Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
17. La Circuncisión.
E ste relato va introduciendo en el curso de su narración el origen de las principales instituciones de Israel. Primero la del sábado 1
, luego la de no comer sangre o carne no sangrada 2, ahora la circuncisión, que, como dice Jesucristo, no viene de Moisés, sino de los padres3. Ya han pasado años desde la primera promesa sobre la descendencia. Ismael tiene ya trece años. Ahora se le vuelve a prometer una gran posteridad, estableciendo una alianza, simbolizada en la circuncisión. Con ella comienza el tercero de los cuatro grandes períodos en los que el texto
divide la historia de la humanidad; los dos anteriores son los de Adán y Noé, y el cuarto será el de Moisés.
Reiteración de la Promesa (1-8).
1Cuando era Abram de noventa y nueve años, se le apareció Yahvé y le dijo: Yo soy el Saday; anda en mi presencia y sé perfecto. 2Yo haré contigo mi alianza y te multiplicaré muy grandemente. 3Cayó Abram rostro a tierra y siguió diciéndole Yahvé: 4Cuanto a mí, he aquí mi pacto contigo: serás padre de una muchedumbre de pueblos, 5y ya no te llamarás Abram, sino Abraham, porque yo te haré padre de una muchedumbre de pueblos. 6Te acrecentaré muy mucho y te haré pueblos, y saldrán de ti reyes; 7yo establezco contigo y con tu descendencia después de ti, por sus generaciones, mi pacto eterno de ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti, 8y he de darte a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán, en eterna posesión.
Cuando el patriarca tenía noventa y nueve años se le apareció
Yahvé. Este nombre es aquí extraño, pues fue revelado por primera vez a Moisés6. La intercalación aquí, pues, es debida al redactor, que creyó necesario ponerlo para empalmar con los relatos anteriores en los que Dios aparece con el nombre de
Yahvé. Aquí Dios se presenta a Abraham bajo el nombre de
El Saday (v.1), que los LXX traducen por ðáíôïêñÜôùñ y la Vulgata por
Omnipotens7. Parece que
Saday es un epíteto como
Elyon (Altísimo?). Hoy día los autores prefieren relacionar este epíteto con el nombre acadio
sadu (montaña), y entonces se le define por el Dios
montañoso o de las montañas8. Así se supone que sería el nombre traído por los patriarcas de la región montañosa de Jarrán, lo que justificaría la asociación de Yahvé con el monte Sinaí.9 El epíteto, pues, obedecería a la creencia popular de que habitaba en una zona montañosa, como el Olimpo de los griegos o el monte
Nisir de los mesopotámicos10. En
Exo_6:2-3 se dice: Yo soy Yahvé; yo me he aparecido a Abraham, a Isaac y a Jacob como El Saday; mas por mi nombre de Yahvé no he sido conocido de ellos.
Después del anuncio solemne en el que se declara la divinidad, se intima a Abraham a ser
perfecto y
a caminar en
presencia de El. No se determina ninguna prescripción positiva, sino la intimación de ser recto e íntegro en sus costumbres, exento de todo pecado11. Y se anuncia el establecimiento de una alianza solemne y una promesa de multiplicar la descendencia sobremanera. No se alude aquí al símil de las estrellas del cielo ni al polvo de la tierra, como en los casos anteriores, sino que se anuncia simplemente una
muchedumbre de pueblos (v.4). Tampoco se menciona el sacrificio de las víctimas descuartizadas. En la mente del autor no hay legítimo sacrificio antes de la institución mosaica. Dios le cambia el nombre de
Abram en
Abraham, diciendo: porque yo te haré
padre de una
muchedumbre de pueblos (v.5). El autor sagrado juega con una etimología popular de Abram:
Ab (padre) y
hamon (multitud). En realidad,
Abram significa padre ama o padre elevado como ya hemos explicado12. En las promesas anteriores se decía que sería padre de un pueblo innumerable; ahora, en cambio, la perspectiva se alarga, y se dice que será padre de
multitud de pueblos, y que de él saldrán reyes (v.8). Ya no se trata de prometerle tribus nómadas más o menos numerosas, sino que serán reinos los que constituirán la descendencia de Abraham. En efecto, de él habrían de salir los israelitas y los edomitas13, con sus reyes y estados florecientes. Por eso, Abraham desde ahora es como una nueva persona ante Dios, y así se le cambia el nombre para simbolizar la paternidad sobre multitud de pueblos. Se establece un
pacto eterno entre Dios y el patriarca y su descendencia14. San Pablo ve el cumplimiento de esta profecía en el Israel de Dios
que por la fe se incorporaba a las promesas de Abraham15.
