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Ten por norma las palabras sanas que oíste de mí en la fe y en la caridad de Cristo Jesús. (II Timoteo  1, 13) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 1

Introducción

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA

La segunda carta a Timoteo, juntamente con la primera y con la carta a Tito, forman el grupo de las llamadas «cartas pastorales». Las tres son muy semejantes entre sí por el contenido y por la forma. Las tres van dirigidas a personas particulares, pero al mismo tiempo son cartas de oficio, destinadas a las comunidades regidas por Timoteo y Tito, que son respectivamente sus pastores. Las tres tratan de los deberes del oficio pastoral y contienen análogas prescripciones e instrucciones. Las tres presuponen la misma situación histórica y forman una unidad en cuanto al estilo, el vocabulario y el tono en que están escritas.

Estas cartas pastorales proceden de la última etapa de la vida del apóstol Pablo 1 Después de su primera prisión romana del año 63 hizo probablemente el Apóstol de las gentes una tentativa de misión en España 2, acerca de la cual no se nos han conservado noticias directas. Luego se dirige de nuevo a Asia Menor y a Grecia, visita a éfeso (1Ti_1:3) y a Creta (Tit_1:5), pasa por Tróade (2Ti_4:13), Corinto y Mileto (2Ti_4:20) hasta que por fin vuelve a ser detenido y encarcelado en Roma (2Ti_1:8.16s; 2Ti_2:9), donde tiene que arrastrar cadenas como un criminal. Desde Roma escribe nuestra carta a Timoteo, que verosímilmente continúa en éfeso ocupando el lugar del Apóstol (2Ti_1:15-18; 2Ti_4:19).

Timoteo, hijo de padre pagano y de una piadosa madre judeocristiana llamada Eunice (Act_16:1; 2Ti_1:5), originaria de Listra en Licaonia, fue convertido por Pablo probablemente en su primer viaje de misión (Act_14:6; 1Ti_1:2), y en el segundo viaje, siendo todavía joven (1Ti_4:12), fue ganado como auxiliar en la labor misionera de Pablo (Act_16:1-3). Desde entonces fue un compañero casi inseparable del Apóstol. En el segundo viaje misional fue enviado por el Apóstol de las gentes con una importante misión de Atenas a Tesalónica (1Th_3:2-6). En el tercer viaje lo envió con un difícil encargo de éfeso a Macedonia y a Corinto (1Co_4:17; 1Co_16:10 s; Act_19:22). Permaneció al lado de Pablo a su regreso de Corinto a Jerusalén (Act_20:4) y durante su primera prisión romana los años 61-63 (Phi_1:1; Phi_2:19; Col_1:1; Phm_1:1). En seis cartas es nombrado como remitente y colaborador del Apóstol (1Tes y 2Tes; 2Cor; Col; Flm; Flp). En la primera carta a Timoteo, que escribió Pablo hacia el año 65 una vez que se detuvo en Macedonia después de su partida de éfeso, mostraba a su representante los quehaceres que debía desempeñar en éfeso: lucha contra los falsos doctores en la comunidad, cuidado de la organización y de la vida de la comunidad.

Después de su prisión escribe Pablo desde Roma una segunda carta a su discípulo Timoteo. Con el apremio de un último mensaje le conjura y le exhorta a desempeñar debidamente su cargo y a confesar fielmente su fe, le da instrucciones sobre su comportamiento con los falsos maestros y le informa de su situación personal.

1. Pablo está encarcelado en Roma (Col_1:8.16s; Col_2:9), lo cual lo condena a la inactividad impidiéndole trabajar en la propagación de la buena nueva. Sabe que sus comunidades están amenazadas por falsas doctrinas, como también sabe que es inminente su muerte. Así, con la mayor gravedad y con todo el apremio de un último mensaje, se dirige en esta carta personalmente a Timoteo, su hijo querido (Col_1:2), y le insiste en que reavive ese don de Dios que hay en él por la imposición de sus propias manos (Col_1:6). En todos sus trabajos y en la proclamación de la buena nueva debe evitar mostrarse perezoso. Porque, en efecto, Dios no le ha dado el espíritu de timidez, sino de fortaleza, de amor y de dominio propio (Col_1:7). Por eso no debe avergonzarse de dar testimonio de nuestro Señor Jesucristo, ni avergonzarse tampoco del Apóstol, aunque ahora se halle en prisión y deba arrastrar cadenas como un criminal (1,8.16s; 2,9). Debe confesar con intrepidez su fe y salir por la buena nueva apoyado en la fuerza de Dios (1,8). Debe ser fuerte en la fe que procede de Cristo Jesús (2,1). Debe conservar la serenidad (4,5) ante las fantasías y caprichos de los maestros de falsas doctrinas. Debe desempeñar la tarea de evangelista proclamando por todas partes la buena nueva (4,5) y llevar a cabo su servicio en todas partes y en todo tiempo (4,5).

Timoteo, como cristiano, pero sobre todo como dignatario en la comunidad y lugarteniente del Apóstol, es un buen soldado de Jesucristo. Por ello debe estar dispuesto a sufrir con Jesucristo (2,3), debe tener participación en los sufrimientos del Apóstol y sufrir juntamente con éste por la buena nueva, soportar persecuciones y escarnios, apoyado en la fuerza de Dios (1,8). Como soldado del jefe celestial tiene el deber de entregarse incondicionalmente por éste y por su buena nueva (2,4). Nunca debe descuidar este deber, distraído por los negocios de la vida cotidiana, pues de lo contrario desagradará al que lo reclutó (2,4). Como un atleta debe luchar reglamentariamente, si no quiere perder la corona de la victoria (2,5). Como un labrador debe bregar con el sudor de su frente si ha de ser el primero en participar de los frutos (2,6). Por ello ha de huir de las ambiciones juveniles (2,22), aspirando en cambio a la justicia, a la fidelidad y al amor (2,22). No debe disputar, sino ser amable con todos (2,24). Al mismo tiempo no debe extrañarse si tiene que sufrir persecuciones, pues tal es la suerte de todo cristiano que quiere vivir religiosamente en Cristo Jesús (3,12). Muy en particular le advierte que tenga cuidado con Alejandro, el herrero, que también a él se le opuso fuertemente en su predicación y le perjudicó no poco (4,14).

El Apóstol mismo debe ser para él modelo en la predicación de la buena nueva y de la sana doctrina. Con la fe y el amor en Cristo Jesús debe guardar firmemente lo que ha oído de él (1,13). Ha tomado, en efecto, por modelo la enseñanza, la conducta, la forma de vida del Apóstol, como también su disposición a sufrir (3,10s). Con la ayuda del Espíritu Santo que habita en él, debe conservar fielmente lo que se le ha confiado como un depósito, la buena nueva, la palabra de la revelación (1,14). Al obrar así debe tener presente a Jesucristo, descendiente de David, al que Dios resucitó de entre los muertos después de su muerte en la cruz (2,8). Como trabajador que da buena cuenta de sí delante de Dios debe presentar cada vez con más claridad la palabra de la verdad (2,15). Todavía le incumbe una tarea muy especial: debe depositar en hombres de confianza lo que ha escuchado de él, hombres que a su vez estén capacitados para enseñar a otros (2,2), con lo cual se garantice, en el futuro, la transmisión íntegra de la palabra de Dios. Timoteo debe conservar la fe inquebrantablemente, ya que conoce a sus maestros en la fe y desde la infancia está familiarizado con las Escrituras del Antiguo Testamento (3,14). De esta manera estará a la altura de las exigencias de su vocación y bien pertrechado para toda obra buena (3,17). Solemnemente conjura el apóstol a su discípulo ante Dios y Jesucristo, juez en los últimos tiempos, y le recuerda apremiantemente su deber de proclamar la palabra de Dios, sin cuidarse de si ello parece oportuno o inoportuno a las gentes (4,1s). La razón de esta solemne y gravísima recomendación es que han de aparecer falsos maestros, peligrosos para la comunidad (4,3).

