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¿Cómo entró en la casa de Dios, bajo el pontífice Abiatar, y comió los panes de la proposición, que no es lícito comer sino a los sacerdotes, y los dio asimismo a los suyos? (Marcos 2, 26) © Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 02

2. PLENOS PODERES DEL ENVIADO DE DlOS (2,1-3,6).

Las cinco perícopas siguientes representan a su modo una nueva unidad, que probablemente ya encontró establecida Marcos. Desde el punto de vista de la llamada historia de las formas es conocida en general como la «colección de controversias en Galilea», ya que estas historias contienen los enfrentamientos de Jesús con sus adversarios (*). No tanto pretenden exponer unos datos entresacados del ministerio de Jesús, cuanto presentar su respuesta a determinadas cuestiones. Por eso culminan siempre en una expresión significativa de Jesús (2,10.17.19.28; 3,4). Mas por atinada que sea esta observación, hay que seguir preguntando la razón de por qué el evangelista ha insertado aquí esta colección. Una vez más lo que le interesa es la imagen y significado de Jesús para la comunidad cristiana. Resplandece la dignidad de Jesús que actúa y decide de una manera nueva y sorprendente, que provoca la oposición y que termina por granjearle el odio mortal de los círculos dirigentes (3,6). Pero la intención del evangelista va todavía más allá: en aquellas sentencias fundamentales, que marcan el punto más alto de cada una de las perícopas, habla también Jesús del sentido de su misión y de los plenos poderes salvíficos que le han sido confiados. Es el valor vigente de esas palabras, que a la vez afirman algo sobre la persona y sobre la obra salvadora de Jesús, lo que la comunidad cristiana tiene que comprender para su fe y su vida. .............. (*) Se trata probablemente de una composición anterior a Marcos, que el evangelista ha aceptado. Estos apotegmas, historias con sentencia o paradigmas ocupan una posición media entre los relatos sobre la actividad de Jesús y sobre sus sentencias. Una compilación semejante se encuentra en Mc 12.13-37 («colección de controversias en Jerusalén»). ..............

a) Autoridad del Hijo del hombre para perdonar pecados (Mc/02/01-12).

1 Pasados algunos días, entró de nuevo en Cafarnaúm, y corrió la voz de que estaba en casa. 2 Y se reunió tanta gente, que ni siquiera cabían delante de la puerta; y él les dirigía la palabra. 3 Vienen a él con un paralítico, traído por cuatro hombres. 4 Pero no pudiendo ponerlo en su presencia por causa de la multitud, levantaron el techo encima de donde él estaba y, abriendo un boquete, descuelgan la camilla en que yacía el paralítico. 5 Cuando Jesús vio la fe de aquellos hombres dice al paralítico: «Hijo, perdonados te son tus pecados.» 6 Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en su corazón: 7 «¿Cómo este hombre habla así? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar pecados, sino uno, Dios?» 8 Pero, conociendo al momento Jesús en su espíritu que pensaban así en su interior, les dice: «¿Por qué pensáis tales cosas en vuestro corazón? 9 ¿Qué es más fácil: decir al paralítico: "Perdonados te son tus pecados", o decirle: "Levántate, toma tu camilla y anda"? 10 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados -dice al paralítico-: 11 Yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.» 12 Y se levantó, inmediatamente cargó con su camilla y salió a la vista de todos, de manera que todos estaban maravillados y glorificaban a Dios diciendo: «Jamás habíamos visto cosa semejante.»

MIGRO/PARALITICO Considerada externamente, se describe aquí la curación de un enfermo que en razón de las circunstancias se ha grabado de una manera indeleble. Jesús, de nuevo «en casa», en Cafarnaúm, es asediado por una gran multitud del pueblo; pero los hombres que llevan a un paralítico sobre una camilla saben cómo arreglárselas. Descubren las vigas del techo y levantan el tejado de barro abriendo un boquete por el que descuelgan al inválido delante de Jesús. Jesús pronuncia al final la palabra salvadora: «Yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa» (v. 11). Pero en este relato se mezcla otro suceso, no sin cierta sutura como lo demuestra el paso del versículo 10 al 11; de tal modo que cabe dudar de la unidad primitiva. Pero esto carece de importancia para los oyentes cristianos y para los lectores reflexivos. El eje del relato lo constituye el perdón de los pecados por Jesús que suscita los pensamientos injuriosos de los doctores de la ley que le observaban con desconfianza. Jesús demuestra la potestad del Hijo del hombre para perdonar pecados sobre la tierra (v. 10), y ésa es la perenne vigencia del relato para la Iglesia primitiva. La curación del enfermo y la remisión de los pecados están en estrecha relación, y para una mente jurídica incluso en una relación de causa-efecto, pues en las enfermedades graves se veían las consecuencias del pecado. Al empezar Jesús por pronunciar la palabra de perdón, elimina la raíz más profunda del mal, y la liberación de la dolencia corporal no es sino el remate de la «curación» al tiempo que la confirmación de que al hombre se le han perdonado los pecados. Incluso la demostración en favor de la potestad de Jesús para perdonar pecados tiene lugar según la fórmula jurídica que va «de lo mayor a lo menor»: si Jesús realiza lo que es más «difícil» desde el punto de vista humano, a saber, la curación corporal que podía comprobarse y demostrarse, evidencia con ello que también lo «más fácil», la absolución de los pecados de aquel hombre, no era una palabra vacía. Con ello se sitúa Jesús en el terreno de aquellos críticos y maestros de la ley y los vence con sus mismas armas, pues ¿habría Dios otorgado a un blasfemo la facultad de restituir la salud a un hombre paralítico? Mas, repensando la pregunta del v. 9, ¿es realmente más fácil declarar que a un hombre le han sido perdonados sus pecados o liberarle de su dolencia corporal? La comunidad comprende que aquella acción de Jesús es más poderosa, y que sigue aconteciendo en medio de ella por la palabra perdonadora del Resucitado que tiene plenos poderes para ello (cf. Joh_20:22 s). Para la comunidad la acción salutífera de Jesús sobre la tierra no era sino un signo de la salvación completa, que Dios prometió entonces y de la que ahora participa ella. No sólo al final, en la consumación de los tiempos, será realidad la salvación de Dios, sino que empieza ya ahora, sobre la tierra, aun cuando escape a la visión exterior, con la maravilla del perdón. Dios se vuelve compasivo hacia el hombre pecador y desvalido, le reconcilia consigo e introduce con ello el proceso de la plena curación para la humanidad y el mundo. De este modo se rompe también la conexión causal entre pecado y enfermedad, pues no todos aquellos a quienes se les han perdonado los pecados han obtenido también la salud corporal; esto es algo que Jesús hace por añadidura en el caso del paralítico. Y tampoco atribuyen los Evangelios toda enfermedad al pecado como a su causa. En el caso del ciego de nacimiento, al que Jesús devuelve la vista, rechaza el Señor expresamente esta idea (Joh_9:3). Así fue como la comunidad cristiana se liberó de las concepciones judías. Para ella la verdadera salvación está en la reconciliación con Dios que tiene lugar con el perdón de los pecados, y ésta es la doctrina perenne que la comunidad saca de la obra de Jesús (Cf. 2, 15 ss; Luk_7:36-50; Luk_19:1-10). Pero hay todavía algo más que merece nuestra consideración en el núcleo de esta perícopa: el Hijo del hombre tiene autoridad de perdonar pecados sobre la tierra. La palabra de Jesús al paralítico: «Hijo, perdonados te son tus pecados» (v. 5) se entiende en el sentido de que él mismo perdona los pecados en nombre de Dios; y no sólo como si expresase simplemente su confianza o certeza de que Dios le perdonará sus pecados. También los letrados judíos entienden la frase como apropiación de un derecho reservado a Dios, y por ende como una blasfemia (Luk_2:7). Causa sorpresa también que Jesús se designe a sí mismo como «Hijo-del-hombre». El empleo más antiguo de este misterioso título habría que encontrarlo en las expresiones escatológicas -relativas al fin de los tiempos-, según las cuales el «Hijo del hombre» vendrá sobre las nubes del cielo (Luk_13:26; Luk_14:62; cf. Dan_7:13 s) y ejercerá una función judicial (Dan_8:38). Es un título de majestad, hasta el punto de que todas las palabras alusivas a los padecimientos del Hijo del hombre ( Dan_8:31; Dan_9:9. 31; Dan_10:33. 45; Dan_14:21. 41), resultan extrañas e incomprensibles en el ámbito judío, incluso aquéllas que hablan de la potestad del Hijo del hombre presente ya en la tierra (Dan_2:10.28). Se trata de una interpretación exclusivamente cristiana, que sólo era posible referida a Jesús y a su especial mesianidad. La afirmación del v. 10 recibe una luz más clara desde esta expresión acuñada: porque Jesús es el Hijo del hombre que vendrá algún día en gloria, puede ejercer ya sobre la tierra el derecho y gracia divinos de perdonar pecados. En él está ya presente la potestad del que ha de venir; pero no una potestad judicial y punitiva sino liberadora y gratificante. Que Jesús quiso traer a los hombres el perdón de Dios y que quiso presentarse como el amor redentor de Dios al mundo, se pone plenamente de manifiesto en la actitud de Jesús hacia los pecadores (cf. 2,13-17). Lo que a los judíos de entonces les resultaba escandaloso, lo afirma la Iglesia primitiva con su fe en Cristo: en el Jesús terreno están ya presentes las fuerzas de salvación y pronuncia la palabra de perdón con una autoridad divina. Mas sabe también que su palabra de gracia conserva su vigencia en la Iglesia a través de todos los tiempos, hasta que el Hijo del hombre se manifieste en gloria.

b) Banquete con recaudadores y pecadores (Mc/02/13-17).