La Circuncisión, Señal de la Alianza (9-14).
9Dijo Dios a Abraham: Tú guarda mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por sus generaciones. 10Esto es mi pacto, que has de observar tú y tu descendencia después de ti: 11circuncidad todo varón. Circuncidaréis la carne de vuestro prepucio, y ésta será la señal del pacto entre mí y vosotros. 12A los ocho días de nacido, todo varón será circuncidado en vuestras generaciones: los siervos, los nacidos en casa, los comprados, aunque no sean de vuestra estirpe. 13Todos, todos los criados en casa o comprados, se circuncidarán, y llevaréis en vuestra carne la señal de mi pacto por siempre; 14y el incircunciso que no circuncidare la carne de su prepucio, será borrado de su pueblo; rompió mi pacto.
La
señal de este pacto será la circuncisión, o recorte en el prepucio del varón. Aquí se ordena sólo para los varones, pero en algunos pueblos antiguos existía la circuncisión en las hembras (
ablatio clitoridis)
, y aún se practica entre las tribus de Moab16. En nuestro caso, la circuncisión debe practicarse al octavo día del nacimiento del varón, y están sujetos a ella tanto los hombres libres como los esclavos, hebreos o extranjeros (v.12)17. La ley se impone bajo pena de la exclusión del mismo de la comunidad israelita, privándole de todos los derechos o quizá la pena de muerte, pues la frase
será borrado de su pueblo (v.14.) a veces tiene el sentido de privar de la vida18. En el caso presente, el no circuncidarse era romper el
pacto con Dios, ya que la circuncisión era su
señal y el recuerdo de la misma19. El mundo aparecía para los israelitas dividido en dos categorías: el circunciso y el incircunciso.20 Los filisteos eran considerados como objeto de horror, porque eran incircuncisos21. Los profetas darán un sentido más espiritualista al rito, y así dirán que es más importante la circuncisión del corazón que la exterior en la carne22. En la tradición judía quedó como el signo externo de incorporación a la comunidad religiosa y cívica de Israel. En la primitiva Iglesia hubo dudas sobre su adopción, sobre todo entre los judaizantes23.
La circuncisión no es una institución exclusiva de los hebreos, ya que existe en muchos pueblos de la antigüedad. Herodoto dice que la practicaban los egipcios y etíopes, los cuales la enseñaron a los fenicios y a los sirios24. En un bajorrelieve de una tumba de Saqqarah, la antigua Menfis, del tercer milenio a.C., aparece un operador cortando el prepucio a un joven25. Aún hoy día entre los negritos, bantús, pieles rojas y polinesios se practica la circuncisión. Pero no existe entre los mesopotámicos. Entre los árabes se practica a los niños y a las niñas26. Se supone que el origen del rito es africano. Se han señalado razones higiénicas para ello, pero ha sido observado un poco por todo el mundo en las poblaciones de las razas más diversas, como parte de ceremonias de iniciación que unen más íntimamente al joven a la tribu y a su dios o dioses. El lugar donde se practica la circuncisión indica bastante que es como una consagración, por un sacrificio cruento, de la vida sexual, a la cual el joven es en adelante admitido. Todo lo que se refiere a la generación es eminentemente
tabú, rodeado de restricciones y deprecaciones investidas de un carácter religioso, sancionadas por leyes severas. Por la circuncisión es uno verdaderamente novio de la sangre.27 La transmisión de la vida es algo misterioso que administra directamente Dios, y por eso el hombre sólo puede ser admitido a contribuir a esa función con una autorización divina y mediante una ceremonia apropiada28.