2. La amenaza de falsos maestros que pesa sobre la comunidad da pie a Pablo para transmitir a su representante instrucciones sobre cómo se ha de comportar con ellos. Estos falsos maestros están ya en acción, su falsa doctrina se va extendiendo cada vez más y cunde como una gangrena (2,17); tales seductores progresan en la impiedad (2,16). Pablo menciona nominalmente a dos de éstos, Himeneo y Fileto, probables cabecillas de los falsos maestros (2,17). De Himeneo había hablado ya en su primera carta a Timoteo, informándole de que lo había excluido de la comunidad eclesial (1Ti_1:20). Estos dos hombres se han apartado de la verdad de la revelación porque propagan la idea de que la resurrección ha tenido ya lugar (1Ti_2:18). Con sus manejos se han convertido en una amenaza para la fe. Producen en algunos la ruina (1Ti_2:18). Son malas personas, incluso embaucadores, que irán de mal en peor, siendo como son seductores y seducidos (1Ti_3:13), que han caído en las redes del diablo para cumplir la voluntad de él (1Ti_2:26). La razón de su falsa doctrina está en que se han apartado de la verdad entregándose a fábulas y mitos (1Ti_4:4). Incluso se oponen a la verdad. Como en otro tiempo Janes y Jambres, grandes adversarios de Moisés, se opusieron a éste, también éstos se oponen a la verdad, porque son hombres de inteligencia pervertida, reprobados en materia de fe (1Ti_3:8). Por esto se les hace insoportable la palabra de la revelación, la sana doctrina. Se deshacen de ella como de una carga molesta y, llevados de su propio capricho, se buscan maestros rechazando los maestros instituidos por la Iglesia, porque sólo desean lo que les halaga el oído (1Ti_4:3). Buscan constantemente nuevos adeptos en la comunidad, para lo cual se introducen en las casas (1Ti_3:6). Así cautivan a mujerzuelas de mala fama, cargadas de pecados (1Ti_3:6), que se dejan llevar de sus pasiones y apetitos sensuales (1Ti_3:6). Tales gentes pretenden ir constantemente en busca de la verdad y están siempre aprendiendo, pero nunca llegan a la verdadera fe, al conocimiento de la verdad (1Ti_3:7).

Pese a todas las amenazas de la comunidad por los falsos maestros no debe nunca Timoteo caerse de brazos ni perder los ánimos. En efecto, los maestros del error no han de avanzar ya más, porque su insensatez se hará patente a todos (1Ti_3:9). A esto se añade que la Iglesia, el sólido cimiento de Dios, se mantiene firme e inquebrantable (1Ti_2:19). Por mucho que los falsos maestros combatan la verdad del Evangelio, el edificio de la Iglesia se mantendrá firme, porque los cristianos están protegidos por la mano de Dios y por el amor de Dios, que los conoce, ama y sostiene. La aparición y los manejos de los maestros del error no debe tampoco sorprender a Timoteo ni extraviar a los cristianos en su fe. Como en una casa grande hay toda clase de vajilla y utensilios hechos de diferentes materiales y destinados a diferentes usos, así también en la comunidad, en la casa de Dios hay cristianos llamados a los más variados servicios (1Ti_2:20). Por desgracia, también en la comunidad hay cristianos que van por caminos extraviados, que son desdoro de la comunidad, que son accesibles a las falsas doctrinas de los maestros del error. Sin embargo, todavía no están perdidos. En efecto, pueden purificarse aún de estas faltas y volver a ser miembros útiles de la comunidad (1Ti_2:21).

Ahora bien, ¿cómo se ha de comportar Timoteo con estos falsos maestros? No cabe meterse en discusiones con ellos ni disputar con vanas palabras (1Ti_2:14). Tal modo de proceder no sirve para nada, sino para echar a perder a los oyentes (1Ti_2:14). Debe más bien presentar rectamente la revelación divina del Evangelio, la palabra de la verdad (1Ti_2:15). Debe además esquivar la vana y perniciosa palabrería de los falsos maestros, rechazar sencillamente sus necias e insensatas cavilaciones, sabiendo que las disputas no sirven para nada, sino para causar todavía mayores dificultades (1Ti_2:23). A él, «siervo del Señor», no le está bien esa manera de disputar (2,24). Debe más bien irradiar algo de la bondad y amor de su Señor. Por ello debe mostrarse afable con todos (2,24), tratarlos sosegadamente y con inagotable paciencia, proclamar con tacto la doctrina del Evangelio y corregir con suavidad a los recalcitrantes (2,25). Si de esta manera muestra Timoteo en su acción un amor verdadero, tolerante y sacrificado, entonces será posible que Dios haga que los extraviados recuperen el buen sentido, vuelvan al conocimiento de la verdad y a la verdadera fe (2,25). Timoteo no debe tener especial contacto con los maestros del error, sino más bien apartarse de ellos (3,5). En efecto, en ellos se abre ya camino esa corrupción de las costumbres que está predicha para los «últimos días», esa perversión y maldad que el Apóstol muestra en un cuadro escalofriante (3,1-4).

3. En esta carta, más que en la primera a Timoteo y en la carta a Tito, informa Pablo al destinatario sobre su situación personal y sobre sus condiciones de vida al tiempo de la redacci6n de la carta. El escrito viene de la prisión de Roma (1,8.16s; 2,9), donde el Apóstol sufre como un criminal (2,9). La razón de su encarcelamiento es la predicación de la buena nueva de Jesucristo, descendiente de David, que fue resucitado por Dios después de su muerte en la cruz (2,9). Pablo ha sido encarcelado por el Evangelio. Por eso no se avergüenza de sus cadenas (1,12), teniendo como tiene buena conciencia (1,3). Todos los sufrimientos que lleva consigo su prisión, los soporta no de mala gana, sino con paciencia y buenas disposiciones por los «escogidos», a fin de que estos alcancen la salvación y la gloria eterna (2,10).

Si bien el Apóstol, debido a su prisión, está condenado a inactividad, sabe, sin embargo, que no por ello está encadenada la «palabra», la buena nueva del Evangelio (2,9). En la misma prisión sigue él siendo un heraldo, un apóstol y un maestro (1,11). Está profundamente convencido de que, a pesar de su prisión, tiene Dios poder de guardar la buena nueva (1,12) y de cuidar de que no se pierda el Evangelio. Incluso en su prisión está tan hondamente penetrado de su vocación apostólica, que concibe la primera vista de su causa ante el tribunal como una predicación del Evangelio. Más aún: está persuadido de que de esta manera cumple el encargo de Dios que le constituyó en Apóstol de los gentiles (4,17). La solicitud por su comunidad le ocupa también en la prisión. Por ello envía su colaborador Tíquico a éfeso (4,12) y quiere que esté en Roma Marcos, que le puede ser muy útil para su «ministerio» (4,11).

