Ver contexto
«El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama. (Mateo 12, 30) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 12.

Con ocasión de una cuestión sabática, 12:1-8 (Mar_2:23-33; Luc_6:1-5).
1 Por aquel tiempo iba Jesús un día de sábado por los sembrados; sus discípulos tenían hambre y comenzaron a arrancar espigas y comérselas. 2 Los fariseos que lo vieron, dijéronle: Mira que tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado. 3 Pero El les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David cuando tuvo hambre él y los que le acompañaban? 4 ¿Cómo entró en la casa de Dios y comieron los panes de la proposición, que no les era lícito comer a él y a los suyos, sino sólo a los sacerdotes? 5 ¿Ni habéis leído en la Ley que el sábado los sacerdotes en el Templo violan el sábado sin hacerse culpables? 6 Pues yo os digo que lo que aquí hay es más grande que el Templo. 7 Si entendierais qué significa Prefiero la misericordia al sacrificio, no condenaríais a los inocentes. 8 Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.

Cristo y sus discípulos atravesaban un sembrado. Era sábado. Los discípulos comenzaron a arrancar algunas espigas, desgranándolas con las manos (Lc). Mateo advertirá que tenían hambre. No había falta en ello, pues la misma Ley judía decía: Si entras en la mies de tu prójimo, podrás coger algunas espigas con la mano, pero no meter la hoz en la mies de tu prójimo (Deu_23:25).
Los fariseos les dicen a los discípulos que están haciendo lo que no es lícito hacer en sábado. Es históricamente extraña esta presencia espiatoria de fariseos en sábado quebrantando probablemente el camino del sábado. Puede haber artificio dramático, que es reflejo de las polémicas del fariseísmo contra el cristianismo mateano que actualiza esta historia de Cristo. La legislación rabínica tenía 39 formas de trabajos prohibidos en sábado. En el siglo II d.C. se había aumentado y complicado hasta el exceso, con una reglamentación minuciosa, todo este ritual prohibitivo. En tiempo de Cristo, estas 39 prohibiciones primeras estaban en todo su rigor. Entre ellas estaban las siguientes: 3.a, recoger (la mies); 4.a, atar las gavillas ! Estos fariseos escrupulosos equipararon el arrancar espigas a la tercera prohibición, y el frotarlas, a la cuarta. Lo que únicamente prohibía expresamente la Ley era esto: Seis días trabajarás, el séptimo descansarás; no ararás ni recolectarás (Exo_34:21). Todo lo demás era casuística del rabinismo.
Cristo les da una doble respuesta: 1) el reposo sabático legítimo tiene excepciones; 2) El es el dueño y señor del sábado; por eso puede obrar como le plazca.

El Precepto del Reposo Sabático Tiene Excepciones.
El precepto del reposo sabático era estricto y de institución divina. Pero tenía excepciones. Y Cristo les cita primero un caso de David, que era el prototipo del rey perfecto. Perseguido por Saúl, huyó con su escolta a Nob, donde estaba el Tabernáculo. No tenían qué comer y pidió al sacerdote Ajimélek que los socorriera. Mas no teniendo nada, les dio pan del Santo, pues no había más que panes de la proposición (1Sa_21:1-9), que sólo podían consumir los sacerdotes (Lev_24:9). Si esto estaba prohibido por la Ley y fue hecho por un sacerdote al que no pareció ir contra el espíritu de la Ley, y por David, modelo de perfección, es que fue una acción lícita; la ley natural estaba antes que la positiva. Cristo les desautoriza, incluso desde otro punto de vista, ya que ellos daban más valor a sus tradiciones y legislaciones que a la misma Ley 2. Mateo añade otra razón de Cristo. Si fuese tan estricto tal precepto, tampoco podría ministrarse en el santuario en sábado. Sin embargo, la Ley preceptuaba los sacrificios y su preparación en este día (Num_28:9-10; Lev_24:8). En la Mishna se lee frecuentemente: El culto del templo quita el descanso sabático 3. La misma circuncisión, según los rabinos, se debía practicar incluso en sábado (Jua_7:23). Y, sin embargo, de todo aquel trabajo cultual no son culpables. Por lo que se concluye que no sólo hay excepciones lícitas, sino que El mismo puede dispensarlo, porque el Hijo del hombre es Señor del sábado (v.8). Como el reposo sabático es de institución divina (Gen_2:2-3), proclamarse señor del sábado es proclamarse dueño de su institución. Moisés sólo fue un ministro que legisló en nombre de Dios. Si Dios es el dueño del sábado y Cristo es el Señor del sábado, Cristo se está proclamando Dios 4. Puesto que inmediatamente Cristo se va a presentar superior al templo, ¿acaso quiere también insinuar aquí que los discípulos que están a su servicio del templo de Dios (Jua_2:19-21) están exentos de esta obligación?
¿Cristo pudo decir esta frase tan al principio de su vida? Pero aparece ya perdonando pecados y dispensando del reposo sabático. La frase aparece en Mt, Mc (Jua_2:28) y Lc (Jua_6:5). Podrían ser unos contextos prolépticos, como tantas veces sucede. Sería lo lógico. Por eso, aparte que pudiese ser una deducción de evidencia hecha por un redactor (H.A. Guy), no habría inconveniente de que sea del mismo Cristo, ya que incluso puede estar adelantada (Dibelius) aquí, pues en Mc-Lc tiene situación literaria distinta 4.
Se alega (Bonnard) si ìåßæïí no podría referirse a una simple declaración mesiánica, dejando entender con ello, conforme a la escatología judía, que el Mesías era señor o restaurador del templo. Después de la profanación del mismo por Antíoco IV Epifanes (167 a.C.) y después por Pompeyo (63 a.C.), se esperaba un rey purificador del mismo (Salmos de Salomón 17:33), y hasta se esperaba una grandiosa restauración material del templo en los días mesiánicos. Pero la declaración de Cristo no va en la línea de tener un cierto dominio sobre el templo, sino que él es superior al templo; y junto a esto está la sentencia de que él es Señor del sábado, para ellos de institución divina.

Cristo Se Presenta como Superior al Templo.
Sólo Mateo refiere estas palabras de Cristo, lógicas después que ha estado hablando de los sacerdotes que ministran en el templo: Yo os digo que lo que hay aquí es mayor que el templo. Esta forma mayor (ìåßæïí), aunque es neutra, se refiere a Cristo, como se ve claramente en los versículos 41 y 42: el más grande es neutro también y se refiere directamente a Cristo para indicar su grandeza sobre Jonas y Salomón. Igualmente la fórmula de Lucas (11:31-32), con cuyo pasaje tiene éste un paralelo conceptual-literario.
Es grande el valor dogmático de estas palabras de Cristo. él es mayor que el templo, que tenía la máxima dignidad por ser la casa donde habitaba Dios. Superior al templo de Israel no había más que Dios. Cristo, por tanto, se proclama Dios. Poco después se proclama también mayor que Salomón (reyes) y Jonas (profetas). Así va mostrando gradualmente la grandeza de su dignidad.
Y como para resumir su pensamiento sobre la cuestión del descanso sabático, Cristo cita unas palabras de Oseas (6:6): Amo la misericordia y no el sacrificio. Prefiere los sentimientos de un corazón sincero a la práctica externa y ritualista de la Ley. Si vosotros los fariseos hubieseis comprendido estas palabras, no hubieseis condenado a los inocentes, a los apóstoles, ya que aquí misericordia, como en Mat_9:13, debe de tener el sentido de benignidad, y, a imitación de Dios, benigno, misericordioso, debió ser juzgada esa acción.

B). Segunda
Cuestión Sabática a Causa de Curar la Mano de un Hombre,Mat_12:9-14 (Mar_3:1-6; Lc 6:6-11).
9 Pasando de allí, vino a su sinagoga, 10 donde había un hombre que tenía seca una mano. Y le preguntaron para poder acusarle: ¿Es lícito curar en sábado? 11 El les dijo: ¿Quién de vosotros, teniendo una oveja, si cae en un pozo en día de sábado no la coge y la saca? 12 Pues ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Lícito es, por tanto, hacer bien en sábado. 13 Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano; y la extendió sana como la otra. 14 Los fariseos, saliendo, se reunieron en consejo contra El para ver cómo perderle.

Esta escena, relacionada con la anterior de las espigas, sucede en una sinagoga, probablemente en la de Cafarnaúm. Fue Cristo a ella y se puso a enseñar (Lc).
Se encontraba allí un hombre que tenía una mano seca atrofiada por una parálisis. Los fariseos y escribas (Lc) le observaban para ver si curaba en sábado y acusarle (Mc-Lc). Y este enfermo se pone en contacto con Cristo de algún modo, pues le manda salir al medio.
San Jerónimo recoge a este propósito lo que se leía en el evangelio apócrifo que usaban los nazarenos y ebionitas 5, y que pasó mucho tiempo por el original de San Mateo, y en el que se indica que este hombre era un albañil (coementarius) y que imploraba el socorro así: Jesús, yo soy albañil, yo gano la vida con el trabajo de mis manos; te ruego, Jesús, que me des salud, que no tenga que pasar por la vergüenza de mendigar para vivir. 6 Esta referencia podía ser un eco histórico de aquella escena. Pero también podía ser un retoque literario para poner bien en relieve la dureza de los fariseos 7.
Ante el ruego de este hombre, Jesús pregunta a los fariseos: ¿Es lícito curar en sábado? o como dice el texto Mc-Lc: ¿Es lícito en sábado hacer bien o hacer mal, salvar una vida o matarla? 8
Según la mentalidad rabínica, no se podía curar en sábado a no ser que peligrase la vida del enfermo. Fuera de este caso, los cuidados y cura del enfermo estaban casi del todo prohibidos. Solamente se le podía prestar normalmente los auxilios y alimentos que tomaba una persona normal 9.
Jesús responde primero con un argumento incontrovertible; luego, con la curación de aquel paralítico.
La argumentación de Cristo es ésta: Si un hombre tiene una oveja y ésta cae en día de sábado a un hoyo o en una de aquellas cisternas vacías disimuladas por el ramaje, su dueño obraba lícitamente sacándola. Esto era lícito, según sus interpretaciones, incluso en día de sábado 10. Cristo saca la conclusión: un hombre vale más que una oveja; luego es lícito hacer bien en sábado (Mt).
Y esto lo rubrica. Dice al paralítico: Levántate y ponte en medio (Lc-Mc). Seguramente desde donde enseñaba, hace a los escribas y fariseos a quienes veía en suspenso la pregunta de arriba: ¿Es lícito hacer en sábado el bien o el mal, salvar una vida o matarla? Ellos callaban, porque veían que la argumentación de Cristo, de menos a más, absolutamente probativa de tipo rabínico a fortiori , era interpretar el verdadero contenido de la Ley. Por ello concluye: Es lícito hacer bien en sábado, y, dirigiéndose a aquel hombre, le dio la orden de extender la mano, y sanó al punto.
Al obrar así, acusaba que Dios aprobaba la doctrina; y, al legislar El mismo, con autoridad propia sobre el sábado, aparecía en la misma esfera de esta institución. Y el sábado, ¿quién podría alterarlo o interpretarlo sino Dios? El Hijo del hombre es Señor del sábado, el Kyrios, con cuya expresión la Iglesia primitiva proclama la divinidad de Cristo.
Esta escena, lo mismo que la anterior, es de carácter polémico. Parecen reflejar, en su conservación evangélica, el especial interés contra los judaizantes de la Iglesia primitiva (Gal_4:10; Col_2:16).
Fariseos y escribas se enfurecieron y discutían entre sí qué deberían hacer con Jesús (Lc). Para ello tomaron contactos insistentes n con los herodianos (Mc) para perderle, hacerle morir. Buscaban el apoyo de estos últimos en la región del tetrarca Herodes Antipas, acaso para poder unirse a él y llevarle a Jerusalén, restaurando la unidad nacional. Por su parte, los herodianos se prestaban de buena gana a hacer desaparecer a aquel Mesías que tan honda conmoción despertaba y que tantos seguidores tenía, pues temían que pudiese impedir su restauración herodiana 12. La omisión de este tema de los herodianos en Mt-Lc acaso se deba a que en la época de la composición de estos evangelios ya no se recordaba este partido desaparecido, pues Agripa I murió el 44. Si Mc lo conserva, acaso se deba a las fuentes que lo insertan aún y él retiene.

La Obra Benéfica de Cristo: Su Mansedumbre y Humildad Predichas por Isaías,Col_12:15-21 (Mar_3:7-12).
15 Jesús, noticioso de esto, se alejó de allí. Muchos le siguieron, y les curaba a todos, '6 encargándoles que no le descubrieran, 17 para que se cumpliera el anuncio del profeta Isaías que dice: 18 He aquí a mi siervo, a quien elegí; mi amado, en quien mi alma se complace. Haré descansar mi espíritu sobre él y anunciará el derecho a las gentes. 19 No disputará ni gritará; nadie oirá su voz en las plazas. 20 La caña cascada no la quebrará, y no apagará la mecha humeante hasta hacer triunfar el derecho; 21 y en su nombre pondrán las naciones su esperanza.

