lo defendió de sus enemigos,
lo protegió de los que le tendían trampas
y, tras duro combate, le dio la victoria,
para enseñarle que la piedad triunfa sobre todo.
(Sabiduría 10, 12) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
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Parte Tercera.
La Sabiduría en la Historia de Israel (10-19).
El autor sagrado ha afirmado la necesidad de la sabiduría para conocer la voluntad y designios de Dios y poder gobernar la vida propia y la de los subditos conforme a ellos. La última parte de su obra es una demostración histórica de las maravillas que la sabiduría llevó a cabo en Israel, las cuales resaltan más al contraste con la historia de los egipcios y cananeos, que, privados de ella, incurrieron con sus maldades en los más duros castigos divinos.
Se pone de manifiesto en las narraciones de estos capítulos una idea teológica: la providencia peculiar de Dios sobre su pueblo escogido, cuyos directores se dejaron conducir dócilmente por la sabiduría. Y tenemos en ellas un capítulo de la historia de la salvación, una parte del gran drama o lucha que se inició en el paraíso entre las fuerzas del bien y del mal y no concluirá hasta el final de los tiempos, en que Jesucristo Redentor ponga a todos sus enemigos como escabel de sus pies y entregue su reino al Padre 1.
Esta idea se presenta envuelta en un género literario especial. El autor ha escogido unos cuantos personajes bíblicos y destacados episodios de la historia de Israel mencionados en los libros sagrados. Los ha ampliado, basándose unas veces en tradiciones populares que reproducen Filón y Flavio Josefo, poetizándolos otras con un fin didáctico religioso (midrash). Lo que está muy de acuerdo con el carácter imaginativo de los orientales y encontramos más veces en la Biblia. En consecuencia, no tenemos aquí una descripción histórica estrictamente tal, como tampoco unos relatos meramente poéticos o alegóricos sin contenido alguno real, sino una ampliación midráshica de los sucesos referidos en el éxodo con la finalidad de poner más al vivo ante la imaginación oriental de los lectores la actuación de la sabiduría a través de la providencia especial de Dios con Israel 2.
10. La Sabiduría, Guia del Pueblo Escogido.
La sabiduría guía a los patriarcas (10:1-14).
1 Ella fue la que guardó al primer hombre, al que primeramente formó Dios para ser padre del mundo, y le salvó en su caída, 2 y le dio poder para dominar sobre todas las cosas. 3 Por haberse apartado de ella en su cólera, el injusto se perdió por su furor fratricida. 4 Inundó luego la tierra el furor de éste, y de nuevo le salvó la sabiduría, rigiendo al justo en leño deleznable. 5 Cuando las naciones, en una concordia inicua, fueron confundidas, conoció al justo y le conservó irreprochable ante Dios, y le mantuvo fuerte contra la ternura paternal por su hijo. 6 Ella salvó de la ruina de los impíos al justo en su huida del fuego que descendía sobre la Pentápolis; 7 y en testimonio de la maldad continúa la tierra desolada, humeante, y sus árboles dan frutos que no maduran, y una estatua de sal quedó como monumento de un alma desobediente. 8 Pues los que despreciaron la sabiduría, no sólo sufrieron el daño de no conocer el bien, sino que dejaron a los vivientes un monumento a su insensatez, para que no cayesen en olvido sus pecados. 9 Pero la sabiduría libró de las penas a los que la servían. 10 Libró al justo que huía de la ira fraterna, le condujo por caminos rectos, le mostró el reino de Dios y le dio a conocer las cosas santas; le prosperó en sus fatigas y multiplicó el fruto de sus trabajos; 11 le asistió contra la avaricia de quien le oprimía y le enriqueció; 12 le preservó de sus enemigos y le protegió contra los que le acechaban, y le dio el premio de un rudo combate para que aprendiera que la piedad es más fuerte que todo. 13 No abandonó al justo vendido y lo salvó del pecado; descendió con él al calabozo 14 y no le abandonó en la prisión, hasta entregarle los poderes del reino y el poder sobre sus opresores. Descubrió la mentira de sus acusadores y le dio una gloria eterna.