13 Salió de nuevo a la orilla del mar. Todo el pueblo acudía a él, y él los instruía. 14 Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en su despacho de cobrador de impuestos, y le dice: «Sígueme.» Y él se levantó y lo siguió. 15 Estando luego a la mesa en su casa, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa con Jesús y con sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. 16 Los escribas fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos: «¿Pero es que come con publicanos y pecadores?» 17 Cuando Jesús lo oyó, les dice: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»

También esta perícopa pertenece al círculo de ideas «pecado y perdón». En la actitud de Jesús hacia los pecadores y en su frase final destaca todavía más el mensaje central y beatificante del Evangelio: Jesús ha sido enviado precisamente a los pecadores, a los que Dios quiere demostrar su misericordia incomprensible. Lo que Jesús anuncia lo realiza personalmente sin miedo al juicio de los hombres. Su mensaje merece crédito por su persona; más aún, su conducta personal es la revelación de la voluntad salvadora de Dios para los hombres. MATEO-LEVI LEVI-MATEO Como introducción viene referido el llamamiento de otro discípulo, y esta vez de un «pecador» público, del recaudador Leví -que también se llamaba Mateo; cf. Mt 9,9-. Los recaudadores de tributos, que según el sistema tributario de la época exigían el pago de los derechos de importación bajo la supervisión de un jefe de impuestos -cf. Zaqueo, Luk_19:1-10- el cual jefe de impuestos debía pagar anualmente una gruesa suma de arrendamiento al soberano del país-, eran considerados como «pecadores» por su profesión, pues tenían que tratar también con los no judíos «contaminándose», y que además solían enriquecerse de una manera injusta (cf. Luk_19:8). Con algunas otras profesiones eran proscritos como transgresores de la ley y además el pueblo los odiaba por causa de su ocupación. Jesús se coloca por encima de todas estas ideas. Y llama a Leví-Mateo como había llamado a los pescadores del lago, invitándole a dejar su medio de vida y entrar en su seguimiento como discípulo, y el despreciado recaudador se va tras él. El evangelista no hace demasiado hincapié en el suceso; el nuevo discípulo era bien conocido de sus lectores. Pero el hecho de que Leví no se rehúse a la llamada de Jesús es una justificación de la audacia divina para derrochar confianza llamando a los pecadores. Después se celebra un banquete, aunque no está claro en casa de quién. Lucas (Luk_5:29) presenta a Leví como anfitrión, y así ha debido ser desde el punto de vista histórico. Pues Jesús se dejaba invitar a menudo, cosa que hasta le mereció el vergonzoso reproche de «comilón y bebedor» (Mt ll,19 = Luk_7:34). En Marcos «su casa» podría también interpretarse de aquélla en la que Jesús habitaba (cf. 1,29; 2,1); en tal caso sería Jesús el que había invitado a los recaudadores, hecho todavía más escandaloso para los guardianes de la moralidad. ¡Jesús anfitrión, qué aspecto tan rico en consecuencias para la comunidad oyente! No hay por qué rechazar semejante interpretación; un arte narrativo popular resulta a menudo impreciso al señalar las circunstancias, y la vocación de Leví no es más que la introducción a una nueva escena. Jesús celebra un banquete «con publicanos y pecadores», gesto que, según los doctores de la ley y los fariseos -un grupo especial dentro de aquella «confraternidad»-, era contrario a la ley, ya que Jesús se familiarizaba así con los «pecadores» y se contaminaba. Opinión que sostenían los fariseos incluso delante de sus discípulos. Jesús, que lo oye, responde con un proverbio más adecuado para desarmar a los críticos que un largo discurso: No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. Frases parecidas, tomadas de la sabiduría popular y profana, las utilizó Jesús en otras ocasiones, ¿por qué no habría de servirse de ellas para esclarecer los pensamientos de Dios? Se inserta una «palabra de misión» -«No he venido...»- que expone abiertamente la causa por la que Jesús se interesa. Jesús se sabe enviado a llamar a los pecadores y no a los justos. La entrega de Jesús a los pecadores continúa siendo un misterio profundo. De acuerdo con la imagen que Marcos nos traza de Jesús, es un hombre íntimamente unido a Dios. Ahora bien, Dios sabe del pecado y culpa humanos, de las necesidades y fragilidad de la existencia humana. Por eso Jesús, en razón precisamente de su unión con Dios y de su conocimiento íntimo de los pensamientos y objetivos divinos, se dedica a los pecadores y come con ellos. El banquete es, para los orientales, la imagen de una comunidad alegre y amistosa. J/HUMANIDAD: Mas ese banquete es también un testimonio de la humanidad de Jesús. Se acerca a los hombres compartiendo su alimento y su bebida, habla con todos y no busca una sociedad exclusiva. Para él no cuenta ninguna separación entre «santos» y «pecadores». Sabe que los hombres, que han experimentado el vacío de una vida «mundana», no pocas veces están abiertos a la llamada de Dios. Los pecadores, que han saboreado el desconsuelo del pecado, son a menudo capaces de un mayor amor a Dios y a los hombres que los puntillosos observadores de la ley (Cf. Luk_7:36-50; Luk_18:10-14; Luk_19:1-10). Pese a todo, el amor divino y humano de Jesús a los pecadores sigue siendo un misterio. Estando al tenor literal de sus palabras, Jesús no condena a los justos; pero «no necesitan» de él como los enfermos, los arrinconados por la sociedad, los pecadores. Aquí se puede rastrear algo del amor irracional del Dios del Antiguo Testamento, que pese a todas las infidelidades del pueblo de su alianza, no se deshace de él y sigue atrayéndoselo con una misericordia incomprensible. En la palabra de Jesús late, sin embargo, una dialéctica secreta, pues que se sabe enviado a todos los hombres y exige la conversión de todos (Luk_1:15). Quien quiera ser partícipe de su amor salvador y de la misericordia divina tiene que considerarse pecador delante de Dios. De este modo aquellos «publicanos y pecadores» son también los representantes de todos los hombres que se abren con fe al mensaje de salvación.

c) El ayuno y las bodas (Mc/02/18-22).

18 Los discípulos de Juan y los fariseos estaban guardando un ayuno. Vienen y le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no ayunan cuando están ayunando los discípulos de Juan y los de los fariseos?» 19 Jesús les respondió: «¿Acaso van a ayunar los invitados a bodas mientras el novio está con ellos? Es natural que no ayunen mientras lo tienen en su compañía. 20 Tiempo llegará en que les quiten al novio y entonces, en aquel día, ayunarán. 21 »Nadie echa un remiendo de paño sin encoger en un vestido viejo; porque, si no, el remiendo nuevo tiraría de lo viejo y el desgarrón se haría mayor. 22 Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos; porque, si no, el vino rompería los odres, y el vino y los odres se perderían. [El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos].»

Movida tal vez por la imagen del banquete, la tradición ha insertado aquí otra controversia que versa sobre el ayuno. Se trata una vez más de una conducta «escandalosa» de Jesús, y más concretamente de sus discípulos, y que conduce a una importante respuesta del Maestro. A la imagen principal de las bodas siguen otras dos expresiones figuradas o comparaciones, de tal modo que el contexto total nos descubre la intención de la Iglesia primitiva. El ayuno, que los discípulos de Juan y los fariseos practican escrupulosamente, es sólo el pretexto externo para una doctrina más profunda que la comunidad recibe de labios de Jesús. En aquel ejercicio penitencial no se trataba del ayuno público y general, como el que practicaba todos los años el pueblo en el gran día de la expiación o como el que se convocaba en determinadas ocasiones; sino de una obra libre y particular (cf. Mat_6:16 ss) a la que se sometían los judíos piadosos, y especialmente los fariseos, dos veces por semana (cf. Luk_18:12). Para la Iglesia primitiva no se trata de la conducta concreta de Jesús y de sus discípulos, ni siquiera de una advertencia concreta relativa a su propio comportamiento en la cuestión del ayuno, sino de algo mucho más importante: de una comprensión más profunda del advenimiento de Jesús y de la era que con él se inicia. La doble comparación del paño y del vino nuevos, que Jesús puede haber empleado en otras circunstancias, completa y esclarece la idea expuesta en la palabra central del novio y de los invitados a las bodas.