Ante este complot para perderle, Cristo se aleja de allí. Este conocimiento de Cristo es característico de Mt (Mar_16:8; Mar_22:18; Mar_26:10). Pero curó a muchos que le siguieron, aunque les ordenó que no le descubrieran como taumaturgo o Mesías ante estas obras. Es una pincelada genérica que le permite a Mt traer una cita de Isaías en su evangelio mesiánico.
Mt ve en esta actitud de Cristo un cumplimiento de parte del poema del Siervo de Yahvé (L. Goppelt). El texto de Isaías que cita (Isa_42:1-4) no está tomado directamente ni del texto hebreo ni de los LXX, sino de ambos, modificándose accidentalmente los términos, por venir mejor a destacar su propósito. Como tal lo recoge incluso el Targum.
Así, pone, en lugar de elegido, mi amado, que viene a significar casi el de hijo único (Mat_3:17), y mi siervo viene a ser aquí, por su sentido paralelístico, el equivalente de hijo. Es el Mesías, en el que Yahvé se complace. Mt, lo mismo que el Targum, ponen lo restante en futuro. Con esto se viene a indicar la inauguración de la carrera de vida pública del Mesías. En esta obra dará la justicia, que es la verdad que corresponde al don del Espíritu que Yahvé puso en El. Es su obra de mesianismo universal: a las naciones. En esa obra, ni tendrá una enseñanza ostentosa ni gritará al modo llamativo oriental en las plazas públicas. No será obra de disputa acalorada ni alboroto. Su método será persuasivo. No busca su gloria. Así veía el evangelista en la profecía de Isaías aquel prohibir Cristo a las turbas que le seguían que lo manifestasen (v.16). Y como su obra no es obra de destrucción de enemigos, no vendrá contra aquellas personas que están a punto de sucumbir, a los que no haría falta más que un pequeño golpe para acabar con la caña quebrada, o un pequeño tirón o soplo para acabar con la mecha, que, puesta en la lámpara ya sin aceite, sólo humea para extinguirse. Su obra será humilde, mansa y de salvación para todos 13. Mt, omitiendo el resto del pasaje de Isaías, cita el sentido fundamental del mismo 14. Su obra es conducir al derecho a la victoria. Es la ley mesiánica. Y como Mesías universal, en su nombre esperarán las naciones. Es justificación apologética del mesianismo auténtico de Cristo: el profético, no el farisaico y ambiental.

Calumnia de los Fariseos Contra Cristo 12:22-30 (Mar_3:22-27; Luc_11:14-26).
22 Entonces le trajeron un endemoniado ciego y mudo, y le curó, de suerte que el mudo hablaba y veía. 23 Se maravillaron todas las muchedumbres, y decían: ¿No será éste el Hijo de David? 24 Pero los fariseos que esto oyeron, dijeron: Este no echa a los demonios sino por el poder de Beelzebul, príncipe de los demonios. 2S Penetrando sus pensamientos, les dijo: Todo reino en sí dividido será desolado, y toda ciudad o casa en sí dividida no subsistirá. 26 Si Satanás arroja a Satanás, está dividido contra sí; ¿cómo, pues, subsistirá su reino? 27 Y si yo arrojo a los demonios con el poder de Beelzebul, ¿con qué poder los arrojan vuestros hijos? Por eso serán ellos vuestros jueces. 28 Más, si yo arrojo a los demonios con el espíritu de Dios, entonces es que ha llegado a vosotros el reino de Dios. 29 Pues ¿cómo podrá entrar uno en casa de un fuerte y arrebatarle sus enseres si no logra primero sujetar al fuerte? Ya entonces podrá saquear su casa. 30 El que no está conmigo, está contra mí, y el que conmigo no recoge, desparrama.


El Milagro.
Le trajeron a Jesús un endemoniado que era ciego (Mt) y mudo (Mt-Lc) y lo curó. Curación que importa varios milagros; no sólo el prodigio de curar a un enfermo, sino el poder que demostraba sobre los espíritus demoníacos. Las gentes, por ello, quedaban estupefactas. Y en ellas nació espontáneamente la pregunta: ¿No será, acaso, el Hijo de David? expresión con que se denominaba al Mesías 15, ya que de El se esperaban obras prodigiosas. El Mesías, cuando venga decían , ¿hará más milagros que los que hace éste? (Jua_7:31).

La Calumniosa Maldad contra Cristo (Mar_3:22-27; Luc_11:15-20).
Ante el milagro y la sospecha en las turbas de que fuese el Mesías, aparece la maldad de los fariseos (Mt). Marcos dirá que habían bajado, con los fariseos, escribas de Jerusalén para tentarle (Lc).
Unos decían que echaba los demonios en nombre de Beelzebul, príncipe de los demonios. Otros pedían una señal del cielo (Lc) para tentarle. La calumnia de los primeros era ilógica y monstruosa. Cristo obraba en virtud de Beelzebul, o, como dice Marcos, tiene a Beelzebul, lo que es decir que estaba endemoniado. Si echa a los demonios con poder infernal, no pudiendo ser con el poder de los inferiores, le atribuyen este poder o pacto con el príncipe de los demonios 16, o, como otros piensan, porque Cristo usaría poderes mágicos, con los cuales forzaría al príncipe de ellos a que se le rindiese, y con la posesión mágica de su nombre haría con él lo que quisiese sobre el resto de los poderes demoníacos 17.
Sobre el origen de este nombre se han propuesto varios significados. San Jerónimo lo transcribe en la Vulgata por Beelzebul, porque dice que era el dios de Acarón, en Filistea. Pero la lectura crítica es Beelzebul. En la literatura judía se lo considera como un demonio de rango superior. Las etimologías propuestas son un juego de palabras entre baal y be'el y zebub, es decir, Señor de las moscas. Otros ponen la segunda parte del nombre en relación con zabal, sacrificar, y que, además, primitivamente significó estercolar. Así se le hacía el Señor de los sacrificios idolátricos. Por último, basados en los textos de Ugarit, las radicales zbl significan príncipe. Así se explicaría el que los fariseos lo llamen príncipe de los demonios.
Cristo les rebate simplemente devolviendo el argumento. Parte de una comparación, que es la sensibilización oriental de un principio de evidencia. Un reino dividido o ciudad, v.gr., por una guerra civil, en sí mismo se destroza; una casa que tenga sus moradores divididos, encarnizadamente, en dos bandos, no puede subsistir. Eran imágenes ambientales. Los rabinos las utilizaban igualmente. Así dice: Una casa que tiene divisiones, está totalmente destruida. Si hay divisiones en una sinagoga, está totalmente destruida. 18
Por eso la argumentación que le hacen es absurda en sí misma y en su consecuencia. Lo primero, porque si Satanás echa a Satanás los demonios se consideran aquí formando una unidad, un reino , es que está dividido contra sí. Por eso, ese reino no puede subsistir, sino que viene la ruina. Lo segundo es que si Cristo arroja los demonios por virtud o pacto con Beelzebul, y los judíos también arrojan demonios con exorcismos hay documentos judíos con fórmulas de exorcización que se amparaban en Salomón 19 , los arrojarían por el mismo motivo. Por ello los hijos de los fariseos o escribas que habían bajado de Jerusalén estarían vinculados al mismo Satanás. Esto sería absurdo. Por eso les añade: vuestros exorcistas serán vuestros jueces 20, no en el juicio postrero, sino al considerarse la cuestión 21.
Luego si arrojo los demonios, lo es con el Espíritu de Dios. Esta acción del Espíritu Santo había sido anunciada ya por los profetas como una de las características esenciales que tendría el reino mesiánico (Joe_2:28-32; Hec_2:16-21). Este ambiente mesiánico es una realidad histórica presente, y Cristo el centro de ella como Mesías. Por eso, es que llegó a vosotros el reino de Dios. Si el enemigo del reino es Satanás, este poder de Cristo arrojando los poderes demoníacos en nombre propio acusa su poder mesiánico. Era el cumplimiento actual de aquella expectación judía por los días mesiánicos, cuya obra principal del Mesías sería la destrucción de Satanás y su reino 22. Si el reino de Satán comienza a desmoronarse por obra de Cristo, es que llegó el reino de Dios. El que lo establece es el Mesías.
Luego se ilustra la enseñanza con una parábola alegorizante. Satán, el Príncipe de este mundo (Jua_12:31), se enfrenta con el que es más poderoso que él, que saquea y destruye el imperio de Satán, instaurando el reino mesiánico (cf. Isa_24:22-23; Rev_22:2-3).
De ahí se sigue para todos una conclusión definitiva sobre la actitud que ha de tenerse con Cristo-Mesías: no estar con El es estar contra El; no cosechar con El es desparramar.
Mt ha narrado ya un caso semejante (Mat_9:32-34) de un endemoniado. Es muy probable que se trate de un duplicado por anticipación 23. El texto de Mt, comparado con Mc-Lc, da la impresión de unirse sentencias de Cristo pronunciadas en otras ocasiones.

El
Pecado Contra el Espíritu Santo (Mar_3:28-30; Luc_12:10, Luc_12:31-32).
31 Por eso os digo: Todo pecado y blasfemia les será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. 32 Quien hablare contra el Hijo del hombre será perdonado; pero quien hablare contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en este siglo ni en el venidero.

La primera afirmación sobre este pecado, llamado teológicamente pecado contra el Espíritu Santo, es que el poder de la Iglesia se extiende a perdonar todos los pecados; es doctrina de fe24.
Se lo denomina blasfemia (Mt-Lc) o pecado (Mc) contra el Espíritu. Añadiéndose por los tres sinópticos que no será perdonado. ¿Por qué esto? ¿Cuál es su naturaleza? Está acusada en el contexto mismo, en el pasaje anterior (v.24). Ante la expulsión de un demonio por Cristo, los fariseos atribuían este poder de Cristo a Satanás; atribuían el bien al mal; atribuían la acción de Dios ad extra por atribución obra del E. S. a acción satánica. En estas condiciones, el pecado contra el E. S. es irremisible por su misma naturaleza, aunque no en absoluto, pues Dios puede cambiar el corazón del que así piensa y situarlo en rectitud y condición de perdón. Así muchos fariseos se convirtieron después de la resurrección de Cristo (Hec_15:15) 25. Mc formulará esto explícitamente: Porque decían: Tiene espíritu impuro.
La redacción es un caso de formulación semítica y bíblica, donde las cosas se expresan con extremismos, sea por las dificultades de lo contrario que se expresa (2Re_10:1.6), sea por hablarse según la naturaleza de las cosas (Rom_8:29.30) 26. La expresión de Mt, no se le perdonará ni en este mundo ni en el venidero, está perfectamente documentada en los escritos rabínicos, y significa simplemente nunca 26.
Mt-Lc ponen, en contraste, que se podrá perdonar el hablar contra el Hijo del hombre. Esta contraposición falta en Mc. Acaso sea por razón de su fuente. Lo mismo que la doble repetición sobre este pecado, pudiera proceder de una duplicidad de las mismas. Sin embargo, parece ser primitiva. Ya que no puede suponerse que la sentencia primitiva de Cristo haya sido corregida en un sentido aparentemente menos favorable a la dignidad del Hijo del hombre. 27
¿En qué consiste el pecado contra el Hijo del hombre en contraposición al del E. S.? Para San Jerónimo está en dudar más o menos de la divinidad y grandeza de Cristo a causa de mis viles apariencias, es decir, al ver en El al hombre: tiene familia, parientes, se alimenta, etc. 28. Este es un pecado de ignorancia; el otro, de malicia.
Esta doble sentencia parece ser un duplicado sinónimo o versión de un mismo concepto. El hecho de poner en el v.31 el perdón de todo pecado a los seres humanos podría tener en el v.32 su rima concretada y matizada a un caso especial: el perdón del pecado a los hombres se matiza ahora en el perdón del pecado contra el Hijo del hombre. Así se establece un paralelismo con los conceptos de perdón y de pecado. Espíritu y Espíritu Santo, hombres, Hijo del hombre.

Las malas obras de fariseos, 12:33-37 (cf. Mat_7:16-20; Luc_6:43-44).
33 Si plantáis un árbol bueno, su fruto será bueno; pero, si plantáis un árbol malo, el fruto será malo, porque el árbol por los frutos se conoce. 34 ¡Raza de víboras! ¿Cómo podéis decir vosotros cosas buenas siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. 3S El hombre bueno, de su buen tesoro saca cosas buenas; pero el hombre malo, de su mal tesoro saca cosas malas. 36 Y yo os digo que de toda palabra ociosa que hablaren los hombres habrán de dar cuenta el día del juicio. 37 Pues por tus palabras serás declarado justo o por tus palabras serás condenado.

