Una vez que hubieron amontonado las armas y recogido los despojos de los enemigos, comenzaron la celebración del sábado, desbordándose en bendiciones y alabanzas al Señor, que en aquel día les había salvado, estableciendo el comienzo de su misericordia. (II Macabeos 8, 27) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
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Judas en acción (8:1-7).
1 Entre tanto, Judas Macabeo y los suyos, entrando secretamente en las aldeas, invitaban a sus parientes y a los que habían permanecido fieles al judaismo, y se les incorporaban, llegando a juntar hasta seis mil hombres; 2 e invocaban al Señor para que mirase por su pueblo, de todos conculcado; tuviese piedad del templo, profanado por impíos; 3 se compadeciese de la ciudad, devastada y casi enteramente arrasada; escuchase los torrentes de sangre que a él clamaban; 4 se acordase de la inicua muerte de niños inocentes y de las blasfemias proferidas contra su nombre y mostrase su ira contra los malvados. 5 Puesto el Macabeo al frente de su tropa, se hizo irresistible a los gentiles, volviendo el Señor su cólera en misericordia. 6 Llegando de improviso a las ciudades y aldeas, las incendiaba; y ocupando posiciones convenientes, triunfaba y ponía en huida a no pocos enemigos. 7 Sobre todo aprovechaba la noche, como más acomodada para tales incursiones, y por todas partes se difundía la fama de su valor.
En 5:27 dijo el autor que su héroe, con otros nueve, se retiró al desierto, no para permanecer ocioso, sino para organizar una resistencia capaz de enfrentarse con los enemigos del judaismo. La aparición de Judas y sus primeros éxitos es una muestra de que Dios ha cambiado su cólera en misericordia, gracias a la vida de perfecto israelita que llevaba Judas en el desierto y por el celo puesto en salvar a Israel del paganismo.
Planes de Nicanor (8:8-11).
8 Viendo Filipo cuánto había progresado aquél en poco tiempo y cómo iban creciendo sus éxitos, escribió a Tolomeo, general de la Gelesiria y Fenicia, para que viniese en apoyo de los negocios del rey. 9 Este llamó al instante a Nicanor, hijo de Patroclo, uno de sus más fieles, y le mandó a Judea, poniendo bajo su mando no menos de veinte mil hombres de todas las naciones, con el encargo de destruir todo el linaje de los judíos. También se le agregó Gorgias, general muy experimentado en las cosas de la guerra. 10 Se proponía Nicanor proporcionar al rey, de la venta de los judíos cautivos, dos mil talentos, que debían a los romanos como tributo, n y así envió a las ciudades de la costa invitaciones para que viniesen a comprar esclavos judíos, prometiendo darles noventa esclavos por talento. No presentía la venganza que el Omnipotente iba a descargar sobre él.
En este texto desfilan ante el lector personajes que ya le son familiares: Filipo, frigio de origen (5:22; 6:11), encargado de heleni-zar a Judea; Tolomeo, hijo de Dorimene (4:45), con el sobrenombre de Macrón (10:12), partidario en un tiempo de Tolomeo VI Filometor, que le nombró gobernador de Chipre, ocupando igual cargo en Celesiria y Fenicia al abrazar la causa de Antíoco Epifanes (10:11-12; 1Ma_3:38). De Nicanor se habla en 1Ma_3:38, así como de Gorgias. El papel preponderante que juega Gorgias en la batalla de Emaús, según el texto de 1 Mac, se atribuye en el nuestro al cortesano Nicanor, por razón de que al autor del epítome le interesa poner de relieve la acción de Dios contra este enemigo de Israel y preparar de este modo al lector para que juzgue de la importancia que tiene para Israel el Día de Nicanor (1Ma_15:36). Con el fin de armonizar nuestro texto con 1Ma_3:38, algunos lo interpretan en el sentido de que Tolomeo comunicó a Lisias, primer ministro, los éxitos de Judas. Lisias puso el asunto en manos de Tolomeo, quien llevó consigo a Nicanor y a Gorgias. Diversas veces hemos aludido a la inmensa carga económica que pesaba sobre los seléucidas.
Jadas arenga a sus tropas (1Ma_8:12-21).
12 En cuanto llegó a oídos de Judas que Nicanor se había puesto en marcha, informó a los suyos de la vida de aquel ejército. 13 Unos, acobardados y sin fe en la venganza divina, se dieron a la huida, yéndose a otros lugares. 14 Otros vendían cuanto les quedaba, rogando al Señor les librara del impío Nicanor, que los había vendido antes de caer en sus manos, 15 si no por ellos, siquiera por la alianza con sus padres y por su venerando y excelso nombre, que ellos llevaban. 16 Juntando el Macabeo su gente, en número de seis mil, los exhortó a no acobardarse ante el enemigo ni tener miedo de la muchedumbre de los gentiles que injustamente venían contra ellos, sino a combatir valientemente, 17 teniendo ante los ojos el ultraje inferido por aquéllos al lugar santo, la opresión de la ciudad escarnecida y la disolución de las instituciones patrias. 18 Ellos, decía, vienen confiados en sus armas y en su valor; nosotros ponemos la confianza en el Dios omnipotente, que puede con un solo ademán derribar a los que vienen contra nosotros y al mundo entero. 19 Y trajo a la memoria las ayudas prestadas a sus padres, lo de Senaquerib, en que ciento ochenta y cinco mil hombres perecieron, 20 y la batalla dada en Babilonia contra los gálatas, en la que, entrando en lucha ocho mil judíos y cuatro mil macedonios, y hallándose en grave aprieto, los ocho mil derrotaron a un ejército de ciento veinte mil, gracias al auxilio del cielo, logrando de aquella victoria grandes ventajas. 21 Con estos discursos los alentó, y estaban prontos a morir por las leyes y por la patria.