El autor no menciona por sus nombres propios a los patriarcas cuya historia presenta guiada por la sabiduría. El lector israelita los identificaría sin dificultad alguna. La razón de la omisión pudo ser despertar más la atención de los prosélitos e incitarlos al estudio de la historia bíblica, o quizá más bien dar a la descripción un valor más universal conforme al estilo de los sabios.
Adán fue el primero de los seres humanos, creado inmediatamente por Dios 3. Su misma creación fue ya un acto de la Sabiduría divina, que lo crea a imagen y semejanza de Dios, constituyéndolo rey y señor de la tierra4. Antes de la caída le confirió los dones naturales y preternaturales que le protegían de todo mal 5. Después de ella le protege de nuevo, abriendo su mente a la esperanza de la redención e infundiendo en su corazón sentimientos de penitencia que condujeron a nuestros primeros padres a la salvación, según el sentir de los judíos contemporáneos del autor y de un buen número de Padres de la Iglesia6.
La actitud de Caín presenta el segundo acto del drama entre el bien y el mal. Se apartó de la sabiduría, que condenaba la envidia que concibió ante los sacrificios de su hermano Abel, más gratos al Señor que los suyos por estar tomados de lo mejor de sus ganados, y la ira que lo condujo al homicidio fratricida y fue causa de su perdición1. No podemos determinar a qué hace referencia en su afirmación el autor, si a la vida errante y fin violento de la misma, o al castigo del más allá, lo que es posible en el contexto de la Sabiduría. El Génesis presenta toda su vida como un castigo, y una tradición judía dice que fue muerto involuntariamente por Lamec o que pereció aplastado por su propia casa 8. Y ni la Biblia ni la tradición hablan de arrepentimiento alguno por su parte. A su pecado se atribuye el diluvio. Si bien no fue él la causa inmediata del mismo, lo fueron sus descendientes, que heredaron de él la maldad, que corrompió a los hijos de Dios y provocó el gran castigo 9. Una nueva intervención de la Sabiduría libra de él a Noé, hombre justo que seguía sus dictámenes en medio de aquella generación perversa, mediante el arca, cuya construcción ella le dictó y diseñó, la cual vino a ser como un leño deleznable frente a las masas de agua que devastaban la tierra. Los Santos Padres han visto en el diluvio una figura del castigo del pecado, y en el arca simbolizada a la Iglesia, fuera de la cual no hay salvación para el alma.
Las gentes de Babel (v.5), orgullosas de su poder, pretendieron levantar una gigantesca torre que perpetuara su memoria; la sabiduría confundió sus lenguas y hubieron de desistir de su empresa y dispersarse por toda la tierra 10. Allá por el siglo xvni, el paganismo y la. idolatría predominaban en todo el Oriente; pero la sabiduría guiaba los pasos del que había de ser padre del pueblo escogido, el patriarca Abraham, a quien enseñó la conducta a seguir y fortaleció sobremanera cuando el Altísimo le pidió el sacrificio de su hijo, tanto que supo anteponer la orden sangrante de Dios al amor inmenso que profesaba a su unigénito 11. Y con su heroísmo nos enseña a todos los creyentes a anteponer la voluntad de.Dios a todas las cosas, aun a aquellas que puedan resultarnos más queridas y la renuncia más costosa. Su sobrino Lot fue el justo salvado de la lluvia de fuego que arrasó las corrompidas ciudades de la Pentápolis, situadas en la región sur del mar Muerto, la última de las cuales, Segor, fue perdonada ante las súplicas de Lot12. De su destrucción quedan, como testigos, una tierra desolada, cuya fertilidad semejaba la de Egipto 13; y humeante, que parece perpetuar el humo del incendio de las ciudades; la región del sur de Sodoma presenta el aspecto de una tierra teatro de volcanes, y en la parte sur del mar Muerto se levantan de sus aguas turbias y bituminosas, ante la acción del sol, nubes de vapor negro y denso. Como recuerdo quedan también los árboles cuyos frutos no maduran, porque el sol ardoroso los agosta en esas regiones profundas antes de que puedan llegar a su madurez; probablemente alude el autor a la poma sodomítica, manzana de Sodoma de aspecto hermoso y atrayente, pero que al cogerla se disipa en humo y polvo en. la mano 14. Finalmente, la estatua de sal trae a la memoria la incredulidad de la mujer de Lot y la desobediencia a las palabras del ángel, la cual fue, más que la mera curiosidad, la causa del castigo. El sabio no da precisión alguna sobre el relato del Génesis y se limita a presentar la columna de sal como memorial de la falta. Flavio Josefo atestigua haber visitado la estatua 15, y San Clemente Romano afirma su existencia 16. En la parte sudoeste del mar Muerto pueden verse aún hoy día numerosas fisuras y agujas aisladas sobre la montaña de sal Djebel-el-Meleh. Quiso Dios que todas estas cosas quedasen como recuerdo perenne de los castigos que hubieron de sufrir quienes despreciaron la sabiduría al no querer obedecer sus mandatos.