El pasaje responde en la perspectiva evangélica a poner de relieve el pecado de los fariseos de aquella generación, con ocasión del anterior relato. Para ello usa dos comparaciones ambientales.
El árbol bueno da buenos frutos. Sobre 150 decía rabí Judá: Si el corazón no lo anunció a la boca, ¿cómo lo podría la boca anunciar? 29 ¿Qué decían los fariseos contra Cristo? El Evangelio lo dice, y la muerte de Cristo será un complot en el que ellos tienen parte destacada.
Hasta los llama raza de víboras. También los había llamado así el Bautista (Mat_3:7). La víbora, pequeña e inofensiva de aspecto, inocula, no obstante, veneno al que se llega a ella (Sal_140:4b). Tal era la insidia que acababan de lanzar contra Cristo. Y ésta fue su conducta en general contra El.
La misma idea se expresa con la imagen del tesoro. Este es el alma el hombre , que tiene y guarda lo que el hombre es. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón habla la boca. Y en el apócrifo Testamento de Aser se dice que, si el tesoro de la conciencia que va a obrar está lleno del espíritu malo, hasta la acción buena la hará mala. Esta es la crítica aquí de los fariseos.
De ello se deduce una conclusión: en el día del juicio se habrá de dar cuenta de las palabras, porque ellas son las que manifestaron las obras. Rabí Asha decía sobre 320: Incluso los árboles infructuosos habrán de rendir cuenta (en el juicio). 30
Y en boca de Cristo se añade, acaso una glosa moralista del Mtg, que los hombres habían de dar cuenta en el juicio de toda palabra ociosa (Üñãüí) que hubiesen hablado. Probablemente se trata de toda palabra (mala) privada de veracidad, de fundamento. 31
Si de toda palabra ociosa se ha de rendir cuenta, ¡cuánto más de todas las calumnias que los fariseos levantaron contra Cristo-Mesías!

Amenaza contra la generación presente 12:38-45
(Mat_16:4; Mar_8:11-12; Luc_11:29-32).
38 Entonces le interpelaron algunos escribas y fariseos, y le dijeron: Maestro, quisiéramos ver una señal tuya. 39 El, respondiendo, les dijo: La generación mala y adúltera busca una señal, pero no le será dada más señal que la de Jonás el profeta. 40 Porque, como estuvo Jonas en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre tres días y tres noches en el seno de la tierra. 41 Los ninivitas se levantarán el día del juicio contra esta generación y la condenarán, porque hicieron penitencia a la predicación de Jonas, y hay aquí cosa mayor que Jonas. 42 La reina del Mediodía se levantará en el juicio contra esta generación y la condenará, porque vino de los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay cosa mayor que Salomón. 43 Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, discurre por lugares áridos buscando reposo, y no lo halla. 44 Entonces se dice: Me volveré a mi casa, de donde salí. Y va y la encuentra vacía, barrida y compuesta. 45 Entonces va, toma consigo otros siete espíritus peores que él y, entrando, habitan allí, viniendo a ser las postrimerías de aquel hombre peores que sus principios. Así será de esta generación mala.

La escena no tiene una vinculación histórica con lo anterior. El entonces en Mt suele ser soldadura literaria. Al tono calumnioso de lo anterior no sigue una actitud más moderada. Pertenece al ciclo de insidias ordinarias (Luc_11:16). Es un contexto lógico, y le piden, para probar que es el Mesías, una señal del cielo (Luc_11:16). Debía de ser una intervención excepcional, cósmica; los documentos rabínicos hablan frecuentemente de este tipo de prodigios celestes con los que el Mesías acreditaría su misión 32.
Cristo no da el milagro que piden, ni para cuando lo piden; el plan de Dios ya está trazado.
La generación a la que habla es mala y adúltera. Son términos cargados de reminiscencias del A.T. En los días en que aparecería el Mesías, según creencia de Israel, el pecado abundaría como nunca 33, y se evocaban también los días del desierto. Es aludir con ello a que llegó la hora mesiánica. También esa generación sería bíblicamente adúltera. Siendo Yahvé el esposo de Israel, al volverse éste infiel a Dios, adulteraba (Isa_1:21; Isa_50:1; Ez c.16 y 23; Ose_1:2, etc.). Como aquí, que rechazaba el la ligazon mesiánica con el Dios-Hombre. Adúltera falta en Lc, acaso por ser término no comprensible para sus lectores gentiles.
El signo que da Cristo está trazado como prueba terminante en el plan de Dios (1Co_15:14-17). Es el signo de Jonas: tres días en la ballena; así estará Cristo en el sepulcro. Eri Le la frase es elíptica. Jonas y Cristo serán un signo. ¿De qué? En Lc parece usarse en el sentido de haber escuchado la predicación de Jonas (Luc_11:30.32; Luc_2:34). Acaso la fuente primitiva sólo tuviese la afirmación del signo de Jonas, sin explicitarlo, y los evangelistas lo derivaron a su propósito. En la valoración judía, tres días incompletos eran equivalentes a tres días enteros 34; por eso puede en Mt ser tipo de la sepultura de Cristo 34.
La cita de Jonas evoca su predicación en Nínive, con la conversión del pueblo, y, por contraste, la escasa atención que Israel prestó a su predicación.
Se escuchó a Jonas, y, en Israel, no sólo los subditos de Salomón lo escucharon admirados, sino que hasta de la lejana Sabá vino su reina a escuchar su sabiduría (1Re_10:1-13), y aquí se trata de oír la Buena Nueva; y quien la pregona es más que Jonas y Salomón. El texto pone: Y aquí hay más (ðëåiïí) que Jonas (v.41) y que Salomón (v.42). Por un procedimiento de superación, Cristo va descubriendo, gradualmente, su naturaleza: es mayor que Salomón el mayor de los reyes y que Jonas mayor que los profetas . ¿Quién es El, por tanto? Ya antes se presentó señor del sábado y mayor que el templo. El velo de su divinidad se va descorriendo en los dos primeros casos, al menos como Mesías, y se abre más en los segundos.
Por eso, si a Salomón y a Jonas se les escuchó, Israel estaba más obligado, ante la sabiduría y milagros de Cristo, a escuchar su mensaje. Por lo cual, en el día del Juicio, los ninivitas se levantarán contra esta generación y la condenarán. Es una dramatización, con fondo objetivo, de la censura a esta actitud de gran parte del judaísmo contemporáneo de Cristo.
A continuación se añade una pequeña parábola ilustrativa de esta actitud. La estampa está tomada del medio ambiente. Cuando un espíritu impuro 35, un demonio, sale de un hombre por un exorcismo judío, vaga por lugares áridos. El desierto era en aquellas creencias el lugar de la morada de los demonios (Isa_13:21; Isa_34:14; Bar_4:35; Tob_8:3, etc.). Cristo se adapta a toda esta descripción popular, y se relata por anthropopatía, es decir, se expresan estos demonios al modo humano. Pero al no hallar verdadero reposo, pues desean un poseso, se vuelve al mismo del que salió: volveré a mi casa. Así hablan los demonios en el Talmud. ¡Desgraciado! Rabí Meir me echó de mi casa (por exorcismo) 36. Y quiere volver a su casa. Pero al verla arreglada y con gentes dentro es parábola , va en busca del refuerzo de otros siete número de plenitud espíritus peores que él, y logran conquistarla y morar allí. Y el final, con esta turba demoníaca, de aquella casa endemoniado es peor que el principio. Así será de esta generación mala. La aplicación es clara.
Satán es el gran enemigo del reino. Cristo viene a Israel y se comienzan a orientar las gentes hacia El. Llegó a vosotros el Reino de Dios. La derrota de Satán en el pueblo elegido comienza. Pero mueve a fariseos y dirigentes contra Cristo, y lo llevan a la cruz, y se roba así la fe en el pueblo. Y viene a resultar que el final es peor que el principio (Jua_15:22). Israel se quedó sin la fe. Los hechos bien lo han probado.

La familia de Jesús,Jua_12:46-50 (Mar_3:31-35; Luc_8:9-21).
46 Mientras El hablaba a la muchedumbre, su madre y sus hermanos estaban fuera y pretendían hablarle. 47 Alguien le dijo: Tu madre y tus hermanos están fuera y desean hablarte. 4S El, respondiendo, dijo al que le hablaba: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? 49 Y, extendiendo su mano sobre sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. 50 Porque quienquiera que hiciere la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.

El v.47 es de autenticidad muy discutida 37.
Estando Cristo con la turba, llegaron para hablarle su madre y sus hermanos. Pero preguntó ante este recado: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?
Ante la presencia de estos vínculos familiares, Jesucristo aprovecha la oportunidad para dar una gran lección. He aquí a mi madre y a mis parientes, pues añadió: todo el que hace la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, hermana y madre.
No niega el amor a su madre ni a sus familiares. Pero habla de esa otra gran familia cristiana. No queda atado al solo amor humano de una familia. Hay otra familia espiritual a la que ama, en un orden espiritual y sobrenatural, con amor más entrañable y profundo que el amor humano con que se ama a la madre y a los hermanos 38.
Sobre los hermanos de Jesús, que son parientes, se expone en Comentario a Mat_13:53-56.

1 Strack-B., Kommentar. 1 p.616. 2 Aboth 3:11; 5:8; Sanhedrin 11:3. 3 Stkack-B.,Kommmtar. I p.620ss. 4 H. Tróades, Le Fus de l'homme est maitre meme du sabbat (Mc 2:23-3:6): Bible et Vie Chrétienne (1958) 73-83; Bonsirven, Textes. n.160; Welhausen, Das Evan-fdium Marci (1909) p.22; E. Lohsejesu Worte über den Sabbat: Bznw (1960) 79-89;. W. Beare, The Sabbath Was Madefor Man? (Mar_2:23-28): Journ. of Bibl. Lit. and Exegesis (1960) 130-136; F. Gils, Le sabbat a etefait pour l'homme et non l'homme pour le sabbat (Mar_22:27): Rev. Bibl. (1962) 506-523. 4 H. G. Guy, The origm of the Cospel of Mark (1955) p.86; Dibelius, From 5 Rev. Bib. (1922) 161ss. 6 In Matth. 12:13: Mal_26:78. 6 Sagrada Biblia, Nácar-Colunga: BAC n.l.; Bertram, Theol. Wórt. ? . ? . art. ????? , II,Mal_737:28ss. 7 Lagrange, évangüe s. St. Matth. (1927) p.235; Holzmeister, Si licet sabbatis curare: VD (1928) 264-270. 8 G. Lambert, L'expression de la totalite par l'opposition de deux contraires: Rev. Bib. (1945) 93. 9 Strack-B., Kommentar. I p.623-629. 10 Sabbath 128b; Bonsirven, Textes n.682.1015; Strack-B., Kommentar. I p.629. 11 Pirot, évang. s. St. Marc (1946) p.433. 12 Felten, Storia dei tempi del í. Ô. (1932) II p.118-119. 13 Condamin, Le livre d'Isaie (1920) p.298. 14 Sobre el posible origen de este cambio en Mateo, cf. Lagrange, évang. s. St. Matth. (1927) p.240:20 c.21. 15 Bonsirven, Le Judatsme. (1934) I p.361; Strack-B., o.c., I p.640. 16 Bonsirven, Le Juda'isme pdestimen au temps deJ.-Ch. (1934) I p.244-245; Ge-Senius, Thesaurus. linguae heb. et chai. V.T. (1829-35) t.l p.223-226; R. Dussand, Les découvertes de Ras Shamra et VAnden Testament (1937) p.69; Benoit, L'évang. s. St. Matth., en La Sainte Bible de Jérusalem (1950) p.83 nota c. 17 P. Samain, L'accusation de magie contre le Christ: Eph. Théol. Louv. (1938) 464ss. Cf. Comentario a Lev_11:16; Benoit, L'évang. s. St. Matth., en La Sainte Bible de Jérusalem (1950) p.83 nota c.; el judaismo contemporáneo y posterior a Cristo no negó sus prodigios aunque les diese una interpretación como ésta o mágica; cf. Shabbat, Tosephta 11:15; Talmud Âab 104b; Sanhedrm a 107; Sota 47a; cf. San Justino, Dial. 69:7. 18 Strack-B., Kommentar. I p.635. 19 Varios documentos de este tipo pueden verse en A. Deissmann, Licht voii Oslen (1909) p.!86ss; J. Tabornino, De antiquorum daemonismo (1909) p.9-15, especialmente eran usados la Schema y el salmo 91. 20 Bonsirven, Le Juda'isme palestinien au temps deJ.-Ch. (1935) II p.189; SMIT, De daemoniacis in historia evangélica (1931) p.94-172; Strack-B., Kommentar zum neuen Testament auf Talmud und Midrasch IV p.527-535. Los pasajes principales del Talmud en los que se citan estos laboriosos exorcismos son: Shabbath XIV 3; Sanhe-dñn X 1; Abodah Zarah f.12:2; cf. Josefo, Antiq. VIII 2:5; BI VII 6:3. 21 lagrange, évang, s. St. Lúe (1927) p.33i. 22 Yalkut, in Is 60; Asunción de Moisés 10:1; Testamento de Dan 6; A. Eders-Heim, The Ufe and times of Jesús the Messiah (1906) I p.480; Test, de Leu c.18. 23 Lagrange, évang. s. St. Matth. (1927) p.241. 24 Denz., Ench. symb. n.911. 25 S. TH., 2-2 q.14 a.3. 26 A. Lemonnyer, Blaspfome contre le Saint Esprit: Dict. Bibl. Suppl. I 981-989; Castrillo Aguado, Spiritus blasphemiae non remittetur: Estudios Bíblicos (1929) 60-67; J. Fltzer,Dfc Sünde wider den hl Geist: Teotog. Zeitsch. (B. 1957) p.161-182; P. Roulin, Le peché contre l'Esprit Saint: Bivichr (1959) 38-43. 26 Strack-B., Kommentar. I p.636ss. 27 Lebreton, La vida y doctrina de J.-Ch., vers. esp. (1942) t.l p.237. 28 Mal_28:81. 29 Strack-B., Kommentar. I p.639. 30 strack-b., o.c., 1 p.640. 31 Üenolt, L'évangüe s. St. Matth., en La Sainte Bible dejerusalem (1950) p.85; J. Vlteau, La parole oiseuse sur s. Matth. 12:36: Vie Spirituelle, juillet-sept. 1931. 32 Mar_8:11; Strack-B., I p.640-641. 33 Bonsirven, El Giudaismo palestinese al lempo di Gesh Cristo (1950) p.124. 34 Strack-B., Kommentar. I p.649; cf. Tob_3:10.11; Est_4:16; Est_5:1; cf. explicación en Comentario a Mat_28:1-7. 34 M. Goguel, Lafoi h la re'surrection de Jesús dans le christianisme primitif (1933) ñ.é0 ; O. Cullmann, Dieu vivant n.16 p.25ss. 35 T. Ayuso, Un estudio sobre la expresión akáiharton pneüma y su significado en el N.T.: Estudios Bíblicos (1934) 377-384. 36 Strack-B., Kommentar. I p.652. 37 Lagrange, évang. s. St. Matth. (1927) p.334. 38 S. ?? ., evang. Matth. c.12 h.l.; A. Cerutti, L'interpretazione del testo di Mt 12:46-50 nei Padñ: Marianum (1957) 185-221.