En el caso nuestro, la circuncisión es un rito, sin duda, tomado del ambiente, al que se le da un nuevo sentido, el de la vinculación a la comunidad bendecida de Abraham. Y la razón de la elección de ese extraño rito se ha de buscar, sin duda, en la promesa de bendición a la descendencia, y por eso se santifica y consagra el órgano de la transmisión de la vida. Así, queda consagrada la descendencia y reconocida como suya por Dios. Por eso, el incircunciso era considerado como extraño a la comunidad israelita. En el pacto sinaítico se reiteró la orden de circuncisión, por lo que dice San Pablo: El que se circuncida queda obligado a toda ley29. Los Padres de la Iglesia consideran la circuncisión como
figura del bautismo, el sacramento de la iniciación cristiana, y asegura que por ella,
y mediante la fe de los padres en el Mesías, se perdonaba el pecado original30
.
Promesa de un Nuevo Hijo (15-22).
15Dijo también Dios a Abraham: Sarai, tu mujer, no se llamará ya Sarai, sino Sara, l6pues la bendeciré, y te daré de ella un hijo, a quien bendeciré, y engendrará pueblos, y saldrán de él reyes de pueblos. 17Cayó Abraham sobre su rostro, y se reía, diciéndose en su corazón: ¿Conque a un centenario le va a nacer un hijo, y Sara, ya nonagenaria, ya a parir? 18Y dijo a Dios: ¡Ojalá que viva a tus ojos Ismael! 19Pero le respondió Dios: De cierto que Sara, tu mujer, te parirá un hijo, a quien llamarás Isaac, con quien estableceré yo mi pacto sempiterno y con su descendencia después de él. 20También te he escuchado en cuanto a Ismael. Yo le bendeciré y le acrecentaré y multiplicaré muy grandemente. Doce jefes engendrará, y le haré un gran pueblo; 21pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el que te parirá Sara el año que viene por este tiempo. 22Y, como acabó de hablarle, desapareció Dios.
Al precepto de la circuncisión añade Dios la promesa de un nuevo hijo habido de su esposa Sara. Como había cambiado el nombre de Abraham porque iba a ser padre de multitud de pueblos, así también va a cambiar el nombre de su esposa. Sara significa
princesa femenino de
sar.
Es el equivalente del
sarratu babilónico reina. Aquí se la llama Sara porque iba a ser madre de reyes (v.16), los reyes de Israel y de Edom. Sarai es una pronunciación dialectal aramea quizá es la terminación del sufijo
mío; así se traduciría mi princesa. El autor juega con la doble grafía del nombre de Abraham y de Sara, dándoles en el cambio un sentido profético. Se trata, pues, de etimologías populares31. Dios bendecirá a Sara lo que no se dice de Agar y la hará madre de muchos pueblos. Este anuncio excitó la risa incrédula de Abraham, quien no veía la posibilidad de ser padre a los cien años con Sara nonagenaria. Se contenta con que su hijo de la esclava, Ismael, viva y tenga descendencia de él (v.18). Dios, lejos de enojarse con este gesto incrédulo, promete solemnemente el nacimiento de un hijo, al que pondrá por nombre
Isaac, con el que establecerá su
pacto y con su descendencia. El documento alude a esta risa escéptica como explicación del nombre de Isaac
Yisjaq: él se ríe, de
sajaq, reírse). Es etimología popular. Los lexicólogos creen que Isaac es la forma apocopada del nombre teóforo
Yisjaq-el (Dios se ríe, es benévolo)34.
