispuesto a reconciliarse con ella según sus conveniencias:
¿Va a durar por siempre su cólera, la mantendrá hasta el fin? (v.6).
Está acostumbrada a recibir muchas muestras de perdón y de misericordia, y por eso cree que ahora Yahvé se excede en los castigos.
Comparación entre la conducta de Israel y de Jada. (6-11)
6 Y me dijo el Señor en tiempo del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho Israel? Se fue por todo monte alto, y bajo todo árbol frondoso para fornicar allí. 7 Yo dije: Después de haber hecho todas estas cosas, vuelve a mí. Pero no se volvió. Vio esto su pérfida hermana Judá. 8 Vio que por todo cuanto había adulterado la rebelde Israel habíala despedido y dado el libelo de repudio, pero no temió la pérfida Judá, su hermana, sino que fue y fornicó ella también. 9 Y sucedió que, por la ligereza de su prostitución, contaminó la tierra y adulteró con la piedra y con el leño; 10 y tampoco con todo esto su pérfida hermana Judá se volvió a mí de corazón, sino mentidamente, oráculo de Yahvé. 11 Õ me dijo Yahvé: La apóstata Israel se ha justificado al lado de la pérfida Judá. En este fragmento encontramos una lección de justicia comparativa a los ojos de Dios. Israel, con ser tan culpable por sus idolatrías
(se fue por todo monte alto, y bajo todo árbol frondoso para fornicar, v.6), lo es menos en comparación de Judá, ya que ésta no aprovechó la lección que dio Yahvé a aquélla castigándola severamente. Cuando escribe Jeremías este oráculo habían pasado ya más de cien años después de la conquista de Samaría por los asirios (en el 721 a.C.) y había desaparecido totalmente el reino del Norte,
Israel. Todo ello fue como consecuencia de haberla abandonado Yahvé, dándole el
libelo de repudio (v.8). La imagen está tomada de
Deu_24:1 : un marido podía abandonar a su esposa por encontrar algún defecto grave en ella, entregándole el libelo de repudio. Es lo que ha hecho Yahvé con Israel. La ha entregado a sus enemigos, los asirios, que la llevaron en cautividad.
Judá no aprendió la lección de esto, y también se dio a la idolatría:
adulteró con la piedra y el leño (v.8), es decir, con ídolos de piedra y de madera 14. Multiplicó sus prostituciones idolátricas
(por la ligereza de su fornicación, v.9). Judá era propensa y tenía especial
facilidad para la idolatría 15. Consecuencia de ello fue que
contaminó la tierra, es decir, Palestina, que era la heredad de Yahvé, la cual era profanada al admitir cultos idolátricos en ella. Además, hipócritamente se considera aún vinculada a Yahvé, pero es
mentidamente (v.10). De ahí que
Israel jurídicamente sea menos culpable ante Dios que
Judá, que sigue prevaricando, sin escarmentar por lo sucedido a su hermana 17.
Invitación al retorno (12-13).
12 Anda y grita estas palabras hacia el septentrión y di: Vuélvete, apóstata Israel, oráculo de Yahvé; no apartaré mi rostro de vosotros, porque soy misericordioso, oráculo de Yahvé; no es eterna mi cólera. 13 Reconoce, pues, tu maldad, pues contra Yahvé, tu Dios, has pecado, dispersando tus caminos hacia los extraños, bajo todo árbol frondoso, y desoyendo mi voz, oráculo de Yahvé. El retorno a Yahvé, aunque es difícil (v.1-5), es posible (v.5). Israel debe emprender otro camino y dejar de llevar una conducta ambigua, acudiendo a Yahvé y a los ídolos:
dispersando tus caminos hacia los extraños (v.15), es decir, sus mandos postizos, a los que hace la corte
bajo todo árbol frondoso 18.
Futura unificación de Israel y Judá (14-18).
