Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
29. La Consagración de los Sacerdotes.
E l ritual de la consagración incluía:
a)
la preparación de los sacrificios que se habían de ofrecer (v.1-3);
b)
ablución de los cuerpos, investidura de los sacerdotes y unción de Aarón (v.4-9);
c)
ofrenda de los sacrificios (v. 10-35);
d)
consagración del altar de los holocaustos (v.36-37).
Por la circuncisión entraba el israelita a formar parte del pueblo de Abraham, el pueblo de las promesas, el pueblo elegido, el pueblo primogénito entre todos los pueblos de la tierra, el que formaba el sacerdocio real, la nación santa.1
Pero este sacerdocio debía ser ejercido en nombre del pueblo, y para descargo de éste, por la familia de Aarón. Tal oficio santo
requería una especial consagración, mediante la cual el sacerdote adquiría una santidad y una capacidad convenientes para ejercer las funciones sagradas de manera que resultasen gratas a Dios. En este lugar Yahvé determina a Moisés la consagración de los sacerdotes y concreta el ceremonial, cuyo cumplimiento queda para más adelante2. He aquí el esquema general de la ceremonia: después de haber preparado las víctimas y ofrendas necesarias para la consagración, el consagrante empieza por lavar con agua limpia a los consagrados. Con esto se les quitan las impurezas legales. Luego viste a cada uno sus propios ornamentos y derrama sobre la cabeza el óleo de la unción.
Esto los hace ungidos del Señor. Hecho esto, se ofrece un novillo por el pecado, para expiar los pecados de los consagrados. Luego, un carnero en holocausto y otro en sacrificio pacífico, con las ofrendas correspondientes. De éste comerán los consagrados en el santuario durante aquel día, consumiendo por el fuego lo que sobrare, pues no puede quedar nada para el día siguiente. Durante siete días se repetirán los mismos ritos en el santuario, del que no saldrán los consagrados. Así quedan los sacerdotes consagrados y adscritos al servicio del santuario de Yahvé.
Preparación de las Ofrendas (1-3).
1
He aquí lo que has de hacer para consagrar los sacerdotes a mi servicio: tomarás de entre el ganado un novillo y dos carneros, todos sin tacha; 2
panes ácimos, tortas ácimas amasadas en aceite y frisuelos ácimos untados con aceite, todo hecho de flor de harina de trigo; 3
y lo pondrás en un cestillo, y lo presentarás así al tiempo de la presentación del novillo y de los dos carneros.
Las ofrendas a base de harina amasada con aceite deben acompañar al sacrificio de un novillo y dos carneros. La
ofrenda o
minjah se contrapone siempre en la legislación mosaica al sacrificio cruento3. Todos los sacrificios debían ir acompañados de estas ofrendas. El pan fermentado es excluido por considerarlo contaminado, en estado de corrupción o de descomposición.
Ablución, Investidura y Unción de Aarón (4-9).
4
Haz a Aarón y a sus hijos avanzar a la entrada del tabernáculo de la reunión y lávalos con agua. 5
Después, tomando las vestiduras, viste a Aarón la túnica, la sobretúnica, el efod y el pectoral y cíñele el efod con el cinturón. 6
Pon sobre su cabeza la tiara, y en la tiara la lámina de la santidad. 7
Toma el óleo de unciones, derrámalo sobre la cabeza y úngele. 8
Haz que se acerquen sus hijos, y les revistes las túnicas, 9
los ciñes con los cinturones y les pones las tiaras. A ellos corresponderá el sacerdocio por ley perpetua. Tú instituirás a Aarón y a sus hijos.
Lo primero que deben hacer es lavarse, pues esta pureza ritual debe simbolizar la pureza moral del alma consagrada al servicio directo de Yahvé4. Después a Aarón se le viste de todos sus ornamentos con la tiara y la
lámina de la santidad (v.6), símbolo de su dignidad sacerdotal suprema5.