Salta a la vista en forma conmovedora la íntima unión del Apóstol con su discípulo Timoteo. De él hace memoria incesantemente noche y día en sus oraciones (1,3) y se acuerda de la dolorosa despedida (1,4). Es que conoce la sincera fe de su discípulo (1,5), de su madre Eunice y de su abuela Loide (1,5). Así se explica que en la soledad de su calabozo, que sólo comparte con él Lucas, su fiel colaborador (4,11), ansíe de todo corazón ver a Timoteo (1,4). Esto le proporcionaría gran alegría (1,4). Así ruega tres veces a su discípulo que no deje de ir a Roma (4,9.13.21) y hasta que vaya de prisa, pues de lo contrario el invierno, en que queda interrumpida la navegación, y su inminente sentencia de muerte, impedirán que vuelvan a verse. Da a su fiel discípulo noticias sobre otros colaboradores: Demas le abandonó por amor de este mundo y se fue a Tesalónica; Crescente fue a Galacia, Tito a Dalmacia (4,10). Le habla de sus etapas en el último viaje antes de la prisión; de Tróade, donde se dejó la capa en casa de Carpo (4,13); de Corinto, donde se quedó Erasto, y de Mileto, donde dejó enfermo a Trófimo (4,20). Le da su último encargo: que se lleve a Roma a Marcos, que le puede ser muy útil para su ministerio (4,11). Le expresa sus últimos deseos: que le lleve la capa, que se dejó en casa de Carpo, y sus libros, y en particular sus pergaminos (4,13).

En la prisión experimentó Pablo gran gozo y también profundo dolor: gozo, porque después de su llegada a Roma le buscó Onesíforo con diligencia y le halló, no se avergonzó del Apóstol encarcelado y le consoló visitándole con cierta frecuencia (1,1618). Profundo dolor, porque todos los cristianos de Asia se retrajeron de Pablo y le dejaron abandonado en la prisión, incluso Figelo y Hermógenes, cosa que no hubiera esperado de ellos, que al fin y al cabo eran sus colaboradores. Gran dolor le proporcionó Alejandro, el herrero, que le había perjudicado y se había opuesto violentamente a sus palabras (4,4). Pero la más amarga desilusión y el más profundo dolor lo experimentó en la primera vista de su causa. El gran dolor del Apóstol se expresa en forma conmovedora en estas breves palabras: «Todos me abandonaron», sin salir ninguno en su defensa. Sin embargo, aunque los hombres fallaron, Dios no le abandonó, sino que le fortaleció y le libró de las «fauces del león» (4,17). Así aparece el Apóstol como un gran hombre, que no se deja doblegar ni aplanar por la hostilidad de sus contradictores ni por la cobardía e infidelidad de los cristianos.

Cuando está Pablo escribiendo esta carta a Timoteo sabe que su muerte es inminente. Aunque el primer proceso tuvo un desenlace feliz (4,16s), sin embargo no espera Pablo su absolución, sino la sentencia de muerte. Está armado y preparado para la muerte, que es inminente. La acepta con plena consciencia y sin dejarse abatir, como entrega al sacrificio y como marcha hacia Dios (4,6). Con plena calma y sosiego puede mirar a una vida pasada, henchida de dolores y de persecuciones, pero de las que siempre le salvó el Señor (3,11). En su vida plena y colmada combatió el buen combate y conservó la fidelidad a Dios (4,7). Así, penetrado de profunda fe y de una esperanza inquebrantable, puede aguardar la corona del vencedor (4,8) y la admisión en el reino celestial (4,18). Sin dejarse doblegar por hostilidades y sufrimientos, sino lleno de seguridad y de fuerza, camina el Apóstol hacia la muerte y con esta carta transmite a Timoteo su último legado.

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1. Este encuadramiento temporal de las cartas pastorales en la vida del Apóstol es cosa que todavía se discute. Según otra opinión, se sitúan hacia fines del siglo I y se atribuyen a un pastor de almas de época posterior a san Pablo, que se inspiró en el legado del Apóstol de las gentes. Quien desee orientarse sobre esta cuestión que no nos toca examinar aquí, puede leer sobre todo A. WIKENHAUSER . Introducción al Nuevo Testamento, Herder, Barcelona 2, 1966, p. 323 ss; L. CERFAUX, Origen de las epístolas pastorales, en A. ROBERT - A. FEUILLET, Introducción a la Biblia II, Herder, Barcelona 2,1967, p. 478 ss.

2. Cf. Rom_15:23 s; Carta de Clemente 5, 5-7, véase también S. DE AUSEJO, en Diccionario de la Biblia, Herder, Barcelona 4,1967, col. 1395-1397.

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ENCABEZAMIENTO 1/01-02

1. REMITENTE Y DESTINATARIO (1,1-2a) .

1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, según la promesa de aquella vida que hay en Cristo Jesús, 2 al querido hijo Timoteo.

Aunque la carta va dirigida a Timoteo, largos años discípulo y colaborador de Pablo y su «querido hijo», su encabezamiento3 subraya la autoridad del autor. éste es apóstol, enviado y mandatario de Jesucristo. En efecto, no se trata de una carta simplemente privada dirigida únicamente a Timoteo, sino de un escrito de san Pablo en su calidad de apóstol, que si bien en primer lugar está destinado a éste, y más que la primera carta a Timoteo, sin embargo, va dirigida también a la comunidad en que Timoteo ocupa el lugar de Pablo. Pablo es apóstol, no por elección personal y por su propio arbitrio, sino por «voluntad de Dios». Dios lo ha elegido, lo ha llamado como su enviado y mandatario y lo ha designado y pertrechado para esta misión. Con estos poderes de mandatario toma Pablo la pluma4' y escribe a su discípulo y a la comunidad, con lo cual da un significado oficial al escrito. Tras el Apóstol de las gentes con toda su autoridad está Jesucristo y, en definitiva, Dios. De parte de Dios va a comunicar algo a Timoteo y a la comunidad. Por esto los lectores están obligados no sólo a prestar atención, sino también a obedecer al mensaje de la carta.

Fin y meta de la misión apostólica del remitente es anunciar la vida prometida por Dios. Se trata de la vida eterna, que está fundada en la comunidad de fe y de vida con Jesucristo, vida que perdura más allá de la muerte y vence a ésta 5 y finalmente alcanza su pleno desarrollo después de la resurrección. Pablo sabe que está muy próximo a la muerte, que el fin de su vida se acerca (cf. 4,6-8), y precisamente en estos momentos le domina la convicción y la seguridad de la vida imperecedera que posee en Jesucristo (cf. 1Ti_4:8). La certeza de la vida eterna otorgada y garantizada en Jesucristo es un fundamento seguro de la vida de todo cristiano, en contraposición con esas personas que «no tienen esperanza» (1Th_4:13).

El destinatario de la carta es Timoteo, su querido hijo (cf. 1Ti_1:2). Hijo de padre pagano y de una piadosa madre judeocristiana, había sido convertido al cristianismo por el apóstol probablemente en Listra en el primer viaje misionero de éste6. Por esto lo llama «hijo mío querido y fiel en el Señor» (1Co_4:17), que como Pablo mismo «trabaja en la Obra del Señor» (1Co_16:10), que abriga los mismos sentimientos que Pablo, su padre en el espíritu. Así, en efecto, lo elogia en su carta a los Filipenses: «A nadie tengo que participe como él de mi disposici6n de alma, para ocuparse sinceramente de nuestras cosas... Ya sabéis las pruebas que él ha dado; porque, como un hijo al lado de su padre, ha estado conmigo al servicio del Evangelio» (Phi_2:20-22). Lealtad absoluta, entrega incondicional y desinterés que no busca la propia ventaja, son cualidades que distinguen a este veterano colaborador, unido con el Apóstol en fidelidad y amor.

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3. El encabezamiento recuerda a ITim, ICor, 2 Cor, Ef y Col.

4. Cf. 1Co_1:1; 2Co_1:1; Eph_1:1; Col_1:1.

6. Act_14:6; Act_16:1-3.

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2. SALUDO (Act_1:2b).

2b Gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.