Abraham ya se contentaba con que su heredero fuera el hijo de la esclava, que para los efectos jurídicos podía ser considerado como hijo de Sara 35. Dios indica que tampoco se olvidará de Ismael, al que hará jefe de un gran pueblo:
Doce jefes engendrará. Parece ser una glosa tornada de la genealogía de Ismael de
Gen_25:12-16. Esta precisión numérica es desacostumbrada en los vaticinios. Aquí las promesas hechas a Ismael se amplían mucho y se parecen a las hechas a la descendencia de Sara 36.
Después se repite la promesa del pacto con Isaac, cuyo nacimiento se anuncia para fecha próxima (v.21), precisión cronológica muy característica del documento.
Circuncisión de Abraham y de Ismael (23-27).
23Tomó, pues, Abraham a Ismael, su hijo, y a todos los siervos, los nacidos en casa y los comprados, todos los varones de su casa, y circuncidó la carne de su prepucio aquel mismo día, como se lo había mandado Yahvé. 24Era Abraham de noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio, 25e Ismael de trece años cuando fue circuncidado. 26En el mismo día fueron circuncidados Abraham e Ismael, su hijo, 27y todos los varones de su casa, los nacidos en ella y los extraños comprados, se circuncidaron con él.
Abraham cumplió el mandato de la circuncisión de todos los varones de su casa, empezando por él mismo. La edad de trece años de Ismael coincide con la edad en que son circuncidados los varones en las tribus árabes 37.
Nota Sobre la Circuncisión.
En las naciones civilizadas, la ley señala la mayoría de edad, a partir de la cual el individuo goza ya de los derechos ciudadanos, que hasta entonces no poseía. En los pueblos primitivos, esta ley tiene mayor importancia, y el hombre alcanza su mayoría de edad por un rito especial de iniciación religiosa. Este rito dura muchos días, a veces meses, de ayunos, de maceraciones, sufrimientos físicos, que ponen a prueba la fortaleza de los iniciados. En esta ocasión se revelan a éstos las ceremonias religiosas, los preceptos morales, hasta entonces tenidos en secreto. Mediante estos ritos, los iniciados entran a formar parte de la sociedad humana y religiosa en que habían nacido y hasta entonces se habían criado, pero sin formar parte de ella 38.
Del conjunto de estos ritos, a veces bárbaros y sangrientos, es parte en muchos pueblos la circuncisión, que no es propia de sólo Israel. Tribus salvajes de América, áfrica y Oceanía la practican todavía, y no hay fundamento alguno para pensar que la hayan recibido de los hebreos. Los egipcios la practicaron en una buena parte de su larga historia. También los fenicios la observaban, aunque al emigrar a otras tierras la abandonasen. Los pueblos de Moab, Ammón y Edom asimismo la guardaban, y en la tierra de Canaán, sólo los filisteos reciben en la Biblia el nombre
infamante de
incircuncisión. Hoy todavía la practican los musulmanes, y parece que fue la Arabia la región de donde la circuncisión se extendió a los otros pueblos semitas. Es ésta una práctica propia de las sociedades reducidas, y así se explica que no se la encuentre en los grandes imperios de Asiria y Caldea. En Egipto se puede considerar como una supervivencia propia de un estado de civilización primitiva. La edad en que se practica varía mucho de unos pueblos a otros. Entre los primitivos suele marcar el fin de la pubertad, pues entre ellos conserva el rito de la iniciación todo su sentido original. En otros se adelanta la práctica de la circuncisión. Entre los nómadas de la región de Moab, como en Palestina, es a los seis u ocho años cuando se practica. En otras tribus beduinas se adelanta aún más, hasta los dos años. Pero en todas partes la circuncisión va acompañada de fiestas y regocijos, muestra grande de la importancia que se le da. Es, sin embargo, muy probable que los que así proceden no se dan hoy cuenta del sentido que tal rito tiene. Pero no hay duda que no es por razones higiénicas, sino por motivos religiosos por los que este rito se introdujo entre los primitivos y se conserva hasta hoy aun en pueblos más o menos civilizados. Por la circuncisión, el iniciado se cree más internamente unido a su pueblo y a su dios, pudiendo desde entonces tomar parte en todos los actos del culto 39.