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 12

3. OBSERVANCIA DEL SÁBADO (12,1-21).

La polémica continúa. En los dos pasajes siguientes se trata de la manera adecuada de entender el sábado, desarrollada por Jesús para justificarse. En primer lugar se nos dice que los discípulos arrancaron espigas en un día de sábado (12,1-8), luego se nos habla de la curación de un hombre en un día de sábado (12,9-14). Una sección sintética concluye esta parte (12,15-21).

a) Los discípulos arrancan espigas (Mt/12/01-08).

1 En aquella ocasión, atravesó Jesús, en un día de sábado, por un campo de mieses; sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comérselas. 2 Los fariseos, al verlo, le dijeron: Oye, tus discípulos hacen lo que no está permitido hacer en sábado. 3 Pero él les contestó: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando sintió hambre él y los suyos: 4 que entró en la casa de Dios y comió los panes ofrecidos a Dios, a pesar de que ni a él ni a sus compañeros les era lícito comerlos, sino sólo a los sacerdotes?

Jesús da a los adversarios nuevo motivo para sus acusaciones. Un día de sábado los discípulos, caminando, para saciar su hambre, cogen espigas del campo y comen los granos, lo cual estaba expresamente permitido en la ley y sancionado por el derecho consuetudinario; no se consideraba como hurto. «Si entras en el sembrado de tu amigo, podrás cortar espigas y desgranarlas con la mano, mas no echar en ellas la hoz» (Deu_23:25). Los fariseos sólo inculpaban a Jesús de que lo consintiese y no lo impidiese en día de sábado. Según su estricta interpretación incluso actividades insignificantes quedaban afectadas por el precepto del reposo sabático. Sólo se podía correr un trayecto determinado, hacer los trabajos necesarios para la vida. El arranque y trituración de los granos ya eran considerados como trabajo prohibido. Jesús se defiende en un discurso, en que procede escalonadamente, argumento tras argumento. Hay cuatro pensamientos independientes, que primero deben mostrar que Jesús está en su derecho y no quebranta el precepto divino. Las tres primeras razones también tienen que convencer a un judío, ya que están tomadas de la Escritura. Pero la última y también decisiva prueba contra los fariseos ya supone la fe en el poder de Jesús: Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.

De una forma parecida como antes en la cuestión del ayuno aquí Jesús habla de su misión única. En las bodas mesiánicas no hay motivo para ayunar, ni tan sólo el sábado. La interpretación del precepto sabático y la manera de observarlo están sometidas a Jesús, como Señor. Apoyándose en estas palabras los antiguos cristianos pudieron atreverse a celebrar la fiesta del sábado a su manera, y finalmente incluso a sustituirla con la celebración del primer día de la semana. Esta sustitución se funda en el poder del Señor, que fue transferido a los apóstoles. En la Escritura hay ejemplos, en los cuales se quebrantó el sábado. El primer ejemplo versa sobre David, el rey ejemplar, a cuya manera de proceder se podía apelar. Cuando David huía de Saúl, hizo que el sacerdote Aquimelec le diera los panes santos ofrecidos a Dios, que se guardaban en la tienda santa de Nob (1Sa_21:1-7). Estos panes sólo los podían comer los sacerdotes. David no hizo caso de esta disposición, porque el mandamiento del culto no lo consideraba tan importante como la obligación de sustentar la vida. Las prescripciones sabáticas para Jesús tienen la categoría de esta disposición sobre los panes ofrecidos a Dios. Lo que hizo David, no sucedió un día de sábado. La comparación se basa en la infracción de lo que disponía la ley; en un caso extraordinario puede contravenirse un precepto de esta naturaleza.

5 ¿O no habéis leído en la ley que, en los sábados, los sacerdotes quebrantan, en el templo, el reposo del sábado, sin pecar por ello? 6 Pues bien, yo os digo que aquí hay uno más grande que el templo.

Todavía es más fuerte el segundo ejemplo. Los sacerdotes que prestan sus servicios en el templo, hacen el sábado diversos trabajos corporales en los preparativos e inmolación de las víctimas, en la colecta de los dones y en la purificación de las vasijas. Todo eso no sólo está permitido por excepción, sino que está mandado expresamente en la ley. Los sacerdotes lo hacen y no incurren en ninguna culpa. ¡Cuánto más tiene que estar ahora en vigor esta libertad, ya que aquí hay uno más grande que el templo! Es una frase vigorosa. Israel no conoce ningún santuario mayor que el templo, que garantiza la presencia de Dios. Unas palabras contra la santidad del templo desempeñan un papel importante en el proceso incoado contra Jesús (1Sa_26:61; cf. Act_7:47-50). En el templo solamente está garantizada la proximidad de Dios. Pero en Jesús Dios está presente de una forma visible. Mora con nosotros. Dios se ha hecho hombre. Esta dignidad es inmensamente mayor que la dignidad de la casa construida de piedra y madera.

7 Si hubierais comprendido qué significa: Misericordia quiero y no sacrificio, no habríais condenado a estos inocentes. 8 Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.

El tercer argumento ya lo hemos encontrado antes: son las palabras del profeta Oseas: Misericordia quiero y no sacrificio (Act_9:13). Jesús hace valer de nuevo el adecuado orden de valores, como hicieron infatigablemente los profetas anteriores a él. Dios quiere el corazón, la obediencia y la confianza, la bondad y la verdadera justicia. Si el hombre los ofrece, también son agradables a Dios los sacrificios. Pero nunca podemos exonerarnos de la misericordia observando escrupulosamente las prescripciones rituales, cumpliendo de una forma minuciosa las disposiciones del culto divino. Si sólo se da a Dios una cosa sin la otra, nos desviamos de su voluntad. Las pruebas de Jesús conducen mucho más allá de lo que era motivo de la queja. Se trata de la adecuada comprensión de la ley de Dios y especialmente de sus prescripciones del culto. Jesús no dice que se hayan suprimido las leyes del sábado, pero son interpretadas de un modo nuevo. Hay obligaciones que están en un nivel superior y que son intimadas por Dios con más insistencia. Sobre todo se ha producido una nueva situación desde que se presentó Jesús. En él hay uno más grande que el templo y su culto. Es la aurora de un nuevo tiempo, en el que los verdaderos adoradores de Dios no le adorarán en el templo, sino «en espíritu y en verdad» (Joh_4:23). También para nosotros sigue siendo válido el orden de valores establecido por Jesús: primero la obediencia y la misericordia, luego el cumplimiento de las prescripciones del culto. El culto divino en la nueva alianza tiene una dignidad incomparable, ya que es ofrecido por el sumo sacerdote Jesucristo, pero en todas partes está al acecho el peligro de la angostura legal y de la proliferación de ritos y prescripciones sobre el servicio viviente del corazón.

b) La curación de una mano seca (Mt/12/09-14).

9 De allí se fue a la sinagoga de ellos. 10 y había un hombre que tenía una mano seca; y para poder acusar a Jesús, le preguntaron: ¿Es lícito curar en sábado? 11 Pero él les contestó: Y si a uno de vosotros, en día de sábado, se le cae en un hoyo la única oveja que tiene, ¿no le echa mano y la saca? 12 Pues ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por lo tanto, es lícito hacer bien en día de sábado. 13 Entonces le dice a aquel hombre: Extiende fu mano. él la extendió, y se le quedó sana como la otra. 14 Pero los fariseos salieron, y en un consejo contra Jesús, acordaron la manera de acabar con él.

Un segundo suceso en día de sábado, y además en una sinagoga. Esta vez los adversarios atacan preguntando si está permitido curar en día de sábado. Los escribas sostuvieron en este punto diferentes opiniones, unas más amplias y otras más estrechas. Aquí no se pregunta por ellas, sino si en general está permitido. El Señor contesta primero con un ejemplo. El caso de la oveja, expuesto por Jesús en ciertas circunstancias lo habrían designado como permitido muchas opiniones de escuela. Pero Jesús no cuenta el ejemplo para adoptar y defender tal o cual opinión, sino para proceder según sano entendimiento humano. En efecto, cualquier hombre razonable procedería como este campesino. A nadie se le ocurre dejar perecer lastimosamente la oveja por causa del sábado, sobre todo si es la única que posee su dueño, y por tanto representa para él un alto valor.

Pero ahora viene la conclusión. El hombre es mucho más digno de aprecio que una oveja. Si le acontece algo, se le ayudará en seguida. aunque sea en día de sábado. Ahora el hombre no ha caído con la mano seca en el hoyo, no está en peligro inmediato de muerte. Jesús también podría curarlo al día siguiente. Pero él quiere responder la pregunta según los principios, así como también ha sido preguntado según ellos. Jesús contesta haciendo un cambio significativo. Los adversarios le preguntan si se puede curar. Jesús contesta que se puede hacer una buena obra. De esto, pues, se trata. La norma de si esto o aquello está permitido, no se mide tan sólo por la índole del trabajo, sino por la intención de este trabajo. Aquí se intenta algo bueno, provechoso y por eso muy agradable a Dios desde un principio. También aquí tiene que cambiarse la manera de pensar. La rigidez en la manera legal de pensar debe quitarse con una manera humana de pensar, determinada por el sentido y valor morales. El bien siempre tiene su sentido en sí mismo. Sin cesar lo debemos hacer, espontánea y sinceramente, sin reflexionar con angustia o asegurarnos con prudencia. El enfermo es curado. Pero según la manera de ver de los adversarios Jesús quebranta la ley. Y no solamente la quebranta, sino que defiende una nueva doctrina y por eso se coloca fuera de la tradición. Esta actitud de Jesús les irrita tanto que ya ahora resuelven matarlo. Como el estallido de un trueno en un día de verano -así resuena la frase que nos da a conocer que los enemigos de Jesús han tramado un plan para darle muerte-. Es evidente que aquí ya no se trata de una u otra manera de ver, de una interpretación más estricta o más amplia de la Escritura, sino de una enemistad sistemática. Para los enemigos las novedades que enseña Jesús, no se enlazan con lo antiguo. Es una revolución que tiene que ser sofocada, para que no se estremezcan los fundamentos de su fe. Así pueden ellos pensar y creer de veras que tienen razón. A pesar de que todo el derecho de Dios está de parte de Jesús. Pero ellos no lo pueden ver por su rígida visión legalista.

c) El siervo de Dios (Mt/12/15-21). J/SIERVO:

15 Al saberlo Jesús, se alejó de allí. Muchos los siguieron; y él a todos los curó, 16 pero severamente les encargó que no lo descubrieran.

San Mateo hace suyo un pensamiento con frecuencia manifestado en san Marcos, a saber, que el Señor mandó guardar silencio sobre sus milagros y el misterio de su persona (Cf. Mat_9:30). Este mandamiento de callar aquí adquiere un carácter especial por el plan homicida, del que se acaba de hablar (Mat_12:14). Jesús parece que se aparte de los adversarios y que se retire. Por consiguiente tampoco es conveniente darlo a conocer. Jesús continúa sus curaciones, pero no para que se hable en una extensa zona de los alrededores. Parece haber pasado el tiempo en que sus obras hablan por sí mismas, es decir en favor de él. La enemistad ya ha ido en aumento como un torrente impetuoso, de tal forma que tiene que esconderse. ¿Debemos ya ver en ello una señal del fracaso, una resignación ante la fuerza apremiante de la contradicción? San Mateo prosigue esta cuestión con el texto del profeta Isaías.