En el saludo griego se desea «alegría», y en el judío «paz». Pablo, en cambio, desea al destinatario gracia, misericordia y paz. El saludo ordinario, entonces corriente, lo eleva al plano cristiano y así desea lo que a él le aparece como más importante: la «gracia», la entera e inagotable bondad y benignidad de Dios, que el hombre puede recibir, pero no conquistar por sus propias fuerzas; la «misericordia» 7, que es tan necesaria al hombre pecador si se piensa en su distancia y dependencia de Dios; la «paz», que podríamos traducir mejor por «salvación», pues incluye también el destino eterno del hombre. Sólo Dios y Jesucristo pueden ser la fuente de estos dones; Jesucristo, por cuanto, como Hijo de Dios y Señor exaltado a la gloria, se halla en el mismo plano que el Padre y se equipara con él. Este saludo no es un mero deseo sin contenido, sino que es eficaz, de modo que con él se comunica a Timoteo toda la plenitud de la gracia de la misericordia y de la salvación: esto lo garantiza Dios, que es nuestro Padre, y Jesucristo, que es nuestro Señor.

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7. «Misericordia» en la fórmula de saludo, también en 1Ti_1:2; 2Jo_1:3; Jud_1:2.

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Parte primera

EXHORTACIÓN A LA FIDELIDAD 1,3-2,13

La segunda carta a Timoteo, al igual que la primera y contrariamente a la mayoría de las cartas del Apóstol de las gentes 8, en las que se comienza mostrando la acción salvífica de Dios, de la que luego se sacan las consecuencias para la vida cristiana, tiene una estructura un tanto floja. En ella leemos, en sucesión poco rigurosa, diversas exhortaciones a Timoteo al debido desempeño de su cargo, instrucciones sobre el recto comportamiento con los maestros del error y una descripción de la situación del Apóstol en la prisión. Con esta carta quiere Pablo exhortar a su colaborador al fiel servicio en la proclamación de la palabra y fortalecer su posición de rector de la comunidad de éfeso. Por esto lo apoya con la fuerza de su palabra apostólica. Así, en el primer título de su carta da gracias a Dios por la fidelidad de Timoteo en la fe y expresa su deseo de verle (1,3-5). Lo exhorta a reanimar una vez más el don de la gracia que ha recibido y a dar intrépidamente testimonio del Señor.

Al igual que el Apóstol mismo, debe estar pronto a soportar sufrimientos por la buena nueva del Evangelio y a mantenerse fiel a la doctrina recibida por tradición (1,6-14). Es que el Apóstol mismo ha tenido que sufrir dolorosas experiencias y desengaños con los cristianos, pero también ha hallado fidelidad y consuelo en la fiel adhesión de Onesíforo, puesta en especial relieve (1,15-18). Así también Timoteo, fortalecido por la gracia de Dios, debe transmitir de manera segura las enseñanzas del Apóstol y, como soldado de Jesucristo, soportar el duro servicio y los sufrimientos que éste acarrea. Pensando en el Señor resucitado cobrará para ello un valor inquebrantable. El autor cierra esta parte de su carta (2,1-13) con palabras tomadas de una oración del cristianismo primitivo.

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8. Cf., por ejemplo, ITes; 2Tes; Ga; Rom; Col; Ef.

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1. ACCIÓN DE GRACIAS Y ANSIA DEL REENCUENTRO (1/03-05).

a) Acción de gracias por la fidelidad en la fe (1,3).

3 Doy gracias a Dios, a quien sirvo, como mis antepasados, con conciencia pura, cuando hago constante mención de ti en mis oraciones día y noche.

Conforme al antiguo estilo epistolar, comienza el autor dando gracias. Pero inmediatamente eleva esta acción de gracias al nivel cristiano, y así da gracias a Dios. Con clara mirada ve la acción de Dios en las comunidades paulinas, en las almas de los cristianos y también en su colaborador Timoteo. Sabe que en su vida personal, como en la vida de las comunidades cristianas, todo debe hacerse remontar a Dios, de quien descienden «toda buena dádiva y todo don perfecto» (Jam_1:17). Todo debe transformarse en acción de gracias, «a fin de que la gracia... haga abundar la acción de gracias para la gloria de Dios» (2Co_4:15). Así exhorta a los cristianos de Tesalónica: «Dad gracias en toda ocasión, pues esto es lo que Dios desea de vosotros en Cristo Jesús» (/1Ts/05/18).

Pablo da gracias cuando en sus oraciones hace constante mención de Timoteo día y noche. Es que Timoteo es su «querido hijo» (2Co_1:2), su «verdadero hijo en la fe» (1Tim,2Co_1:2), un «hijo querido y fiel en el Señor» (1Co_4:17), que sinceramente tiene solicitud por la comunidad cristiana, que con probada fidelidad ha servido juntamente con Pablo a la buena nueva del Evangelio (Phi_2:20-22), al que, pese a su juventud (1Ti_4:12), se le había confiado la dirección de la comunidad de éfeso por razón de ciertas predicciones (1Ti_1:18), y el cual, en vista de los maestros del error, debe salir en defensa de la «sana doctrina» (1Ti_1:10, 1Ti_1:6, 1Ti_1:3) de la palabra de Dios. Como el Apóstol piensa constantemente en su colaborador y en su trabajo llevado a cabo con la gracia de Dios, por eso da gracias a Dios sin cesar.

A él sirve, como también todos sus antepasados, con conciencia pura. En efecto, Pablo procede de una piadosa familia judía de la tribu de Benjamín 9. El Dios de sus padres es también su Dios, el mismo Dios que llevó su designio salvífico, de un anuncio en el Antiguo Testamento a su realización en el Nuevo. A este Dios servía Pablo con conciencia pura aun antes del acontecimiento de Damasco (cf. Act_24:14-16). Después de su arresto en Jerusalén puede testimoniar clara y terminantemente ante el sanedrín: «Yo he vivido con plena rectitud de conciencia ante Dios hasta este día» (Act_23:1). Y ante el procurador Félix asegura san Pablo que se esfuerza «en tener continuamente una conciencia irreprochable ante Dios y ante los hombres» (Act_24:16). Pero ¿no persiguió a la Iglesia (Act_26:9-11), no fue antes «blasfemo, perseguidor y ultrajador» (1Ti_1:13)? Sí, pero esto se debió a ignorancia e incredulidad (1Ti_1:13), a celo mal entendido (Act_22:3; Act_26:9), pero no a malicia humana. También ahora sirve a Dios en su prisión con conciencia pura, aunque a los ojos de los hombres pueda aparecer como malhechor (Act_2:9), porque si lleva estas cadenas, es sólo por haber proclamado la buena nueva de Jesucristo (Act_2:9). Por esto el Apóstol, en las horas solitarias de oración de su última prisión, donde hace memoria de su comunidad y de sus colaboradores intercediendo por ellos, se mantiene íntimamente unido en amor con su querido hijo Timoteo, a pesar del gran alejamiento material. La verdadera oración une a los cristianos no sólo con Dios, sino también con sus hermanos, rodeando con un lazo de comunidad a todos los hermanos y hermanas.

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9. Cf. 2Co_11:22; Phi_3:5; Rom_11:1; Gal_1:14; Gal_2:15; Act_22:3.

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b) Ansia del reencuentro (1/04-05).

4 Y, acordándome de tus lágrimas, estoy deseando verte, para llenarme de gozo. 5 Me acuerdo mucho de la sinceridad de tu fe, la misma que animó primero a tu abuela Loide y a tu madre Eunice, y estoy seguro que también a ti.