Una boda era para los orientales el tiempo por excelencia de la alegría. Llegaban muchos invitados, especialmente amigos del esposo -los «hijos de la cámara nupcial»- que habían de tomar parte en la alegría y jolgorio de la pareja nupcial. Las bodas se convierten en una imagen del tiempo de salvación; así, se dice en el libro de Isaías: «Con el gozo del novio sobre la novia se gozará Dios sobre ti» (Luk_62:5; cf. 61,10). También la teología rabínica mantiene esta imagen reforzándola con la aplicación alegórica del Cantar de los Cantares a Yahveh e Israel. De este modo interpreta Jesús su presencia como el tiempo de la salvación en que Dios cumple sus promesas beatificantes. En ese tiempo es inconcebible que los invitados a las bodas «ayunen» o, como se dice cn Mat_9:15, «estén afligidos». La alegría de la salvación que se abre con la presencia y proximidad de Jesús, debe también reflejarse en la conducta de sus discípulos. El júbilo nupcial no se compagina con el ayuno y las lamentaciones funerarias. La Iglesia primitiva comprendió esta doctrina introduciendo en su liturgia el júbilo escatológico; sus celebraciones eucarísticas en el marco de un banquete común revestían un carácter alegre: «Tomaban juntos el alimento con alegría y sencillez de corazón» (Act_2:46). Y hay, no obstante, otro punto de vista que induce a la tristeza y a la lamentación fúnebre. La palabra, que se añade a la imagen de las bodas (v. 20), habla de los días en que les quitarán el esposo a los invitados a las bodas. Para la Iglesia primitiva el esposo era Jesús en persona, y ella pensaba también en su muerte. Mas esto es sólo como una observación de paso, pues las comparaciones siguientes vuelven a tratar exclusivamente de la alegría que comporta el presente. La venida de Jesús es como un amanecer, y la nota fundamental del nuevo día es el júbilo enviado por Dios. Esta verdad es siempre válida para la Iglesia primitiva, aun cuando con la muerte de Jesús experimente una cierta limitación y oscurecimiento: ahora, en este tiempo intermedio hasta la venida definitiva de Jesús en gloria, hay que pensar también en la muerte del Señor. Su «estar lejos» equivale a su separación y es el fundamento de la tristeza que comporta la dolorosa conciencia de estar prisioneros en este mundo. La existencia terrena exige también un desprendimiento de las alegrías engañosas y el aguante de las necesidades y padecimientos, si es que se quiere conseguir la alegría plena junto al Señor. Desde esta tensión se explica el distinto enfoque de la seriedad de la penitencia -hasta llegar a una nueva exaltación y práctica del ayuno y de la alegría de la salvación en la Iglesia posterior. Los dos últimos versículos son una doble comparación que expone la misma idea: con Jesús ha ocurrido en el mundo algo totalmente nuevo que ya no es compatible con el orden viejo. Cuando los profetas hablan de algo nuevo se trata de la nueva creación y ordenamiento divinos que tendrán lugar en los últimos tiempos. Según Jeremías, Dios quiere establecer una nueva alianza con Israel por medio de la cual escribirá su ley en el corazón y en el alma de su pueblo (Jer_31:31 ss); según Ezequiel Dios dará a los suyos un nuevo corazón y les pondrá en las entrañas un espíritu nuevo (Eze_36:26); según Isaías, Dios creará un nuevo cielo y una tierra nueva (Isa_65:17; Isa_66:22). De esta novedad escatológica habla Jesús; pero no sólo en el sentido de un anuncio del futuro sino de algo que se realiza ya en el presente. Lo nuevo es la salvación y bendición divinas que, con su ministerio, doctrina y potestad, empiezan a quebrantar el dominio del maligno (Isa_1:27), que pueden rastrearse a lo largo de toda su obra salvífica hasta que su muerte expiatoria establece la nueva alianza (Isa_14:24). La doble y breve comparación, cualesquiera sean las circunstancias y contexto en que Jesús la haya pronunciado originariamente, revela su conciencia de estar anunciando un tiempo y un orden nuevos. No hay por qué forzar las imágenes como si el paño nuevo aludiese a la «capa del mundo» y Jesús se considerase el «consumador del universo». La novedad, de la que Jesús habla, y que no sólo hace inútil lo antiguo sino además perjudicial, tampoco se puede limitar a los problemas particulares de la exposición de la ley y de las prácticas piadosas. Es una palabra amplia y audaz que testifica la presencia de un tiempo nuevo introducido por Dios: el tiempo de la salvación. De ahí arranca la conciencia de novedad del joven cristianismo. Para él ha traído Jesús personalmente el vino nuevo y el vino en abundancia (cf. Joh_2:1-11). De este modo se liberó la Iglesia del viejo judaísmo. La nueva alianza es para el cristianismo el tiempo de salvación que ya ha llegado y que es imperecedero, es la alegría y felicidad de la comunión con Dios; pero es también una llamada a un servicio divino nuevo y santo en la libertad de los hijos de Dios.

d) El hijo del hombre es Señor del sábado (Mc/02/23-28).

23 Un día de sábado iba él atravesando un campo de mieses, y sus discípulos, según pasaban, se pusieron a arrancar espigas. 24 Y le decían los fariseos: «Oye, ¿por qué hacen éstos en sábado lo que no está permitido?» 25 Y él les contesta: «¿Es que nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre, él y los suyos: 26 que entró en la casa de Dios, en tiempos del pontífice Abiatar, y comió los panes ofrecidos a Dios, los que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y los repartió también entre sus compañeros?» 27 Y añadió: «El sábado se instituyó para el hombre, no el hombre para el sábado. 28 Así pues, también del sábado es señor el Hijo del hombre.»

Una vez más la tradición antigua pudo insertar aquí esta nueva historia, inducida por unos puntos de vista externos: el ayuno y el hambre son cosas parecidas. Así como Jesús defendió el hecho de que sus discípulos no ayunasen, así ahora defiende el que quebranten el sábado para calmar el hambre. La disputa, sin embargo, apunta hacia otro centro de interés: el hijo del hombre es Señor del sábado. De las dos sentencias relativas al sábado -que se encuentran al final y que están separadas del hecho narrado por una nueva fórmula de transición -«Y añadióles»-, la más importante no es la primera, pese a que parece encajar mejor en la situación y a tener ciertas resonancias humanistas, sino la segunda que contiene una afirmación sobre el Hijo del hombre (cf. 2,10). Sólo ésta es la que transmiten los otros dos sinópticos; el v. 27 es secundario, introducido probablemente por Marcos, y contiene una idea que ni los propios letrados judíos habían discutido. Ambas sentencias dan distintas respuestas al problema del sábado, pero que la comunidad cristiana podía unificar, aunque no ciertamente en el sentido de que el v. 28 fuese una aclaración del 27, como si el «Hijo del hombre» no significase originariamente más que «el hombre». La cuestión del sábado seguía siendo un problema de actualidad para los cristianos procedentes del judaísmo; la solución definitiva se la brindaba la conducta de Jesús y en especial su palabra de que el Hijo del hombre era también dueño del sábado. El motivo que dio origen a esta tradición tal vez fuesen los conflictos acerca del sábado en las comunidades judeocristianas; pero esta disputa tenía mucho que decir también a los lectores de Marcos procedentes del paganismo y a todos los creyentes posteriores, pese a que se fundamentaba en unos prejuicios judíos. La ocasión fue un paseo de Jesús con sus discípulos por los campos maduros de mies, paseo que tuvo lugar un sábado. No se dice si Jesús iba delante y los discípulos le «seguían», como de costumbre. Se ha pensado si Marcos no querría decir que los discípulos frotasen las espigas para calmar su hambre -cosa que dicen expresamente Mateo y Lucas- sino que, precediendo a Jesús, arrancaban los tallos para abrirle un camino... un camino real al Mesías, como lo entendería después la comunidad. Jesús trae consigo el tiempo de la salvación que es el auténtico cumplimiento del «sábado», del día del Señor. Por atractiva que sea esta interpretación, no parece lo suficientemente fundada. El ejemplo de David hace hincapié en el hambre y la costumbre de frotar las espigas maduras y comerse los granos es antigua en Oriente y está permitida a quien quiere calmar el hambre. Sólo que los discípulos hacían esto en sábado, lo que resultaba escandaloso para los fariseos. El frote de las espigas se cuenta expresamente entre las 39 actividades prohibidas en día de sábado, por considerarlo como un «trabajo de recolección». Pero, en definitiva, lo importante no es la ocasión sino la postura que Jesús adopta frente a la pretendida transgresión del descanso sabático. El ejemplo escriturístico no responde exactamente al caso en cuestión, puesto que en el Antiguo Testamento no se dice que la acción de David hubiese ocurrido en sábado; esto aparece sólo más tarde en una interpretaci6n judía, en un midrash. Tampoco el joven merodeador penetró en el santuario, sino que se hizo dar los panes de la proposición por el sumo sacerdote Aquimelec, padre de Abiatar, que es precisamente a quien se nombra en Mar_2:26. No obstante, el episodio referido en 1Sa_21:1-7 se atiene únicamente al hecho de que también David quebrantó una ley cúltica, pues los panes sagrados de la proposición estaban reservados a los sacerdotes. Del hecho se podían sacar dos conclusiones: que el deber más urgente de conservar la vida anula las prescripciones cúlticas (cf. v. 27); y también, que si esto se le permitió a David, el rey tan venerado por el judaísmo tardío y abuelo del esperado Mesías, realmente tampoco se podía negar lo primero al Hijo del hombre (v. 28). De todos modos la segunda conclusión difícilmente podía tener fuerza para los críticos judíos, aunque la tuviese tanto más abundante para la Iglesia primitiva: por ello el Hijo del hombre es Señor del sábado. Este relato esclarece asimismo una inaudita pretensión de Jesús que la tradición cristiana explica. Aquí se revela algo de la «doctrina en autoridad» (1Sa_1:22) y de su actitud libre y soberana. A menudo se ha situado por encima de las prescripciones sabáticas que para los judíos eran extraordinariamente importantes y que debían observarse con toda rigidez. En tales decisiones, audaces y para él peligrosas, Jesús ha expresado su vinculación exclusiva a la voluntad de Dios tal como él la conocía con una certeza interna, su libertad de cara a los juicios de los hombres y su dignidad oculta. Aquí demuestra él su señorío, que había manifestado, aunque de otro modo, en las expulsiones de los demonios y en las curaciones de los enfermos. Esto es lo que comprendió la Iglesia primitiva reconociendo por ello la dignidad sublime del Hijo del hombre. En la libertad de conciencia, que él ha liberado aunque vinculándola a la voluntad de Dios, late también un bienaventurado anuncio de salvación, como en la otra palabra de que el Hijo del hombre tiene poder para perdonar pecados sobre la tierra (1Sa_2:10). De esta forma adquiere un sentido magnífico el hecho de que las dos sentencias relativas al Hijo del hombre no aparezcan desconectadas en esta sección: el perdón de los pecados y la liberación de la estrechez humana de miras son expresión del mismo poder salvador. Aun cuando la Iglesia primitiva haya visto de primeras en la tradición del «frote de las espigas en día de sábado» los problemas sabáticos que eran actuales en su tiempo, la decisión de Jesús conserva todo su peso en las cuestiones siempre acuciantes de la ley y la conciencia. La indiscutible conexión que existe en el contexto actual entre las palabras humanistas del v. 27 con las del v. 28 relativas a la dignidad del Hijo del hombre, contiene aún una doctrina importante: los mandamientos de Dios han sido dados en favor del hombre, pero no han sido confiados al simple parecer humano, sino que penden de la exposición e interpretación del Hijo del hombre. Sólo él conoce la voluntad de Dios por su estrecha unión con él. Sólo la responsabilidad delante de este Señor, al que debemos dar cuenta de cada una de nuestras acciones y palabras (2Co_5:10), da derecho a la libertad que el propio Jesús ha ejercido y que ha otorgado a sus discípulos.