17 Para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías cuando dijo: 18 Mirad a mi siervo, a quien yo elegí; a mi predilecto, en quien se ha complacido mi alma. Sobre él pondré mi espíritu, y él anunciará el derecho a las naciones. 19 No porfiará ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. 20 La caña cascada no la quebrará, y la mecha humeante no la apagará, hasta que haga triunfar el derecho. 21 ¡Y en su nombre pondrán las naciones su esperanza!

Pocas citas del Antiguo Testamento aduce san Mateo tan detalladamente. Con esta cita se nos ofrece una llave para comprender al Mesías. Al retirarse Jesús obligado por los demás, se trasluce en él la imagen del siervo de Yahveh que se encuentra en Isaías. Dios no anula nada de lo que ha dotado a su siervo desde el principio. Dios le ha elegido para que sea el Emmanuel («Dios con nosotros») y para salvar «a su pueblo de sus pecados» (Mat_1:21.23). Jesús es su «hijo amado», en quien el alma de Dios se complace, cuando se revela en el bautismo del Jordán. Allí el Espíritu se puso sobre él. Empezó a obrar poderosamente en él, comenzando por la lucha con Satán en el desierto. Sus primeras palabras fueron las del reino, con las que se anunció el «derecho» divino; «a las naciones», se dice en Isaías, por tanto no sólo a Israel. El profeta dice que las palabras del Mesías tienen validez para todos y van dirigidas a todas las naciones del mundo, todo lo cual ha sido presentado a nuestros ojos mediante diversas imágenes. El profeta no sólo tiene conocimiento de aquella vocación y de su radiante principio. Contempla en el tiempo futuro que el siervo de Yahveh no marcha como un jefe de ejército o un reformador, que vuelve lo de abajo hacia arriba. El profeta tiene conocimiento de una actividad profundamente interna, que cura de raíz y alienta. El siervo no porfía ni grita, ni llena las plazas con un diluvio de palabras. Su vocación es consolar al abatido delicada y misericordiosamente, curar las heridas, alentar el ánimo quebrantado, inclinarse hacia el pecador. No hay ninguna porfía, como las tenemos los hombres, ni tampoco ninguna discusión para encontrar en común la verdad. Incluso frente a los adversarios Jesús no hace otra cosa que «anunciar el derecho (de Dios)». Los adversarios tienen que oír y aceptar lo que Dios dice por medio de Jesús. No podemos discutir sobre el Evangelio. Solamente podemos obedecerlo. ésta es la finalidad de cada una de las conversaciones sobre el mensaje de Dios: estimularnos unos a otros a una obediencia mejor. En el retiro, en esta actuación salvífica apenas perceptible y poco llamativa, Jesús realiza la vocación de Dios. Pero de este modo se lleva a cabo el plan de hacer triunfar el derecho. No el derecho en que los hombres insistimos, o el derecho del que mana la ley, sino el derecho de Dios, lo que él reclama inalienablemente: el reconocimiento de su soberanía. En su nombre esperan las naciones, más aún, todas las naciones, Israel inclusive. El camino del Mesías conduce de la humillación al ensalzamiento, del retiro a la luz, como ya se dijo a los apóstoles: «Lo que os digo en la obscuridad, decidlo a plena luz; lo que escucháis al oído, proclamadlo desde las terrazas» (10,27). Este camino también lo describe en el Evangelio san Juan, aunque de una forma ampliada en torno al primer movimiento de arriba abajo, de la Palabra preexistente de Dios a la humillación de la carne, y de nuevo arriba al Padre, cuando Jesús fue exaltado: «Salí del Padre y he venido al mundo; ahora dejo el mundo y me voy al Padre» (Joh_16:28).

4. DIOS O SATÁN (Joh_12:22-45).

La crisis llega a su punto culminante en los siguientes pasajes, en los que se manifiesta la acritud de las divergencias de forma semejante como en el relato de las tentaciones (Joh_4:1). Pero aquí ya no se manifiesta en la secreta lucha invisible entre Dios y Satán, sino en la notoria lucha entre la oposición judía y el Mesías de Dios. Al principio se reprocha una vez más a Jesús que está aliado con el demonio, y a continuación Jesús habla en defensa propia (Joh_12:22-37). Siguen una llamada a la penitencia y unos párrafos judiciales sobre la generación hostil (Joh_12:38-42). El párrafo de la reincidencia concluye el discurso con tono amenazador (Joh_12:43-45).

a) Reino de Dios o reino de Satán (Mt/12/22-37).

22 Entonces le presentaron un endemoniado ciego y mudo, y lo curó, de manera que el mudo podía hablar y ver. 23 Toda la multitud estaba asombrada y se decía: ¿No será éste el Hijo de David? 24 Cuando lo oyeron los fariseos, replicaron: Este no arroja los demonios sino por arte de Beelzebul, príncipe de los demonios.

Ya hemos leído antes una escena semejante (9,32-34). De nuevo se trata de un endemoniado, otra vez el pueblo aclama a Jesús con entusiasmo. En la escena citada la gente hace constar con asombro que nunca se ha visto en Israel algo semejante, aquí incluso pregunta: ¿No será éste el Hijo de David? Este es un grado superior, un paso adelante. Al Mesías se le llama Hijo de David. ¡Cuán cerca parece que se está de la verdad! Pero solamente lo parece a medias. Porque con una oposición mucho más endurecida se levanta la acusación de que Jesús arroja los demonios con la ayuda del príncipe de los demonios. El mismo acontecimiento y un juicio tan diferente. Lo que para unos es la única esperanza, a otros les parece un insolente engaño del pueblo. ¿Es obra de Dios o prestidigitación de Satán? Siempre se exige esta decisión incluso en el gobierno de la Iglesia por parte de Dios; solamente la fe dócil y obediente conoce que en estos hechos no se da testimonio de seducción humana, sino de amor divino...

25 Pero él, penetrando sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido en bandos queda devastado, y toda ciudad o casa dividida en bandos no podrá subsistir. 26 Y si Satán arroja a Satán, está dividido contra sí mismo; ¿cómo, pues, subsistirá su reino? 27 Y si yo arrojo los demonios por arte de Beelzebul, ¿por arte de quién los arrojan vuestros discípulos? Por eso serán ellos mismos vuestros jueces.

La defensa del Señor está estructurada con estricta lógica. Este rigor en el orden de las ideas es una expresión del antagonismo irreconciliable entre el reino de Dios y el reino de Satán. En la tentación el espíritu maligno solamente habló de los reinos del mundo, que él creyó que podía adjudicar a su libre elección (4,8s). Aquí Jesús habla de su propio reino. Se puede comparar su dominio con un Estado, o también con una ciudad o una casa, en las cuales reina el orden bajo una autoridad. Cuando una familia se divide por dentro, los hijos se rebelan contra los padres (10,34-36). Una guerra civil puede arruinar todo un reino; entonces está perdida la integridad de aquel orden. La capacidad de subsistir estriba en la unidad de los miembros aunados en su pluralidad mediante la comunidad de fines.

Cuando uno se subleva contra otro, se desploman los pilares del orden y ha ]legado el fin. El reino de Satán parece hecho según el molde del reino de Dios, más aún, calcado. Satán ha fundado un gobierno rival, un reino rival. En el reino de Satán no hay unidad en la plenitud, como la hay en Dios, sino solamente una imagen deformada de unidad: todo tiene que servir al espíritu maligno, todo tiene que ser destruido, lastimado, dividido. En esto están de acuerdo todos los miembros de este «reino». ¿Cómo puede trabajar en él uno contra otro? ¿Cómo puede Satán, como quien dice, suicidarse? Jesús esgrime un segundo argumento en la polémica: vuestros propios hijos, es decir vuestros discípulos también actúan de exorcistas, que arrojan demonios. Vosotros mismos los habéis instruido para este oficio. Ellos serán vuestros jueces, porque testifican en favor mío y en favor de mi actividad que el espíritu maligno solamente retrocede ante el vigor de Dios. También ellos solamente pueden alcanzar algo, si topan con el poder demoníaco en el nombre del Señor.

28 Pero si yo arrojo los demonios en virtud del Espíritu de Dios, es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.

Todo lo antedicho constituye un argumento tajante. Ahora viene la proclamación que habla con autoridad, el testimonio que da sobre su obra. Hasta ahora tenia que doblegarse el entendimiento, pero, en adelante, será la fe la que llegue a comprender. En mí no actúa el espíritu maligno, sino el Espíritu de Dios. Mediante su virtud, con la que fui ungido, se vence a los demonios. Y cuando se consigue esta victoria, ya llega el reinado de Dios. Si se expulsa el poder maligno, puede establecerse el dominio de Dios. El espacio libre para este dominio es obtenido paso a paso y con fatiga. Pero entonces realmente triunfa la gloria de Dios. El reino de Satán no se quebrará por los desacuerdos que haya en sí mismo, sino por el poder mayor del reino de Dios. Es una de las frases más vigorosas del Evangelio. Esta fuerza tiene que revelarse donde actúa el Espíritu de Dios, no sólo expulsando un espíritu maligno como aquí, sino también en nuestras sencillas obras, si se hacen «con el Espíritu de Dios»: con la oración esforzada, con el servicio humilde o solamente con un buen recuerdo o deseo para uno de nuestros prójimos.

29 ¿O cómo puede uno entrar en la casa de un hombre fuerte y saquearla, si primero no logra atarlo? Sólo entonces le saqueará la casa.

Es una corta parábola. Está tomada de la guerra, y es dura y realista. El que quiere despojar una casa ajena, y saquear lo que en ella haya, primero tiene que maniatar al dueño de la casa, de lo contrario no conseguirá su intento. Causa extrañeza que se llame «hombre fuerte» al dueño de la casa. En la parábola es comprensible, porque solamente así se entiende el riesgo que da quehacer al asaltante. Pero Jesús hablaba de Satán, y la parábola debe proseguir lo precedente. Satán es fuerte, porque está al frente de un «reino». Sólo uno más fuerte que él puede vencerle y encadenarle, si quiere despojarle de sus bienes. ¿Quién ha de ser el más fuerte, sino aquel a quien Juan el Bautista anunció con estas palabras: «Pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo» (3,11)? También es más fuerte que Satán, y sólo Jesús logrará hacer que la nocividad de aquél pierda su eficacia. Los demonios huyen ante la decisión soberana de Jesús. Satán sufre una derrota tras otra. Somos impotentes si contamos con nuestras propias fuerzas. Sólo el poder de Jesús, el más fuerte, puede reprimir en nosotros el mal: el odio, la mentira, la enemistad contra Dios.

30 Quien no está conmigo, está contra mí, y quien conmigo no recoge, desparrama.

Dios contra Satán y el Mesías contra Satán es exactamente lo mismo. El que se vuelve contra Jesús, también se vuelve contra Dios. Sólo él puede hacer frente a los poderes del maligno, porque está fatalmente en Dios, y Dios está totalmente con él. Con referencia a él se decide la suerte del hombre. Más aún, quien no trabaja activamente con Jesús, tal como hicieron los discípulos durante la vida mortal de él, trabaja contra Jesús, desparrama. La imagen presenta que la obra de Jesús según la idea de reunir «las ovejas perdidas de la casa de Israel» (10,6). De nuevo resplandece la imagen del pastor y del rebaño. Desparrama el lobo que irrumpe en el rebaño. No solamente establecemos en alguna parte un criterio; no solamente se trata de la decisión antes tomada. Esta decisión tiene que realizarse constantemente, tiene que adquirir forma en la acción. No se queda en la teoría, en una orientación espiritual. Esta decisión sólo es verdadera donde las ocupaciones cotidianas son sustentadas por ella, y esto significa recoger con Jesús, servirle como pastor de almas, trabajar por él...

31 Por eso os digo: cualquier pecado y blasfemia se perdonará a los hombres; pero la blasfemia contra el Espíritu no se les perdonará. 32 Y si uno dice una palabra en contra del Hijo del hombre, se le perdonará; pero el que la diga en contra del Espíritu Santo, no tendrá perdón ni en este mundo ni en el futuro.