14 Volved, hijos rebeldes, oráculo de Yahvé, porque yo soy vuestro dueño, y os tomaré uno de una ciudad y dos de una familia, y os introduciré de nuevo en Sión. 15 Yo os daré pastores según mi corazón, que os apacentarán sabiamente. 16 Y sucederá que, cuando os multipliquéis y fructifiquéis sobre la tierra, en aquellos días oráculo de Yahvé no dirán ya: Ah, el arca de la alianza de Yahvé! No se acordarán ya de ella, se les irá de la memoria, ni la echarán de menos ni harán otra. 17 En aquel tiempo será llamada Jerusalén trono de Yahvé, y se congregarán en torno a ella todas las gentes en el nombre de Yahvé, a Jerusalén, y no seguirá más la obstinación de su corazón malo. 18 En aquellos días vendrán juntamente la casa de Judá y la casa de Israel, juntos vendrán de la tierra del septentrión a la tierra que da en heredad a vuestros padres. Parece que el profeta se dirige a los expatriados del reino del Norte, llevados en cautividad por Teglatfalasar III, Salmanasar V y Sargón II. Para ellos hay todavía esperanza de repatriación. Los invita a volver, ya que Yahvé es su
dueño (v.14) verdadero. Y El se encargará de que algunos de entre ellos retornen a la nueva patria de Sión (v.14b). Es la doctrina del
resto rescatado por Yahvé de la catástrofe. Isaías decía que un resto volverá19. Entre los deportados (quizá hable en futuro el profeta de los deportados también de
Judá)
habrá un selecto número que tendrán la suerte de poder volver a Sión a constituir la nueva teocracia. El número será reducido:
uno de una ciudad, dos de una familia; pero es una puerta a la esperanza. El nuevo orden de cosas será presidido por el sentido de justicia, pues Yahvé dará
pastores según su
corazón, que los apacentaran sabiamente (v.15). Son los nuevos gobernantes de la era mesiánica 20. En
Isa_40:11 se presenta a Yahvé como el futuro
pastor de Israel, que enviará al pastor fiel, Mesías 21. Gobernarán los nuevos
pastores sabiamente (lit. con inteligencia y prudencia). Después del retorno de la cautividad, los judíos tuvieron como excelentes pastores a Zorobabel, a Esdras y a Nehemías. Pero todos éstos serán una preparación del Buen Pastor ideal, el Mesías. Indudablemente que la mente del profeta se proyecta hacia la era mesiánica, por lo que dice a continuación: Aquel pequeño grupo salvado se multiplicará hasta constituir una comunidad pujante (v.16a).
En la nueva era mesiánica (la frase
en aquellos días suele tener un carácter marcadamente mesiánico) no será necesaria la presencia
del arca como símbolo de la presencia de Yahvé. El pueblo se hallará bajo una protección especialísima de su Dios, en tal forma que sentirá nostalgia de los tiempos pasados (v.16b).
El arca de la alianza de Yahvé había sido el centro del culto en la época anterior al destierro. Era símbolo de la presencia de Dios en su pueblo y estaba guardada en el santo de los santos, primero en el tabernáculo y después en el templo de Jerusalén.
Contenía las tablas de la Ley, estaba cubierta con el propiciatorio, o lámina de oro sobre la que se asentaba Yahvé como en un trono para comunicarse con Israel 22, y flanqueada por dos querubines con sus alas extendidas uno frente al otro. En la época de lucha con los filisteos se llevaba al campo de batalla para obtener la victoria. Sólo el sumo sacerdote podía entrar una vez al año al santo de los santos, en el día de la expiación, para aspersionar el
propiciatorio con la sangre de la víctima para aplacar la justicia divina. Después de la caída de Jerusalén, el
arca no aparece más en la historia de Israel, y así, en el nuevo templo reconstruido después del exilio bajo los persas (520-18) faltaba el arca. En lugar de ella había una piedra saliente, sobre la que el sumo sacerdote cumplía el rito de la expiación 23. Según un documento apócrifo del que se hace mención en 2 Mac 4, Jeremías escondió el
arca en una caverna del monte Nebo. Es una leyenda que refieren los hebreos de Palestina a los de Egipto 24. Jeremías anuncia
que en la nueva era mesiánica no hará falta el arca como signo externo de la presencia de Yahvé, pues éste se hará de tal modo sensible a los corazones de los nuevos ciudadanos, que aventajará con mucho a la realidad de aquélla. Ni siquiera serán colocadas entonces las tablas de la Ley en ella,
pues la Ley de Yahvé será escrita sobre los corazones de los nuevos israelitas 25. Es un anuncio de que el culto mosaico desaparecerá y será sustituido por otro de concepciones más amplias. Malaquías dirá que cesarán los sacrificios de Jerusalén para ser sustituidos por otro que se ofrecerá de oriente hasta occidente26.