Jacob (v.10) fue otro de los grandeb personajes bíblicos sobre quien la sabiduría ejerció una peculiar protección. Le protege cuando huye de la ira de Esaú, su hermano, a Harán, donde le acoge Labán su tío 17; durante el camino, en Luz, que se llamó después Betel (Dios ve), tuvo lugar la visión de la escala en que la sabiduría le mostró el reino de Dios y le dio a conocer las cosas santas 18; ambas expresiones son sinónimas y significan la majestad de Dios y su gobierno del mundo por el ministerio de los ángeles, y en particular la bondad de Dios para con el patriarca. También junto a su tío experimentó la protección de la Sabiduría; gracias a la habilidad que ella le comunicó, vino a ser rico a pesar de la codicia de Labán, a quien sirvió durante veinte años 19. Y cuando al emprender el retorno éste y sus hermanos le persiguen, es advertido por Dios que se guarde de hacer daño alguno a Jacob 20, que ve también disipados los temores que albergaba respecto del encuentro con Esaú al regresar a su tierra 21. El premio de un rudo combate que la sabiduría le dio dice relación a la batalla que sostuvo al regreso de Harán con el ángel de Yahvé, en que le fue cambiado el nombre en Israel por haber luchado con Dios y haber vencido 22. El patriarca pudo aprender que la piedad, es decir, la sabiduría en sus relaciones con Dios, es más fuerte que todo, pues venció al misterioso guerrero divino, y el episodio nos enseña a todos que con la plegaria a Dios, dictada por la sabiduría, podremos vencer a todos los enemigos de nuestra alma.
No menos experimentó la ayuda de la sabiduría José (v. 13) en los días difíciles que siguieron a su venta a los mercaderes que lo llevan a Egipto. Lo salva primero del pecado a que la mujer de Putifar lo incitara 23 y bajó después con él a la prisión en que aquél, dando fe a la calumnia, lo hizo encerrar. Lo congracia con el carcelero, que hace llegar al faraón su sabiduría, el cual, convencido de ella por su clarividencia profética en las visiones que le refirió y viéndolo lleno del espíritu de Dios 24, le constituye en el segundo de su reino, colocándole por encima de sus opresores. Con ello la sabiduría le dio una gloria eterna no sólo ante los egipcios, sino también ante los otros pueblos, que hubieron de acudir a los graneros de Egipto en busca de provisiones que por su indicación fueron acumuladas. Nosotros podríamos añadir que por medio del Evangelio su vida virtuosa será tenida en honor en el mundo entero hasta el final de los tiempos.
La liturgia ha tomado los v.10-n para la nona del oficio de confesor no pontífice, y los 10-14 Para 1a epístola de la misa In virtute tua, de común de mártir no pontífice, en los que se describe la protección especial de la sabiduría sobre los justos aun en las situaciones más difíciles y comprometidas.