Se habla de un pecado: la blasfemia. Este pecado siempre va dirigido contra lo santo y divino, a diferencia de otros pecados que se dirigen a los hombres y a los valores humanos. Jesús distingue entre la blasfemia contra el Espíritu Santo y la blasfemia contra el Hijo del hombre. Es difícil entender cómo puede perdonarse este pecado contra el Hijo del hombre, y no puede perdonarse el otro pecado. Jesús emplea el título de Hijo del hombre para sí como un seudónimo. Puede significar simplemente «persona humana», pero también puede significar las más excelsas dignidades: el poder para perdonar los pecados, el cargo de juez al fin de los tiempos. En cualquier caso exteriormente es un hombre como todos los demás. Como aquí se muestra, podemos incurrir en error respecto a él. Se pueden interpretar sus milagros con mala voluntad, como antes sucedió (12,24). Como hombre entre los hombres es objeto de un antagonismo, la fe en él puede ser hallada, pero también rehusada. Este encubrimiento de la plenitud divina con el vestido humano, el ocultamiento de la divinidad en la endeblez puede ser imputada al hombre como «circunstancia atenuante». Aquí queda esperanza de perdón. Pero el que blasfema contra el Espíritu de Dios, sabe muy bien de quién se trata. Su ataque se dirige inmediatamente a Dios. El hombre no puede ver a Dios ni tampoco a su Espíritu, pero sabe quién es Dios. Si alguien blasfema contra Dios, en realidad siempre hace referencia al mismo Dios. En esta blasfemia no hay ningún claroscuro de duda o de inseguridad y, por eso, tampoco hay ninguna excusa. Jesús confiesa solemnemente que expulsa a los demonios con el Espíritu de Dios. La blasfemia contra Dios en realidad es una blasfemia contra el Espíritu. Y este pecado no puede perdonarse, porque el blasfemo en cierto modo se excluye a sí mismo del perdón. No obtendrá perdón ni aquí en el tiempo del mundo actual ni en el tiempo futuro. Se ha separado de Dios.

33 O tenéis por bueno el árbol y por bueno su fruto, o tenéis por podrido el árbol y por podrido su fruto; pues por el fruto se conoce el árbol. 34 ¡Raza de víboras! ¿Cómo podréis decir cosas buenas, siendo malos? Porque del rebosar del corazón habla la boca. 35 El hombre bueno, de su buen tesoro saca lo bueno, y el hombre malo, de su mal tesoro saca lo malo.

Aquí se emplea de nuevo la imagen de los árboles y de su fruto. No puede tener buen corazón, quien dice cosas malas, aquel cuyas palabras están llenas de maldad y odio. Todo el hombre está ofuscado (cf. 6,22s). El exterior refleja sin hipocresía la situación interna del hombre. La maldad del corazón se da a conocer en el lenguaje blasfemo. Este lenguaje testifica que estáis enteramente perdidos y que Dios no está en vosotros. Así como se conoce el árbol putrefacto y podrido por su fruto inservible, así se conoce vuestra perversidad por vuestro lenguaje. También Jesús emplea a su vez, como ya hizo el Bautista. el duro tratamiento: «¡Raza de víboras!» (Cf. 3,7 y una vez más 23,33). Con frecuencia no se conoce al instante aquella perversidad, tampoco tiene que darse a conocer exteriormente como maldad. Está encubierta bajo el manto de la piedad y se escuda con la intención de servir a Dios. Aquella perversidad es hipocresía, que Jesús ya ha echado en cara a los fariseos en el sermón de la montaña (6,8) y de la que más tarde se trata de una forma más sistemática en el gran discurso de las invectivas (capítulo 23).

Con la imagen de los árboles se junta la sabiduría proverbial de la experiencia humana: «Porque del rebosar del corazón habla la boca.» El puro sentimiento y la diafanidad en la manera de ser se expresa también en el lenguaje. Sólo percibe este sentimiento en el lenguaje quien tiene en sí suficiente pureza para percibir a través de las palabras la verdadera pureza de intención. Por tanto el hombre en su corazón posee un tesoro que es bueno y valioso, o malo y vacío. ¡Cuán estrecha es la relación entre el lenguaje y el ser,. entre las palabras pronunciadas con labios humanos y la disposición del ser! Es una verdad que también se confirma en nuestra experiencia cotidiana. A la larga conocerá uno a otra persona por la veracidad interna de su lenguaje, pero también él será conocido por los otros. La palabra revela nuestra persona. Viene del centro del ser y busca el camino para llegar al prójimo. Cuanto mayor es la unidad entre nuestro sentir y la palabra, tanto más profundamente estamos configurados por la verdad de Dios. Entonces de nuevo tiene validez la bienaventuranza: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (5,8).

36 Pero yo os aseguro que de toda palabra sin hechos que hayan proferido los hombres, tendrán que dar cuenta en el día del juicio. 37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.

La palabra tiene que ser administrada con esmero. Tiene una alta dignidad y saca del fondo de nosotros lo más valioso que tenemos. Por eso nos debemos precaver de emplear palabras sin hechos. De cada una de ellas tenemos que dar cuenta el día del juicio. Es un pensamiento estremecedor. Nuestras palabras se pesarán y medirán, como se pesan y miden nuestras acciones. Puesto que Jesús habla de ellas con tanta seriedad, no pueden ser solamente las palabras cotidianas, sin las que sería inconcebible nuestra vida, la conversación sobre los acontecimientos del día, sobre las alegrías y preocupaciones en la familia, las consideraciones sobre las compras y la comida, y sobre todo lo que nuestras palabras tienen que conseguir sin cesar y hasta necesariamente. Palabras sin hechos tienen que ser las que no proceden de aquella verdad interior, las que son impuras y ambiguas, fingidas oculta o conscientemente, y aisladas del amor: todo lo que se dice sobre el prójimo, si es murmuración; todo lo que se diga sobre la situación y estos malos tiempos, si son tan sólo inútiles y desenfrenadas habladurías. Dios ponderará estas palabras. Deberíamos esforzarnos porque toda nuestra manera de hablar se identifique cada vez más con nuestro sentir, con nuestro corazón, impulsado con el latido del amor.

b) Petición de una señal (Mt/12/38-42).

38 Entonces se dirigieron a él algunos escribas y fariseos con estas palabras: Maestro, quisiéramos ver alguna señal tuya. 39 él les contestó: Esta generación perversa y adúltera reclama una señal, pero no le dará más señal que la del profeta Jonás. 40 Porque así como estuvo Jonás en el vientre del monstruo marino tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre en las entrañas de la tierra tres días y tres noches.

Los escribas y fariseos se acercan a Jesús para hacerle una petición. Le tratan respetuosamente como maestro: querrían ver alguna señal suya. ¿Qué clase de señal debe ser? ¿No ha dado señales continuamente, sobre todo en sus milagros? ¿No ha hablado el mismo Dios desde un principio y ha dado una señal en el bautismo del Jordán? Los escribas y fariseos quieren todavía algo más, su pregunta podría estar pensada honradamente, así como la pregunta de Juan el Bautista (11,2s). Este preguntó si Jesús era realmente el Mesías. Los adversarios aquí podrían aludir a lo mismo: una señal confirmatoria, un prodigio innegable y seguro. La respuesta del Señor también es similar a la que dio a Juan. No dijo al Bautista explícitamente que él era el Mesías, sino que le mostró el camino de la fe: juzgar su persona por las obras. Los adversarios aquí tampoco reciben una respuesta directa. Pero la recusación es mucho más áspera. Jesús ve en la petición como tal un agravio, una protesta contra el plan de Dios. A sus antepasados los profetas con frecuencia les han reprochado que eran una generación perversa, incapaces de hacer el bien, y por consiguiente una generación adúltera, que quebranta sin vacilar el pacto de amor que Dios había concertado. Así también es esta generación de los contemporáneos de Jesús. Pide una señal propia, porque no acepta las que ya han sido dadas por Dios. Intenta forzar bajo su voluntad a Dios, en vez de someterse a la voluntad de Dios. Por eso no se dará a esta generación ninguna señal. Satán en el desierto tampoco había tenido éxito en sus exigencias de señales prodigiosas. En último término Satán está metido tras las exigencias de esta generación. A veces se oye decir: si Dios obrara un milagro, entonces creería. Están puestas todas las señales que nos muestran el camino. La voluntad sediciosa pide otras y nuevas señales, de las que nosotros mismos querríamos juzgar si también son suficientes para dar testimonio de Dios.

No obstante dará una señal, designada de modo impreciso como señal del profeta Jonás. No enseguida, porque la piden los escribas, sino cuando sea del agrado de Dios. Es la señal de la muerte y de la resurrección. Jonás fue retenido en el vientre del monstruo marino durante tres días, como castigo de Dios por su desobediencia. Pero luego es liberado milagrosamente y es enviado a Nínive para predicar. El Hijo del hombre estará tres días en el seno de la tierra (es decir, en el mundo subterráneo) para que se lleve a término su obediencia. él muere con la muerte de los profetas, pero es resucitado y gloriosamente ensalzado por Dios. Es la señal que dará Dios -escándalo para los judíos, necedad para los gentiles-, señal de contradicción. Ha sido del agrado de aquel que ha convertido en necedad la sabiduría del mundo, salvar a los fieles mediante la necedad de la predicación de la cruz. Así ve el Apóstol la señal de la salvación, que Dios establece (1Co_1:20-23). La tentación de pedir una señal a Dios se ha dado con frecuencia en la historia de la Iglesia. A todos los que piden especiales revelaciones, nuevos milagros, secretas informaciones sobre acontecimientos y fechas, sobre guerras y catástrofes o el fin del mundo, se dice lo mismo que aquí a los adversarios: no se dará otra señal que la señal del profeta Jonás... Todo lo demás es falta de fe o superstición.

41 Los habitantes de Nínive comparecerán en el juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron ante la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es mayor que Jonás. 42 La reina del sur comparecerá en el juicio con esta generación y la condenará; porque ella vino desde los confines de la tierra para oir la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es mayor que Salomón.

Dos ejemplos de la Sagrada Escritura corroboran la respuesta de Jesús: Esta generación ya se ha pronunciado la sentencia, ya no tiene que esperar ninguna señal. El profeta Jonás fue enviado a los gentiles de una ciudad proverbialmente arrogante, frívola y degenerada. Nínive, la capital del reino asirio. Bastó un profeta para convertirles. Aquí hay uno que es mayor que Jonás. Se ha perdido el llamamiento a la penitencia sin que se haya oído, esta generación no se ha convertido. Al centurión pagano ya le dijo Jesús que no había encontrado una fe igual en Israel. Los paganos que vienen de los cuatro puntos cardinales de la tierra para reunirse. se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob cn vez de los herederos propios de éstos (1Co_8:12). Aquí Jesús todavía da un paso adelante: los paganos no solamente reemplazarán a los hijos de Israel, sino que incluso pronunciarán sentencia contra esta generación en un proceso ante el tribunal divino. El segundo ejemplo habla de una gentil, aquella reina de Saba, el rico país de oro de Arabia, que vino a ver a Salomón con ricos presentes para oír su sabiduría (Cf.1Ki_10:3; 2Ch_9:2). También ella actuará de acusadora en aquel día. Porque por más esclarecido y sabio que fuera Salomón, aquí hay uno que es más que él. Estas palabras también proyectan una luz sobre Jesús. Es un predicador de la penitencia como Jonás y los otros profetas, y es el maestro del camino de Dios como Salomón y todos los maestros sapienciales posteriores a él. Jesús desempeña las dos funciones juntas, es decir, de profeta y maestro, y sin embargo es más que las dos. Muchas personas que están fuera de la Iglesia la miran con profundo respeto y con ansia. Muchos aceptan su mensaje, si habla de la dignidad del hombre, de la paz y de la unidad de las naciones. Muchos ven el «estandarte entre las naciones» (Isa_11:12), si tampoco consiguen el pleno conocimiento de la verdad. ¿Actuarán también muchos de ellos el día del juicio contra los miembros de la Iglesia que poseyeron la verdad y, con todo, en el fondo, fueron incrédulos; pidieron señales y procuraron forzar a Dios, pero no se convirtieron?

c) Peligro de recaída (Mt/12/43-45).

43 Cuando el espíritu impuro sale del hombre, vaga por los desiertos buscando reposo, pero no lo encuentra. 44 Entonces se dice: Me volveré a la casa de donde salí. Y al llegar a ella, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. 45 Entonces va, toma consigo otros siete espíritus peores que él, entran en la casa y se instalan allí; y resulta que la situación final de aquel hombre es peor que la de antes. Así le sucederá también a esta generación perversa.