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 2.

Curación de un paralítico, 2:1-12 (Mat_9:2-8; Luc_5:17-26).
Cf. Comentario a Mat_9:2-8.
1 Entrando de nuevo, después de algunos días en Cafarnaúm, se supo que estaba en casa, 2 y se juntaron tantos, que ni aun en el patio cabían, y El les hablaba.3 Vinieron trayéndole un paralítico, que llevaban entre cuatro. 4 No pudiendo presentárselo a causa de la muchedumbre, descubrieron el terrado por donde El estaba, y, hecha una abertura, descolgaron la camilla en que yacía el paralítico. 5 Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. 6 Estaban sentados allí algunos escribas, que pensaban entre sí: 7 ¿Cómo habla así éste? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? 8 Y luego, conociendo Jesús, con su espíritu, que así discurrían en su interior, les dice: ¿Por qué pensáis así en vuestros corazones? 9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu camilla y vete? 10 Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados se dirige al paralítico , 11 yo te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. 12 El se levantó, y, tomando luego la camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos se maravillaban, y glorificaban a Dios diciendo: Jamás hemos visto cosa tal.

Como se dijo al hablar de este relato en Mt (Mat_9:2-8), se discute si los dos temas perdón y curación son, aunque históricos, primitivos. Bultmann lo niega; W. Manson considera el milagro una adición histórica posterior; E. Schweizer juzga su unidad primitiva; Dibelius reconoce el perdón como centro del relato. Anunciar la primera sin confirmársela con hechos tangibles podía ser allí contraproducente. De ahí el milagro sensible como prueba de la renovación invisible 1. Además, el perdón de los pecados es don mesiánico característico (Exo_34:6ss; Isa_43:25; Isa_44:22; Jer_31:34; Eze_36:25) y poder personal divino en el A.T. Es un modo indirecto de presentarse como el Mesías. Es el proceso que se ve en los evangelios: su revelación, tanto mesiánica como divina, la va haciendo gradualmente.
La situación histórica que le da Mc lo que hacen en forma imprecisa Mt-Lc está en íntima relación con esta estancia de Cristo en Cafarnaúm, pues fue entrando de nuevo, después de algunos días, en Cafarnaúm. Lo que dice Mt (Eze_9:1) parecería suponer una ausencia de Cristo mayor, a causa de un desplazamiento, embarcado, a la región de los gadarenos (Mt). Pero es que Mat_9:1 no es el comienzo de una nueva escena, sino el final Deu_8:34.
V.4 es la descripción colorista y local de las casas de Palestina, que Mt omite y que Lc también recoge, aunque interpretando el terrado de la casa al modo occidental de construir.
Sobre un tema discutido en su estructura conceptual, cf. Comentario a Mat_9:2-8 1. Sobre la expresión Hijo del hombre, cf. Comentario a Mat_8:18-22.

Vocación de Leví,Mat_2:13-17 (Mat_9:9-13; Luc_5:27-32).
Cf. Comentario a Mat_9:9-13.
13 Salió de nuevo a la orilla del mar, y toda la muchedumbre se llegó a El, y les enseñaba. u Al pasar vio a Leví el de Alfeo sentado al telonio, y le dijo: Sígueme. El, levantándose, le siguió. 15 Estando sentado a la mesa en casa de éste, muchos publícanos y pecadores estaban recostados con Jesús y con sus discípulos, que eran muchos de los que le seguían. 16 Los escribas y fariseos, viendo que comía con pecadores y publícanos, decían a sus discípulos: Pero ¿es que come con publícanos y pecadores? 17Y oyéndolo Jesús les dijo: No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos; ni he venido yo a llamar a los justos, sino a los pecadores.

La vocación de Leví-Mateo fue recogida con interés por la tradición primitiva y conservada en los tres sinópticos. Su conversión debió de ser bastante ruidosa, por efecto de ser publicano, en lo que tenía de despreciable, y por ser hombre enriquecido por este procedimiento, fácilmente abusivo. Debía de ser un caso análogo al de Zaqueo, igualmente publicano, y enriquecido por este procedimiento de extorsiones (Luc_19:1-8). En la literatura talmúdica se tenía por difícil o desesperada la conversión de los publícanos 2.
V.14. Mc da el nombre del padre de Leví: de Alfeo, y también el de éste: Leví. En cambio, el primer evangelista se nombra a sí mismo Mateo. Lo más extraño es que Mc-Lc, en las listas de los apóstoles, denominan a Leví con su propio nombre de Mateo. Y que con este nombre se refieren a Leví se ve porque Mt en la lista de los apóstoles se nombra a sí mismo con el nombre de Mateo el publicano (Mat_10:3). Se supone que sea debido a un rasgo de humildad, por ser el nombre con el que era más conocido en su oficio de publicano o telonario.
Mc es el único evangelista que da el nombre del padre de Leví: Alfeo.
V.15. Mateo omite en su evangelio lo que Mc y Lc expresamente dicen: que el banquete que ofreció a Cristo como signo de homenaje, gratitud y valentía fue en su casa.
Mc es el único que hace saber aquí que a Cristo le seguían muchos. Pero en este mismo versículo se citan como sujeto posible publícanos y pecadores y discípulos de Cristo. Sin duda se refiere a éstos, ya que son el sujeto inmediato y más lógico de la frase. Mc dice, pues, que ya en esta época Cristo tenía muchos discípulos. Es un texto dislocado.
Publícanos se llama a los que cobran los tributos públicos 3.
Los pecadores son citados frecuentemente junto con los publícanos (Mat_9:10.11.13; Luc_5:30.32, etc.). Son gentes que descuidaban la práctica de la Ley, y las prescripciones, o gentes de conducta moral baja (Rom_5:8.19; Gal_2:12), sea ante el ideal judío, sea ante los mismos gentiles (Luc_7:37).
La sentencia de Cristo sobre quiénes tienen necesidad de médico es una pequeña parábola con la que responde, como tantas veces, con grandes parábolas, a las críticas farisaicas sobre la admisión de pecadores en el reino. En el fondo parece percibirse una fina ironía contra los justos fariseos. También podía tener su aplicación en el cristianismo primitivo.

Cuestiones sobre el ayuno,Luc_2:18-22 (Mat_9:14-17; Luc_5:32-39).
Cf. Comentario a Mat_9:14-17.
18 Los discípulos de Juan y de los fariseos ayunaban. Vienen, pues, y le dicen: ¿Por qué, ayunando los discípulos de Juan y los de los fariseos, tus discípulos no ayunan? I9 Y Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los compañeros del esposo ayunar mientras está con ellos el esposo? Mientras tienen con ellos al esposo, no pueden ayunar. 20 Pero días vendrán en que les arrebatarán al esposo; entonces ayunarán. 2' Nadie cose un pedazo de paño sin tundir en un vestido viejo; pues el remiendo nuevo se llevaría lo viejo, y la rotura sería mayor. 22Ni echa nadie vino nuevo en cueros viejos, pues el vino rompería los cueros y se perderían vinos y cueros; el vino nuevo se echa en cueros nuevos.

Con motivo de los ayunos supererogatorios que practicaban los discípulos del Bautista y de los fariseos, acaso para acelerar la venida del Reino 4, practicados por la legislación farisea dos veces en la semana, Cristo expone una importante doctrina. Sus discípulos no pueden ayunar, porque se está en el período de las bodas mesiánicas. Es hora, pues, de alegría. La boda, en lenguaje simbólico oriental, es imagen de salvación. Han llegado las bodas del Cordero (Rev_19:7; cf. v.9; Rev_21:2.9; Rev_22:17). La redacción eclesial probablemente lo ve con la portada más amplia de una escatología realizada (Dodd). A lo que se le unen los v.21-22, acaso procedentes de un contexto distinto, pero unidos aquí por razón del aspecto absurdo de obrar en ambos casos. Esto va a ser expuesto con las metáforas de paño y del vino nuevo. No condena las prácticas de los ayunos que se alegan. Pero sí el espíritu farisaico de los mismos. La Nueva Ley tiene un nuevo espíritu. Sus discípulos, imbuidos en él, no están sometidos ni han de copiar lo viejo. La plenitud de él y del Evangelio rompería la vieja tela y los odres del Viejo Testamento 4. Que los dejen gozar del nuevo espíritu. Y si los fariseos ayunaban también para acelerar la hora mesiánica, los discípulos de Cristo no han de ayunar, sino gozarse con su presencia. Ayunarán luego, cuando el mesianismo, que no era como el esperado por los fariseos, les quite la presencia sensible del Mesías y vengan a su reino horas de dolor 5.

