Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Sitio de Jerusalén (25:1-7).
1
El año noveno del remado de Sedecías, el día diez del mes décimo, Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino con todo su ejército contra Jerusalén, acampó ante ella, y levantaron contra ella ingenios en derredor. 2
La ciudad estuvo cercada hasta el año undécimo del reinado de Sedecías. 3
El día nueve del cuarto mes del año undécimo de Sedecías era grande el hambre en la ciudad y no había ya pan para la gente del pueblo. 4
Entonces abrieron brecha en la ciudad, y toda la gente de guerra huyó de noche por el camino de la puerta entre los muros, cerca del jardín del rey, mientras los caldeos tenían cercada la ciudad. Los huidos tomaron el camino del Araba; 5
pero el ejército de los caldeos persiguió al rey y le dio alcance en los llanos de Jericó, y todo su ejército se dispersó, dejándole. 6
Apresaron al rey y le llevaron al rey de Babilonia, a Ribla, y le sentenciaron. 7
Los hijos de Sedecías fueron degollados en su presencia; a Sedecías le sacaron los ojos, y, cargado de cadenas de bronce, le llevaron a Babilonia. Nabucodonosor quiso acabar con las veleidades de Judá cortando definitivamente sus contactos con Egipto. Al aparecer el rey Psamético en Palestina el año 590, algunos judíos enroláronse en su ejército. Los falsos profetas anunciaban el ocaso de Babilonia y el encumbramiento de Egipto (
Jer_27:29); Sedecías, a pesar de haber jurado fidelidad a Nabucodonosor, dejóse arrastrar por la corriente filoegipcia. Ofra, el sucesor de Psamético, inició las hostilidades. Pero Nabucodonosor le salió al encuentro en Ribla, dividiendo su ejército en dos cuerpos: uno en dirección a Tiro, y otro, que capitaneaba el mismo monarca, apuntando hacia Judá (
Eze_21:2455). A su paso, las ciudades de Judá cayeron en su poder, menos Laquis, Azeca y Jerusalén (
Jer_34:7). En las cartas de Laquis, de que hemos hablado, se reflejan los estertores de estas ciudades, resto del que fue reino de Judá. A principios del año 588, las tropas de Nabucodonosor presentáronse ante Jerusalén, estrechándola con el cerco. Sedecías llamó en su auxilio al ejército egipcio. No se hizo sordo Ofra a estos gritos de socorro, mandando su ejército a Palestina y comenzando por invadir la Sefela (
Jer_21:1ss;
Eze_30:20). Temiendo Nabucodonosor ser apresado entre dos fuegos, levantó el cerco de Jerusalén para cortar el avance egipcio. Aquel contratiempo del rey de Babilonia envalentonó a los del partido filoegipcio, de Jerusalén, que encarce laron a Jeremías, culpándole de traidor y derrotista (Jer c.37). Sedecías fue a consultarle secretamente el futuro de la ciudad, a lo que respondió el profeta: Volverán los caldeos a combatir esta ciudad, Y la tomarán y la incendiarán (
Jer_37:7). En efecto, los egipcios huyeron ante las tropas de Nabucodonosor (
Eze_30:2055), que volvieron a reunirse en torno a Jerusalén. El hambre comenzó a hacer su aparición en la ciudad. ? los dieciocho meses de sitio abrióse una brecha en el muro septentrional, por donde los soldados de Babilonia penetraron en el interior. Sedéelas huyó de noche por la puerta que había en el muro del sudeste del Ofel, tomando el camino de Araba hacia el valle del Jordán (
Jer_52:7;
Jer_39:2-4;
Deu_1:1-7). Los soldados sitiadores alcanzaron a los fugitivos en las estepas de Jericó (
Jos_4:13). A Sedecías condujéronle cautivo a Ribla (
Jos_23:33), en donde, después de haber presenciado el asesinato de sus hijos, el mismo Nabucodonosor, en castigo de sus traiciones, le arrancó los ojos (
Jer_39:6-7;
Jer_52:10-11). Después, cargado de cadenas de bronce, mandó Nabucodonosor que fuera llevado a Babilonia a fin de que muriera en un rincón de alguna cárcel de la capital. Era el mes de agosto del año 587.
Saqueo de Jerusalén (Jer_25:8-17).