Jerusalén, al entrar en una nueva fase, la definitiva de su historia, cambiará hasta de nombre para expresar mejor su realidad. En el antiguo templo, Yahvé estaba simbólicamente sentado sobre el
arca; ahora
toda la ciudad podrá ser llamada
trono de Yahvé, porque Dios realmente se hará sentir sensiblemente sobre ella. Es más,
esta nueva Jerusalén será el punto de convergencia de todo los pueblos (v.17a). Es lo mismo que Isaías y Miqueas habían anunciado al presentar a todos los pueblos dirigiéndose al monte del Señor, a Sión, para adoctrinarse en su Ley 27. Tenemos, pues, aquí enseñado claramente
el universalismo mesiánico, que va apareciendo periódicamente en los profetas. El profeta presiente una nueva religión no basada en lo exterior, sino vinculada al corazón. San Juan, en el Apocalipsis (21:23), dice que la nueva Jerusalén no tendrá templo, ni habrá sol ni luna,
porque el Señor y el Cordero harán sus veces para los bienaventurados. En la época mesiánica se realizará de nuevo el gran sueño de los israelitas: la unión de las doce tribus: la
casa de Judá y la
casa de Israel (v.18).
Vendrán de la tierra del septentrión, es decir, de la región mesopotámica adonde habían sido dispersos en la cautividad. Para el profeta, que habla en Jerusalén, el camino del cautiverio (vía Damasco-Eufrates por Palmira) estaba hacia el norte. En el c. i había dicho que la invasión de Judá vendría del norte en el mismo sentido. El punto de convergencia de los repatriados es Palestina,
la tierra que di en heredad a vuestros padres (v.18). Ezequiel también anunciará la fusión de los dos reinos hermanos antagónicos28.
Reconocimiento de los pecados de parte de Israel (19-25).
19 Y yo me pregunté: ¿Cómo voy a contarte entre los hijos y darte una tierra deliciosa, la heredad más preciosa entre las naciones? Y me contestaba: Me llamarás mi padre y no te separarás de mí. 20 Sin embargo, como la mujer infiel a su marido, así has sido tú infiel a mí, casa de Israel, oráculo de Yahvé. 21 Una voz se deja oír sobre las peladas alturas, llantos y súplicas de los hijos de Israel por haber pervertido su camino y haberse olvidado de Yahvé, su Dios. 22 Convertios, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeldías. Henos aquí, venimos a ti, pues tú eres Yahvé, nuestro Dios. 23 Ciertamente sólo mentira (nos ha venido) de los altos, ruido de los montes. Verdaderamente en Yahvé, nuestro Dios, está la salvación de Israel. 24 La vergüenza (de los ídolos) ha devorado el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud: sus rebaños, sus vacadas, sus hijos y sus hijas. 25 ¡Yacemos en nuestro oprobio y nos cubre nuestra vergüenza! Porque hemos pecado contra Yahvé, nuestro Dios, nosotros y nuestros padres desde nuestra juventud y hasta el día de hoy, y hemos desoído la palabra de Yahvé, nuestro Dios. El pensamiento del profeta vuelve a la idea de arrepentimiento como condición necesaria para la rehabilitación de Israel en su amistad con Yahvé. Se presenta a Israel como una
mujer a la que se quiere dar herencia entre sus hijos (v.19a), haciendo una excepción, ya que, según la Ley, las mujeres no podían heredar 29. Esos hijos pueden ser las naciones paganas, sometidas también a Yahvé; entonces Israel sería como el primogénito que heredaría lo principal. Como Israel es presentada como una
mujer para que pueda servir de símil para el matrimonio con Yahvé, de ahí la frase de Jeremías. Quiere dar a Israel Palestina, la
tierra deliciosa entre las naciones. Pero ello exige una condición: el reconocimiento de la paternidad de Yahvé por parte de Israel:
me llamaras mi padre y no te separaras de mí (v.19c). Quiere que vuelva a los buenos tiempos del desierto, en que se entregaba totalmente a Yahvé (v.2-3). Pero la. conducta de Israel ha sido la de una esposa
infiel (v.20).