Defensa de los discípulos por una
obra hecha en sábado,Rev_2:23-28
(Mat_12:1-8; Luc_6:1-5).
Cf. Comentario a Mat_12:1-8.
23 Caminando El a través de las mieses en día de sábado, sus discípulos, mientras iban, comenzaron a arrancar espigas. 24 Los fariseos le dijeron: Mira, ¿cómo hacen en sábado lo que no está permitido? 25 Y les dijo: ¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad y sintió hambre él y los suyos? 26 ¿Cómo entró en la casa de Dios, bajo el pontífice Abiatar, y comió los panes de la proposición, que no es lícito comer sino a los sacerdotes, y los dio asimismo a los suyos? 27 Y añadió: El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. 28 Y dueño del sábado es el Hijo del hombre.

Esta narración es traída por los tres sinópticos. La situación histórica no sería fácil saberla de una manera precisa.
Es uno de los pasajes sinópticos de valor dogmático. Cristo, por su procedimiento indirecto, proclama su divinidad. Al justificar a sus discípulos por haber tomado y frotado contra sus manos unas espigas para comerlas en día de sábado, El se proclama que es señor aun del sábado. Pero, siendo el sábado de institución divina (Gen_2:23) 5, Cristo se proclama Dios. Mt añade a este pasaje otro (Mat_12:6) en el cual Cristo se proclama, aún con mayor grafismo, Dios.
V.23-24. Es extraño que se encuentren los discípulos con los fariseos en el campo un sábado. Acaso en la redacción haya artificio para destacar mejor el tema central y la proclamación de Cristo en el v.28.
V.26. Mc presenta en este versículo una dificultad ya clásica. Mt y Lc, al citar este pasaje de David, no dan el nombre de este sacerdote. Sólo Marcos lo pone. Pero no pone Ajimelek, que era el nombre de este sacerdote (1Sa_21:1), sino que pone a David entrando en la casa de Dios en tiempo del pontífice Abiatar. Pero el libro I de Samuel no dice que Abiatar fuese sumo sacerdote ni que David se dirigiese a Abiatar, sino a Ajimelek (1Sa_21:1; 1Sa_22:11-12). Abiatar era un hijo de Ajimelek (1Sa_22:20). Por otra parte, en Josefo, los sumos sacerdotes son los miembros de las grandes familias sacerdotales 6. ¿Cómo solucionar esta aparente confusión? Lagrange, citando a San Jerónimo, dice que Mc no tenía el propósito de narrar el episodio con toda precisión, sino sacar una conclusión de un episodio que él designa suficientemente claro 7. Sería una citación quoad sensum.
Otros proponen una solución demasiado hipotética: que Abiatar tendría dos nombres. Más verosímil sería suponer que, siendo el nombre de Abiatar mucho más conocido en el ambiente, por sus relaciones con la historia de David (2Sa_15:24-29.35; 1Re_1:7.19.43; 1Re_2:26), hubiese sido citado como un punto más fácil de referencia. Y hasta se piensa que esta forma de relatar esta historia fuese tradicional 8.
V.28. Los rabinos decían que el sábado había sido hecho para el Mesías. Pero aquí la argumentación trasciende a un mesianismo humano 8.

1 Pirot, évang. s. Sí. Maro (1946) p.424; A. Vargas-Machuca, El paralítico perdonado en la redacción de Mt (1Re_9:1-8): Est. Ecl. (1969) p. 15-43. 1 A. Cabaniss, A Fresh Exegesis of Mar_2:1-12 : Interpr. (1957) 324-327; Dupla-CY, Mar_2:10. Note de syntaxe: Mél. Robert (1957) 420-427; Dupont, Le paralitique pardonné (Mat_9:1-8): Nouv. Rev. Théol. (1966) 940-958; C. P. Ceroke, Is Mar_2:10 a Saving of Jesús? (The Theory of Ecclesiological Evangelistic Interpolation.): The Cath. Bibl. Quart. (1960) 369-390. 2 Baba m.,Mar_7:26; Bonsirven, Textes rabbiniques. (1955) n.1782. Cf. Comentario a Mat_9:9. 3 Publicani dicuntur qui publica vectigalia habent conducta. Cf. Digest. XXXIX 4:1; J. Alonso, La parábola del medico en Mar_2:16ss: Cult. Bibl. (1959) lOss; A. Deschamps, Les justes et la justice dans les évangiles (1950) p.98-108. 4 Bonsirven, Le judaísme. (1934) I p.397. 4 J. Dupont, Vin vieux, vin nouveau (Luc_5:39): The Cath. Bibl. Quart. (1963) 286-304. 5 J. Jeremías, Die Gleichnisse Jesu. (1970) p.H5ss. 5 Bonsirven, Textes rabbiniques. (1955) n.138.162.160.139.198; Tróades, Le fils de l'homme est maítre méme du Sabbat (Mc 2:23-3:6): Bibl. et Vie Chrét. (1958) 73-83. 6 Josefo, De bello iud. IV 3:7.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



14 (C) Cinco relatos de conflicto (2,1-3,6). En los cinco relatos de esta serie se pre(-)senta a varios enemigos de Jesús y de los pri(-)meros cristianos (los escribas, los escribas de los fariseos, los discípulos del Bautista y los fa(-)riseos, los fariseos, los fariseos y los herodia(-)nos). Estos adversarios cambian su actitud: desde la admiración (2,12) pasan a la hostili(-)dad activa (3,6). Los primeros cristianos ha(-)brían utilizado estas historias para defender sus puntos de vista y/o sus prácticas relacio(-)nadas con el perdón de los pecados, la comida con personajes de mala fama, el ayuno y la ob(-)servancia del sábado. La mayoría de estos re(-)latos reflejan el ambiente palestinense, aun(-)que Marcos (o la tradición premarcana) los ha reelaborado situándolos en un bloque com(-)pacto (J. Dewey, Markan Public Debate [SBLDS 48, Chico 1980]).

15 (a)
Curación del paralítico y perdón del pecado (2,1-12). En la primera de las con(-)troversias se combina una curación (2,1-5a. 10b-12) y un debate con los escribas (2,5b-10a). El objetivo de esta combinación (como en 1,21-28) es mostrar que Jesús es poderoso tanto en palabras como en hechos: su poder de perdonar pecados queda confirmado por su poder de curar al paralítico. Los primeros cris(-)tianos apelarían a este pasaje como una prue(-)ba de que podían perdonar los pecados en el nombre de Jesús. 1. en casa: Marcos da por su(-)puesto que Jesús utilizaba la casa de Pedro en Cafarnaún (cf. 1,29.33) como su centro de operaciones. 2. no había suficiente espacio, ni siquiera en la puerta: El escenario es similar al de 1,33. él les anunciaba la palabra: La utiliza(-)ción del término logos con el significado de «palabra» confirma que el pronombre «él» en 1,45 se refería a Jesús, pues una de sus tareas consistía en extender «la palabra» (diaphémizein ton logon). 3. llevado por cuatro: Puesto que el paralítico no podía andar, necesitaba que lo ayudaran para llegar hasta Jesús. De hecho, la expresión «la fe que tenían» (2,5) su(-)giere que fueron los cuatros hombres quienes tomaron la iniciativa. ¿Serían Pedro, Andrés, Santiago y Juan? (cf. 1,16-20.29.36) 4. levanta(-)ron la techumbre: Los cuatro hombres llegaron al terrado por la escalera exterior que había en las casas palestinenses (cf. 13,15). La techum(-)bre estaba hecha de travesaños de madera cu(-)biertos con paja y barro, por lo que no era di(-)fícil abrir un agujero en ella. 5. la fe que tenían: Obviamente, se refiere a los cuatro hombres que habían afrontado la dificultad para llevar el paralítico hasta Jesús, pero la utilización del adjetivo posesivo «su» podría incluir también al paralítico, dijo al paralítico: La misma frase aparece en 2,10b, donde el contenido del di(-)cho posterior es más coherente con 2,1-4. Hi(-)jo, tus pecados son perdonados: El tratamiento de hijo expresa afecto y cariño. Parece que lo que él y sus amigos querían escuchar (cf. 2,10b-12) no era precisamente la declaración autoritativa del perdón de los pecados. La combinación de la curación (2,l-5a.l0b-12) y la controversia (2,5b-10a) tiene el objetivo de vincular causalmente la enfermedad y el peca(-)do, una vinculación que siempre rechazó Je(-)sús (cf. Lc 13,1-5; Jn 9,2-3). 6. algunos de los escribas: Estos escribas (cf. 1,22, en donde se pone a Jesús en contraste con los escribas) constituyen el primero de los cinco grupos de adversarios que se presentan en 2,1-3,6. 7. Él blasfema: Según algunos pasajes del AT (Éx 34,6-7; Is 43,25; 44,22), el único que puede per(-)donar los pecados es Dios. De acuerdo con el razonamiento de los escribas (aunque no lo di(-)cen directamente; cf. 2,6.8), la pretensión de Jesús de perdonar los pecados es catalogada como una blasfemia. De hecho, constituye una implícita pretensión de autoridad divina, que era perfectamente aceptable para los cristia(-)nos que leían el evangelio de Marcos. 9. qué es más fácil: Con toda seguridad era más fácil de(-)cir que los pecados son perdonados (puesto que no puede verificarse empíricamente) que decir al paralítico que se levantara y comenza(-)ra a andar (pues requiere una verificación em(-)pírica inmediata). En el relato de 2,1-12, que es claramente obra de Marcos, la curación fun(-)ciona como signo que da validez a la declara(-)ción del perdón. 10. el Hijo del hombre: Marcos utiliza esta frase muy a menudo (2,28; 8,31.38; 9,9; 12,31; 10,33.45; 13,26; 14,21.41.62), pero hemos de estudiar específicamente cada una de sus apariciones en el texto, pues la expre(-)sión ho huios tou anthrópou, «Hijo del hom(-)bre», funciona de modos diferentes. Aquí se refiere al Jesús terreno como representante de Dios (cf. 2,7), no a la humanidad en general o a un personaje escatológico (? Jesús, 78:38-41). dijo al paralítico: La misma frase que se encuentra en 2,5a; con ella se reanuda el rela(-)to de curación que había comenzado en 2,1-4.11. levántate, toma tu camilla: Jesús cura sola(-)mente mediante la palabra, un hecho que con(-)firma la autoridad de sus palabras sobre el perdón en 2,5b-10a. 12. todos quedaron mara(-)villados: Los relatos de milagro concluyen típi(-)camente con la descripción de la reacción de la gente. En nuestro texto, el término «todos» incluiría también a los escribas (2,6), otra in(-)dicación de que el relato está formado por dos unidades diferentes: 2,l-5a.l0b-12 y 2,5b-10a. En el contexto marcano, la gente queda asom(-)brada tanto por el poder de curación que tiene Jesús como por su pretensión de perdonar los pecados.