8
El día séptimo del quinto mes era el año diecinueve del reinado de Nabucodonosor en Babilonia , Nebuzardán, jefe de la guardia, servidor del rey de Babilonia, entró en Jerusalén, 9
quemó el templo de Yahvé, el palacio real y todas las casas de Jerusalén. 10
Todo el ejército de los caldeos, que estaba con el jefe de la guardia, demolió las murallas que rodeaban a Jerusalén. 11
Nebuzardán, jefe de la guardia, llevó cautivos a los que habían quedado en la ciudad, de los que se rindieron al rey de Babilonia, y al resto de la gente, 12
fuera de algunos pobres que dejó, como viñadores y labradores. 13
Los caldeos rompieron las columnas de bronce que había en la casa de Yahvé, las basas, el mar de bronce que había en la casa de Yahvé, y se llevaron el bronce a Babilonia. 14
Cogieron los ceniceros, las tenazas, las palas, los cuchillos, las tazas y todos los utensilios de bronce con que se hacía el servicio. 15
El jefe de la guardia cogió también los braseros y las copas y todo cuanto era de oro y cuanto era de plata. 16
Las dos columnas, el mar, las basas que Salomón había hecho para la casa de Yahvé; todos los utensilios de bronce tenían un peso incalculable. 17
La altura de una columna era de dieciocho codos, y tenía encima un capitel de bronce de tres codos de altura, y en derredor del capitel había trenzados y granadas, todo de bronce; y lo mismo la otra columna. Nebuzardán fue el encargado de saquear metódicamente la ciudad. Emoezó por prender fuego al templo y principales edificios. Los soldados abrieron diversas brechas en las murallas de la ciudad, que en gran parte permanecieron en pie (
Neh_6:15). Todos los habitantes, exceptuando a algunos agricultores y viñadores, fueron llevados cautivos a Babilonia. Todo lo que quedó en pie en el templo después del incendio fue destruido y demolido; las columnas de bronce (
Jer_27:19;
1Re_1:7;
1Re_1:15-22), las basas (
1Re_7:27-39) y el mar de bronce (
1Re_7:23-26) corrieron esta suerte. Todos los utensilios de valor fueron requisados y llevados a Babilonia. De los objetos de oro y plata se hizo cargo Nebuzardán (
Jer_52:15-24).
Castigo de los culpables (Jer_25:18-21).
18
El jefe de la guardia cogió a Sarayas, el sumo sacerdote; a Sofonías, el segundo sacerdote, y a los tres guardias del atrio; 19
y de la ciudad, a un eunuco, que tenía a sus órdenes la gente de guerra; a cinco hombres de los consejeros del rey, que fueron encontrados en la ciudad; al secretario del jefe del ejército encargado del alistamiento y a sesenta más del pueblo que se hallaban en la ciudad. 20
Nebuzardán, jefe de la guardia, los cogió y los llevó a Ribla, al rey de Babilonia. 21
El rey de Babilonia les dio muerte en Ribla, en tierra de Jamat. Así fue llevado cautivo Judá lejos de su tierra. Judá fue llevado cautivo lejos de su tierra. En Palestina quedaba solamente un resto (
Jer_40:11), un reducido número (
Jer_42:2). Judá parecía un desierto (
Jer_44:22;
Eze_33:28); por todas partes veíanse ruinas (
Jer_45:4).
Dios había castigado con la humillación del destierro la infidelidad de su pueblo.
Godolías, prefecto (Jer_25:22-26).
22
Nabucodonosor puso el resto del pueblo que quedaba en la tierra bajo el gobierno de Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safan. 23
Cuando los jefes de las tropas supieron, ellos y sus hombres, que Godolías había sido puesto por el rey de Babilonia como gobernador del territorio, vinieron a Godolías, a Misfa, Ismael, hijo de Netanía; Jojanán, hijo de Careaj; Sarayas, hijo de Tanjumet, de Neftoa, y Jazanía, hijo de un macateo, con sus gentes. 24
Godolías les juró a ellos y a sus hombres, diciéndoles: No temáis nada de parte de los caldeos; quedaos en la tierra, servid al rey de Babilonia, y os irá bien. 25
Pero el séptimo mes, Ismael, hijo de Netanía, hijo de Elisama, de sangre real, vino acompañado de diez hombres, e hirieron mor-talmente a Godolías, así como a los judíos y caldeos que estaban con él en Misfa. 26
Entonces todo el pueblo, pequeños y grandes, los jefes y sus tropas, se levantaron y se fueron a Egipto por temor de los caldeos. Al frente de los pocos que habían quedado en Judá puso Nabucodonosor a Godolías por prefecto. Este nombre figura en un sello encontrado en
Tell el-Duweir, como perteneciente al maestro de palacio en tiempos de Sedecías, cargo que pudo ejercer Godolías 1. Era éste un hombre bueno, prudente, amigo de Jeremías, generoso, que acogía a todos amablemente, dándoles saludables consejos. Estableció su residencia en Misfa (v.24), con Jeremías por consejero (
Jer_39:11-15;
Jer_40:1-6). Cierto Ismael, de estirpe real, sobornado por los amonitas, asesinó al prefecto y a todos los caldeos que estaban con él. Jeremías relata largamente este lamentable episodio (40:14-41:16). Por temor a represalias, el pueblo emigró a Egipto (
Jer_42:17-18), arrastrando por la fuerza al profeta Jeremías (Jer 42:1-43:7). De esta manera desaparecía de Palestina aun el resto que había dejado Nabucodonosor.