El Apóstol tiene ante los ojos el duro y doloroso momento de la despedida de Timoteo. No sabemos cuándo ni dónde tuvo lugar esta despedida: quizá al partir Pablo para Roma, donde una vez más volvió a ser arrestado. En la soledad de su calabozo suspira por volverse a ver con su discípulo, y espera que este reencuentro sea para él un gozo completo, que pueda proporcionarle gran consuelo en la situación en que ahora se halla. Esta gran nostalgia de su colaborador recorre toda la carta y al final le mueve a formular esta apremiante petición: Haz lo posible por venir a verme cuanto antes (Act_4:9.21). Pero por ahora debe Pablo contentarse y consolarse con saber de la verdadera fidelidad de su discípulo en la fe, y con la convicción de que en Timoteo reside una fe pura, que es un don de Dios. Esta fe sincera, esta plena consagración en la fe a Dios, el Señor, es efectivamente en Timoteo patrimonio familiar recibido en herencia. En efecto, la madre y la abuela de Timoteo son ya para él modelos de una fe verdadera y sin falsía. Probablemente había conocido Pablo a las dos personalmente durante su estancia en Listra (Act_14:6.8.21; Act_16:1-3). En estas palabras se pone claramente de relieve la gracia que significa nacer de una familia creyente y piadosa. Pablo no menciona al padre de Timoteo, que era pagano (griego, cf. Act_16:1), y que quizá había muerto ya.

2. EXHORTACIÓN A CONFESAR LA FE (1/06-14).

a) Conservación de la gracia de la fe (Act_1:6-8a).

6 Por esto te insisto en que reavives ese don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos. 7 Pues el Espíritu que Dios nos dio no es de timidez, sino de fortaleza, de amor y de dominio propio.

Timoteo se hallaba en éfeso en una situación nada fácil, como rector de la comunidad en lucha con los falsos maestros, tanto más que él era todavía relativamente joven (cf. 1Ti_4:12) y de carácter más bien tímido (cf. 1Co_16:10 s). Dado que está ligado al Apóstol por una fe sincera y por su fidelidad en el amor, le recuerda Pablo el don de Dios que hay en él por la imposición de sus manos (1Ti_4:14). Este don ha sido otorgado a Timoteo para siempre y es, por tanto, su posesión sólida y estable. Así como en 1Th_5:19 el Espíritu de Dios y su don es comparado con un fuego, lo mismo sucede aquí, en nuestro pasaje, con el don de Dios que recibió Timoteo con la imposición de las manos. Este don, con la vitalidad que le da convicción personal, puede, a la manera de un fuego, o bien limitarse a arder lánguidamente, o bien llamear y brillar con plena fuerza y resplandor. Este don le da la fuerza de toda su acción, permanece en él en todas las angustias y luchas que le acarrea su cargo, le comunica gozo y ánimos en todas las dificultades.

¿Es que había tenido Timoteo momentos de abandono y decaimiento, puesto que Pablo le recuerda este don de gracia y le exhorta a reanimarlo y a darle nuevo ardor y nuevo brillo? Como gracia de Dios que es, reside para siempre en él. Sin embargo, de él depende el que mediante la oración, la dedicación y los sentimientos interiores se reanime, adquiera nuevo ardor y brille con nuevo resplandor y se convierta en fuente de su fuerza y de su servicio.

Con este don de gracia que le ha sido conferido por Dios, ha recibido Timoteo, en su calidad de ministro de Dios la comunidad, el espíritu de fortaleza, de amor y de dominio propio, las fuerzas de gracia de lo sobrenatural. Por consiguiente, lo que significa elevación por Dios de la natural capacidad humana y de todas las energías humanas, no puede implicar temor y retraimiento de los difíciles quehaceres en Efeso. Es una fuerza divina para un trabajo orientado conscientemente a un fin y para un servicio dispuesto al sacrificio, amor fuerte y sacrificado al servicio de los hermanos, dominio decidido de sí mismo y serena reflexión en todas sus tareas. La bondad y benignidad de Dios arma a su ministro con todos los dones que necesita para el desempeño de su difícil misión.

8a No te avergüences, pues, del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero...

Fortalecido con esta fuerza divina, halla, pues, Timoteo el valor para no avergonzarse del testimonio de nuestro Señor, para no tener el menor temor de confesarlo. Este testimonio del Señor es el mensaje de la palabra de Dios que ha sido confiado a Timoteo, cuya predicación y aceptación va acompañada de oprobio y persecuciones. Entonces tampoco se avergonzará del Apóstol, «prisionero del Señor», cuya vida entera se cifraba en la proclamación de la buena nueva del Evangelio, que había sido constituido por Dios «heraldo» de esta buena nueva (1,11), pero ahora debe arrastrar cadenas como si fuera un criminal (2,9). Esta exhortación del Apóstol a Timoteo ¿no recuerda las palabras del Señor, que se aplican al discípulo: «Todo aquel que se declarare en favor suyo delante de mi Padre que está en los cielos» (Mat_10:32)?

b) Prontitud para el sufrimiento (Mat_1:8b-12).

8b...antes por el contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la causa del Evangelio, apoyado en la fuerza de Dios...

Pablo da todavía un paso hacia adelante. Timoteo no debe avergonzarse del Apóstol, sino que debe incluso compartir con él los sufrimientos por la causa del Evangelio, apoyado en la fuerza de Dios. Debe entrar en comunión de sufrimientos con Pablo, como lo había hecho ya durante su primera prisión 10; debe acudir a Roma (4,9). Si la confesión de Jesús de Nazaret crucificado era ya una empresa aventurada en un mundo hostil a Dios, ahora este nuevo requerimiento presupone la prontitud para el último sacrificio, el sacrificio de la vida. Así como el Apóstol mismo está pronto a dar su vida, puesto que sabe que «estoy ya a punto de ser ofrecido en libación, y es inminente la hora de mi partida» (4,6), así exige también a su representante la máxima y última entrega al Señor en servicio del Evangelio. Naturalmente, tal entrega y tal sacrificio sólo es posible al hombre con la fuerza de Dios, puesto que es superior a las fuerzas humanas. Pero la fuerza de Dios capacita para sobrellevar y superar el sufrimiento. Pablo sabe, en efecto, que «todo lo puedo en aquel que me da fuerza» (Phi_4:13), y esto mismo experimentará también Timoteo.

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10.Cf.Flp 1,1;2,19; Col_1:1; Phm_1:1.

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9...quien nos salvó y nos llamó a una vocación santa, no según nuestras obras, sino según su propio designio y gracia, que se nos dio en Cristo Jesús desde la eternidad, 10 pero que se ha manifestado ahora en la aparición de Cristo Jesús. él ha destruido la muerte y ha hecho aparecer, por el Evangelio, la vida y la incorrupción.

El «Evangelio» suscita ahora en Pablo el recuerdo de la entera obra salvífica de Dios en la historia de la salvación. En breves frases que se suceden a manera de un símbolo de fe, se resume el contenido del Evangelio, la entera obra salvífica de Dios (cf. Tit_3:4 7)11 En tres estadios se presenta el misterio de la redención.

1) Dios reveló su voluntad salvífica, con la que salvó y llamó a los cristianos; porque Dios es salvador y redentor de los hombres (cf. 1Ti_1:1), «que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (l Tim 2,4) . Este llamamiento a la salvación que se dirige a cada uno tiene lugar con completa independencia de las obras y de los méritos del hombre, es puro e inmerecido don de la gracia de Dios. Se verifica según «su propio designio y gracia» 12. Este llamamiento, esta vocación de Dios es santa, porque procede del Dios santo y tiene por meta la santificación del hombre.

