Deuteronomio  23 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 25 versitos | Deuteronomio  23 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 25 versitos
1

Ley sobre la pureza de la asamblea

»No se admite en la asamblea del Señor a quien tenga los testículos machacados o haya sido castrado.
1 Nadie tomará a la mujer de su padre, ni retirará el borde del manto de su padre.
2 »No se admite en la asamblea del Señor ningún bastardo; no se lo admite en la asamblea del Señor hasta la décima generación.2
Participación en las asambleas cultuales.
El hombre que tenga los testículos aplastados o el pene mutilado no será admitido en la asamblea de Yahvé.
3 »No se admiten en la asamblea del Señor amonitas ni moabitas; no se admiten en la asamblea del Señor ni aun en la décima generación.3 El bastardo no será admitido en la asamblea de Yahvé; ni siquiera en su décima generación será admitido en la asamblea de Yahvé.
4 Porque no te salieron al encuentro con pan y agua cuando ibas de camino al salir de Egipto, y porque alquilaron a Balaán, hijo de Beor, de Petor, en Mesopotamia para que pronunciara una maldición contra ustedes.4 Ni el amonita ni el moabita serán admitidos en la asamblea de Yahvé; ni aun en la décima generación serán admitidos en la asamblea de Yahvé, nunca jamás.
5 Pero el Señor, tu Dios, no hizo caso a Balaán, el Señor, tu Dios, cambió la maldición en bendición, porque el Señor, tu Dios, te amaba.5 Porque no vinieron a vuestro encuentro con el pan y el agua cuando estabais de camino a la salida de Egipto, y porque (el moabita) alquiló para maldecirte a Balaán, hijo de Beor, desde Petor, Aram Naharáin.
6 No busques su paz ni su amistad mientras vivas.6 Pero Yahvé tu Dios no quiso escuchar a Balaán, y Yahvé tu Dios te cambió la maldición en bendición, porque Yahvé tu Dios te ama.
7 »No consideres abominables a los edomitas, que son hermanos tuyos.
»No consideres abominables a los egipcios, porque fuiste emigrante en su tierra,
7 No buscarás jamás mientras vivas su prosperidad ni su bienestar.
8 sus descendientes en la tercera generación serán admitidos en la asamblea del Señor.8 No tendrás por abominable al idumeo, porque es tu hermano. No tendrás por abominable al egipcio, porque fuiste forastero en su país.
9

Ley sobre la pureza del campamento

»Cuando estés acampado frente al enemigo, guárdate de toda clase de maldad.
9 A la tercera generación, sus descendientes podrán ser admitidos en la asamblea de Yahvé.
10 Si uno de los tuyos queda impuro por haber tenido un derrame durante el sueño, saldrá fuera del campamento y no volverá;10
Pureza del campamento.
Cuando salgas a campaña contra tus enemigos, te guardarás de todo mal.
11 al atardecer, se bañará, y al ponerse el sol volverá al campamento.11 Si hay entre los tuyos un hombre que no esté puro, por causa de una polución nocturna, saldrá del campamento y no volverá a entrar en el campamento.
12 »Tendrás un lugar fuera del campamento para tus necesidades12 Pero al llegar la tarde se lavará, y a la puesta del sol volverá al campamento.
13 y llevarás en tu equipo una estaca. Cuando salgas a hacer tus necesidades, harás con ella un hoyo y al final taparás los excrementos.13 Tendrás fuera del campamento un lugar, y saldrás allá afuera.
14 Porque el Señor, tu Dios, anda por el campamento para darte la victoria y entregarte el enemigo; tu campamento ha de estar santo, para que el Señor no vea nada vergonzoso y no se aparte de ti.14 Llevarás en tu equipo una estaca, y cuando vayas a evacuar afuera, harás un hoyo con la estaca, te darás vuelta, y luego taparás tus excrementos.
15

Ley sobre el esclavo fugitivo

»Si un esclavo se escapa y se refugia en tu casa, no lo entregues a su amo;
15 Porque Yahvé tu Dios pasea por el campamento para protegerte y entregar en tu mano a tus enemigos. Por eso tu campamento debe ser una cosa sagrada, Yahvé no debe ver en él nada inconveniente; de lo contrario se apartaría de ti.
16 se quedará contigo, entre los tuyos, en el lugar que elija en una de tus ciudades, donde mejor le parezca, y no lo explotes.16
Leyes sociales y cultuales.
No entregarás a su amo el esclavo que se haya acogido a ti huyendo de él.
17