16 (b) Llamada de Leví (2,13-17). La pri(-)mera parte del pasaje (2,13-14) presenta la lla(-)mada al discipulado de un recaudador de im(-)puestos, y la segunda parte (2,15-17) es un relato de controversia que explica cómo Jesús podía permitir que lo siguieran tales personas. Es posible que ambas partes se encontraran de forma separada en la tradición premarcana. Los primeros cristianos podrían haber uti(-)lizado estos pasajes para explicar que hubiera entre ellos personas de dudosa reputación re(-)ligiosa y moral. 13. el mar: Cf. el comentario sobre 1,16. La llamada de Leví no sólo aconte(-)ce en aquel mismo lugar, sino que también Je(-)sús pasaba por allí (paragón) e invita a Leví a seguirle (akolouthei), dos términos clave en 1,16-20.14. Leví, el hijo de Alfeo: El paralelis(-)mo con 1,16-20 sugiere que Leví era uno de los Doce, pero en la lista que encontramos en 3,16-19 no aparece ningún apóstol que se lla(-)mara Leví. Algunos manuscritos resolvieron el problema cambiando su nombre por el de Santiago, el hijo de Alfeo (cf. 3,18). Mt 9,9 lo llama Mateo (cf. Mc 3,18). oficina de impues(-)tos: Leví era un recaudador de impuestos que estaba al servicio de Herodes Antipas. Estas personas eran sospechosas de corrupción eco(-)nómica y deslealtad a la causa judía (J. R. Donahue, CBQ 33 [1971] 39-61). 15. en su casa: Normalmente se considera que el banquete se celebró en la casa de Leví, aunque el texto aca(-)ba de presentarlo «siguiendo» a Jesús. Tal vez se tratara de la casa de Pedro (cf. 1,29.33; 2,2). muchos publicanos y pecadores: Los pecadores (hamartóloi) eran personas cuya profesión o estilo de vida les impedía observar de forma estricta la ley judía. Aunque es posible que al(-)gunos tuvieran un comportamiento inmoral público, el hecho de que se les llamara peca(-)dores obedecía más a criterios de tipo social que a un juicio moral. Al compartir la comida con este tipo de personas, Jesús ponía en prác(-)tica su predicación sobre la preparación para la llegada del reino de Dios (cf. 1,14-15). pues eran ya muchos los que lo seguían: Probable(-)mente, con este comentario entre paréntesis, el autor se refiere a «sus discípulos», no a «los publicanos y pecadores». Marcos nos ha con(-)tado la llamada de cinco hombres, pero da por sentado que Jesús llamó a muchos más. 16. los escribas de los fariseos: El término «escri(-)ba» se refiere a una profesión (cf. 2,6), mien(-)tras que ser fariseo significaba pertenecer a una asociación de personas piadosas. El grupo aquí mencionado pertenecía a ambos secto(-)res. Algunos manuscritos presentan a los es(-)cribas de los fariseos como seguidores de Je(-)sús. Los biblistas se preguntan qué estaban haciendo estos escribas en Galilea en la casa de un pecador (Leví). 17. los sanos: El primer dicho es un tópico filosófico; es tan lógico que no hay necesidad alguna de considerarlo co(-)mo un préstamo directo de otra procedencia. no he venido a llamar a justos, sino a pecado(-)res: Se llama al arrepentimiento para preparar el advenimiento del reino de Dios (1,14-15; cf. Lc 5,32). En esta perspectiva, la designación de estos escribas como «justos» es irónica; es decir, ellos se consideran justos, pero realmen(-)te no lo son, puesto que no logran reconocer a Dios como fuente de la auténtica justicia.

17 (c) LA CUESTIÓN SOBRE EL AYUNO (2,18-22). En esta ocasión, los adversarios son los discípulos del Bautista y los fariseos, y la con(-)troversia trata del ayuno. En la respuesta a su pregunta (2,18), Jesús se identifica con el «no(-)vio» mesiánico y afirma que su ministerio pú(-)blico era un tiempo muy especial (2,19a). A es(-)to le sigue la primera mención de su muerte (2,19b-20) y el consiguiente permiso para que los cristianos pudieran ayunar. Independiente(-)mente de cuál hubiera sido el contexto origi(-)nal de los dichos sobre el vestido y el vino (2,21-22), en nuestro texto sirven para crear una oposición entre las nuevas y las antiguas formas de práctica religiosa. Sin embargo, tal y como ahora lo encontramos, el tema central del pasaje no es la práctica religiosa sino la presentación de Jesús como el novio mesiáni(-)co; su ministerio público era un tiempo espe(-)cial en el que ya no resultaban adecuadas las antiguas prácticas religiosas. 18. los discípulos de Juan y los fariseos ayunan: El único ayuno que estaba estipulado por el AT era el del día de la expiación (Lv 16,29), pero los fariseos practicaban otros ayunos (cf. Lc 18,12), como, supuestamente, también hacían los discípulos del Bautista, pero tus discípulos no ayunan: En el debate subyace la idea de que los discípulos de Jesús no ayunaban durante su ministerio público, aunque Mt 6,16-18 da por supuesto que sí lo practicaban. 19. el novio: Es probable que, bajo la influencia de la presentación que hallamos en el AT de Yahvé como el esposo de Israel (Os 2,19; Is 54,4-8; 62,4-5; Ez 16,7-63), la aplicación de este término a Jesús tuviera connotaciones mesiánicas (cf. Jn 3,29; 2 Cor 11,2; Ef 5,32; Ap 19,7; 21,2. mientras el novio está con ellos: La razón fundamental por la que los discípulos de Jesús no ayunan es el ca(-)rácter especial que tenía el tiempo de su mi(-)nisterio terrenal. 20. cuando el novio les sea arrebatado: La alegoría mal disimulada sobre la muerte de Jesús y la autoridad que el logion tenía para justificar la práctica del ayuno de la Iglesia primitiva (cf. Did 8,1) ha llevado a que muchos especialistas consideren que 2,19b-20 fue una creación de la Iglesia primitiva. De to(-)dos modos, la alusión a la crucifixión de Jesús se encuentra en el centro de toda la serie de las cinco controversias. 21. un remiendo de paño nuevo: No hay nadie que haga esto, porque el remiendo nuevo encogería y el rasgón se haría más grande. Desconocemos cuál sería el con(-)texto original de este dicho y del siguiente. 22. vino nuevo en odres viejos: Tampoco hay nadie que haga esto, porque, al fermentar el vino, aumentaría su volumen y reventaría los viejos y frágiles odres. La estructura y la dinámica de los dos dichos de 2,21-22 es la misma; en am(-)bos casos, la finalidad es preservar tanto el re(-)miendo y el vestido como el vino y los odres.

18 (d) Trabajar en sábado (2,23-28).
Los fariseos se oponen a lo que interpretan como una infracción que los discípulos estaban co(-)metiendo contra ley que prohibía trabajar el día del sábado (2,23-24). Jesús les responde mediante una comparación con un episodio del AT (2,25-26) y haciendo una afirmación di(-)recta sobre el valor del sábado (2,27-28). El pa(-)saje habría servido como argumento defensivo con el que la Iglesia primitiva justificaba su li(-)bertad con respecto a la observancia del sába(-)do en sus debates con otros judíos mas rigo(-)ristas como los fariseos. La yuxtaposición de los dichos sobre el hombre y el Hijo del hom(-)bre en 2,27-28 da a la perícopa un clímax cris(-)tológico y fundamenta la práctica cristiana del sábado en la autoridad de Jesús. 23. sus discí(-)pulos comenzaron a arrancar espigas: Los fari(-)seos critican directamente a los discípulos, no a Jesús. Su delito no consistía simplemente en haberse excedido con respecto a la distancia que estaba permitida recorrer en sábado, sino en que estaban realizando una actividad que se interpretaba como trabajo, algo que estaba prohibido hacer el sábado. 24. los fariseos: No se explica por qué los piadosos fariseos perde(-)rían un día de sábado en espiar a Jesús y sus discípulos en un campo de Galilea. En todo caso, las diversas teorías con que las que se ha intentado su clarificación no han tenido en cuenta que el texto tiene la forma literaria de una controversia, no permitido en sábado: El mandamiento, que los discípulos habían que(-)brantado, prohibía cosechar en sábado: «Seis días tendrás para trabajar; el día séptimo des(-)cansarás; en tiempo de siembra y de siega» (Ex 34,21). Pero, con excepción de la idonei(-)dad temporal, todas las otras acciones estaban permitidas por Dt 23,25. 25. lo que hizo David: El relato que nos cuenta cómo David y sus compañeros comieron el pan de la presenta(-)ción (cf. 1 Sm 21,1-6) comparte las siguientes características con la acción de Jesús y sus dis(-)cípulos. En ambos episodios, los protagonis(-)tas quebrantan un mandamiento; el alimento prohibido sacia al hambriento; los incidentes involucran a un gran líder que permitió a sus seguidores que participaran en su acción. Pe(-)ro el punto central en cuestión -el quebranta(-)miento del sábadono está justificado por la analogía veterotestamentaria. 26. cuando Abiatar era el sumo sacerdote: Según 1 Sm 21, 1-2, el sumo sacerdote era Ajimélec, padre de Abiatar. Algunos manuscritos omiten la frase, armonizando así el relato marcano con Mt 12,4 y Lc 6,4. Sin embargo, apenas hay duda de que la lección original decía «Abiatar» (cf. C.S. Morgan, JBL 98 [1979] 409-10). el pan de la presentación: Según Lv 24,5-9, se colocaban doce tortas en dos hileras ante Dios, en la tien(-)da del encuentro, que, posteriormente, eran consumidas por los sacerdotes. Según 1 Sm 21,1-6, el sacerdote dio el pan sagrado a David porque no tenía otra clase de pan. David no lo tomó por la fuerza o por propia iniciativa. 27. el sábado fue hecho para el hombre: Este dicho, extraordinariamente radical, subordina la ob(-)servancia del sábado a las necesidades huma(-)nas (cf. 1,21-28; 3,1-6). Tanto Mt 12,1-8 como Lc 6,1-5 lo omiten, quizá porque iba demasia(-)do lejos. 28. El Hijo del hombre es señor del sá(-)bado: El carácter radical de 2,27 se atempera mediante la sugerencia de que el «hombre» para quien fue hecho el sábado era el Hijo del hombre, a quien Marcos identifica con Jesús (cf. comentario sobre 2,10).