Para estudiar la historia de la circuncisión entre los hebreos hemos de atenernos a la distinción que de los códigos legales y preámbulos históricos de cada uno dejamos indicados en la introducción general. Según éstos, la primera vez que se nos presenta la circuncisión es en
Exo_4:25s, en un pasaje más bien oscuro, que dice así: Por el camino, en un lugar en que pasaba la noche Moisés, salióle Yahvé al encuentro y quería matarle; pero Séfora, cogiendo en seguida un cuchillo de piedra, circuncidó a su hijo y arrojó el prepucio a sus pies los de Moisés, diciendo: Esposo de sangre eres para mí. Y le dejó, diciendo lo de esposo de sangre por la circuncisión de su hijo. Pasemos por alto
lo de salir Dios al encuentro de Moisés, cuando caminaba hacia Egipto a cumplir su misión divina, y la amenaza de muerte, que es un antropomorfismo no mayor que otros de la Escritura. Lo que resulta claro de todo el conjunto del pasaje es que Moisés había descuidado el cumplimiento de la circuncisión de su hijo.
En el libro de Josué otra vez se vuelve a hacer mención de la circuncisión. Yahvé dijo entonces a Josué: Hazte cuchillos de piedra y circuncida a los hijos de Israel. Hízose Josué cuchillos de piedra y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de Aralot de
los Prepucios.
Cuando todos se circuncidaron, quedaron en el campamento hasta curarse, y Yahvé dijo a Josué: Hoy he quitado de sobre vosotros el oprobio de Egipto.40 Es decir, que los hebreos que, pasado el Jordán, entraron en la tierra de Canaán, no estaban circuncidados, y que se circuncidaron al hacer su entrada en la tierra de las promesas. El autor sagrado o, tal vez, los copistas posteriores experimentaron una natural estupefacción a la noticia de este suceso, que argüía un grave descuido en el pueblo y en el caudillo que durante tantos años los había dirigido por el desierto. Las explicaciones que el texto sagrado añade no están concordes en el texto masorético y en la versión griega de los LXX, indicio tal vez seguro de que no proceden del autor inspirado, sino de glosadores posteriores. Pero, en todo caso, tendremos que la circuncisión era practicada en Israel cuando éste hizo su entrada en Canaán y que era mirada como un rito religioso impuesto por Yahvé.
La Circuncisión Espiritual.
El Deuteronomio habla hasta dos veces de la circuncisión espiritual. Circuncidad, dice, vuestros corazones y no endurezcáis vuestra cerviz, porque Yahvé, vuestro Dios, es el Dios de los dioses, el Señor de los señores, el Dios grande, fuerte y terrible, que no hace acepción de personas, etc. 41 Y en otro lugar: Circuncidará Yahvé, tu Dios, tu corazón y el corazón de tus descendientes para que ames a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y vivas42. Estos textos traen a la memoria otro del profeta Jeremías, que dice: Así dice, pues, Yahvé a los hombres de Judá y de Jerusalén: Roturad vuestro campo y no sembréis en cardizales. Circuncidaos para Yahvé, circuncidad vuestros corazones, varones de Judá y habitantes de Jerusalén. No sea que se derrame como fuego mi ira y se encienda, sin que haya quien pueda apagarla, por la maldad de vuestras obras.43 En otro lugar, el mismo profeta vuelve a hablar de la circuncisión del corazón: Vienen días, dice el Señor, en que yo pediré cuenta a todos, circuncidados e incircuncisos, a Egipto, a Judá, a Edom, a los hijos de Ammón, a Moab y a los que se rapan las sienes y habitan el desierto; pues todos esos pueblos son incircuncisos, todo Israel es incircunciso de corazón 44. Israel solía gloriarse de la circuncisión como una señal de la alianza con Yahvé, su Dios. Tal conducta no tiene fundamento; también esos otros pueblos practican la circuncisión y, sin embargo, son incircuncisos de corazón. En esto Israel los imita, y por eso la cólera de Yahvé vendrá sobre él, igual que sobre los otros pueblos. Todos estos pasajes nos prueban que Israel practicaba el rito de la circuncisión en su carne,
pero no en su espíritu, y esto era lo que Dios exigía.