Leyes diversas

»Ningún hombre ni ninguna mujer israelita deberá consagrarse a la prostitución practicada en cultos paganos.
17 Se quedará contigo, entre los tuyos, en el lugar que escoja en una de tus ciudades, donde le parezca bien; no le molestarás.
18 No llevarás a la casa del Señor, en cumplimiento de una promesa, la paga de una prostituta ni el salario de un prostituto, porque los dos son abominables para el Señor, tu Dios.18 No habrá hieródula entre las israelitas, ni hieródulo entre los israelitas.
19 »No cargues intereses a tu hermano: ni sobre el dinero, ni sobre alimentos, ni sobre cualquier préstamo.19 No llevarás a la casa de Yahvé tu Dios don de prostituta ni salario de perro, sea cual fuere el voto que hayas hecho: porque ambos son abominación para Yahvé tu Dios.
20 Podrás cargar intereses a los extraños, pero no a tu hermano, para que el Señor, tu Dios, te bendiga en todas tus empresas, en la tierra adonde vas para tomarla en posesión.20 No prestarás a interés a tu hermano, sea rédito de dinero, o de víveres, o de cualquier otra cosa que produzca interés.
21 »Si ofreces un voto al Señor, tu Dios, no demores su cumplimiento, porque el Señor, tu Dios, te lo reclamará y cargarás con un pecado.21 Al extranjero podrás prestarle a interés, pero a tu hermano no le prestarás a interés, para que Yahvé tu Dios te bendiga en todas tus empresas, en la tierra en la que vas a entrar para tomarla en posesión.
22 Si te abstienes de hacer votos, no pecas.22 Si haces un voto a Yahvé tu Dios, no tardarás en cumplirlo, porque sin duda Yahvé tu Dios te lo reclamaría, y te cargarías con un pecado.
23 Pero lo que profieran tus labios has de cumplirlo, ya que es un voto al Señor, tu Dios, lo que espontáneamente hayas prometido.23 Y si te abstienes de hacer voto, no habrá pecado en ti.
24 »Si entras en la viña de tu prójimo, come hasta hartarte; pero no metas nada en tu canasta.24 Pero lo que salga de tus labios lo mantendrás y cumplirás, tal como has prometido a Yahvé tu Dios como don voluntario, que has prometido con tu propia boca.
25 Si pasas por los sembradíos de tu prójimo, podrás recoger espigas con la mano; pero no metas la hoz en la mies de tu prójimo.25 Si entras en la viña de tu prójimo, podrás comer todas las uvas que quieras, hasta saciarte, pero no meterás nada en tu zurrón.
26 26 Si pasas por las mieses de tu prójimo, podrás coger espigas con tu mano, pero no meterás la hoz en la mies de tu prójimo.

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Introducción a Deuteronomio 

DEUTERONOMIO

El Deuteronomio que nosotros leemos hoy tiene algo de final de sinfonía, de conclusión solemne; pero, posee a la vez algo de roto, de violentamente interrumpido, como si el final no pudiera llegar a su cadencia tonal.
Moisés va a culminar su misión liberadora y el pueblo su largo peregrinar por el desierto. En cierto sentido, el movimiento del Pentateuco se remansa y se aquieta aquí, en la planicie de Moab: silencio contenido para escuchar largos discursos de un hombre que se dispone a morir. Al mismo tiempo, la historia se rompe. Moisés ha de morir antes de completar toda su empresa, el pueblo se queda a las puertas de la tierra prometida, ante la aduana geográfica del Jordán. ¿Qué será del pueblo? ¿Cómo ha de organizarse? ¿Quién lo ha de guiar?
Y porque se rompe bruscamente la historia, se advierte una agitación extraña: tribus impacientes por empezar ya la conquista y ocupación, Rubén, Gad, parte de Manasés; a la que Moisés sanciona. Se anticipa la vida del pueblo en un código que prevé y resuelve las situaciones más importantes de la historia: monarquía, sacerdocio, profetismo, culto, justicia, guerra y paz, familia y sociedad. Moisés lucha desesperadamente por inculcar tal ley, por meter en las entrañas la fidelidad radical y duradera al único Señor, a sus leyes y mandatos, a las exigencias de la historia; lucha contra el olvido, el cansancio, la desesperanza. Y sintiendo que no va a vencer, Moisés deja un poema de testimonio que le sobreviva. Renueva la Alianza, compila sus leyes, encara al pueblo con la gran decisión de su existencia.
Esto es a grandes rasgos el Deuteronomio. También nosotros tenemos que sentarnos con calma para escuchar la conclusión del Pentateuco.