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



Y acaeció otra vez que andando el Señor por unos sembrados en el día de sábado, sus discípulos se adelantaron, y comenzaron a arrancar espigas, y los fariseos le decían: "Mira: ¡cómo hacen en sábado lo que no es lícito!" Y El les dijo: "¿No habéis leído jamás lo que hizo David cuando se halló en necesidad, y tuvo hambre él mismo y los que con él estaban? ¿Cómo entró en la casa de Dios en tiempo de Abiatar, príncipe de los sacerdotes, y comió los panes de la proposición, de los cuales no era lícito comer, sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?" Y les decía: "El sábado fue hecho por el hombre, no el hombre por el sábado. Así que el Hijo del hombre es Señor también del sábado". (vv. 23-28)

Pseudo Crisóstomo Vict. Ant. e Cat in Marc
Los discípulos de Cristo, libres de lo aparente y unidos a la verdad, no guardan la fiesta del sábado, entendido como mero formalismo legal por apariencia. "En otra ocasión, caminando el Señor", etc.

Beda, in Marcum, 1,13
Leemos en lo que sigue que eran muchos los que iban y venían, y no tenían ni tiempo para comer, y por tanto tenían hambre como hombres que eran.

San Juan Crisóstomo
Hambrientos, pues, comían frugalmente por necesidad y no por gula. Sin embargo, los escribas, dados a la apariencia y a la sombra, acusaban a los discípulos de obrar mal. "Sobre lo cual, continúa, le decían los fariseos: ¿Cómo es que hacen?", etc.

San Agustín, de opere monach. cap. 22
Se ordenaba al pueblo de Israel por la ley escrita que no se considerase ladrón en sus campos sino al que quisiera llevarse algo consigo, y que se dejara ir libre y sin castigo al que no tocase más que lo que comiera. Así los judíos acusaron a los discípulos del Señor diciendo que habían quebrantado la fiesta del sábado, y no porque hubieran cometido un hurto comiendo las espigas.

Pseudo Crisóstomo Vict. Ant. e Cat in Marc
El Señor libra a sus discípulos de esta acusación, con el ejemplo de David, el cual faltó a la ley alguna vez comiendo de lo destinado a los sacerdotes. "Y El les respondió: ¿No habéis vosotros jamás leído lo que hizo David?"

Teofilacto
Huyendo David de Saúl, fue a casa del Príncipe de los sacerdotes, comió de los panes de proposición, y cogió la espada de Goliat, ofrendas todas hechas a Dios (1Sam 21). Pero preguntan algunos cómo el Evangelista llama ahora Abiatar al príncipe de los sacerdotes, cuando en el libro de los Reyes (lib. 1, ut supra) se le llama Abimelech.

Beda
No hay ninguna contradicción en esto, puesto que cuando llegó David y, pidiendo los panes comió, estaban allí ambos: Abimelech, príncipe de los sacerdotes, y Abiatar su hijo. Muerto Abimelech por Saúl, huyó Abiatar con David, y fue su compañero durante su destierro. Después, reinando David, recibió la investidura de sumo sacerdote. Y como fue mucho mejor que su padre, se hizo digno en vida de que el Señor lo hiciese sumo sacerdote. "Y añadióles: El sábado se hizo para el hombre", etc.

Beda
El cuidado que merece la salud y la vida del hombre es mayor que la observancia del sábado. Así es que está mandado guardar el sábado, pero, si hay necesidad, no debe considerarse reo al que lo quebrante; por esta razón no estaba prohibido circuncidar en ese día, porque era necesario hacerlo. Por lo mismo los macabeos peleaban en sábado. Por eso los discípulos que tenían hambre podían hacer, obligados por esta necesidad, lo que estaba prohibido por la ley; así como no habría razón hoy para considerar culpable al enfermo que no ayunase. "En fin el Hijo del hombre -continúa- aun del sábado es dueño", que es como si dijera: Si David, rey, es excusado por haber comido el pan de los sacerdotes, ¿cuánto más deberá serlo el Hijo del hombre, verdadero Rey y Sacerdote y Señor del sábado, por haber permitido arrancar espigas en sábado?

Pseudo Crisóstomo Vict. Ant. e Cat in Marc
El se llama Señor del sábado e Hijo del hombre, cuando, siendo verdaderamente Hijo de Dios, se digna llamarse Hijo del hombre por amor nuestro. La ley no obliga al legislador ni al rey, siéndole permitido al rey más que lo que prescriben las leyes que han sido dictadas para los que las necesitan, no para los que están sobre ellas.

Beda
En sentido místico los discípulos pasan por los campos sembrados, cuando los santos doctores, llenos de una piadosa solicitud, observan a los que han educado en la fe, y cuya hambre debemos interpretar por su deseo de salvar a los hombres. El arrancar las espigas es sacar al hombre de las intenciones mundanas; el refregarlas entre las manos es librar a la pureza del espíritu -con el ejemplo de las virtudes- de la concupiscencia de la carne, como de ciertas cáscaras. El comer los granos es incorporar a los miembros de la Iglesia al que se purifica de sus vicios por la palabra de la predicación. Y con razón, adelantándose hacia su maestro los discípulos recuerdan haber hecho esto, porque es necesario que la palabra del que enseña preceda, y así se ilustra el corazón del oyente: siguiendo a la gracia de la visita superior de arriba. Y está bien que sea en sábado, porque los mismos maestros trabajan predicando por la esperanza del futuro descanso, y amonestan a sus oyentes a que trabajen por el descanso eterno.

Teofilacto
O porque cuando los maestros dominan sus pasiones se hacen aptos para arrancar a los demás de los intereses mundanos.

Beda
Los que se deleitan meditando en las pláticas sagradas marchan también por los sembrados con el Señor: tienen hambre, cuando desean hallar en ellas el pan de vida. Y esto en sábado cuando el descanso es un gozo para el hombre libre de pensamientos turbulentos. Restregan las espigas y las limpian de las cáscaras hasta poder comerlas, cuando llegan leyendo y meditando los testimonios de las Escrituras, las discuten hasta encontrar en ellas la médula del amor: alimento del espíritu desagradable a los necios, pero aprobado por el Señor.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter II.

1 Christ healeth one sicke of the palsie, 14 calleth Matthew from the receit of Custome, 15 eateth with Publicanes, and sinners, 18 excuseth his disciples for not fasting, 23 and for plucking the eares of corne on the Sabbath day.

[Sinnes forgiuen.]

1 And againe [ Mat_9:1 .] hee entred into Capernaum after some dayes, and it was noysed that he was in the house.
2 And straightway many were gathered together, insomuch that there was no roome to receiue them, no not so much as about the doore: and he preached the word vnto them.
3 And they come vnto him, bringing one sicke of the palsie, which was borne of foure.
4 And when they could not come nigh vnto him for preasse, they vncouered the roofe where he was: and when they had broken it vp, they let downe the bed wherin the sick of the palsie lay.
5 When Iesus saw their faith, hee said vnto the sicke of the palsie, Sonne, thy sinnes be forgiuen thee.
6 But there were certaine of the Scribes sitting there, and reasoning in their hearts,
7 Why doeth this man thus speake blasphemies? [ Job_14:4 ; Isa_43:25 .] Who can forgiue sinnes but God onely?
8 And immediatly, when Iesus perceiued in his Spirit, that they so reasoned within themselues, he said vnto them, Why reason ye these things in your hearts?
9 Whether is it easier to say to the sicke of the palsie, Thy sinnes be forgiuen thee: or to say, Arise, and take vp thy bed and walke?
10 But that yee may know that the Sonne of man hath power on earth to forgiue sinnes, (Hee saith to the sicke of the palsie,)
11 I say vnto thee, Arise, & take vp thy bed, & goe thy way into thine house.
12 And immediatly he arose, tooke vp the bed, and went foorth before them all, insomuch that they were all amazed, and glorified God, saying, Wee neuer saw it on this fashion.
13 And he went foorth againe by the sea side, and all the multitude resorted vnto him, and he taught them.
14 [ Mat_9:9 .] And as he passed by, he saw Leui the son of Alpheus sitting [ Or, at the place where the Custome are receive,] at the receit of Custome, and said vnto him, Follow me. And he arose, and followed him.
15 And it came to passe, that as Iesus sate at meate in his house, many

[When to fast.]