La sabiduría guía a Moisés e Israel (10:15/21-11:1/4).
15 Libró de la nación opresora al pueblo santo, al pueblo puro, a la descendencia irreprochable. 16 Entró en el alma del servidor de Dios e hizo frente a reyes temibles con prodigios y señales. 17 Dio a los santos la recompensa de sus trabajos, guiólos por un camino de prodigios, y fue para ellos sombra por el día y luz de astros por la noche. 18 Les hizo atravesar el mar Rojo y los condujo a través de las muchas aguas. 19Sumergió a los enemigos, y del profundo abismo arrojó a la playa sus cadáveres. 20 Por esto los justos, despojados los impíos, celebraron, Señor, tu santo nombre y a una alabaron tu diestra vencedora. 21 Porque la sabiduría abrió la boca de los mudos e hizo elocuentes las lenguas de los niños. ii1 Hizo prosperar sus obras por mano de un profeta santo, 2Atravesaron el desierto inhabitable y fijaron sus tiendas en lugares desiertos; 3 resistieron a los enemigos y se vengaron de sus adversarios; 4 tuvieron sed y te invocaron y les fue dada agua de la dura roca y remedio a su sed de la áspera piedra.
Esta perícopa nos lleva a Moisés y a las narraciones del éxodo. La descendencia de Jacob se había ido multiplicando, de modo que vino a formar un gran pueblo, poderoso dentro de las fronteras egipcias. El faraón vio un peligro para su reino, por lo que se decide a oprimirlos. La sabiduría que había protegido a los patriarcas libró ahora al pueblo santo, escogido entre los demás pueblos de la tierra por el Dios tres veces santo 25 para llevar a cabo los destinos mesiánicos, que no se dejó contaminar por las prácticas idolátricas egipcias, y que, si bien prevaricó muchas veces, incluso durante la misma cautividad26, debía mantenerse irreprochable por su alta vocación, y de hecho se mantuvo tal en relación con los egipcios, a quienes no dieron motivo alguno para que los oprimiesen.
Para llevar a cabo la liberación, la sabiduría entra en el caudillo de Israel y le da poder para desencadenar las plagas, que terminaron por doblegar la dura cerviz del faraón y sus cortesanos 27. Dio a los israelitas la recompensa de sus trabajos (v.1y) mediante los vasos de oro, plata y vestidos que les fueron prestados por los egipcios al salir de su país, y que Dios, dueño absoluto de todo, pudo hacer retuvieran por los trabajos a que habían sido sometidos sin obtener por ellos salario alguno 28. Los condujo de Egipto al Sinaí, procurándoles, mediante prodigios sorprendentes, el alimento y el agua, señalándoles el camino a través del desierto mediante la nube luminosa de noche y oscura durante el día, que cubría con su sombra al pueblo, defendiéndolo de los rayos abrasadores del sol 29.
Fue también la Sabiduría - que sustituye siempre a Dios - quien separó las aguas del mar Rojo para que dejaran paso libre a los hebreos y las hizo juntarse de nuevo para que anegaran a los egipcios perseguidores, cuyos cadáveres, arrojados por las aguas a las orillas del mar, fueron despojados de sus armas por los israelitas, que carecían de ellas, conforme afirma también una tradición oral mencionada por Filón y Flavio Josefo 30. Figura del bautismo el mar Rojo, los egipcios sumergidos lo son de nuestros pecados, que desaparecen bajo la acción de las aguas bautismales.
Al verse protegidos de modo tan admirable por la mano omnipotente de Dios, entonaron un canto de alabanza en su honor, que consigna el autor del éxodo 31. La afirmación de que la sabiduría abrió la boca de los mudos e hizo elocuentes las lenguas de los niños (v.21) es una hipérbole poética, semejante a aquella otra del salto de las montañas como corzos 32, para indicar que los hebreos, que habían estado como mudos que no pueden o niños que apenas saben hablar, a causa del dolor y la opresión, cantan ahora jubilosos y celebran con la alegría del triunfo al Dios Salvador 33.