Volvamos atrás, y en el Génesis hallaremos narrada muy en detalle la historia de la introducción de este rito en las tribus de Abraham. Dijo Dios al patriarca: Yo haré contigo mi alianza y te multiplicaré muy grandemente. Cayó Abraham rostro en tierra, y Dios siguió diciéndole: He aquí el pacto que hago contigo: serás padre de una muchedumbre de pueblos. Te acrecentaré mucho y te haré pueblos, y saldrán de ti reyes; yo establezco contigo y con tu descendencia después de ti, por generaciones,
un pacto eterno de ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti y de darte a ti y a tu descendencia después de ti la tierra de tus peregrinaciones. Este es el pacto, o mejor,
la promesa que Dios hace al patriarca. Ser su Dios y el Dios de su descendencia, multiplicar ésta hasta convertirla en reinos y darle la tierra de Canaán. Luego prosigue: Circuncidaréis la carne de vuestro prepucio, y ésa será la señal del pacto entre mí y vosotros. Todos los varones de la tribu de Abraham, sin distinción de libres o siervos, deberán circuncidarse, y en adelante recibirán esa señal a los ocho días de nacidos. El que esto no haga, circuncidando la carne de su prepucio, será borrado de su pueblo, porque quebrantó mi pacto.45 Siendo la circuncisión la señal del pacto, quien la lleve será incluido en él; quien no la lleve está excluido del pacto y, por tanto, del pueblo de Dios y de sus promesas. Aplicando aquí la terminología escolástica, la circuncisión es el
sacramentum; el pacto o la promesa, la
res sacramenti. En atención a la importancia religiosa del sacramento, se ordena practicarlo a los ocho días de nacido.
Significación Social de la Circuncisión.
La importancia social del rito aparece clara en la exigencia de ella para establecer alianza con los siquemitas: No podemos hacer eso de dar nuestra hermana a un incircunciso, porque sería para nosotros una afrenta.46 La importancia religiosa se revela en
Exo_12:44ss: No comerá la Pascua ningún extranjero... Si alguno de los extranjeros que habitan contigo quisiera comer la Pascua de Yahvé, deberá circuncidarse todo varón de su casa, y entonces podrá comerla. Por la circuncisión de los varones quedaba toda la familia incorporada al pueblo de Dios y hecha partícipe de sus promesas. Esto significa el carácter social de la circuncisión, y los varones son los representantes del cuerpo social.
En el libro de Judit se nos cuenta la conversión del amonita Aquior al judaísmo por la fe en el Dios de Israel y el rito de la circuncisión 47. Con esto quedó plenamente incorporado el pueblo de Israel a la participación de las promesas divinas.
Cuando Antíoco IV se propuso borrar el judaísmo, prohibió bajo pena de muerte la circuncisión 48. Los judíos que deseaban pasarse al helenismo procuraban borrar la señal de la circuncisión por un procedimiento quirúrgico, que San Epifanio nos ha dejado descrito. Al contrario, cuando Juan Hircano quiso incorporar a su reino los galileos, samaritanos e idumeos, los hizo circuncidar. La influencia griega los había hecho, sin duda, abandonar la antigua costumbre.