Como contestación a la invitación amorosa de Yahvé, el pueblo siente un movimiento profundo de compunción, y en medio del jolgorio de los cultos idolátricos en las
alturas se oyen ahora
llantos y gemidos de los hijos de Israel (v.21a), que reconocen su mala conducta. Yahvé, conmovido, los invita a la penitencia:
convertios (v.22), pues por su parte está dispuesto a reintegrarlos a su favor:
sanaré vuestras rebeldías (v.22a), es decir, vuestra tendencia a la idolatría, con todas sus consecuencias morales.
Por primera vez el pueblo reconoce la vaciedad de los cultos idolátricos (v.23a). Han confiado en ídolos que no les podían ayudar, y todo su culto era una
mentira, una farsa. Aquellas fiestas eran un puro
ruido de los montes (v.23), alusión a las orgías ruidosas que se desarrollaban en esos lugares de culto: procesiones, danzas licenciosas, prostitución sagrada 30. Quizá los reveses políticos y militares de la época sirvieron para abrir momentáneamente los ojos de los israelitas. El culto de los
baales no ha servido sino para empobrecer al pueblo, perdiendo las riquezas acumuladas por los antepasados:
la vergüenza (es decir, los ídolos)
ha devorado el trabajo de nuestros padres 31.
Como consecuencia, el pueblo reconoce sus descarriados caminos y está como en luto:
yacemos en nuestro oprobio y nos cubre nuestra vergüenza (v.26).
La expresión está calcada sobre los ritos habituales de duelo: se recogían en casa, echándose sobre ceniza, y se cubrían de saco. Aquí el
oprobio hace las veces de ceniza, y la
vergüenza de saco.
1 Así según el TM. En G. se lee volverá a él. 2 Así según el TM, que parece interrumpir el pensamiento. Los LXX leían: Y tienes muchos pastores para tu tropiezo. Conforme a esta lectura, Duhm ha sugerido un arreglo del TM y lee: Y de tus numerosos compañeros (amantes) resultó un lazo para ti. Así Con-damin. Pero mantienen la lectura del TM Streane, Dennefeld,
Bible de Jérus., 3 Cf.
Jer_2:2-3. 4
Jer_3:20. 5 El G. más bien supone que
ella vuelve a él. 6 El H. dice tierra en vez de mujer. Es una influencia de
Deu_24:4. 7 Cf.
Gen_38:145. 8 Es la primera vez que aparece la palabra
árabe en la Biblia. Y es aquí en el sentido de hombre de la
estepa o
arabah. 9 Cf.
Jer_2:23-24. 10 Cf.
Jer_2:22-23.33-34;
Jer_3:5-23-24. 11 Cf.
Deu_11:14;
Deu_28:12-24. 12 Cf.
Jer_2:23. 13 Cf. 2:2. 14 Cf. Jer2:27- 15 El hebreo se puede traducir con su
rumorosa fornicación, y entonces pudiera ser una alusión a las orgías que acompañaban a los cultos idolátricos. La Vg. traduce
facilítate fornicationis, que es aceptable. 17 Sobre la conducta comparativa de Israel y Judá cf.
Eze_23:11. 18 Cf. Jer2:25. 19 Cf.
Isa_10:21. 20 Cf.Jer 23:4-5;
Eze_34:23. 21 Cf.
Eze_34:23;
Jer_23:1-8. 22 Cf.
Exo_25:22. 23 Cf. Goldschmid,
Der bab. Talmud III 147.
Joma v.2. Citado por G. Vittona-to, O. P.,
II Libro de Jeremía p.iia (Torino 1955). 24 Cf. Knabenbauer, Comm. in
Mach. p.298. 25
Cf. Jer 31:31- 26 Cf.
Mal_1:11. 27 Cf.
Isa_2:2-4;
Miq_4:11s. 28 cf.
Eze_37:16-28. 29 Cf.
Num_27:1-8. 30 Cf.
Isa_22:13;
Isa_28:7-8;
Ose_9:1;
Jer_3:23;
Amo_5:21; 1 Sam 10;
Amo_2:7;
Ose_4:14. 31 La palabra
vergüenza, en hebreo
boshet, era el nombre despectivo que los yahvistas daban a los
baales o ídolos. Así muchas veces sustituyen la palabra
baal por
vergüenza, como aquí. Cf.
Ose_9:10;
Jer_11:13;
2Sa_2:8;
1Cr_8:33.