Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
7. La Vida de Job es un Cumulo de Amarguras.
P or propia experiencia declara el infortunado varón de Hus que la vida está sometida sobre todo a la ley del dolor. No hay en este mundo felicidad, y, por tanto, es inútil hacerse vanas ilusiones. Después de haber respondido a las argumentaciones de su amigo Elifaz, ahora Job va a dirigirse
al mismo Dios, que es el responsable de todo lo que le pasa. Su caso no es más que uno de tantos de la miserable vida humana. Las argumentaciones son elocuentes; y llenas de vigor.
La vida humana está sujeta a la ley del dolor (1-10).
1
¿No es milicia la vida del hombre sobre la tierra, y son corno los del jornalero sus días? 2
Como el siervo anhelando la sombra, como el jornalero esperando su salario, 3
así he pasado yo meses de desencanto y me han tocado noches llenas de dolor. 4
Si me acuesto, digo: ¿Cuándo me levantaré? Si me levanto: ¿Cuándo llegará la tarde? l Y me harto de divagar hasta el crepúsculo. 5
Mi carne está cubierta de gusanos y de escamas terrosas, mi piel se arruga y se deshace supurando; 6
mis días corrieron más rápidos que la lanzadera, pasaron sin dejar esperanza. 7
Acuérdate de que mi vida es un soplo, mis ojos no volverán a ver más la felicidad. 8
No me verán más ojos (de hombre); me mirarán tus ojos, y ya no seré. 9
Como se deshace una nube y se va, así el que baja al seol no sube más; 10
no vuelve más a su casa y no le reconoce ya su lugar. La vida está amasada con dolores y fatigas, como la del enrolado en la milicia. Por eso, la existencia del hombre se parece a la del soldado, que está sujeto a una terrible y despiadada disciplina y no tiene reposo. Epicteto dirá también: La vida de cada uno es un servicio militar 2. El hombre se halla sometido como a un régimen de trabajos forzados, y sus días son duros como los de un jornalero. El soldado aguanta, lo mismo que el jornalero, esperando una retribución, y por ello sus ilusiones están siempre puestas en el día en que se le paga el salario.
Job se siente también anhelante y ansioso de que todo termine, como el siervo, que, expuesto a los crueles rayos del sol, ansia ponerse a la sombra, o como el jornalero, que espera su salario (v.2). Durante meses ha sido preso de la decepción y del desencanto, pues los encuentra vacíos y sin sentido para su vida; ha esperado mucho tiempo que su condición mejorara, pero en vano; y esto llena de amargura su alma. Particularmente en las noches largas de insomnio y meditación se ha visto preso del dolor y de la melancolía. El Eclesiástico dirá: Los dolores del día y de la noche son el lote de la humanidad. 3
Como enfermo, inaguantable a sí mismo, ansia que la noche pase pronto para levantarse, y, una vez que viene la aurora, se le hace interminable el día (v.4). Mientras tanto, su espíritu se agita y divaga hasta el crepúsculo. Las pinceladas descriptivas son maestras y reflejan bien la psicología del que sufre sin esperanza de sanar.
A estas inquietudes de índole psíquica se unen sus terribles dolores físicos: una enfermedad ulcerosa consume su cuerpo, siendo pasto de los gusanos. La vida del hombre es como el tejido que se va formando en manos de la tejedora, pero sus días corren más aprisa que la misma lanzadera (v.6). Ezequías, en su lecho de muerte, declara gimiendo: Mi morada es arrancada, llevada lejos de mí, como tienda de pastores. Como el tejedor, corta el hilo de mi vida y la separa de su trama.4 El pensamiento de Job parece ser que los días del hombre que constituyen el hilo del futuro tejido van más aprisa que la lanzadera, y así, los días no llegan a tiempo para hacer el tejido normal. Su vida, pues, ha quedado tronchada y sin rematar.
Después el paciente se dirige a Dios, recordándole que la vida depende de un soplo5, y, por tanto, su felicidad es totalmente pasajera. La felicidad no volverá a presentarse a sus ojos, ya que la vida en ultratumba no merece el nombre de verdadera vida, pues no hay retribución ni satisfacciones dignas del hombre6. En el libro de Job no encontramos todavía la esperanza de una vida dichosa en el más allá, como la hallamos en el libro de la Sabiduría 7. En su perspectiva, Job piensa sólo en la felicidad relativa que se puede conseguir en esta vida, y para él todo ha terminado. La muerte es el fin de su existencia: nadie volverá a verle (v.8).
La vida del hombre es pasajera como una nube que se va para no volver. En el cielo claro de Oriente, las nubes desaparecen con gran facilidad, pues son efecto del ligero rocío de la mañana evaporado. El hombre al morir se va al Seol, la morada subterránea de los muertos, para no volver más. Allí le espera una existencia sin luz ni esperanza, en la que el tedio y el aburrimiento son su característica 8. Al marcharse el hombre de esta vida, su recuerdo en su propia casa se desvanece, de forma que ni el mismo lugar en que se desarrolló su existencia le reconocerá.
Quejas de Job por su trágico destino (11-21).