En el Evangelio se nos cuenta cómo el Bautista y Jesús fueron circuncidados al octavo día 49 y por San Juan sabemos que aun en sábado se practicaba el rito, para no dejar incumplida esta ley 50. Tal vez estos ejemplos eran alegados por los convertidos del fariseísmo, que exigían la circuncisión a los convertidos por San Pablo y San Bernabé 51. A lo que los dos apóstoles se opusieron tenazmente, y la asamblea de Jerusalén, por boca de San Pedro, les dio la razón, afirmando que por la fe en Jesucristo creemos ser salvos. No obstante esto, los fieles del judaísmo continuaban practicando la circuncisión; y en cuánta estima la tenían, nos lo declaran las palabras de Santiago a San Pablo en la última venida de éste a Jerusalén: Ya ves, hermano, cuántos millares de creyentes hay entre los judíos y que todos son celadores de la Ley. Pero han oído de ti que enseñas a los judíos de la dispersión que hay que renunciar a Moisés y les dices que no circunciden a sus hijos ni sigan las costumbres mosaicas. Así hablaba Santiago, el hermano del Señor, y San Pablo, que tenía por norma suprema de conducta la caridad y que se hacía todo para todos
a fin de ganarlos todos para Cristo, accedió a la propuesta de Santiago, haciéndose padrino de cuatro varones que habían hecho voto de nazareato y estaban para terminarlo con los ritos acostumbrados 52. Por la misma causa de favorecer su apostolado entre los judíos, hizo que su discípulo Timoteo se circuncidase 53.
Pero estos motivos no podían prevalecer sobre las exigencias de la fe en Cristo como único Salvador, y el Apóstol se opuso a los que pretendían que Tito, de origen gentil, se circuncidase 54. San Pablo veía bien cuáles eran los motivos de estas pretensiones judías. Hemos visto arriba que la circuncisión era como la carta de ciudadanía israelita, con la que el circuncidado quedaba incorporado al pueblo de Dios y a sus promesas. San Pablo veía estas promesas resumidas en Cristo y en su gracia,
y entendía que con esto toda la obra del Hijo de Dios quedaba subordinada, no a un obsequio de la fe en la muerte redentora de Cristo, sino al rito de la circuncisión y a la incorporación de los creyentes al pueblo israelita. Por eso decía a los gálatas que quienes pretendían circuncidarlos aspiraban a gloriarse en ellos, rindiéndolos al judaísmo y sometiéndolos a la Ley mosaica 55.
Doctrina de San Pablo Sobre la Circuncisión.
Muy otra era la doctrina del Apóstol, que había llevado hasta sus últimas consecuencias el principio asentado por San Pedro de la salud por la sola fe en Jesucristo.
La circuncisión, como la Ley, ha tenido un destino glorioso en los planes providenciales de Dios: preparar los caminos de su Hijo 56. Pero, realizada esta obra, la circuncisión y la Ley caducaron. Ni la circuncisión vale algo ni el prepucio; lo único que tiene valor es la fe en Jesucristo actuada por la caridad; o de otro modo, la nueva criatura que engendra en nosotros el espíritu de Cristo 57.
Y en esta doctrina del Apóstol hallamos el remate de aquella circuncisión del corazón de que nos hablan el Deuteronomio 58 y Jeremías 59. Consistía esta circuncisión en la plena docilidad a la voluntad de Yahvé, el Dios que por un pacto se había declarado Dios de Israel y que Israel había aceptado como su Dios. Ahora este Dios le pide el acatamiento a su voluntad sobre la forma de realizar las promesas de salud que les había dicho. Estas promesas habían estado hasta ahora envueltas en los velos de la profecía, pero al presente están ya claras y manifiestas.
La voluntad de Dios es que crean en su unigénito Hijo, el cual murió por nuestros pecados y resucitó por nuestra justificación. Esa es la circuncisión de Cristo 60, la circuncisión por
la que servimos a Dios en su Espíritu y nos gloriamos en Jesucristo 61. Y en Cristo ya no hay judío ni gentil, siervo ni libre, hombre o mujer, porque todos somos uno en El 62.