De nuevo se evoca el escenario del desierto. La etapa inculta, la monotonía desecada, inerte, es lúgubre para el habitante de la tierra fértil de cultivo; le rodea como si fuera un peligroso país extranjero. Es el lugar de residencia de los demonios. Jesús también ha combatido allí con Satán. Desde el desierto los demonios avanzan hasta meterse en el reino de los hombres e intentan aclimatarse en él. Si se les echa fuera -como constantemente sucedía por el poder de la palabra de Jesús-, entonces no les queda otra solución que regresar a su patria inculta, que no es la patria de ningún hombre. También es posible que por la fuerza se haya arrojado del hombre al espíritu maligno, sin que este hombre se emancipe interiormente de dicho espíritu. Por el contrario la potencia ocupante del espíritu tenebroso le resultaba agradable. Pero ahora se ha quedado vacío, porque la plenitud de Dios no ha llenado el recinto desocupado. Todavía está interiormente dispuesto para el espíritu malvado, más aún, siente verdadera nostalgia de él y le atrae. Cuando el demonio vagando por los alrededores se aproxima, encuentra la casa «desocupada, barrida y arreglada». Esto tiene que estimularle de nuevo y le ha de llenar de una alegría verdaderamente satánica. Reúne compañeros y con ellos vuelve a instalarse en la casa, en el corazón de aquel hombre. Allí pueden desbravarse y hacer de las suyas, y hacen al hombre todavía más desdichado de lo que era antes. Este pasaje nos traslada a un mundo extraño, concebido por las ideas de los contemporáneos de Jesús. Pero con las ideas chocantes se hace patente lo que en el fondo interesa: la decisión en favor o en contra de Dios, la cual se toma en el corazón (en «la casa»). Esto corresponde a lo que cualquiera puede imaginarse como ejemplo espantoso. El que se ha emancipado una vez del espíritu maligno, es mucho peor, si recae por segunda vez. Es un ejemplo. Lo que el Señor propiamente quiere decir, está en la última frase: Así le sucederá también a esta generación perversa. Jesús considera a la masa de sus adversarios como reincidentes. No se hace patente en particular si los adversarios en parte han creído inicialmente en la palabra de Jesús, si por lo menos se han abierto a él con prontitud o si ya han empezado la vida nueva. Quizás la mirada tiene que volverse todavía más a la historia del pueblo, que era una historia de conversiones y de incesantes caídas. Los adversarios dejaron que el espíritu maligno adquiriera poder muy a menudo sobre ellos, a pesar de todos los fervientes esfuerzos de Dios; por eso son pecadores reincidentes, una generación realmente pervertida. Así como el hombre de quien aquí se habla, enseguida volvió a pactar con el espíritu maligno, así también en esta generación no ha habido ninguna conversión real. Les irá peor que a otras generaciones precedentes, ya que aquí hay uno que es «mayor que Jonás» y «mayor que Salomón».

d) Los verdaderos parientes de Jesús (Mt/12/46-50).

Con este fragmento concluye la gran polémica con los adversarios, lo cual es muy significativo. Las últimas palabras no conminan a esta «generación perversa», sino que indican lo que se opone a ella, una nueva generación dedicada de veras a Dios.

46 Todavía estaba él hablando al pueblo, cuando su madre y sus hermanos, que se habían quedado fuera, intentaban hablar con él. 47 Y le dijo uno: Mira que tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren hablar contigo (1). 48 Pero Jesús le contestó al que le hablaba ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? 49 Y extendiendo la mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí a mi madre y mis hermanos. 50 Porque todo el que cumple la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.

.................

(1). El v. 47 falta en muchos manuscritos importantes; probablemente no es original de san Mateo, sino que procede de Mar_3:32, y se ha infiltrado en el primer Evangelio. Sin este versículo el texto de san Mateo es más escueto y rígido.

................

Jesús habla con brusquedad al que le comunica la noticia de que sus parientes querían hablar con él, haciéndole primero una pregunta extraña: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Esta pregunta muestra que Jesús tiene la intención de decir algo concreto. Porque todos saben quiénes son su madre y sus hermanos. Jesús tampoco quiere manifestar que se distancia de su madre María y de los demás parientes, ni que no los conoce ni estima como parientes, ni que reconoce que está separado de ellos. Lo que interesa es otra cosa. El evangelista dice solemnemente que Jesús extiende la mano hacia sus discípulos. Es el ademán de la toma de posesión, la señal para expresar la pertenencia y también la bendición. El texto no dice «sus apóstoles», sino sus discípulos. No se hace referencia al grupo de los doce, sino a los que en su interior mantienen las relaciones del discípulo con el maestro, a los que imitan el ejemplo de Jesús. De éstos dice el Señor: «He aquí a mi madre y mis hermanos».

Hay una señal característica del discípulo de Jesús: el cumplimiento efectivo de la voluntad de Dios. El que lleva este distintivo, también es inmediatamente un pariente espiritual de Jesús, es su hermano, hermana y madre. El vínculo de la sangre, el parentesco de la familia y estirpe naturales, la asociación del pueblo no son decisivos para el reino de Dios. A través de todos estos lazos, por muy fuertes que sean, va la exigente llamada del Dios viviente. Por ella se separan parientes y extraños, los allegados y los de fuera. Ya habíamos oído que la palabra de Jesús puede también penetrar como una espada en el íntimo ámbito de la familia, y en él enfrenta a los padres con sus hijos, a la hija con su madre, al hijo con su padre (/Mt/10/34-36), y también hemos oído que la unión con Jesús ha de tener primacía sobre la unión con el padre y la madre (10,37). Es muy significativo para el mensaje de Jesús que la voluntad de Dios sea la suprema ley, que también en los discípulos decide la verdadera adhesión a Dios. Eso es trascendental para el judío. No puede apelar a Dios ni a la voluntad de Dios contra la doctrina de Jesús. Lo mismo puede aplicarse al cristiano. éste, mediante la confesión de Cristo, no puede exonerarse del cumplimiento activo de la voluntad de Dios. Hemos oído decir que el discípulo no está sobre el maestro, y que la relación discípulo y maestro nunca queda desposeída de superioridad y subordinación (10,24s).

A esto se añade ahora algo nuevo: el discípulo es un pariente de Jesús en sentido espiritual. El calor y la intimidad, la inmediación familiar imprime también su cuño en esta relación. No se reduce a la obediencia, a la subordinación y al seguimiento incondicional. Antes bien, el que se unió sin reserva a Cristo, por así decir es acogido en su familia. Se le aproxima, intima con él, a la manera de las relaciones que en casa tienen entre sí los hermanos y las hermanas, los padres y los hijos. Eso da felicidad y es hermoso. ¡Cuántos experimentan que la intimidad, el profundo acuerdo y el intercambio de corazones entre los hermanos de Jesús puede ser mucho más interno y rico que en el parentesco terrenal! El calor y el acuerdo entre los discípulos y su maestro también se transmiten a las relaciones entre sí. El reino de Dios establece un nuevo orden, una compenetración espiritual (que puede experimentarse con la fe), que sobrepasa mucho los vínculos terrenos, sin que disminuya el valor de la familia, de la estirpe y del pueblo. Con todo, en el nuevo parentesco, en la categoría espiritual de miembros de la Iglesia ya tenemos un gusto anticipado de la última perfección. En cada comunidad se puede experimentar este gusto dichoso, especialmente entre los que incluso en el sentido literal lo han dejado todo y han seguido a Jesús.



King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XII.

1 Christ reprooueth the blindnesse of the Pharisees concerning the breach of the Sabbath, 3 by Scriptures, 9 by reason, 13 and by a miracle. 22 He healeth the man possessed that was blind, and dumbe. 31 Blasphemie against the holy Ghost shall neuer be forgiuen. 36 Account shalbe made of idle words. 38 He rebuketh the vnfaithfull, who seeke after a signe: 49 and sheweth who is his brothe, sister, and mother.
1 At that time, [ Mar_2:23; Luk_6:1; Deu_23:25.] Iesus went on the Sabbath day thorow the corne, & his Disciples were an hungred, and beganne to pluck the eares of corne, and to eate.
2 But when the Pharises saw it, they said vnto him, Behold, thy Disciples doe that which is not lawfull to doe vpon the Sabbath day.
3 But he said vnto them, Haue yee not read [ 1Sa_21:6.] what Dauid did when hee was an hungred, and they that were with him,
4 How he entred into the house of God, and did eate the shew bread, which

[Many are healed.]

was not lawfull for him to eate, neither for them which were with him, [ Exo_29:33 ; Lev_8:31 ; Lev_24:9 .] but, only for the Priests?
5 Or haue yee not read in the [ Num_28:9 .] law, how that on the Sabbath dayes the Priests in the Temple profane the Sabbath, and are blamelesse?
6 But I saye vnto you, that in this place is one greater then the Temple.
7 But if yee had knowen what this meaneth, [ Hos_6:7 ; Mat_9:13 .] I will haue mercy, and not sacrifice, yee would not haue condemned the guiltlesse.
8 For the sonne of man is Lord euen of the Sabbath day.
9 [ Mar_3:1 ; Luk_6:6 .] And when hee was departed thence, he went into their Synagogue.
10 And behold, there was a man which had his hand withered, and they asked him, saying, Is it lawfull to heale on the Sabbath dayes? that they might accuse him.
11 And hee said vnto them, What man shal there be among you, that shall haue one sheepe: and if it fall into a pit on the Sabbath day, will hee not lay hold on it, and lift it out?
12 How much then is a man better then a shepe? Wherfore it is lawfull to doe well on the Sabbath dayes.
13 Then saith he to the man, Stretch forth thine hand: and hee stretched it forth, and it was restored whole, like as the other.
14 Then the Pharises went out, and [ Or, tooke counsell.] held a counsell against him, how they might destroy him.
15 But when Iesus knew it, hee withdrew himselfe from thence: and great multitudes followed him, and he healed them all,
16 And charged them that they should not make him knowen:
17 That it might be fulfilled which was spoken by Esaias the Prophet, saying,
18 [ Isa_42:1 .] Behold, my seruant whom I haue chosen, my beloued in whom my soule is well pleased: I will put my spirit vpon him, and he shall shew iudgement to the Gentiles.
19 He shall not striue, nor cry, neither shall any man heare his voice in the streets.
20 A bruised reed shal he not breake, and smoking flaxe shall he not quench, till he send forth iudgment vnto victory.
21 And in his name shall the Gentiles trust.

[The strong man.]

22 [ Luk_11:14 .] Then was brought vnto him one possessed with a deuill, blinde, and dumbe: and hee healed him, insomuch that the blinde and dumbe both spake and saw.
23 And all the people were amazed, and said, Is this the sonne of Dauid?
24 [ Mat_9:34 .] But when the Pharisees heard it, they said, This fellow doeth not cast out deuils, but by Beelzebub the prince of the deuils.
25 And Iesus knew their thoughts, and said vnto them, Euery kingdome diuided against it selfe, is brought to desolation: and euery citie or house diuided against it selfe, shall not stand.
26 And if Satan cast out Satan, he is diuided against himselfe; how shall then his kingdome stand?
27 And if I by Beelzebub cast out deuils, by whom doe your children cast them out? Therefore they shall be your Iudges.
28 But if I cast out deuils by the Spirit of God, then the kingdome of God is come vnto you.
29 Or else, how can one enter into a strong mans house, & spoile his goods, except hee first binde the strong man, and then he will spoile his house.
30 He that is not with me, is against me: and hee that gathereth not with me, scattereth abroad.
31 Wherefore I say vnto you, [ Mar_3:28 ; Luk_12:10 ; 1Jo_5:16 .] All maner of sinne and blasphemie shall be forgiuen vnto men: but the blasphemie against the holy Ghost, shall not bee forgiuen vnto men.
32 And whosoeuer speaketh a word against the sonne of man, it shall be forgiuen him: but whosoeuer speaketh against the holy Ghost, it shall not be forgiuen him, neither in this world, neither in the world to come.
33 Either make the tree good, and his fruit good: Or else make the tree corrupt, and his fruit corrupt: For the tree is knowen by his fruit.
34 O generation of vipers, how can ye, being euil, speake good things? [ Luk_6:45 .] For out of the abundance of the heart the mouth speaketh.
35 A good man out of the good treasure of the heart, bringeth foorth good things: and an euill man out of the euill treasure, bringeth foorth euill things.
36 But I say vnto you, That euery idle word that men shall speake, they

[Ionas a signe.]

shall giue accompt thereof in the day of Iudgement.
37 For by thy wordes thou shalt bee iustified, and by thy words thou shalt be condemned.
38 [ Mat_16:1 ; Luk_11:29 ; 1Co_1:22 .] Then certaine of the Scribes, and of the Pharisees, answered, saying, Master, we would see a signe from thee.
39 But hee answered, and said to them, An euill and adulterous generation seeketh after a signe, and there shall no signe be giuen to it, but the signe of the Prophet Ionas.
40 [ Iona.1.17.] For as Ionas was three dayes and three nights in the whales belly: so shal the sonne of man be three daies and three nights in the heart of the earth.
41 The men of Nineue shall rise in iudgement with this generation, and shall condemne it, [ Iona. 3.5.] because they repented at the preaching of Ionas, and behold, a greater then Ionas is here.
42 [ 1Ki_10:1 .] The Queene of the South shall rise vp in the iudgement with this generation, and shall condemne it: for she came from the vttermost parts of the earth to heare the wisedome of Solomon, and behold, a greater then Solomon is here.
43 [ Luk_11:24 .] When the vncleane spirit is gone out of a man, hee walketh thorow dry places, seeking rest, and findeth none.
44 Then he saith, I will returne into my house from whence I came out; And when he is come, he findeth it emptie, swept, and garnished.
45 Then goeth he, and taketh with himselfe seuen other spirits more wicked then himselfe, and they enter in and dwell there: [ Heb_6:4 ; Heb_10:26 ; 2Pe_2:20 .] And the last state of that man is worse then the first. Euen so shal it be also vnto this wicked generation.
46 While he yet talked to the people, [ Mark.3.31; Luk_8:20 .] behold, his mother and his brethren stood without, desiring to speake with him.
47 Then one saide vnto him, Behold, thy mother and thy brethren stand without, desiring to speake with thee.
48 But he answered, and said vnto him that told him, Who is my mother? And who are my brethren?
49 And hee stretched forth his hand toward his disciples, and said, Behold, my mother and my brethren.
50 For whosoeuer shall doe the will of my Father which is in heauen, the same is my brother, and sister, and mother.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Se acusa a Jesús de estar en liga con Satanás (ver Mar. 3:22-30; Luc. 11:14-23; 12:10; 6:43-45). Con esto la oposición se vuelve más teológica. Reconociendo en Jesús su poder sobrenatural, la oposición se le atribuye no a Dios sino a Satanás. Primeramente, Jesús responde haciendo ver la inconsecuencia del cargo, y luego remarca lo serio que era, como blasfemia contra el Espíritu. Esto conduce a unos comentarios sobre lo significativo y lo condenatorio que las palabras pueden ser.