La cobardía de algunos seguidores de Judas pone de relieve el valor y la fe inquebrantable de éste. En confirmación de sus palabras adujo Judas ejemplos de la ayuda dispensada por Dios a sus antepasados. Cita el caso concreto de Senaquerib (2 Re 19,35; 1Ma_7:41) y el más reciente de la batalla que tuvo lugar en Babilonia contra los gálatas 1. Se cree que el texto alude a la acción de Antíoco III contra los mercenarios galos al servicio de Malón, sátrapa que se rebeló en la Media el año 221 antes de Cristo, o a la de Antíoco Soter (281-261), que, según Appiano 2, mereció el título que lleva por haber salvado el Asia Menor de la incursión de los gálatas. Muchos de los soldados del rey seléucida eran de origen judío. La desproporción entre ambos ejércitos y la victoria de los seis mil soldados de Judas sobre los ciento veinte mil sirios demuestra la intervención decidida de Dios en la lucha.
Victoria sobre Nicanor (1Ma_8:22-26).
22 Dividiendo su ejército en cuatro cuerpos, puso al frente de cada uno de ellos a sus hermanos Simón, José y Jonatán, asignando a cada uno mil quinientos hombres. 23 A Eleazar le mandó leer el libro sagrado; dióles por santo y seña: Auxilio de Dios; y tomando a su mando el primer cuerpo, cargó sobre Nicanor. 24Gracias a la ayuda del Omnipotente, mataron más de nueve mil hombres, destrozaron la mayor parte del ejército de Nicanor, obligando a los restantes a huir. 25 Se apoderaron, además, de todo el dinero de los que habían venido con el propósito de comprarlos. Después, habiéndolos perseguido largo trecho, 26 se volvieron, obligados por la hora, pues era víspera del sábado, y por eso no continuaron la persecución.
El texto cita a José entre los hermanos de Judas, lo que parece contradecir al texto de 1Ma_2:3-5. El mencionado José puede identificarse con el personaje de que se habla en 1Ma_5:18.56; o más bien, considerar su presencia en el texto como un error de los copistas, que escribieron José en vez de Juan. Una vez enumerados los hermanos de Judas, independientemente de ellos, se cita a Eleazar. Este nombre aparece en todos los manuscritos griegos, en tanto que los latinos llevan unánimemente el de Esdras. Es muy probable que este Eleazar no sea el hermano de Judas, sino un sacerdote encargado de leer algunos versículos del texto sagrado. En este libro, abierto al azar, debía encontrarse el santo y seña del ejército de Judas, que por disposición divina fueron las palabras Auxilio de Dios, de las dos raíces de las cuales se compone el nombre de Eleazar. La costumbre de adoptar el ejército una palabra como consigna se conserva todavía hoy. De su uso en la antigüedad dan fe Jenofonte (Anab. 1:8:17: Zeus soter kai nike) y Vegecio (3:5: Nobiscum Deus). La operación vióse coronada por el éxito; el ejército de Nicanor sufrió cuantiosas pérdidas, mayores de las que señala 1Ma_4:15. El dinero, pronto para comprar a los judíos como esclavos, cayó en poder de Judas.
Santificación del sábado (1Ma_8:27-29).
27 Recogidas las armas de los enemigos y los despojos, celebraron el sábado, bendiciendo de todo corazón al Señor y dándole gracias por haberlos en aquel día librado, haciéndoles experimentar las primicias de su misericordia. 28 Pasado el sábado, repartieron el botín con los que habían sufrido persecución, con las viudas y los huérfanos; el resto se lo distribuyeron entre ellos y sus hijos. 29 Acabado esto, todos a una hicieron oración, pidiendo al Señor misericordioso se reconciliase plenamente con sus siervos.
Al término de la jornada y antes del sábado se recogieron las armas (1Ma_4:23) y los despojos. En el texto paralelo citado no se habla de la inminencia del día de sábado. Una vez santificado el día sabático, los soldados se repartieron el botín. Un glosador de alma delicada y fina pudo introducir en el texto la mención de las viudas y huérfanos.
Derrota de Báquides y de Timoteo (1Ma_8:30-32).