2) Esta obra redentora de Dios está fundada en Jesucristo según el eterno designio salvífico de Dios y será realizada por Jesucristo en el tiempo establecido por Dios «Desde la eternidad», desde los tiempos eternos, significa la eternidad de la voluntad salvífica de Dios, que está cifrada en Jesucristo. «Por cuanto nos eligió en él antes de la creación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia. En su amor nos ha predestinado a ser hijos adoptivos suyos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la que nos dotó en el Amado» (Eph_1:4-6). En el tiempo establecido por Dios, a saber, «ahora», se hace manifiesta por Jesucristo la obra de la redención. Por su «epifanía», es decir, por su aparición en la encarnación, su vida terrena, su pasión y su muerte en la cruz, se hace patente a todos.

3) El efecto de la redención por Jesucristo es, por un lado, la victoria sobre la muerte: «La victoria se tragó a la muerte. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh muerte, tu aguijón?» (1Co_15:54 s). Sabemos «que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más: la muerte ya no tiene dominio sobre él» (Rom_6:9)13. Por otro lado, la redención causa nueva vida e incorrupción. «Si hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con él» (Rom_6:8). Así, mediante la muerte redentora de Cristo en la cruz se destruyó el omnímodo poder de la muerte. En lugar de las tinieblas, que hasta entonces se cernían sobre el mundo de los hombres, aparece mediante el Evangelio la luz de la vida y de la incorrupción, «a fin de que, así como el pecado reinó para la muerte, así también la gracia, mediante la justicia, reine para la vida eterna por Jesucristo nuestro Señor» (Rom_5:21). Los cristianos tienen acceso a esta vida mediante la fe en el Evangelio, que proclama el mensaje de la obra redentora y comunica la fuerza de Dios en él contenida (cf. Rom_1:16). Victoria de la muerte y oferta de la vida son los dones que Jesucristo otorga a los hombres en su primera epifanía, que es su encarnación, y en su segunda epifanía al fin de los tiempos.

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11.Aquí hay muy probablemente resonancias, posiblemente hasta citas de fórmulas litúrgicas fijas.

12.Cf. Rom_8:28-30; Rom_9:11 s; Eph_1:11; Eph_2:8 s; Tit_3:5.

13.Cf.Rom 8,2; Heb_2:14 s.

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11 De este Evangelio he sido yo constituido heraldo, apóstol y maestro. 12 y por esta causa sufro también todo esto. Pero no me avergüenzo, porque sé perfectamente de quién me he fiado, y estoy seguro del poder que tiene para guardar hasta aquel día el depósito que se me confió.

En frases breves y concisas ha descrito Pablo la obra de la redención en la historia salvífica y definido con ello el contenido de la buena nueva del Evangelio. Pensando en esta poderosa obra de Dios apenas accesible a la inteligencia humana, puede indicar con gozosa satisfacción que a él, en calidad de heraldo, apóstol y maestro, se le confió la proclamación de esta buena nueva (cf. 1Ti_2:7). Es un «heraldo» que en forma solemne pregona a todos los hombres esta inconcebible buena nueva, fuente de felicidad; es un «apóstol», enviado y mandatario, que la transmite a los hombres por encargo de Jesucristo; es un «maestro», que ha de instruir y adoctrinar a todos los hombres acerca de esta obra salvífica de Dios y de su amor redentor. Con su prisión actual se ve un tanto coartada esta tarea de su vocación, pero no está suprimida, ya que «la palabra de Dios no está encadenada» (1Ti_2:9).

Del contenido de la buena nueva, o del Evangelio, vuelve el Apóstol la mirada a su propia persona, a su situación presente. Parece casi imposible imaginar mayor contraste. El «heraldo, apóstol y maestro» de este espléndido Evangelio está ahora encarcelado y encadenado como un criminal (1Ti_2:9), tiene que soportar el oprobio. Timoteo sabe de lo que ahora tiene que sufrir Pablo en la prisión, sabe que todo esto lo sufre por causa del Evangelio. Pero Pablo no se avergüenza de sus cadenas. Las lleva incluso con orgullo. Aun en las horas más sombrías de su soledad y de su prisión tiene toda su seguridad y todo su descanso en Dios.

La doble aserción, «sé», «estoy seguro» revela su inquebrantable confianza, que está firmemente apoyada en Dios, en el Señor. Porque no se ha «fiado» de hombres, sino de Dios, el Señor, por lo cual su confianza no se verá tampoco fallida. Aunque se halle ahora al fin de su vida, aunque vea rota su vida, lleva en sí la seguridad y la firme convicci6n de que el depósito que le ha sido confiado (cf. 1,14; 1Ti_6:20), a saber, el Evangelio que anuncia, está bien guardado en la poderosa mano de Dios «hasta aquel día», hasta el fin de este tiempo y hasta el retorno del Señor (1Ti_1:18; 2Th_1:10), Dios, por cuyo encargo pregona Pablo constantemente el Evangelio, también ahora que él se halla condenado a la inacción y su vida llega a su fin, cuidará todavía de que no se pierda la fe en el Evangelio y de que la buena nueva sea propagada por sus mensajeros hasta los confines de la tierra (Rom_10:18). En los momentos de su mayor desvalimiento y de su más profunda humillación expresa el Apóstol una ilimitada e inquebrantable confianza en Dios y una seguridad en la victoria de la causa de Dios. Sólo un hombre que está totalmente apoyado en Dios y que se le ha entregado plenamente puede estar penetrado de tal seguridad y certeza.

c) Firme adhesión a la doctrina recibida por tradición (Rom_1:13-14).

13 Ten por modelo las sanas palabras que escuchaste de mí, con la fe y el amor de Cristo Jesús. 14 Guarda este buen depósito con la ayuda del Espíritu Santo, que habita en nosotros.

El mensaje que Timoteo tiene oído de Pablo ha de ser «modelo» para su propia predicación, para la sana doctrina 14. Sana doctrina, o «sanas palabras», llama él aquí la predicación cristiana, porque ésta es expresión de la salud e integridad espiritual y moral, porque está exenta de todo germen de enfermedad del espíritu y produce una vida sana, moralmente pura, y así puede conservar al hombre interiormente sano. Lo que falsea la doctrina del Evangelio es morboso, contiene gérmenes de enfermedad y conduce a una vida inmoral. Timoteo debe «tener por modelo» incondicional la doctrina y la predicación de su doctor y maestro. Para ello le servirán de indicadores seguros del camino su fuerte y genuina fe y su amor; una y otro están fundados en Jesucristo, y una y otro le unen constantemente con él.

Pablo compendia su exhortación en este breve imperativo: Guarda ese buen depósito, el Evangelio de Jesucristo. Debe cuidar de que no cese de anunciarse, no debe modificarlo, no debe añadirle ni quitarle nada, puesto que es la santa palabra de Dios. La fuerza para desempeñar este difícil quehacer se la dará el Espíritu Santo, que, como en todo cristiano, habita también en él, y añade a sus fuerzas naturales un nuevo poder sobrenatural corroborándolas para la acción.

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14.Sobre la expresión «sanas palabras» o «sana doctrina» cf. 4,3; 1Ti_1:10; 1Ti_6:3; Tit_1:9.13; Tit_2:1.8.

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3. RECUERDO DE EXPERIENCIAS DOLOROSAS (1/15-18).

a) Experiencias dolorosas en Asia (Tit_1:15).

