Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 88 (Vg 87): Oración de un Afligido en Peligro de Muerte.
E l salmista es un fiel piadoso atacado de una grave enfermedad desde su juventud, y por ello aislado de la vida social y aun cíe sus allegados y amigos íntimos. En tono deprecatorio y con no poca resignación expone el doliente su triste situación, apelando a un milagro de la omnipotencia divina que le libre de la muerte segura. Tiene conciencia de que la enfermedad le ha sido enviada por Dios; sin embargo, no hay quejas contra este modo de proceder de la Providencia. Para mover a Yahvé a que le libre de la muerte, recuerda que en la región tenebrosa de los muertos no podrá continuar alabándole.
Se ha dicho de este salmo que es el más triste de todo el Salterio. Es un grito patético del que sufre sin alivio. En otros salmos la luz penetra a través de las nubes al fin; aquí la bruma es más oscura al final. Es sintomático que la última palabra es oscuridad.1 No protesta como Job, alegando su inocencia; pero tampoco tiene conciencia de pecado; únicamente expone su situación, sin averiguar las causas morales de su enfermedad. Llevado de su ardiente fe, pide una curación milagrosa, pues sus esperanzas de ultratumba son sombrías: los difuntos están abandonados en la región del Seol, de la que no es posible salir y en la que no hay comunicación afectiva con Dios,
que constituye su centro espiritual. Podemos dividir la composición en tres partes:
a) el doliente está al borde del sepulcro, abandonado de sus amigos (2-8);
b) ¿No hará Yahvé un milagro para salvarlo? (9-13);
c) ¿Por qué Dios le rechaza? (14-19). Algunos autores han sugerido que el doliente es el tipo de Israel sufriendo en el exilio, y, por tanto, que sus quejas tienen un carácter nacional colectivo 2; sin embargo, nada insinúa de modo concreto que el salmo tenga este sentido colectivo; generalmente se le interpreta como una lamentación individual al estilo de otros salmos. No hay reacciones fuertes, como en el libro de Job; ni deseos de venganza, ni expresiones desesperadas. Es difícil determinar la época de su composición. Como hay alguna palabra aramea, los críticos en general se inclinan por un origen postexílico.
Al borde del sepulcro, abandonado de todos (1-8).
1
Al maestro del coro. Cántico de los hijos de Coré. Sobre la enfermedad. Para la aflicción. Maskil. De Ernán ezraíta 3
. 2
¡Oh Yahvé, Dios mi Salvador! Grito de día y gimo de noche ante ti. 3
Llegue mi oración a tu presencia, inclina tu oído a mi clamor. 4
Pues harta de males está mi alma, y mi vida al borde del sepulcro. 5
Ya me cuentan entre los que bajan a la fosa; soy ya hombre sin fuerzas. 6
Abandonado entre los muertos 4
, como los traspasados que yacen en el sepulcro, de quienes ya no te acuerdas, y que fueron arrancados a tus manos. 7
Hasme puesto en lo profundo de la hoya, í entre las tinieblas, las sombras abismales. 8
Pesa tu ira sobre mí y has desencadenado contra mí todos tus furores 5
. Utilizando frases estereotipadas del Salterio, el poeta declara su situación angustiosa6. Día y noche suspira por la ayuda divina. Víctima de una grave enfermedad ¿lepra, parálisis? , el salmista se siente
al borde del sepulcro7. Como su mal es incurable, nadie hace nada por remediarlo,
contándolo ya entre los que
bajan a la fosa 8. Destinado a una muerte prematura, se considera como los
traspasados por la espada, que ya en el
seol e
stán como fuera del alcance de su providencia 9. En aquella región tenebrosa de sombras
abismales, el difunto siente la orfandad de Dios. El salmista paciente se siente ya cerca de esta triste situación, porque Yahvé ha derramado sobre él todos sus
furores, que le anegan como olas devastadoras 10.
¿No puede Yahvé hacer un milagro y salvarle? (9-13).
9
Has alejado de mí a mis conocidos, me has hecho para ellos abominable; estoy encerrado y no tengo salida. 10
Mis ojos languidecen por la aflicción; te invoco, ¡oh Yahvé! todo el día, y tiendo mis manos hacia ti. 11
¿Harás tú ya prodigio alguno para los muertos? ¿Se levantarán las sombras para alabarte? 12
¿Contará alguno en el sepulcro tu piedad y en el averno tu fidelidad? 11
. 13
¿Será conocido prodigio alguno tuyo en las tinieblas, ni tu justicia en la tierra del olvido? Como Job, el paciente se siente abandonado de sus allegados 12; le consideran maldito de Dios, y bajo este aspecto les resulta
abominable. Si la enfermedad que sufría era la lepra, se comprende bien este clima de separación, impuesto por exigencias higiénicas 13. Se siente como un prisionero sin
salida, agarrotado por la enfermedad, mientras que
languidecen sus ojos, agotados por el sufrimiento. Por otra parte, el pensamiento de ultratumba le aterra, ya que
en el seol no puede alabar a su Dios. Conforme a la mentalidad de la época, piensa que Dios no se preocupa de los que moran en la región de los muertos, y, por tanto, no es concebible un
prodigio en favor de ellos. Por eso ansia que Dios le cure milagrosamente antes de cerrar los ojos a la vida, ya que
no es concebible que Yahvé le vuelva a resucitar una vez que ha entrado en la región tenebrosa. Allí las
sombras en heb.
refaim: espíritus débiles, sin consistencia, como en ectoplasma no pueden proclamar las
alabanzas de Dios 14. Aquélla es la
tierra del olvido por excelencia 15, y no se conciben relaciones amorosas recíprocas de Yahvé y las sombras.