Por medio de su caudillo Moisés, en quien habitaba 34, la Sabiduría guió a los israelitas durante cuarenta años a través del desierto. Dios les proporcionó como alimento el maná, y la Sabiduría hizo saltar, ante la plegaria de Moisés y Aarón, agua abundante de la roca que aquél golpeó con su vara 35. San Pablo ve en ella un tipo de Cristo, que, golpeado en la pasión y abierto su corazón por la lanza en la cruz, vino a ser fuente de aguas conducentes a la vida eterna para cuantos creen en El 36.
Los pueblos con quienes hubieron de luchar y que derrotaron por la ayuda de la Sabiduría, fueron los amalecitas, el rey cananeo de Arad; Seón, rey de los amorreos; Og, rey de Basan, los moabitas y los madianitas 37.
1 1Cor 22-28. Biblia comentada 4 3') - 2 Cf. F. Feldmanm, Die lilerarische Art von Weisheit Kap, 10-19: ThGl (iqoq) 17855; Camps, Midrash sobre la historia de les plages: Mise. Bibl. B. Ubach (1953) 97-113 ;R. T. Sie-Beneck, The Midrash of Wisdom 10-19: CB 9.22 (1060) 176-182. - 3 Gen_2:7; Gen_2:21-22. - 4 Gen_1:28; Gen_9:2. - 5 Gen_2:17; Gen_3:3.19 (inmortal.); Gen_2:25, cf. Rom_7:23 (integridad); Rom_2:8-16 (impasibilidad); 1.28; Rom_9:3 (dom. sobre los animal.). Lo crea en estado adulto, y conoce las propiedades de los animales (Rom_2:1.9-20), lo que indica le confirió preternaturalícente la ciencia. - 6 San Ireneo dice, contra Taciano, que, habiendo venido Jesucristo a salvar a la humanidad, convenía librase de las manos del demonio a los progenitores de la misma, a quienes él hizo pecar (Adv. haer. 3:34). Y San Agustín escribe que toda la Iglesia generalmente cree en la salvación de Adán (Ep. 99 ad Exod.). A. Dupont-Sommer, Adam, Pére du Monde dans la Sagesse de Salomón (10:1-2): RHR 119 (1939) 182-203. - 7 Gen_4:433. - 8 Jubil. IV 3t. - 9 Gen_4:19.22-24; Gen_6:1-4. - 10 Gen_11:1-9. - 11 Gen_22:1-19; Eco_44:20. - 12 Gen_19:1-29. - 13 Gen_30:1, Gen_30:-14 fl. Jos., De bello iud, IV 8:4; Jul. Solin., Pol.vhist. 0.38. - 15 Antiq. I 12:4. - 16 Ad Cor 11. - 17 Gen 27.415s. - 18 Gen_28:12-22. - 19 Gen_30:25-43. - 20 Gen_31:24-29. - 21 Gen_32:1-23; Gen_33:1-20. - 22 Gen_32:24-32. - 23 Gen_37:2; Gen_39:1-12. - 24 Gen_41:38-39. - 25 Exo_19:4-6; Isa_6:3. -Isa_26 11:9-10; Isa_12:21ss; Isa_15:2; Isa_16:5-6, Isa_16:11; Isa_18:20-21; Eze_20:8. - 27 Exo_7:10. - 28 Exo_11:2. -Exo_29 19:7; Exo_13:21-22; Num_14:14; Sal_105:39. - 30 Ant. II 16:6. - 31 15:1-18. - 32 Sal 113:4 - 33 P. Grelot, Sagesse 10:21 et le Targum de l'Exode: Bib 42 (1961) 49-60 - 34 10:16; Deu_18:15-18; Deu_34:10; Ose_12:14. - 35 Exo_17:1-7 (Rafidim); Núm 20,1-3. - 36 1Co_10:3-4. - 37 Exo_17:8-16; Num_21:1-3; Num_21:21-31; Num_21:33-35 y Deu_3:1-7; Deu_25:17; Deu_25:31·2,