Después viene la unción, por la que quedaba consagrado a Yahvé de modo particular. La consagración a la divinidad por la
unción o derramamiento de aceite era usual en Asiria y aun en Egipto. No se sabe exactamente el sentido primario del óleo derramado en relación con la consagración a la divinidad. Jacob
ungió con óleo la piedra de Betel donde había reposado mientras se le apareció Yahvé en sueños6. Y todo ello como
recuerdo de la teofanía. Los reyes eran ungidos por los profetas o por el sumo sacerdote7. Según otros textos considerados como tardíos, también se ungía a los sacerdotes en general8.
Las palabras del v.6
Aarón y sus hijos faltan en los LXX y son consideradas por algunos como adición posterior.
El Sacrificio por el Pecado (10-14).
10
Trae luego el novillo ante el tabernáculo de la reunión, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza del novillo. 11
Degüella el novillo ante Yahvé, a la entrada del tabernáculo de la reunión; 12
toma la sangre del novillo, y con tu dedo unta de ella los cuernos del altar y la derramas al pie del altar, 13
Toma todo el sebo que cubre las entrañas, la redecilla del hígado y los dos ríñones con el sebo que los envuelve, y lo quemas todo en el altar. 14
La carne del novillo, la piel y los excrementos los quemarás fuera del campamento. Este es el sacrificio por el pecado.
Aarón y sus hijos deben estar libres de pecado antes de entrar en funciones. Para ello deben imponer las manos sobre la víctima o novillo ante el
tabernáculo de la reunión o santuario. El gesto significa que los pecados de Aarón y de sus hijos se transmiten a la víctima, la cual es inmolada en sustitución de ellos. Las partes grasas deben ser quemadas después de haber ungido con su sangre el altar de los holocaustos y derramado el resto junto al altar. El resto de la víctima debe ser quemado fuera del campamento (v.14), de forma que no sea utilizado por los israelitas, ya que es cosa sagrada9.
El Holocausto (15-18).
15
Tomarás luego uno de los carneros, y Aarón y sus hijos pondrán sus manos sobre la cabeza de aquél. 16
Degüella el carnero y riega con su sangre el altar todo en derredor. 17
Descuartiza el carnero, y, lavando las entrañas y las patas, las pones sobre los otros trozos y la cabeza, 18
y lo quemarás todo sobre el altar. Es el holocausto a Yahvé de suave olor, el sacrificio a Yahvé por el fuego.
Era el sacrificio por excelencia, pues se quemaba toda la víctima; por ello era el más grato a Dios:
de suave olor (v.18). La expresión es antropomórfica y encarece bien la excelencia de este sacrificio. La sangre se derramaba sobre el altar. Era el vehículo de la vida, y pertenecía por ello a Dios. Nadie podía tomarla. Para facilitar la cremación de la víctima, ésta era antes totalmente desangrada y después descuartizada y quemada totalmente.
El Sacrificio de Inauguración (19-26).
19
Toma luego el otro carnero, y Aarón y sus hijos le pondrán sus manos sobre la cabeza. 20
Degüella el carnero y, tomando su sangre, unta de él el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y el lóbulo de la oreja derecha de sus hijos, el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho, y regarás de sangre el altar todo en derredor. 21
Toma de la sangre que habrá sobre el altar, y el óleo de la unción, y asperge y unge a Aarón y sus vestiduras, y así será consagrado él y sus vestiduras, sus hijos y sus vestiduras. 22
Toma el sebo del carnero, la cola, el sebo que cubre las entrañas, la redecilla del hígado, los dos ríñones con el sebo que los envuelve y la pata derecha, pues este carnero es carnero de inauguración. 23
También el cestillo de ácimos puesto ante Yahvé; toma un pan, una torta y un frisuelo, 24
y pon todo esto en las palmas de las manos de Aarón y de sus hijos, y haz que las agiten como ofrenda agitada ante Yahvé. 25
Luego los tomarás de sus manos y los quemarás en el altar, encima del holocausto, en suave olor ante Yahvé, para ofrecérselo. 26
Tomarás el medio pecho del carnero de inauguración, que sería de Aarón, y lo agitarás como ofrenda agitada ante Yahvé; ésta será su parte.