El signo sensible de esta circuncisión espiritual no es otro que el bautismo, por el cual nos incorporamos a Cristo y nos hacemos miembros de su cuerpo místico, que es la Iglesia. Pero notemos que el bautismo es un rito individual, que ha de ser recibido así por los hombres como por las mujeres.
1 Gén c.1. 2
Gen_9:4.
3Jn_1:7 :22. 4 A. Clamer, o.c., p.273. 5 Gén c.15. 6
Exo_6:3. 7 Algunas veces los LXX traducen (***) (Señor), (***) (el suficiente). 8 E. Dhorme, La religión des Hébreux nómades 344. 9 R. De Vaux,
Genése (Bible de Jérusalem) 86. 10 Cf. Poema de Guilgamés t.II. 11 Cf.
Gen_6:9. 12 Véase coment. a 11,27. 13 Cf.
Gen_36:3 1. 14 Cf.
Jer_7:23;
Jer_11:4;
Jer_24:7;
Eze_11:20;
Eze_14:11;
Eze_34:24. 15
Rom_4:16;
Rom_9:8. 16 A. Jaussen, o.c., p.364. 17 En la legislación hebraica se distingue entre esclavos (que debían ponerse en libertad al sexto año, año jubilar) y los extranjeros. Los hijos de los esclavos pertenecian al dueño si éste había dado esposa al esclavo; en caso contrario no
Exo_21:4. 18 Cf.
éxo_31:14. 19 Cf.
Deu_10:16;
Deu_30:6;
Jer_4:4;
Eze_44:7 20 A. Clamer, o.c., p .277· 21
2Sa_1:20;
Isa_52:1. 22 Cf.
Jer_4:4;
Jer_6:10;
Jer_9:25;
Eze_44:7. 23 Cf. Act 15;
Eze_16:3;
Gal_2:11 ;
Gal_5:2. 24 Herod., II 104. 25 Cf. H. Gressmann,
Alt. Texte und Bilder t.2 (1909) n.254 p.126. 26 Cf. Dhorme, o.c., p.286. 27 M. J. Lagrange,
études sur les rel. sémitiques 2.a ed. 242-249. 28 Cf. Le Roy,
La religión des primitifs (1911) 236. 29
Gál_5:2s. 30 Sum.
Theol 3 q.70 a.1 ad 3. 31 Cf. J. Chaine, o.c., p.229. 32
Gen_18:12-15. 33
Gen_21:6. 34 Véase R. De Vaux, art.c.: RB (1946) 323-324. 35 Según el art.144 ya mencionado del
Cód. de Hummurabi. 36 Cf.
Gen_12:2-3;
Gen_13:16;
Gen_17:16. 37 Cf. fl. Josefo, Ant. Iud. I 214; según Orígenes, los egipcios lo hacían a los catorce años; cf. Euseb.,
Praepar. Evang. VI II. 38 A. Le ROI,
La religión des primitifs (París 1911) 234s. 39 J. M. Lagrange, Etudes sur les rel. sémitiques 242s. 40 Jos 5.2s. 41
Deu_10:16. 42
Deu_30:6. 43 Jer 4:4. 44
Jer_9:25;
Jer_9:1. 45
Gen_17:1-14. 46
Gen_34:14. 47
Jdt_14:10. 48
1Ma_1:63s;
2Ma_6:10. 49
Luc_1:59;
Luc_2:21. 50
Jua_7:22. 51
Hch_15:1s. 52
Hec_21:20s. 53
Hec_16:3. 54
Gal_2:3. 55
Gal_5:3. 56 Rom 3:1s. 57
Gal_5:6;
Gal_6:15;
1Co_7:19. 58
Deu_10:16;
Deu_30:6. 59
Jer_4:4;
Jer_6:10. 60
Col_2:11. 61
Flp_3:3. 62
Gal_3:28.