15 Ya sabes que han desertado de mi lado todos los de Asia, entre ellos Figelo y Hermógenes.

Aquí se refieren detalles de la difícil situación del Apóstol. Las alusiones eran comprensibles para Timoteo, que en todo caso conocía ya la situación del prisionero («sabes»), pero para nosotros son demasiado vagas estas palabras para que puedan decirnos algo cierto. Los cristianos de la provincia romana de Asia (Asia Menor), por lo menos, se habían retraído de san Pablo. No se trata precisamente de una apostasía de la fe cristiana, sino con gran probabilidad de que todos aquellos cristianos dejaron al Apóstol en la estacada por cobardía, porque se avergonzaban del prisionero. Podríamos suponer que en el proceso del Apóstol en Roma se negaron a deponer en su favor, o que ya en el momento de su arresto lo abandonaron sin interesarse por él. Con melancolía y amargo desengaño menciona a dos en particular: Figelo y Hermógenes, de los que no conocemos más detalles. Es posible que fueran personalidades particularmente destacadas e influyentes, de las que Pablo habría esperado otro comportamiento, o quizá su infidelidad aparece a Pablo especialmente dolorosa y descorazonante. ¿Acaso en estas palabras del Apóstol late un ruego dirigido a Timoteo, de que por lo menos él, su hijo querido (1,2), no le abandone en la actual situación?

Así en estos primeros tiempos del cristianismo topamos con toda la flaqueza demasiado humana de cristianos que, en el momento del desamparo, de la lucha, del peligro, se retraen de la Iglesia y de sus ministros, que no tienen valor para hacer profesión de miembros de la comunidad cristiana. Lo que Cristo mismo experimentó por parte de muchos de sus discípulos tras su discurso de Cafarnaúm (cf. Joh_6:66 s), lo que en su captura en Getsemaní tuvo que sufrir en forma especialmente dolorosa por parte de sus propios apóstoles (Mat_26:56; Mar_14:50), eso mismo tuvo que soportar Pablo; es que «un discípulo no está por encima del maestro» (Mat_10:24).

b) Fidelidad de Onesíforo (Mat_1:16-18).

16 ¡Tenga el Señor piedad con la casa de Onesíforo, que tantas veces me ha dado ánimos y no se avergonzó de mis cadenas, 17 sino que apenas llegó a Roma se puso a buscarme con todo interés hasta que me halló! 18 ¡Que el Señor le conceda hallar misericordia ante el Señor en el día aquel! Y mejor que yo sabes tú los servicios que me prestó en éfeso.

De ese fondo obscuro de los versículos precedentes se destaca con tanto mayor brillo la fidelidad de Onesíforo, que aquí se contrapone a los cristianos infieles y a su comportamiento en la provincia de Asia. Este hombre intrépido no se avergonzó del Apóstol prisionero. Apenas llegado a Roma se puso a buscar «con todo interés» y tesón a Pablo, cuya prisión era ignorada incluso por los cristianos de la comunidad romana. Cuando por fin pudo hallarle «le dio ánimo» y le fortaleció corporal y espiritualmente.

Pablo es apóstol y se entrega al cuidado de las almas con toda su persona. Ahora se deja conmover su corazón completamente humano cuando recuerda la fidelidad y el amor de Onesíforo. Lleno de gratitud le desea a él y a la entera casa de Onesíforo, a toda su familia, la misericordia del Señor. La forma como hace votos por la familia de Onesíforo (Mat_1:16), y por él mismo (Mat_1:18) hace conjeturar que aquel fiel amigo del Apóstol no contaba ya entre los vivos a la sazón de la redacción de la carta (cf. 4,19). Que Cristo, «el Señor, le conceda hallar misericordia ante el Señor», ante Dios Padre, juez supremo, «en el día aquel», en el día postrero. En un bonito juego de palabras (él le «halló» en Roma, «halle» ahora misericordia) desea Pablo que Onesíforo halle un juez clemente en la eternidad, que le recompense por toda su fidelidad. Magnífico monumento de gratitud que con esta inscripción funeraria erige Pablo a su amigo difunto...

También con la comunidad de éfeso se había granjeado méritos Onesíforo. Timoteo, que ahora rige la comunidad como representante de Pablo, puede juzgar de ello mejor que nadie. Pablo no tiene necesidad de gastar palabras sobre el particular. En aquella comunidad dejó el recuerdo de una fuerte personalidad cristiana con los «servicios» que le prestó.

Así ya en los más remotos tiempos de la Iglesia salen a plaza luz y sombras: servicio sacrificado de un cristiano en la comunidad y fidelidad inquebrantable del Apóstol, que arrastra cadenas como un criminal y está encerrado en la cárcel. Por otro lado, infidelidad y cobardía con respecto a Pablo en los momentos de su desamparo y de su captura. Nunca cesará de haber luz y sombras en la Iglesia de Cristo en tanto dure su peregrinación en la tierra. Pero la fe es capaz de soportar incluso amargos desengaños.



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Saludo epistolar, 1:1-2.
1 Pablo, por voluntad de Dios apóstol de Cristo Jesús según la promesa de vida en Cristo Jesús, 2 a Timoteo, mi amado hijo: Gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Jesucristo, nuestro Señor.

Este saludo, salvo ligeras variantes, coincide con el de la carta anterior a Timoteo.
La variante más característica es el añadido según la promesa (??? ' ?????????? ) de vida en Cristo Jesús. Esa vida no es otra que la vida divina, la que llamamos vida de gracia para la época de la tierra y vida de gloria para la época del cielo (cf. Rom_5:1-5). San Pablo fue elegido apóstol según la promesa de vida, es decir, en orden a anunciar a los seres humanos la promesa divina de comunicarles esa vida (cf. Rom_6:4-5; Gal_2:20; 1Ti_1:16; 1Ti_6:12.19; Tit_1:2).

Acción de gracias a Dios por la fe de Timoteo,Tit_1:3-5.
3 Doy gracias a Dios, a quien sirvo, a ejemplo de mis mayores, con pura conciencia, y sin cesar hago memoria de ti en mis oraciones noche y día, 4 deseoso de verte, acordándome de tus lágrimas, para llenarme de gozo, 5 avivando el recuerdo de tu sincera fe, que fue también la de tu abuela, Loide, y la de tu madre, Eunice, y que no dudo es la tuya.

Esta acción de gracias que, como es normal en las cartas paulinas, sigue al saludo, aquí tiene un matiz totalmente especial de intimidad. Son toda una serie de recuerdos, alegres y tristes, que se agolpan en la mente de Pablo, y que constituyen para él motivo de acción de gracias a Dios, pues le recuerdan la sincera fe de su fiel discípulo.
Notemos primeramente la alusión o recuerdo de sus mayores (?·3)· Jamás Pablo ocultó o renegó de su origen hebreo (cf. Hec_24:14; Rom_9:3; 2Co_11:22), a pesar de la guerra a muerte que le tenían declarada los judíos (cf. Hec_17:13; Hec_20:3; Hec_21:28). El verbo servir (????????? ) tiene cierta resonancia litúrgica, como en Rom_15:16 y Flp_2:17. De origen hebreo era también la madre y la abuela de Timoteo, cuyos nombres Pablo le recuerda con cariño (v.5; cf. Hec_16:1). No es claro a qué momento de la vida de Timoteo aluda San Pablo cuando dice que se acuerda de sus lágrimas (v4). Parece que es alusión a una circunstancia concreta y bien precisa, quizás la del momento del arresto de Pablo, si Timoteo estaba presente (cf. 4:13), o quizás simplemente la despedida cuando le dejó al frente de la iglesia de Efeso (cf. 1Ti_1:3). Le dice que está deseoso de verle (v.4), y luego le dirá concretamente que venga a encontrarse con él (1Ti_4:9·21).