Este sacrificio es similar en muchas cosas al sacrificio
pacífico10, aunque aquí tiene un sentido peculiar. Así, se unge con la sangre de la víctima la oreja, el pulgar de la mano derecha y del pie derecho, para significar la docilidad y presteza con que los sacerdotes debían dedicarse al culto de Yahvé11. Algunos autores sugieren que primitivamente este rito se relacionaba con la idea de preservar al sacerdote de la influencia de espíritus malignos12. Se mencionan los miembros
derechos del cuerpo (oreja, mano, pie), porque se consideraban, por su utilidad, como la representación de todo el cuerpo.
El v.21, en el que se habla de la aspersión con la sangre sobre Aarón y sus hijos, es considerado por algunos autores como adición posterior. El texto de los LXX varía en la distribución de los versículos13.
Las partes grasas de la víctima eran quemadas en el altar como porción selecta de las mismas. Además se añadía la oblación de pan y de aceite. Antes de quemar las partes grasas, Aarón y sus hijos deben tomarlas en sus manos y
agitarlas o balancearlas ante Yahvé (v.24). Es el rito llamado de la
tenufah (
nuf: agitarse, moverse de un lado a otro), que se practicaba en los
sacrificios pacíficos y de
consagración. El sacerdote, con las ofrendas en la mano, avanzaba hacia el altar y retrocedía, para significar que ofrecía sus dones y que, a su vez, los recibía del Señor14. Moisés debe recibir de Aarón el
pecho del carnero, haciendo el balanceo ritual ante Yahvé, quedándose después con él (v.26).
La Ofrenda de Elevación (27-28).
21
Santificarás el otro medio de agitación y el brazuelo de elevación que han sido agitados y elevados del carnero de inauguración, lo que cede en favor de Aarón y de sus hijos, y ésa será la parte de Aarón y de sus hijos. 28
Esa será la parte de Aarón y de sus hijos por ley perpetua, que guardarán los hijos de Israel, pues es ofrenda de elevación, y, en los sacrificios eucarísticos de los hijos de Israel, la ofrenda de elevación es de Yahvé.
En estos v.27-28, considerados por algunos autores como fuera de lugar, se refiere a lo que pertenece a los sacerdotes en los sacrificios
pacíficos15, y parecen interrumpir el ceremonial de la
consagración. Antes se hablaba del balanceo o
agitación del pecho en las manos de Aarón y de sus hijos; ahora se habla, además, de la
elevación del pernil. Es el rito de la
terumah (elevación), consistente en levantar y abajar reiteradamente la ofrenda ante el altar con el mismo sentido simbólico de entrega de la víctima a Yahvé,
lo que trae como consecuencia las bendiciones de Yahvé al oferente.
Las Vestiduras Sagradas (29-30).
29
Las vestiduras sagradas que usará Aarón serán después de él las de sus hijos; con ellas serán ungidos y con ellas se les llenarán las manos. 30
Siete días las llevará el que de sus hijos sea sacerdote en lugar suyo y entre en el tabernáculo de la reunión para ministrar en el santuario.
También estos dos versículos parecen interrumpir el ritual de la consagración. Los sucesores de Aarón, como sumos sacerdotes, deben recibir las vestiduras de él.
Banquete de los consagrados (31-37).