Historia del libro. Parece ser que el Deuteronomio se leyó en otros tiempos de otro modo; no como final del Pentateuco, sino como comienzo de una gran obra histórica que abarcaba el tiempo de la tierra prometida desde la entrada, cruzando el Jordán, hasta la salida, camino del destierro.
Según esta teoría, el autor de la gran construcción y compilación histórica introdujo los capítulos autobiográficos (1-3), que le permitían ofrecer un resumen histórico con nueva perspectiva, y añadió el paso de poderes a Josué, como preparación para lo siguiente. Esta obra se extendía hasta el último capítulo del Segundo libro de los Reyes.
En tal posición, el Deuteronomio era un código de alianza que organizaba la vida en la tierra, previendo y sancionando la lealtad y la deslealtad del pueblo. Y como la historia terminaba en el destierro, el Deuteronomio justifica por adelantado el castigo de Dios. Moisés prevé dolorido ese desenlace y pronuncia una última palabra de esperanza.
La alianza en Moab adquiere así importancia capital. Empalma con la alianza del Sinaí, que recoge en la memoria. Pero asigna a dicha alianza solamente el decálogo como ley promulgada; el resto lo escucha sólo Moisés, se lo guarda, lo promulga antes de morir.
Las instituciones, la legislación y el mensaje del Deuteronomio acompañan al lector desde el comienzo de la obra histórica: como lo que pudo ser y no fue, pero puede y debe volver a ser si el pueblo se convierte. Como un punto de arranque que coloca toda la historia subsiguiente bajo el signo de la libertad responsable ante Dios.
En esta perspectiva, el sentido del libro cambia notablemente. Es muy difícil la paciencia para escuchar tantos sermones al comienzo de una historia. La ficción retrospectiva se hace más patente, las referencias a los Patriarcas se vuelven borrosas en la lejanía. El libro es un homenaje a la personalidad apasionada de Moisés, capaz de dejar tan gravemente preñada la historia que le sucede.
El Deuteronomio ya existía antes de las dos lecturas descritas. No íntegro, sino aproximadamente desde 4,44 hasta el final del capítulo 28. Tiene la forma de un código legal preparado y entreverado de discursos o frases parenéticas, rematado en la serie paralela de bendiciones y maldiciones. La breve justificación histórica de 4,45 y 5,6, las alusiones históricas esparcidas en 6-11, las indicaciones rituales del capítulo 27 confieren al libro la forma aproximada de un documento o protocolo de alianza.
Es bastante probable que, prescindiendo de adiciones, este libro sea el documento encontrado en el Templo en tiempos de Josías (2 Re 22), que sirvió de impulso y base para la reforma del rey. No es probable que el libro se fabricase «ad hoc» en aquella época, pero sí lo es que fuera obra de círculos reformadores, quizá durante el reinado de Manasés. Esto no pasa de conjetura. Es probable que parte del material legal se remonte a tiempos antiguos, mientras que la exhortación sobre la Ley también puede tener raíces seculares.

Mensaje religioso. El Deuteronomio es un libro de gran riqueza teológica; su teología mana de una preocupación pastoral. Deseando inculcar al pueblo la fidelidad al Señor y a sus leyes, el autor recoge la historia y la comenta, sacando de ella unas cuantas directrices grandes y fecundas, afianza la ley en la historia, apela a la conciencia lúcida y responsable.
A primera lectura, puede llamar la atención la insistencia en la centralización del culto. En la superficie, eso es una medida restrictiva para cortar los abusos de los santuarios locales; en el fondo, es una convicción radical, que el Señor es uno sólo, el Dios único de Israel. Todas sus leyes se concentran en el mandamiento principal del amor o lealtad a Dios; Israel es un pueblo de hermanos que han de ser unánimes en la lealtad a su Dios; cada israelita tiene que darse entero a ese compromiso.
Dios ha elegido al pueblo por puro amor, sin méritos previos le va a regalar una tierra y le exige una tarea. Si el pueblo la cumple, obtendrá nuevos beneficios de su Dios, sobre todo el beneficio supremo de la convivencia con Él; si no la cumple, Dios lo castigará sin abandonarlo del todo, llamándolo a la conversión. La tarea no es puramente cúltica, es ante todo una tarea de justicia social y de amor fraterno.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Deuteronomio  23,2-9Ley sobre la pureza de la asamblea. Estos versículos prescriben quiénes deben ser admitidos y quiénes deben ser apartados de la asamblea del Señor; esta ley, que excluye tanto a ciertos israelitas como a otros que no lo son, está en relación con 22,5.9.10.11 (cfr. Lev_19:19), donde se prohíbe mezclar semillas o trabar el uso de ciertas cosas; por analogía, esa ley que regula el uso correcto de semillas, animales y objetos es aplicada también a la asamblea del Señor. Es probable que la exclusión de personas con genitales mutilados o deformes (2) no se refiera a una enfermedad, sino a quienes por alguna práctica religiosa se hayan castrado. También son excluidos los bastardos «hasta la décima generación» (3); se ha de entender aquí a los hijos nacidos como fruto de la prostitución sagrada, la cual es abominable para Israel (cfr. 23,18s); finalmente, los que provienen de pueblos eternamente enemigos de Israel (4-9).
Por supuesto que una ley tremendamente excluyente como ésta no coincide con la imagen del Dios compasivo y misericordioso que ya hemos tenido que ir descubriendo en la Biblia y que en Jesucristo se nos ha revelado tal cual es: Padre que acoge y ama a todos sin distingos de ninguna índole (cfr. Hch_10:34s), que «hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos» (Mat_5:45). Como siempre, este tipo de leyes obedeció a cierta manera de pensar, a unas circunstancias históricas muy precisas y a unas preocupaciones religiosas también muy concretas y propias de la mentalidad israelita; pero jamás pueden considerarse argumento para formar grupos, congregaciones o asambleas cristianas que intenten siquiera excluir a alguien por razones de su conformación física, por su proveniencia familiar o por su condición social. Nada más abominable para el Señor y más contrario al Evangelio de Jesús que esas exclusiones, rechazos y señalamientos que tantas veces encontramos en nuestros ambientes «cristianos».