El encuentro surgió por un exorcismo similar al de 9:32-34, donde Mateo ya ha registrado la misma acusación de que Jesús se estaba valiendo de poderes demoníacos. El poder evidente de Jesús condujo a los observadores neutrales a la sugerencia de que él era el Hijo de David, el Mesías, obrando por el poder de Dios. Ya que los fariseos habían rechazado esa explicación (12:14), tenían que hallar otra que, de igual manera, pudiera explicar su autoridad sobrehumana, y la hallaron en la supuesta colusión con Satanás.

En la primera contestación Jesús (25, 26) sencillamente señaló lo ridículo de tal idea: ¡Satanás no atacaría a sus propias tropas! Segundo (27), él les recuerda que no era la única persona que estaba exorcizando; ¿estarían todos ellos en liga con Satanás? Tercero, y aun más positivamente (28, 29), él demostró que, al contrario, su ataque contra la maldad espiritual era una marca de la llegada del reino de Dios y la derrota de Satanás, el hombre fuerte. Por lo tanto, no es una señal del poder diabólico, sino de la obra del Espíritu de Dios en acción. Existía, pues, una división radical entre aquellos que reconocían a Dios en acción, y que, por lo tanto, estaban con él (30), y aquellos que al atribuir la obra de Dios a su gran enemigo se comprobaban estar en contra de él. Por medio de esta blasfemia contra el Espíritu se ponían deliberadamente del lado contrario y fuera del alcance del perdón.

Es importante leer los terribles vv. 31 y 32 en su contexto. La aplicación insensible de estas palabras en situaciones que en nada se asemejan a la perversión deliberada de los fariseos ante la verdad ha causado desasosiego a muchas personas vulnerables. Jesús estaba hablando no de un lapso temporario, sino de una decisión resuelta de oposición a la obra de Dios.

Los vv. 32-37 nos dan la voz de alarma, sin embargo, en una serie de cuadros vivos, contra la actitud de no hacer caso a meras palabras. Nuestras palabras revelan cómo somos en verdad, y de esta manera una palabra ociosa puede servir de base para el juicio.

Notas. 24 Beelzebul, el Señor de las moscas, fue originalmente el nombre de un dios cananeo (2 Rey. 1:2). Pero para la época de Jesús había llegado a usarse, con la ortografía Beelzebul, como un nombre para el jefe de los demonios, o sea Satanás. 27 Para saber de otros exorcistas judíos cf. Mar. 9:38; Hech. 19:13. Algunas fuentes judías mencionan a varios. 28 Esta es una de las declaraciones más claras de que en el ministerio de Jesús el reino de Dios no sólo era inminente, sino ya presente y visiblemente activo. 29 Esta es una parábola: para poder saquear a un rufián, primero será necesario dominarlo. Los exorcismos de Jesús, por lo tanto, comprobaban que Jesús ya había dominado a Satanás. 30 Compárese Mar. 9:40, el que no es contra nosotros, por nosotros es; ambas versiones no admiten terreno neutral. 32 Este contraste sorprendente posiblemente refleja el hecho de que aun los propios discípulos de Jesús tomaron tiempo para reconocerlo como el Hijo del Hombre, en su incógnita terrenal.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



2. De acuerdo con la Ley judía, el "sábado" es el día consagrado a Dios, en el que no está permitido realizar ningún trabajo ( Exo_20:8-11; Deu_5:12-15). Los fariseos, exagerando el alcance de este precepto, se escandalizaban de ver a los discípulos de Jesús arrancar unas espigas en sábado para comer los granos.

3-4. Ver 1Sa_21:2-7. "Los panes de la ofrenda" eran doce panes -ofrenda permanente de las doce tribus de Israel- que se colocaban sobre una mesa en el Templo y se renovaban todos los sábados ( Lev_24:5-9).

5. Para los sacerdotes, el sábado era el día de mayor actividad, porque los oficios del culto y los sacrificios eran muy numerosos e importantes.

7. Ose_6:6.

18-21. Isa_42:1-4.

27. Entre los judíos había exorcistas, es decir, personas que trataban de liberar a los poseídos por el demonio, por medio de oraciones e imprecaciones. Ver Hec_19:13.

29. El "hombre fuerte" representa a Satanás. Jesús lo derrota expulsando a los demonios, no por complicidad con él, sino porque es más poderoso.

31-32. "La blasfemia contra el Espíritu" consiste en atribuir al poder de Satanás las señales con que ese Espíritu confirma la obra de Cristo. Sin poner límites a la misericordia de Dios, Jesús declara que el que comete ese pecado se hace a sí mismo incapaz de recibir el perdón. En cambio, puede ser perdonado el que no logra reconocer la condición divina de Jesús oculta en su humildad de "Hijo del hombre".

39. Jesús llama "adúltera" a la gente que no quiso recibirlo, conservando el lenguaje del Antiguo Testamento, donde cada vez que Israel adoraba a otros dioses, se lo comparaba con una esposa infiel ( Jer_2:20-29; Ez. 16; Ose_2:4-15). Ver Stg_4:4.

40. Jon_2:1.

42. "La Reina del Sur" es la Reina de Saba, que desde el sur de Arabia fue a visitar a Salomón, atraída por su sabiduría ( 1Re_10:1-13).

46. "Hermanos": en la lengua hebrea y aramea, se emplea este término para designar también a los primos y parientes.

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



"El que no es conmigo, es contra mí; y el que no allega conmigo, esparce". (v. 30)

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 41,3
Después de haber dado la tercera solución, da aquí la cuarta diciendo: "El que no está conmigo está contra mí".

San Hilario, in Matthaeum, 11
Hace ver el Salvador en este pasaje cuán lejos está El de haber recibido del demonio potestad alguna, y el inmenso peligro que trae el pensar mal de El, puesto que el no estar con El es estar contra El.

San Jerónimo
No se crea que se trata aquí de los herejes y cismáticos, aunque se les puede aplicar todo a ellos -hasta con superabundancia-, sino que por lo que sigue, y por el contexto, se ve que se refiere al diablo, en el sentido de que bajo ningún concepto pueden compararse las obras de Beelzebub con las obras del Señor. Aquél desea tener cautivas las almas de los hombres, y el Señor quiere librarlas; aquél predica la idolatría, y el Señor el conocimiento de Dios; aquél arrastra al hombre al mal, y el Señor lo lleva a la virtud: ¿cómo, pues, pueden conformarse cosas tan opuestas?

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 41,3
El que no allega conmigo, ni está conmigo, ni será mirado como que obra conmigo, ni lanzará los demonios conmigo, sino que desea más bien esparcir todo lo que es mío. Pero decidme: si hubiere que pelear con alguno, el que se negare a favoreceros, ¿no está en eso mismo contra vosotros? Esto mismo lo dijo ya el Señor en otro lugar: "El que no está contra vosotros, está por vosotros" (Luc_9:50). Y este pasaje no está en oposición con lo que se acaba de decir. Porque aquí habla el Señor del diablo su enemigo, y allí de un hombre que estaba en parte con sus discípulos, y de quien ellos dijeron: "Hemos visto a un hombre que lanza en tu nombre los demonios" (Mar_9:37). Parece como que quiso hablar aquí de una manera oculta de los judíos, haciéndolos semejantes al diablo, porque ellos, en efecto, estaban en contra de El, y esparcían a cuantos El reunía. Pero es más propio creer que habló de sí mismo, puesto que El era enemigo del diablo, y El destruyó todas sus obras.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Jesús y Satanás. He aquí una controversia sobre el origen del poder de Jesús, que se completa en los versículos 43-45. Ante el milagro, la gente se pregunta si Jesús será el Mesías. Los fariseos, al no poder negar el hecho evidente, acusan a Jesús de ser representante de la divinidad pagana Belcebú (cfr. 2 Re 1), identificado como príncipe o soberano de los demonios.
Jesús responde utilizando imaginativamente creencias y representaciones populares sobre el reino de los espíritus. Todo ese mundo se derrumbará ante el poder de Jesús, y así se irá manifestando y avanzará el reinado de Dios. Los judíos estaban seguros de que Satanás perdería su poder sobre las personas en el tiempo mesiánico. Esto estaba sucediendo desde la venida de Jesús. La blasfemia contra el Espíritu Santo, en este contexto, consiste en la ceguera voluntaria y obstinada de la persona que se niega a reconocer la acción evidente de Dios y, recurriendo a acusaciones falsas y calumniosas, atribuye al demonio lo que sabe que procede de Dios (cfr. Heb_6:4-6; Heb_10:26-29).
Ante la ceguera voluntaria de los fariseos, Jesús les avisa del grave peligro que corren. El árbol se conoce por sus frutos. Un árbol malo no puede dar frutos buenos. Han atesorado maldad en su corazón y eso les impide abrirse a la propuesta de Dios.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Jesús rechaza la acusación de los fariseos malintencionados (v. 24) señalando que las expulsiones de demonios que realiza son prueba de que ha comenzado el Reino de Dios y de que Satanás va siendo arrojado de sus dominios. Las palabras del v. 30 resumen toda su argumentación: o se está con Él o se está con el demonio. Una exigencia tan absoluta sólo puede mostrar la identidad divina de su persona.

El pecado contra el Espíritu Santo (v. 32) «no consiste en el hecho de ofender con palabras al Espíritu Santo; consiste, por el contrario, en el rechazo de aceptar la salvación que Dios ofrece al hombre por medio del Espíritu Santo, que actúa en virtud del sacrificio de la Cruz (...); la blasfemia contra el Espíritu Santo es el pecado cometido por el hombre, que reivindica un pretendido derecho a perseverar en el mal -en cualquier pecado- y rechaza así la Redención» (Juan Pablo II, Dom. et Viv. 46). En este sentido se dice que es irremisible.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 12.3-4 Is 14.13-15. Lo más hondo del abismo: lit. Hades, nombre griego que se refiere al lugar de los muertos; véase Reino de la muerte en el Índice temático.

[2] 12.5 1 S 21.1-6; cf. Ex 35.13; Lv 24.5-9.

[3] 12.6 Nm 28.9-10.

[4] 12.7 Cf. vv. 41-42.

[5] 12.11 Os 6.6; cf. Mt 9.13.

[6] 12.17-21 Lc 14.5.

[7] 12.22 Is 42.1-4.

[8] 12.24 Mt 9.32-33.

[9] 12.30 Mt 9.34; 10.25. Beelzebú: nombre dado al diablo como jefe de los espíritus malos.

[10] 12.31-32 Mc 9.40; Lc 9.50.

[11] 12.33 Mc 3.28-29; Lc 12.10.

[12] 12.38 Mt 7.20; Lc 6.44; cf. Eclo 27.6.

[13] 12.40 Mt 16.1; Lc 11.16.

[14] 12.41 Jon 1.17.

[15] 12.42 Jon 3.5.

[16] 12.47 1 R 10.1-10; 2 Cr 9.1-12.

Torres Amat (1825)



[7] Os 6, 6.

[17] Is 42, 1.

[27] Vuestros exorcistas o mis discípulos.

[32] Controversia entre los fariseos y Jesús. Con la comparación del reino dividido, Jesús da la clave de su actividad. El hombre fuerte ha sido vencido por el espíritu de Dios y se ha inaugurado el reino.

[45] Denota lo que sucede a los que habiendo salido por la gracia de Dios del estado del pecado, vuelven a caer en él. La falta de fe hace que su estado final sea peor que el inicial.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Mar 9:40; Luc 9:50; Luc 11:23

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Mar 9:40; Luc 9:50.

Reina Valera (Sociedades Bíblicas Unidas, 1960)

El que no es conmigo, contra mí es;j y el que conmigo no recoge, desparrama.

j Mar 9:40.

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



El pensamiento dominante de todo el capítulo 12 es la hostilidad de los judíos. La incomprensión señalada en el capítulo 11 se concentra en los jefes y se convierte en abierta hostilidad.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Mar_9:40

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

desparrama...Mar 9:40.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Mar_9:40

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] * Mc 9:38 * Lc 9:49 *Mc 9:40 *Lc 9:50