El Santo Rosario (EWTN)
Misterios de Dolor
«Los Evangelios dan gran relieve a los misterios del dolor de Cristo. La piedad cristiana, especialmente en la Cuaresma, con la práctica del Via Crucis, se ha detenido siempre sobre cada uno de los momentos de la Pasión, intuyendo que ellos son el culmen de la revelación del amor y la fuente de nuestra salvación. El Rosario escoge algunos momentos de la Pasión, invitando al orante a fijar en ellos la mirada de su corazón y a revivirlos.» (Rosarium Virignis Mariae, Juan Pablo II, Cap. II, 22)
Señal de la Cruz
Algunos por costumbre comienzan el rezo con:
+Por la señal de la Santa Cruz, + de nuestros enemigos + líbranos Señor, Dios nuestro. + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Otros comienzan simplemente con:
+En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Credo
Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo su único Hijo, Nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; y nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fué crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Esprítu Santo, en la Santa Iglesia Católica; la comunión de los santos; el perdón de los pecados; la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
Confíteor
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Primer misterio
La Oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní
« Entonces les dice: ‘Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo’. » (Mt 26, 38) |
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Meditación |
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« El itinerario meditativo se abre con Getsemaní, donde Cristo vive un momento particularmente angustioso frente a la voluntad del Padre, contra la cual la debilidad de la carne se sentiría inclinada a rebelarse. Allí, Cristo se pone en lugar de todas las tentaciones de la humanidad y frente a todos los pecados de los hombres, para decirle al Padre: «no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22, 42 par.). Este 'sí' suyo cambia el 'no' de los progenitores en el Edén. Y cuánto le costaría esta adhesión a la voluntad del Padre... » . *
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*(Rosarium Virignis Mariae, Juan Pablo II, Cap. II, 22) |
Pater Noster
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal. Amén.
Ave María (... x 10)
Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Por costumbre, se usa una de las tres siguientes:
María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora. Amén.
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María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defíéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
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¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén.
Segundo misterio
La Flagelación
« Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. » (Jn 19, 1) |
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Meditación |
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« En los misterios dolorosos contemplamos en Cristo todos los dolores del hombre: en Él, angustiado, traicionado, abandonado, capturado aprisionado; en Él, injustamente procesado y sometido a la flagelación; en Él, mal entendido y escarnecido su misión; en Él, condenado con complicidad del poder político; en Él conducido públicamente al suplicio y expuesto a la muerte más infamante: en Él, Varón de dolores profetizado por Isaías, queda resumido y santificado todo dolor humano. » * *(Los misterios dolorosos del Rosario, Ángelus, Juan Pablo II, 30.10.1983). |
Pater Noster
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal. Amén.
Ave María (... x 10)
Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Por costumbre, se usa una de las tres siguientes:
María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora. Amén.
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María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defíéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
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¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén.
Tercer misterio
La Coronación de Espinas
« …y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron |
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« Acabado el martirio de los azotes, comiénzase de nuevo otro no menos injurioso, que fue la coronación [de espinas]. Porque vinieron a juntarse allí todos los soldados... a hacer fiesta de los dolores e injurias del Salvador, y tejiendo primeramente una corona de espinas, hincáronla por su sacratísima cabeza, para que así padeciese con ella con una parte sumo dolor, y por otra suma deshonra. » * * (VITA CHRISTI. Un breve sumario de los principales misterios de la vida de Cristo. Preámbulo para antes de la Vida de Cristo, Fray Luis de Granada) |
Pater Noster
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal. Amén.
Ave María (... x 10)
Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Por costumbre, se usa una de las tres siguientes:
María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora. Amén.
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María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defíéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
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¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén.
Cuarto misterio
La Cruz a Cuestas
« ... y Él, cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota. » (Jn 19, 17) |
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Meditación |
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« 'Dios tanto amó al mundo que dio a su Hijo único'. ¡Éste es en síntesis, el significado, del misterio de la redención del mundo! Hay que darse cuenta plenamente del valor del gran don que el Padre nos ha hecho en Jesús. Es necesario que ante la mirada de nuestra alma se presente Cristo, el Cristo de Getsemaní, el Cristo flagelado, coronado de espinas, con la cruz a cuestas y, por último, crucificado. Cristo tomó sobre sí el peso de los pecados de todos los hombres, el peso de nuestros pecados, para que, en virtud de su sacrificio salvífico, pudiéramos reconciliarnos con Dios.» *
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Pater Noster
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal. Amén.
Ave María (... x 10)
Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Por costumbre, se usa una de las tres siguientes:
María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora. Amén.
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María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defíéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
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¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén.
Quinto misterio
Jesús muere en la Cruz
Jesús muere en la Cruz
« …y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: 'Padre, en tus
manos encomiendo mi espíritu» y, dicho esto, expiró'. » (Lc 23, 46)
Meditación
« He aquí el hombre, el Rey de los judíos, el unigénito. Él mismo se ha desnudado para asumir la condición de siervo que da la vida por sus amigos, por los enemigos, por cada ser humano, ha tomado sobre sí, sobre su cuerpo torturado, agotado, ofrecido sin reservas; toda esa violencia que llevamos dentro, todo el peso de nuestros rechazos, de nuestras rebeldías, de las traiciones, de los fracasos y nos abre para siempre la fuente del perdón, las puertas del Reino de los Cielos. » *
* (Vía Crucis celebrado en Roma, Juan Pablo II)
Pater Noster
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal. Amén.
Ave María (... x 10)
Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Por costumbre, se usa una de las tres siguientes:
María, Madre de gracia, Madre de misericordia, en la vida y en la muerte ampáranos gran Señora. Amén.
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María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defíéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
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¡Oh! Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia. Amén.
Oratiónes ad fínem Rosárii dicéndæ
Dios te salve, María, Hija de Dios Padre, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Litaníæ
Por costumbre, y luego de finalizar el rezo de todos los misterios del Santo Rosario. |
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V. Señor, ten misericordia de nosotros. R. Señor, ten misericordia de nosotros. V. Señor, ten misericordia de nosotros. R. Señor, ten misericordia de nosotros. V. Señor, ten misericordia de nosotros. R. Señor, ten misericordia de nosotros. |
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V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Perdónanos, Señor. V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Escúchanos, Señor. V. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten misericordia de nosotros. |
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Oratio
Bajo tu protección nos acogemos Santa Madre de Dios, no desoigas nuestras súplicas en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro
Señor Jesucristo.
Oración
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas para que lo que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz, seamos llevados a la gloria de la Resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.