Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
11. Ingratitud de Israel.
Solicitud paternal de Yahvé para con su pueblo (1-7).
1 Cuando Israel era niño, yo le amé, y de Egipto llamé a mi hijo. 2 Cuanto más se les llama, más se alejan. Ofrecen sacrificios a los baales e incienso a los ídolos. 3 Yo enseñé a andar a Efraím, lo levanté en mis brazos, pero no reconoció mis desvelos por curarle. 4 Los atraí con ligaduras humanas, con lazos de amor. Fui para ellos como quien alza una criatura contra su mejilla, y me bajaba hasta ella para darle de comer *. 5 Pero se volverá a Egipto 2, y Asiría será su rey, porque rehusó convertirse. 6 Se cebará en sus ciudades la espada, exterminará a sus hijos 3 y los consumirá por sus consejos. 7 Los de mi pueblo serán colgados junto a sus moradas, ante los que suben a sus ciudades, y no habrá quien los levante 4. El profeta recuerda los orígenes de Israel como pueblo. La solicitud de Yahvé fue realmente la de un padre que enseña a dar los primeros pasos a su hijito, librándole de los pueblos enemigos y prodigando milagros hasta robustecerle con pleno acceso a la eda'd de adulto. Israel estaba sujeto a la servidumbre en Egipto, y desde allí le llamó (v.1) para elegirlo como pueblo aparte de todos los pueblos, con una misión excepcional. Sin embargo, Israel, ya establecido en Canaán, se entregó a la idolatría (v.2), sin acordarse de ios desvelos paternales que Yahvé le había prodigado (v.3). á pesar de tanta ingratitud,
Yahvé mostró su amor para con Israel, atrayéndole con ligaduras humanas (v.4) o muestras tiernas de comprensión. La imagen de
ligaduras humanas, supuesto el contexto, parece aludir a las cuerdas con que la madre ata solícitamente a su pequeñuelo a su cuerpo para que no se caiga:
como quien alza una criatura contra su mejilla. Israel, pues, ha sido llevado en brazos, protegido por Yahvé y sustentado por El (
y me bajaba hasta ella para darle de comer)
de modo milagroso en el desierto para que no desfalleciera en su infancia como nación. Pero la defección e ingratitud del pueblo elegido no tuvo límites, y por eso volverá a la servidumbre (
se volverá a Egipto),
y a trueque de Yahvé, a quien no se le ha querido reconocer como Rey, Israel sufrirá la mano dura de otro monarca despótico:
Asiría será su rey. Es el anuncio del exilio en Mesopotamia, castigo de su apostasía:
porque rehusó convertirse. El destino del pueblo elegido será trágico, ya que la espada y el cautiverio se cebarán en él, que se
consumirá por sus consejos o desafortunados cálculos políticos, en contra de la predicación de los profetas, que postulaban una política exclusivamente religiosa. El v.7, si es legítima la lectura propuesta, parece aludir a la costumbre de los invasores asirios de empalar a los enemigos vencidos a la puerta de las ciudades 5.
Yahvé se apiada de Israel (8-11).
8 ¿Cómo te he de entregar, Efraím? ¿Cómo he de darte, Israel? ¿Cómo voy a reducirte a lo de Admá? ¿Cómo voy a ponerte como a Seboím? Mi corazón se ha vuelto contra mí, a una se han conmovido mis entrañas. 9 No llevaré a efecto el ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraím, porque yo soy Dios y no un hombre, soy santo en medio de ti y no me complazco en destruir 6. 10 Irán en pos de Yahvé, que rugirá como león, porque rugirá El y se precipitarán sus hijos desde el occidente, 11 y acudirán presurosos desde Egipto como pájaros, y de Asiría como palomas, y los haré habitar en sus casas oráculo de Yahvé .
Como es ley en los oráculos proféticos, después de anunciar el castigo viene la contrapartida del ofrecimiento del perdón y de la misericordia de parte de Dios. En todo caso, aunque el castigo se anuncie como cierto, se declara que éste tiene un carácter purificatorio y que Yahvé no condena a Israel al exterminio total,
porque tiene designios de salvación sobre él conforme a antiguas promesas. Así, pues, Oseas, después de anunciar la triste suerte que le espera a Israel, se apresurará a proclamar los planes salvíficos de Yahvé sobre el mismo.
Yahvé no puede tratar del mismo modo a su pueblo, elegido para sus grandes designios, que a las ciudades malditas de la Pentápolis,
Admá y Seboím, anegadas por el mar Muerto7:
¿Cómo he de entregarte, Efraím? (v.8).
En la mente divina pesan mucho los destinos de Israel y no puede aniquilarle como a aquellas ciudades paganas. El afecto que le profesa le impide exterminarlos, aunque lo merezcan por sus prevaricaciones:
mi corazón se ha vuelto contra mí. Por otra parte, Yahvé es Dios, y no se puede dejar llevar de una venganza implacable, como pudieran hacerlo los hombres; por eso reprimirá el
ardor de su cólera. Como
santo, debe ante todo mantener sus promesas antiguas de salvación hechas a Israel y no puede
complacerse en destruir (v.9).
Una vez pasada la prueba purificatoria del castigo, en la que Israel será diezmado, pero no totalmente destruido, vendrá la restauración y la repatriación del cautiverio. Volverán en masa
en pos de Yahvé (v.10), que abrirá la marcha y
rugirá como un león, causando la consternación y el terror entre los enemigos del pueblo de Israel. Aunque estén dispuestos en las regiones extremas del
occidente, todos se congregarán en torno a Yahvé, triunfador de sus enemigos. De todas las partes, desde
occidente, Egipto y Asiría (v.10), volverán presurosos, con la celeridad de los
pájaros y las palomas, a sus hogares, donde Yahvé los hará
habitar en paz, sin temor a nuevos enemigos invasores. Es la profecía del retorno de la cautividad, que aparece reiteradamente en los diversos escritos profetices.
1 El TM: fui para ellos como quien alza el yugo de sobre sus mejillas. Nuestra traducción está basada en un ligero cambio de letras, seguida por Hoonacker y la
Bible de Jérusalem. 2 El- TM: no se volverá a Egipto. En nuestra versión hemos traducido el no (negación
lo') por
para él (lo, participio y sufijo). 3 El TM dice lit: consumirá sus cerrojos. Un ligero cambio de letras nos da sus hijos, como hemos traducido, y parece más en consonancia con el contexto. 4 Este verso en el original es muy oscuro. Hemos seguido en la versión la restitución del texto propuesta por Hoonacker, que encaja bien con la idea de exterminio reflejada en el contexto. La
Bible de Jér. hace también una reconstrucción: Mi pueblo está enfermo de su infidelidad; invocan a baal, pero no les levanta. 5 Senaquerib dice en su famoso prisma (llamado también de
Taylor, col.III
1.2): Llegué a Accarón; a los jefes y magnates que habían prevaricado los condené a muerte y suspendí sus cadáveres de palos alrededor de la ciudad. Lo mismo dice Asurbanipal en el cilindro de
Rassam (col.II iss). 6 El TM: y no entraré en la ciudad, que sorprende algo en el contexto. Nuestra versión está basada en una ligera reconstrucción, propuesta por Hoonacker. 7 Cf.
Gen_19:243;
Deu_29:22.