Joaquín, fuera de la prisión (25:27-30).
27
El año treinta y siete de la cautividad de Joaquín, rey de Judá, el día veintisiete del duodécimo mes, Evil Merodac, rey de Babilonia, el año primero de su reinado, alzó la cabeza de Joaquín, rey de Judá, y le sacó de la prisión. 28
Le habló con benevolencia, y puso su trono por encima de los tronos de los reyes que con él estaban en Babilonia. 29
Le hizo quitar sus vestidos de preso, y ya siempre comió a su mesa todo el tiempo de su vida. 30
El rey proveyó constantemente a su mantenimiento todo el tiempo de su vida. Estos versos se encuentran en
Jer_52:31-34. Quiso Nabucodonosor vengar la muerte de Godolías enviando a Palestina un contingente militar que devastara el país y deportara a los que allí quedasen (
Jer_52:30). Para reemplazarlos no se mandaron colonos de Babilonia; el país permaneció mucho tiempo abandonado, desierto, penetrando poco a poco en él los pueblos circunvecinos de los amonitas, árabes y edomitas. Los judíos fieles volvían sus ojos hacia la ciudad de Jerusalén, adonde acudían, según sus posibilidades,
para orar y ofrecer sacrificios (
Jer_41:4-5).
Pero el pueblo de Judá comía el pan del exilio, llorando su desgracia junto a los sauces de los ríos de Babilonia, acordándose de Sión (
Sal_137:155). Dios los había arrojado de su heredad, de su presencia, a causa de sus muchos pecados. El exilio será una buena ocasión para que Israel reflexione sobre las causas de su desgracia
y expíe su pecado con una sincera penitencia. Para el pueblo de Judá era también el exilio una pena medicinal. En Babilonia, Joaquín dejaba atrás los barrotes de la prisión y era admitido por Evil Merodac (561-559) en su mesa durante todo el tiempo de su vida. Los honores reales que se reconocen en él anuncian la gloria y la restauración judía (
Jer_52:32-33).
Dios no olvidaba a su pueblo, mostrándose fiel a su mucha misericordia aun en los momentos que le azotaba. 1 En cuanto a los tributos, dícese en el mencionado documento que Ezequías pagó treinta talentos de oro y ochocientos de plata, lo que puede explicarse o bien por una exageración del vencedor o porque el valor del talento babilonio difería del hebreo. Véase texto en Pritchard, 287-288; Parrot, 39. Estos hechos están avalados por otros relatos más cortos y menos solemnes. Un toro de Nínive lleva esta inscripción: Devasté el gran distrito e Juda y sometí a su rey, Ezequías (
Ha-sa-qi-a-a),
el dominador y orgulloso. Otro texto Procedente de Nebí Yunus dice: Devasté el gran distrito de Judá y puse los lazos de mi yueo sobre Ezequías, su rey (Pritchard, 288; Parrot, 39).
2 Construí escribe contra él (Ezequías) torres y castigaba a cualquiera que salía por la grande puerta de su ciudad. Las ciudades que había devastado las separé de su país y las entregué a
Mi-ti-in-ti, rey de Azoto; a
Padi-i, rey de Acarón, y a
Ismien, rey de Gaza. Ezequías. me hizo llegar, más tarde, a Nínive, mi villa señorial: treinta talentos de oro, ochocientos talentos de plata, piedras preciosas., armas de guerra en gran número, con sus hijas, mujeres de palacio, cantores y cantoras. Envió sus mensajeros para entregar el tributo y hacer acto de obediencia (Pritchard, 288; Parrot, 37-38).