31
Tomarás la carne del carnero de inauguración y la harás cocer en lugar santo. 32
Aarón y sus hijos comerán a la entrada del tabernáculo de la reunión la carne del carnero y los ácimos del cestillo. 33
Comerán lo que ha servido para su expiación, para llenarles las manos y consagrarles. No comerá de ello ningún extraño, porque son cosas santas. 34
Si algo queda de las carnes de la consagración o de los panes para el día siguiente, lo quemarán y no se comerá, porque es cosa santa. 35
Cumplirás, respecto de Aarón y de sus hijos, todo cuanto te he mandado. 36
Durante siete días los consagrarás, y cada día ofrecerás el novillo en sacrificio por el pecado sobre el altar, para expiación, y le ungirás y le santificarás. 37
Durante siete días expiarás el altar y lo santificarás, y el altar será santísimo, y cuanto a él toque será santo.
El v.31 parece lógica continuación del v.26. En los sacrificios
pacíficos, los oferentes debían tener un banquete sagrado, consumiendo parte de la víctima. Aquí Aarón y sus hijos consagrados deberán consumir la parte del
carnero de inauguración (v.31), y con él los panes ácimos que se juntaban en dicho ritual16.
En el v.33 se habla de comer
lo que ha servido para la expiación, que es el novillo, ofrecido en sacrificio por el
pecado (v.14); pero en este v.33 parece que la
expiación es atribuida también al
carnero de inauguración, lo que es raro. Así, se supone que este v.33 ha sido retocado, no muy acertadamente, por un escriba posterior.
Tampoco los v.30-37, relativos a la
consagración y a la
expiación del altar, forman parte del ceremonial de
consagración de los sacerdotes. De hecho, en el c.8 del Levítico, donde se da cumplimiento a estas ordenaciones del c.29 del éxodo, no se habla de la consagración y expiación del altar durante siete días.
El altar debía ser purificado, pues era obra de hombres, y para dedicarlo al culto de Dios era preciso someterlo a un rito de purificación y consagración17. Después de este rito de consagración del altar, éste se convierte en cosa de Dios e intocable, de tal forma que, si alguna persona lo toca aunque sea por accidente, debe morir18, y las cosas que lo toquen pertenecerán al santuario. Estas consecuencias resultan de la creencia que el contacto con lo que es santo, sagrado, es contagioso.19 Si la impureza se transmite por contagio, sea por la experiencia natural en ciertas enfermedades, sea por la creencia en los espíritus, cuya esfera de acción se extiende hasta allí..., el contagio en lo sagrado debe seguir el mismo camino, porque, como consecuencia del contacto, lo divino extiende de algún modo su dominio, y así, el objeto consagrado a Dios no puede ser considerado como profano y de libre uso. En una religión muy espiritual no se cree en el contagio propiamente dicho,
pero se toman medidas que fluyen de la idea misma de santidad para mantener los límites entre lo sagrado y lo profano, y, en definitiva, para inspirar respeto de lo sagrado.20
El Holocausto Perpetuo (38-46).
38
He aquí lo que sobre el altar ofrecerás: dos corderos primales cada día perpetuamente, 39
uno por la mañana, el otro entre dos luces; 40
con el primero ofrecerás un décimo de flor de harina amasado con un cuarto de hin de aceite de oliva machacada y una libación de un cuarto de hin de vino. 41
El segundo cordero lo ofrecerás entre dos luces, con una ofrenda y una libación iguales a las de la mañana, en olor de suavidad; 42
es sacrificio por el fuego a Yahvé, holocausto perpetuo en vuestras generaciones, a la entrada del tabernáculo de la reunión, ante Yahvé, allí donde me haré presente para hablarte. 43
Allí me haré yo presente a los hijos de Israel y será consagrado por mi gloria. 44
Yo consagraré el tabernáculo de la reunión y el altar, y consagraré a Aarón y a sus hijos para que sean sacerdotes a mi servicio. 45
Habitaré en medio de los hijos de Israel y seré su Dios. 46
Conocerán que yo, Yahvé, soy su Dios, que los he sacado de la tierra de Egipto para habitar entre ellos; yo, Yahvé, su Dios.