30 En combates con las tropas de Timoteo y Báquides mataron más de veinte mil de ellos, y valientemente se apoderaron de altas fortalezas y se hicieron dueños de muchos despojos, compartiéndolos con los perseguidos, los huérfanos, las viudas y los ancianos. 31 Las armas, recogidas cuidadosamente, las depositaron en sitios convenientes, y el resto de los despojos los llevaron a Jerusalén. 32 Al filarca de los que venían con Timoteo le quitaron la vida por ser hombre impísimo, que había afligido mucho a los judíos,
Nos hallamos ante un fragmento desplazado de su contexto histórico. En vez de señalar la primera campaña de Lisias (1 Mac 4, 27-35), de que nuestro autor hablará en el capítulo n, refiere el fin de las hostilidades entre Judas, Timoteo y Báquides. Ni siquiera se indica el lugar donde se enfrentaron los dos ejércitos, que por 1Ma_4:1-22 sabemos que fue junto a Emaús. La acción de que se habla aquí tuvo lugar después de la purificación del templo y antes del regreso triunfal de Judas, vencedor en Galaad (1Ma_5:28-55). Como hemos anotado repetidamente, falta en nuestro libro la ordenación cronológica de los hechos. En el v.32 se lee el término filarca, que equivale a jefe de tribu o de clan. En Atenas se daba este título al comandante de un cuerpo de caballería.
Huida de Nicanor (1Ma_8:33-36).
33 Mientras celebraban sus victorias en la capital de la patria, los que habían incendiado las puertas sagradas, Calístenes y otros más se refugiaron en una casita, a la que aquéllos pusieron fuego, recibiendo así éstos el merecido de su impiedad. 34 Y el muy criminal Nicanor, que había traído a miles de mercaderes para la venta de los judíos, 35 con la ayuda de Dios quedó humillado por los que despreció, y, despojado de sus ricas vestiduras, a través de los campos, como esclavo fugitivo, llegó solo a Antioquía, hondamente acongojado por la pérdida de su ejército. 36 y el que había tomado a su cargo reunir de la venta de los judíos en Jerusalén el tributo para los romanos, se hacía pregonero de que los judíos tenían un Dios que luchaba por ellos y los hacía invulnerables, porque seguían las leyes dadas por El.
Difícil es determinar el sentido que el autor sagrado quiso dar al í·33; Por existir gran anarquía entre los códices. Tras un paréntesis, el texto se ocupa nuevamente de Nicanor y de sus planes diabólicos, encaminados a reunir el dinero que debía pagarse a los romanos por la venta de los judíos como esclavos. Pero recibió su castigo. Como Heliodoro, tuvo que regresar a su punto de partida, Antioquía, humillado por aquellos a quienes quería vender como esclavos, viéndose también constreñido a convertirse en vocero del Dios de los judíos.
1 Rayano Mauro, 7n J/ Moch. 7,
2 Ad Fortunatum n.
3 Heródoto, 4:64.
4 Onomasticon, ed. Lagarde, 172.
3 Itinerariwn; P. geyer, Itinera Hierosolymitana' Csel 39:190.
1 J. levy, La victoire d'Antiochus I 5t/r les Galates. Ptolomé fils de Makron: Mélan-ges H. Grégoire (Bruselas 1950) 681-699.
2 Syriaca 66,
En el versículo 5 tenemos la clave teológica más importante de toda la sección: «la ira del Señor se cambió en misericordia». Y la misericordia hace invencible a Judas.
En 1Ma_2:46 y 3,8 Judas purificaba las ciudades aniquilando a los «renegados» y circuncidando los niños. Aquí lo hace a través del fuego como si fuera un sacerdote ofreciendo un sacrificio.
De acuerdo al valor de la época, 30 kilos de plata era una cifra irrisoria por 90 esclavos. Esto demuestra el desprecio de Nicanor por los judíos (11; cfr. Sal_44:13).
El texto establece un claro contraste entre Nicanor que confía plenamente en el poder de sus armas, y Judas Macabeo que confía ciegamente en el poder misericordioso de Dios (18). La fe del ejército macabeo la resume Eleazar en la frase «Dios ayuda» (23). En las grandes batallas, aún en las que pensamos que están pérdidas, hay que confiar en la ayuda misericordiosa de Dios. Judas Macabeo, siguiendo la tradición religiosa judía, motiva sus tropas para el combate (19s), haciendo un breve recuento de las intervenciones de Dios en la historia (Éxo_12:23; 2Re_19:35).
Otro contraste interesante se da en la persona de Nicanor, quien esperaba apropiarse de muchos esclavos judíos para venderlos (10s), sin embargo, él mismo será quien termine como un esclavo fugitivo (35), que se salvó de caer prisionero porque era víspera de sábado (24-27). Nicanor termina reconociendo el poder misericordioso de Dios para con el pueblo judío (36).
Desde una perspectiva cristiana notamos el contraste entre la misericordia de Dios que actúa para salvar a su pueblo y la actitud inmisericorde del ejército macabeo con sus enemigos, a quienes por venganza quema vivos (33).
Judas Macabeo le imprime al botín de guerra una dimensión social destinando parte de éste a los más necesitados (28). El mundo de hoy espera que parte del botín que acumulan los países y multinacionales más ricos del mundo, lo redistribuyan entre las naciones más pobres de la tierra.