11
Por eso no reprimiré yo mi boca, hablaré en la angustia de mi espíritu, me quejaré en la amargura de mi alma, 12
¿Soy yo el mar o un monstruo marino para que me hayas puesto guardia? 13
Cuando me digo: En mi cama hallaré consuelo, el lecho aliviará mis dolores, 14
tú me aterras con sueños, me espantas con visiones. 15
Por eso preferiría ser estrangulado, la muerte a estos tormentos9
. 16
Me consumo No viviré eternamente. Déjame, que mi vida es un soplo. 17
¿Qué es el hombre para que en tanto le tengas y pongas en él tu atención, 18
para que le visites cada mañana y a cada momento le pruebes? 19
¿Hasta cuándo no apartarás de mí tu mirada sin dejarme tragar mi saliva? 20
Si pequé, ¿qué daño te inferí, oh protector de los hombres? ¿Por qué me haces blanco tuyo, cuando ni a mí mismo puedo soportarme? 10
21
¿Por qué no perdonar mi transgresión y pasar por alto mi culpa? Pues pronto descansaré en el polvo, y si me buscas, ya no existiré. Las angustias y sufrimientos fuerzan a Job a desahogar su espíritu con quejas amargas, ya que no ve la razón de su situación desesperada. ¿Qué razones tiene Dios para acumular tantas desgracias y miserias morales? Resulta extraño que el Omnipotente se preocupe de las acciones de un ser tan insignificante como el hombre. Su existencia es efímera, y sus faltas, explicables.
¿Es que Job es un ser peligroso como el mar o los monstruos marinos, para que monte guardia sobre sus actos? Según la leyenda hebrea similar a la de los fenicios y babilonios , el mar era el símbolo del caos tehomtiamat , en el que vivían los grandes monstruos, como el Leviatán, Rahab y Tannin. Estos dos simbolizan el mar Rojo n. La creación de las cosas en el relato del Génesis es una victoria sobre el caos. Dios, en su providencia, procura evitar que las cosas vuelvan al caos primitivo. Con esta idea juega Job al presentarse sin peligro para Dios. Resulta ridículo que el Omnipotente le tenga custodiado como a las fuerzas caóticas del mar, que amenazan con anegar la tierra y destruir la vida (v.11).
Ni siquiera cuando duerme se siente tranquilo, pues le atormentan visiones terroríficas y fantasmas espectrales (v.14). Su imaginación agitada y apesadumbrada trabaja también de noche, y por ello Job ni siquiera encuentra un aliado que le haga compañía en el lecho. Atormentado de día y de noche, el paciente prefiere ser estrangulado y desaparecer. Sabe que la muerte le espera (no viviré eternamente), pero quiere se acelere la hora de su llegada (v.16).
El hombre es un ser frágil, y su vida es efímera; por ello es extraño que Dios le dé tal importancia, como para preocuparse de sus acciones. ¿Por qué le está probando a cada momento? El salmista dice que Dios prueba al hombre como el orfebre la plata en el crisol 12. Job se queja de la atención excesiva que Dios le presta; ni siquiera le da un respiro para tragar la saliva. La expresión proverbial refleja bien la ansiedad del paciente, que se siente bajo los ojos inquisitivos y justicieros de Dios.
Por otra parte, si ha delinquido, ¿qué daño le causa al Omnipotente,· que es saludado irónicamente como guardián de los hombres, aludiendo a·lo expresado en el v.12 de que ha montado una guardia en torno a él para que no se desmande? (v.20). En 22:2-3, Elifaz insistirá en que la vida virtuosa aprovecha al hombre y no a Dios. Aquí la argumentación es al revés: ¿qué daño puede causarle el pecado de un ser tan débil y efímero como el hombre? Por otra parte, resulta ridículo que Dios tome a Job por blanco de sus saetas mortales la enfermedad, la peste , cuando ya ni él mismo puede soportarse, o, siguiendo la versión de los LXX, ni él es carga ni molestia para Dios.
No merece la pena que se preocupe de una existencia que está a punto 'de desaparecer; y por ello le pide que le perdone sus transgresiones y le deje morir en paz, sin ser de nuevo atormentado. Su próxima morada es el polvo, y ya no podrá en adelante ser objeto de sus iras.
1 Así Dhorme. 2 Epicteto, Coloquios III 24. 3
Eco_2:23. 4
Isa_38:12. 5 Cf. Gen 2:1s. 6 Véase nuestro artículo La vida de ultratumba según la mentalidad popular en los antiguos hebreos: Salmanticensis, (1954) 0.343-364. 7 Cf. Sab 3:1s. 8 Cf. P. Dhorme, Le séjour des morís chez les babyloniens et les hébreux: RB 16 (1907) P-59-6? id., L'idée de l'au-dela dans la religión hebraíque: Rev. Hist. Reí., 123 p.1 13-42). 9 El TM mis huesos. 10 Así según el TM. Dhorme, siguiendo a los LXX: ¿Por qué te resulto cargoso? 11 Cf.
Job_27:12;
Sal_74:13. 12 Cf.
Sal_26:2;
Sal_26:66,
Sal_26:10.