El
holocausto perpetuo era el tributo que dos veces al día debía ofrecer Israel en el altar a su Dios. No se omitía ni en los días más solemnes, en que se ofrecían al Señor otros sacrificios21. El mismo precepto se repite detalladamente en
Num_28:3-8. En los libros de los Reyes y de los Paralipómenos se hace mención con frecuencia de estos sacrificios22. Después del cautiverio este sacrificio se reanudó, creyendo que la salud de Israel estaba ligada a la ofrenda del doble sacrificio perpetuo23. En el libro de Daniel se habla con emoción de la supresión del sacrificio perpetuo como la mayor calamidad para su pueblo24. Por eso el primer cuidado de Judas Macabeo al reanudar el culto en el santuario profanado fue restaurar este sacrificio perpetuo25. Esto prueba la importancia que se dio en la historia de Israel a este sacrificio.
El sacrificio se ofrecía por la mañana y por la tarde, y, como indica el nombre de
holocausto (üëïí êáßù), se quemaba toda la víctima
en honor de Yahvé. Era el sacrificio más perfecto, porque suponía la entrega total y desinteresada de la víctima a Dios. Al holocausto seguía la ofrenda u
oblación de productos que servían para el alimento del hombre, como la harina, el aceite, el vino. Las cantidades reglamentarias eran: un décimo de
efah (.) de harina y
un cuarto de hin (.) de aceite y de vino (v.40). Debía ofrecerse
entre dos luces, al atardecer, el vespertino (v.39), mientras que el matutino al clarear el alba.
El capítulo se termina recordando que Yahvé se manifestará en el
tabernáculo de la reunión (v.42), o santuario, punto de concentración religiosa de los israelitas. En
Exo_25:8 se dice: Me harán un santuario, y yo habitaré en medio de ellos. Se hará presente de un modo sensible, bien en forma de nube o de fuego; pero, sobre todo, manifestando su protección, para que reconozcan que Yahvé es el que los ha sacado victoriosamente de Egipto (v.46).
1
Exo_19:5 2 Cf. Lev c.8. 3 Cf.
Lev_2:4;
Lev_7:11; DBS II p.36-38; 67-68. 4 Cf.
Gen_35:2;
Exo_19:10;
Exo_19:14;
Exo_30:17-21;
Exo_40:30-32. 5 El
baru, o adivino asirio, debía ser ungido con aceite; cf. F. Martin,
Textes assyriens et babyloniens p.297. 6
Gen_28:16-18. 7 Cf.
1Sa_10:1;
1Sa_10:6;
1Sa_16:13;
Isa_61:1. 8 Cf.
Exo_28:41;
Exo_30:30;
Exo_40:15;
Lev_7:36. 9 Cf. sobre el sacrificio por el pecado Lev 4 y el comentario. 10 Cf. Lev 3 y coment. 11 Cf.
Lev_8:22-31; Filón,
Vita Mosis II 150. 12 P. Heinisch, o.c., p.220. 13 Así A. Clamer, o.c., p.244. 14 Cf.
Lev_7:30. 15 Cf.
Lev_7:30;
Lev_7:32. 16 Cf.
Lev_3:1-17;
Lev_7:11;
Lev_8:31-32. 17 Cf.
Eze_43:18-27;
2Sa_6:6-10;
Num_4:15-20. 18 Cf.
Num_4:15;
2Sa_6:6-7. 19 A. Clamer, o.c., p.246. 20 M. J. Lagrange,
études sur les religions sémitiques p. 152-153. 21 Cf.
Num_28:10;
Num_28:15;
Num_28:31;
Num_29:6. 22 Cf.
1Re_18:29;
2Re_2:20;
2Re_16:15;
1Cr_16:40;
2Cr_2:4;
2Cr_31:3. 23 Cf.
Esd_3:3. 24
Dan_8:11;
Dan_9:27;
Dan_11:31. 25
1Ma_1:47.