Deuteronomio  23,10-15Ley sobre la pureza del campamento. En línea con la pureza de la asamblea del Señor encontramos esta ley sobre la pureza individual (10-12) y la pureza del lugar del campamento (13-15). La justificación es la pureza y la santidad de Dios que «anda por el campamento para darte la victoria» (15), por lo cual todo tiene que estar purificado y santificado. Es la manera como se concibe la íntima relación entre la santidad de Dios y la santidad de quienes se dedican a su servicio, en este caso una asamblea especialmente dispuesta para la guerra.
Deuteronomio  23,16-17Ley sobre el esclavo fugitivo. Un esclavo que huía de la casa de su amo no podía ser devuelto; si pedía asilo se le debía conceder y permitirle vivir donde él quisiera sin ser molestado ni explotado. Esta ley, impregnada ya de Evangelio, nos recuerda la actitud tomada por Pablo y solicitada a su amigo Filemón para con el esclavo Onésimo (cfr. Flm_1:8-20.
Deuteronomio  23,18-25Leyes diversas. Estas leyes se podrían agrupar, de modo general, en cinco tópicos.
1. Leyes socio-religiosas: prohibición de la prostitución sagrada, tan común en los pueblos vecinos de Israel (23,18s) y que estaba por lo general ligada a los ritos de fertilidad y fecundidad (cfr. Lev_19:29; 1Re_14:24; 1Re_15:12; 1Re_22:47; 2Re_23:7); ley sobre los votos (2Re_23:22-24; cfr. Núm_30:1-16); ley que prohíbe ejecutar a los hijos por el pecado de los padres (Núm_24:16; cfr. Eze_18:1-20); ley sobre la pureza ritual y cultual (Eze_24:8s; cfr. Lev_13:1-14, 54).
2. Leyes socio-económicas que buscan favorecer especialmente a los más débiles, al huérfano, la viuda y el emigrante: ley sobre el no cobro de intereses (Lev_23:20; cfr. 15,7-11; Éxo_22:25; Lev_25:36s); ley sobre el recto uso de los bienes del prójimo (Lev_23:25s); ley sobre los préstamos y prendas de empeño (Lev_23:20s; Lev_24:6.10-13.17); ley sobre la justicia con el jornalero (Lev_24:14s); ley que regula la recolección de la cosecha (Lev_24:19-22; cfr. Lev_19:9s); ley sobre pesos y medidas (Lev_25:13-16; cfr. Lev_19:35s; Amó_8:5; Miq_6:10s).
3. Leyes socio-familiares que regulan las relaciones de la familia desde la institución matrimonial: ley sobre el divorcio (Miq_24:1-4); licencia del recién casado (Miq_24:5); ley que exige la protección de la viuda por parte de su cuñado, conocida como ley del levirato (Miq_25:5-10; cfr. Gén_38:8).
4. Leyes penales que regulan las penas y sentencias de algunos delitos: sobre el secuestro (Gén_24:7); sobre el procedimiento penal (Gén_25:1-3.11s).
5. Leyes socio-políticas que regulan las relaciones con algunos pueblos, en este caso, con los amalecitas (Gén_25:17-19).