¿Por qué Dios le rechaza? (14-19).
14
A ti clamo, pues, ¡oh Yahvé! y mis plegarias van a ti desde la mañana. 15
¿Por qué, ¡oh Yahvé! me rechazas y me escondes tu rostro? 16
Soy un mísero afligido y lánguido desde mi mocedad, soportando tus terrores hasta desfallecer. 17
Derrámanse sobre mí tus furores y me aniquilan tus espantos. 18
Todo el día me rodean como aguas, y todas a una me envuelven. 19
Has alejado de mí amigos y compañeros, y son mis parientes las tinieblas. Sumido en la mayor soledad, no le queda al paciente otra cosa
que clamar a su Dios implorando auxilio. No tiene conciencia de culpabilidad y se pregunta por qué le ha entregado a tal situación,
ocultando su rostro y abandonándole 16. Toda su vida, desde sus tiernos años, ha sufrido incesantemente, víctima de los
terrores mortales enviados por Yahvé 17. Parece como si Dios le cercara con sus
furores y desahogos coléricos (v.17). Dada la mentalidad religiosa de los antiguos hebreos,
todo ocurre porque Dios lo quiere, pues en su filosofía de la vida no tienen importancia las causas segundas. No distinguen entre voluntad
positiva y permisiva divina, y todo lo engloban, atribuyéndolo
directamente a Dios. El salmista se siente así como un náufrago a punto de ahogarse en medio de las
aguas u olas amenazadoras de Yahvé (v.18)18. Sus consideraciones se cierran con un pensamiento sombrío: se siente solo y no tiene otros consoladores y
parientes que las
tinieblas: ¡se siente abandonado de sus amigos, de sus familiares y de Dios! Job había declarado: Diré a la podredumbre: ¡Tú eres mi padre! y a los gusanos: ¡Mi madre y mis hermanos! 19; pero al final recupera la salud y es rehabilitado en la sociedad. En cambio, el salmista cierra ex abrupto su composición sin luces de esperanza, lo que es único en las deprecaciones del Salterio. Por eso son muchos los autores que suponen que falta algún fragmento alusivo al auxilio divino librándole de la muerte, como es ley en otras composiciones salmódicas similares.
1 A. F. Kirkpatrick, o.c., 523. 2 Hipótesis de Teodoro de Mopsuestia, Calmet, Wethe, Gheyne, Briggs. 3 Sobre el sentido de los títulos véase com. a
Sal_75:1;
Sal_73:1;
Sal_84:1.
Enfermedad: traducción problemática del hebreo almajlat. Aflicción: en hebreo le annoth, que puede significar para responder, corno si aludiera a alternancia de coros.
Ernán ezraítat probablemente es el levita músico que aparece en
1Cr_15:17; r
Rev_4:31. 4 Abandonado: es inseguro el sentido de la palabra hebrea. En los LXX se traduce por libre. La
Bib. de Jér.: Excluido entre los muertos. 5 LitVel TM: quebrantamientos u olas rompientes. 6 Cf.
Sal_22:3;
Sal_17:6. 7 Cf.
Sal_107:18;
Pro_2:18;
Pro_5:5;
Pro_7:29. 8 Cf.
Sal_28:1;
Sal_28:30,
Sal_28:4;
Sal_143:7. 9 Cf.
Isa_38:1;
Sal_6:6;
Sal_6:30,
Sal_6:10;
Sal_63:10;
Sal_86:13; ??
Sal_32:24. 10 Cf.Sal42:8. 11 En hebreo
Abaddón (perdición), nombre del
seol (cf.
Job_26:6;
Job_28:22;
Job_31:12;
Pro_15:11;
Pro_17:20;
Rev_9:11). 12 Cf.
Job_19:135;
Sal_31:10;
Sal_38:12. 13 Cf. Lev 13.46;
2Cr_26:21;
Job_31:34. 14 Cf.
Isa_26:14;
Isa_26:38.18;
Sal_6:6;
Sal_6:30,
Sal_6:10;
Sal_31:13;
Sal_115:17;
Job_14:21. 15 Cf. Ecl 9.s-6,10;
Eco_14:16;
Eco_17:22-23. Sobre el
seol véase M. G., Cordero,
La vida de ultratumba según la mentalidad popular de los antiguos hebreos: Salmanticensis, 1 (1954) p.343-364. 16 Cf.
Sal_74:1;
Sal_74:10,
Sal_74:1.11. 17 Cf.
Sal_55:6;
Job_20:25. 18 Cf.
Sal_18:5-17;
Lam_3:54;
Jon_2:4. 19
Job_17:14.