Publicanes and sinners sate also together with Iesus and his disciples: for there were many, & they followed him.
16 And when the Scribes and Pharisees saw him eate with Publicanes and sinners, they said vnto his disciples, How is it that hee eateth and drinketh with Publicanes and sinners?
17 When Iesus heard it, he saith vnto them, They that are whole, haue no need of the Physition, but they that are sicke: I came not to call the righteous, but sinners to repentance.
18 [ Mat_9:14 Luk_5:32 .] And the disciples of Iohn, and of the Pharisees vsed to fast; and they come, and say vnto him, Why doe the disciples of Iohn, and of the Pharisees fast, but thy disciples fast not?
19 And Iesus said vnto them, Can the children of the bride-chamber fast, while the Bridegrome is with them? As long as they haue the Bridegrome with them, they cannot fast.
20 But the dayes will come, when the Bridegrome shall bee taken away from them, and then shall they fast in those dayes.
21 No man also soweth a piece of [ Or, raw, or vnwrought.] new cloth on an old garment: else the new piece that filled it vp, taketh away from the old, & the rent is made worse.
22 And no man putteth new wine into old bottles, else the new wine doeth burst the bottles, and the wine is spilled, and the bottles will bee marred: But new wine must bee put into new bottles.
23 [ Mat_12:1 .] And it came to passe, that he went thorow the corne fields on the Sabbath day, & his disciples began as they went, to plucke the eares of corne.
24 And the Pharisees saide vnto him, Behold, why do they on the Sabbath day that which is not lawfull?
25 And he said vnto them, Haue ye neuer read what Dauid did, when hee had need, and was an hungred, he, and they that were with him?
26 How hee went into the house of God in the dayes of Abiathar the high Priest, and did eate the Shew-bread, which is not lawfull to eate, but for the Priests, and gaue also to them which were with him?
27 And hee said vnto them, The Sabbath was made for man, and not man for the Sabbath:
28 Therefore the Sonne of man is Lord also of the Sabbath.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Señor del sábado (ver Mat. 12:1-8; Luc. 6:1-5). Tenemos la impresión, dadas las críticas hacia Jesús, que una de las señales del reino de Dios es la oposición por parte de aquellos que son ciegos al reino. En este pasaje la oposición fue porque los discípulos de Jesús, quienes tenían hambre, arrancaron espigas en sábado con lo que quebrantaban la serie complicada de leyes sabáticas. Jesús contestó a los fariseos citando ejemplos de las Escrituras que éstos no podían negar. El gran rey David quebrantó mucho más las leyes sabáticas cuando se vio en necesidad, y nadie le culpó. La ironía de decir: ¿Nunca habéis leído? a personas que eran consideradas expertas en las Escrituras es obvia, Jesús sabía valerse de tal ironía en momentos de argumento. El sumo sacerdote de la época en que David tomó esa acción era Ajimelec, el padre de Abiatar, pero el nombre no es pertinente al relato.

Algunos rabíes en verdad creían y enseñaban que los humanos habían sido creados para observar el sábado. Jesús demostró lo absurdo de esto, enseñando que el sábado era la provisión cariñosa de Dios hacia nosotros para el descanso y la adoración. Nuevamente, Jesús usó el título enigmático de Hijo del Hombre, quien, según él, era el Señor (o dueño) del sábado. Esto podría interpretarse como significando que todos los humanos tienen el derecho de decidir cómo se ha de usar el sábado. Sin embargo, sería más al caso que Jesús se estaba refiriendo a sí mismo como el que tenía el derecho de decidir. Si esto fuere así entonces, con toda claridad, él estaba haciéndose igual a Dios, quien había establecido el sábado. Nuevamente, Marcos se refiere al asunto de quién es el Hijo del Hombre, y en verdad, de quién es Jesús. El asunto presenta cada vez más urgencia.

¿Cerraban los ojos deliberadamente a la verdad aquellos que se oponían a Jesús? Si una persona no acepta a Cristo y sus reclamos acerca de sí mismo, luego quizá se opondrá más y más amargamente como lo hicieron las fariseos y los maestros de la ley. Este es el lado negativo de la ley de la respuesta espiritual a la cual Jesús aludió con frecuencia. Cuanto más respondemos a la verdad, tanto más vamos a entenderla y recibirla. Cuanto menos respondemos a la verdad (ignorándola o cerrando los ojos ante ella), tanto menos vamos a entender. Esta es una verdad fundamental que hallamos en las parábolas de Jesús.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



2. " La Palabra": ver nota Mat_13:20.

6. " Escribas": ver nota Mat_2:4.

10. "Hijo del hombre": ver nota Mat_8:20.

15. "Su casa": según Luc_5:29, se trata de la casa de Leví o Mateo.

"Publicanos": ver nota Mat_5:46. "Pecadores": ver nota Mat_9:11.

16. "Fariseos": ver nota Mat_3:7.

19. Los "amigos del esposo": ver nota Mat_9:15.

21-22. Ver nota Mat_9:16-17.

26. "Panes de la ofrenda": ver nota Mat_12:3-4.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Sa_21:2-7 [1Sa_21:1-6]; Éxo_25:23+

NOTAS

2:26 El sumo sacerdote de 1Sa_21:2-7 [1Sa_21:1-6] era en realidad Ajimélek. A su hijo Abiatar (Ebiatar) se le nombra aquí por su mayor celebridad como sumo sacerdote del tiempo de David, 2Sa_20:25, o bien Mc sigue alguna tradición divergente que hacía de Abiatar el padre de Ajimélek (2Sa_8:17 hebr. ).

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Sa_21:2-7 [1Sa_21:1-6]; Éxo_25:23+

NOTAS

2:26 El sumo sacerdote de 1Sa_21:2-7 [1Sa_21:1-6] era en realidad Ajimélek. A su hijo Abiatar (Ebiatar) se le nombra aquí por su mayor celebridad como sumo sacerdote del tiempo de David, 2Sa_20:25, o bien Mc sigue alguna tradición divergente que hacía de Abiatar el padre de Ajimélek (2Sa_8:17 hebr. ).

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*2:1-3:6 Este conjunto, muy bien construido, incluye cinco controversias de Jesús con los escribas y los fariseos: la primera (Mar 2:1-12) y la última (Mar 3:1-6) parten de un milagro de Jesús; en la segunda (Mar 2:13-17) y en la cuarta (Mar 2:23-27) intervienen los discípulos, y en la central (Mar 2:18-22) se recogen sobre todo palabras de Jesús. El conflicto va creciendo de tal modo que los enemigos deciden al final eliminar al Maestro de Nazaret (Mar 3:6).

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Jesús y el sábado. La ley permitía calmar el hambre cortando espigas al pasar por un sembrado, excepto en día sábado (Éxo_34:21; Deu_23:26). Los discípulos que han aprendido de Jesús la libertad frente a la ley son ahora acusados por los fariseos de violar la observancia del sábado. Jesús, al mejor estilo de los letrados, responde a los fariseos acudiendo a la Escritura (1Sa_21:1-7), para discernir cuándo una ley es liberadora u opresora. El criterio es el ser humano. Ninguna ley, palabra o acción que oprima, margine o excluya al ser humano puede tener el respaldo de Dios.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

En tiempos de Jesús, los fariseos hablan establecido prescripciones detalladas para el cumplimiento de la Ley. Estas prescripciones, desprendidas de su espíritu, se convirtieron en una pesada carga (cfr 7,1-13; Hch 15,10; etc.). Con un ejemplo y una frase proverbial (v. 27), Jesús explica que tales preceptos deben ceder ante la ley natural: el precepto del sábado no puede estar por encima de las necesidades de la subsistencia. El Conc. Vaticano II se inspira en este pasaje para subrayar el valor de la persona: «La ordenación de las cosas debe someterse al orden personal y no al contrario» (Gaud. et sp. 26). Pero, sobre todo, Jesús se presenta como «señor del sábado» (v. 28): si tenemos presente que el precepto del sábado es de institución divina, Jesús se está presentando implícitamente como Dios.


Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— Abiatar: El episodio aquí aludido se narra en 1Sa 20:42-6 donde el sacerdote protagonista del suceso no es propiamente Abiatar, sino Ajimélec, el padre de Abiatar (Ver 1Sa 22:20); este último ejercerá también funciones sacerdotales más adelante (ver 2Sa 15:35).

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

proposición... Otra traducción posible: presentación (a DIOS en el santuario) → 1Sa 21:1-6; Lev 24:9.

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



ABIATAR: en vez de Ajimélek (1Sa_21:1-6) se menciona a su hijo Abiatar, que se hallaba presente y había de sucederle en el oficio del sumo sacerdocio, y era más conocido que su padre.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 2.5-7 Cf. Lc 7.48-49.

[2] 2.18 Cf. 2 Cr 20.3; Jl 2.12-15.

[3] 2.26 Lv 24.9.

[4] 2.25-26 1 S 21.1-6. Abiatar fue sumo sacerdote durante el reinado de David (2 S 15.35); según 1 S 21.1 y 22.20, Ahimélec, padre de Abiatar, era sacerdote en la ocasión mencionada.

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

πῶς WH Treg RP NA28 ] – NIV
  • τοὺς ἱερεῖς WH NA28 ] τοῖς ἱερεῦσιν Treg RP

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a 1Sa 21:4-6

iNT-CEVALLOS+ Interlineal Académico Del Nuevo Testamento Por Cevallos, Juan Carlos

[I εἰ μὴ I] excepto.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *1Sam 21:1 *Lv 24:5