3 Según De Vaux, se trata de un mismo acontecimiento narrado con otros detalles; tenemos, dice, dos relatos paralelos, dos maneras distintas de contar el mismo hecho (2 Re 18:17-19:9; 19:8-37). Esta opinión es compartida por A. Lods,
Bible du Centenaire 2Re_18:13, nota.; H. Haag,
La campagne de Sénnachérib contre Jérusalem en 701: RB 58 (1951) 348-359; A. Parrot, l.c. En el texto se mencionan dos embajadas enviadas por Senaquerib, una con mensaje a Ezequías (18:19-25), y una arenga al pueblo (18:26-34). Por este motivo, Juan le Moyne
(Les deux Ambassades de Sennachérb a Jérusalem: Mélanges Robert, 149-153) niega exista homogeneidad en la sección 18:17-19:9. En efecto, en la primera embajada, Jerusalén no se halla cercada por el enemigo; en la segunda, sí (v.30). Como hemos insinuado, hay autores que distinguen en todo este relato dos campañas distintas: una que tuvo lugar durante el año 701 (18:13-16) y otra posterior al año 693 (18:1755). Basan sus argumentos (Dhorme: RB [1910] 512; W. F. Albright: Basor, 130 [1953] 8ss) en que el rey Taraca (Taharqa), faraón de la XXV dinastía (
2Re_19:9), empezó solamente a reinar en 690, siendo un niño de nueve años en 701.
4 A. Dupont-Sommer,
Les Araméens (París 1949); ídem,
L'Ostracon ararnéen d'Assur: Syria, 24 (1944) 24-61. 2 Más detalles sobre esta campaña pueden verse en P. Dhorme,
Le Pays biblique et l'Assyrie (París 1911); J. Plessis,
Babylone et la Bible: DBS 789-794; Parrot,
Nínive et l'Ancien Testament 40-45.
1 Pliníq, Hist. Nat 23:7: San Jerónimo,
In h: PL 24:398.
2 Biblical Researches, vol.1 (1856) 13955.
3 Damos su traducción, incluyendo entre paréntesis las palabras que faltan en el texto a causa de haberse roto la piedra en varios pedazos en el momento de arrancarla de su lugar: (lín.1; acabada) la perforación. Y ésta fue la historia de la perforación: mientras (los excavadores alzaban; 2) el pico el uno contra el otro y mientras quedaban todavía tres codo para excavar, se oyó la voz de un hombre que lia (3) maba a otro, porque había una hendidura en la roca de la derecha y de la (izquierda). Y en el día de la (4) perforación los mineros picaban uno contra otro, pico contra pico, y comenzó a correr (5) el agua de la fuente a la piscina (en un recorrido) de mil doscientos codos. Y cien (6) codos era la altura sobre la
cabeza del minero (D. Diringer,
Le Iscrizioni anticoebraiche Palestinesi [ renze 1934] 81-110; H. Michaud, Sur
la pierre et l'argile [París-Neuchátel 1958] 64-73/'
1 En cuanto a su rey, dice el prisma Â: Abdi-Milkuti, que ante mis armas había huido al medio del mar, le pesqué fuera de él como a un pez, cortándole la cabeza (Pritchard, 291) A este hecho hace referencia Amos al dirigirse a las mujeres de Samaría, diciendo: "vienen sobre vosotras días en que os levantarán con bicheros, y a vuestros descendientes con harpones (4:2). En Sidón recibió el homenaje de los reyes siro-palestinenses, de Tiro (Baalu), de Judá (Me-na-si-i = Menasés), de Edom, Moab, Gaza, Acarón (pritchard, 291).
1 En un tiempo debió de estar colocado en el interior o sobre el arca de la alianza, entre los querubines, conforme a una costumbre existente entre los egipcios y los hititas, según la cual los documentos importantes, profanos y religiosos, se colocaban delante de los dioses para que los santificasen y consagrasen con su presencia. Así procedió Tutmosis con el relato de sus hazañas en Megiddo. Sobre todo poníanse bajo la protección de los dioses los textos legislativos. Hammurabi puso su famoso código en el templo de Marduk, en Babilonia y otros muchos santuarios.
2 S. A. Fríes, Die Gesetzschrift des Kónigs Josia (Leipzig 1903); E. Naville, La décou" verte de la Loi sous Josias (París 1910); J. Coppens, Le reforme de Josias. L'objet de la reforme de Josias et la loi trouvée par Helcias: ETL 5 (1928) 581-588.
1 J. Gadd, The Fall of Niniveh. The newly discovered Babylonian
Chonicle, no. 21, 901, Jn the British Museum (Londres 1923); Pritchard, 304-305.
1 A. Vaccari,
Le lettere de Lachis: Â 20 (1939) 180-199; R. De Vaux,
Le ostraha de Lakhis: RB 48 (1939) 181-206; H. Michaud, Lc., 75-103. Para la campaña de Nabucodo
-nosor en Palestina, véase A. Parrot,
Babylone et V'Anden Testament (París 1956); D. J· Wiseman,
Chronicles of Chaldean Kings (626-366)
B.C Jirf the
Britfsh Museum (Londres 1956) Pritqhard, 303-307.
1. R. De Vaux,
Le Sceau de Godolias. Maíire du palais: RB 45 (1936) 96-102; Michaud l-c., 104-109.