Motivos que deben animar a Timoteo,1Ti_1:6-18.
6 Por esto te amonesto que hagas revivir la gracia de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos. 7 Que no nos ha dado Dios espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de templanza. 8 No te avergüences, pues, del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; antes soporta con fortaleza los trabajos por la causa del Evangelio, fiado en el poder de Dios, 9 que nos salvó y nos llamó con vocación santa, no en virtud de nuestras obras, sino de su propósito y de la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos eternos, 10 y manifestada al presente por la aparición de nuestro Salvador, Cristo Jesús, que aniquiló la muerte y sacó a luz la vida y la incorrupción por medio del Evangelio, 11 del cual yo he sido hecho heraldo, apóstol y doctor. 12 Por esta causa sufro, perov no me avergüenzo, porque sé a quién me he confiado, y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. 13 Retén la forma de los sanos discursos que de mí oíste, inspirados en la fe y en la caridad en Cristo Jesús.14 Guarda el buen depósito por la virtud del Espíritu Santo, que mora en nosotros. 15 Ya sabes cómo me han vuelto la espalda todos los de Asia, entre ellos Figelo y Hermógenes. 16 Haga el Señor misericordia a la familia de Onesiforo, porque muchas veces me ha aliviado y no se avergonzó de mis cadenas, 17 antes, estando en Roma, me buscó solícito hasta hallarme. 18 El Señor le dé hallar misericordia en aquel día cerca del Señor. Cuántos servicios me prestó en Efeso, tú bien lo sabes.

Uno de los mayores peligros para el apóstol cristiano es la tentación de desaliento cuando se encuentra con la incomprensión y las persecuciones. Pablo trata de precaver a Timoteo contra ese peligro.
Le recuerda primeramente la gracia de Dios (?? ??????? ??? ???? ) que hay en él por la imposición de sus manos y que debe esforzarse por reavivar (v.6). Esto, en sustancia, es repetición de lo que ya le había dicho en la primera carta (cf. 1Ti_4:14), con la diferencia de que allí le hablaba de imposición de manos del colegio de presbíteros, mientras que aquí le habla de imposición de mis manos. Evidentemente, Pablo se está refiriendo al rito de la ordenación de Timoteo, como entonces explicamos. El verbo hacer revivir (??????????? ), evocando la imagen de un fuego que languidece y hay que reanimar, es sumamente expresiva; pues el Espíritu Santo, autor de los carismas, es semejante a un fuego (cf. Hec_2:3; 1Te_5:19). Lo que se añade en el v.7 parece ser una alusión a los principales efectos de la gracia de la ordenación: fortaleza, caridad, prudencia, tres virtudes que necesita de modo especial el ministro del Evangelio. Adornado de esas virtudes, a buen seguro que Timoteo no se avergonzará del Evangelio ni de sus relaciones con un prisionero, como Pablo (v.8; cf. Rom_1:16; 1Co_1:23).
Otro motivo que debe animar a Timoteo a ser esforzado en el ejercicio de su ministerio es el pensamiento de la elección divina (v.8). Esto da pie a Pablo para hacer (v.9-10) una síntesis apretada de la obra de la salud o mensaje evangélico, apuntando conceptos conocidos ya por otras cartas: vocación a la fe (cf. Efe_4:1), no en virtud de nuestras obras (cf. Rom_3:20; Tit_3:5), sino según propósito divino (cf. Rom_8:28; Ef i, n), manifestado ahora (cf. Rom_16:26), con abolición del dominio de la muerte (cf. Rom_6:23; 1Co_15:54). Notemos la expresión por la aparición (??? ??? ?????????? ) de nuestro Salvador (v.10), con referencia a la venida de Cristo mortal en la encarnación (cf. Tit_2:11; Tit_3:4), no a la de Cristo glorioso en la parusia, sentido que esta expresión suele tener ordinariamente en San Pablo (cf. 1Ti_6:14; 2Ti_4:1.8; Tit_2:13). Hay autores que, dado su estilo hierático e incluso rítmico, creen que en estos v.9-10 Pablo utiliza fórmulas preexistentes de la catequesis cristiana. Es difícil llegar a nada concreto.
Finalmente, San Pablo apunta otro motivo a Timoteo: su propio ejemplo (v.11-18). Después de aludir a su elección para apóstol y heraldo del Evangelio (v.11; cf. 1Ti_2:7), hace memoria de las penalidades que tal misión ha llevado consigo, sin que por eso haya desfallecido, pues sabe a quién se ha confiado, y está seguro de que guardará su depósito (??? ???? 3???? ) para el gran día de la retribución final en la parusia (v.12; cf. 4:8; 1Ti_6:14; Tit_2:13). No es del todo claro qué entienda aquí San Pablo por la palabra depósito. Lo más obvio, atendido el contexto, parece ser referirlo al depósito de buenas obras y méritos que Pablo ha ido acumulando durante su vida y cuya recompensa espera (cf. 4:7-8); sin embargo, algunos autores prefieren retener el mismo sentido que en 1Ti_6:20 y aquí mismo en el v.14, es decir, el depósito del evangelio confiado a Pablo, del que diría que permanecerá intacto y victorioso hasta el final. Estas palabras, encargando a Timoteo que guarde como precioso depósito el mensaje evangélico que oyó de Pablo, están indicando que Pablo lo ha previsto como sucesor suyo de alguna manera.
No tenemos más datos sobre esos cristianos de la provincia de Asia, entre los cuales Figelo y Hermógenes, que dice San Pablo que le han abandonado (v.15). Tampoco sabemos nada más sobre Onesiforo, del que teje tan magnífico elogio (v.16-18; cf. 4:19). En cuanto al término Señor, que aparece dos veces en el v.18, probablemente el primero se refiere al Padre, principio primero de la obra de la salud (cf. Efe_1:3; Col_1:13), y el segundo se refiere a Cristo, cabe el cual los cristianos esperan su recompensa (cf. 2Co_5:10; 1Te_4:17).

Comentario de Santo Toms de Aquino


Lección 4 2 Timoteo 1,11-18
Describe Pablo su oficio, mostrando lo que padece por cumplir con él; con todo, no se avergüenza, confiado con firme esperanza en Cristo, y provoca a Timoteo a su imitación, y le manifiesta quiénes sacarán provecho y quiénes no.11. 1n quo positus sum ego praedicator et apostólas et magister gentium.12. Ob quam causara etiam haec patior, sed non confundor. Scio enim cui credidi, et certus sum quia potens est depositum meum servare in illum diem.13. Formam habe sanorum verborum, quae a me audisti in fide et in dilectione in Christo lesu.14. Bonum depositum custodi per Spiritum Sanctum, qui habitat in nobis.15. Seis enim hoc quod aversi sunt omnes qui in Asia sunt, ex quibus est Philetus et Hermogenes.16. Det misericordiam Dominus Onesiphori domui, quia saepe me refrigeravit, et catenam meam non erubuit.17. Sed cum Romam venisset, sollicite me quaesivit et invenit.18. Det illi Dominus invenire misericordiam a Deo in illa die. Et quanta Ephesi ministravit mihi tu melius nosti.Arriba exhortó a Timoteo a la solícita predicación de Cristo, aquí lo induce a lo mismo por su ejemplo, a cuyo seguimiento lo convida, y muestra la necesidad de seguirlo. Pone también su oficio y las penalidades que pasa en cumplir con él y la certeza de su esperanza. Y describe su oficio de 3 maneras; porque se dice predicador, para excitar a las buenas costumbres. "Predica la palabra de Dios con toda fuerza y valentía, insiste con ocasión, y sin ella" (2Tm 4,2). Apóstol, para gobernar la 1glesia, porque los apóstoles son los prelados de la 1glesia. "Quien dio eficiencia a Pedro para el apostolado entre los circuncisos, me la dio también a mí para entre los gentiles" (Gal. 2,8). Y maestro, puesto para enseñar la santidad de la fe y el conocimiento de Dios. "Doctor de los gentiles en la fe y verdad" (1Tm 2). "Y vosotros, ¡oh hilos de Sión!, gózaos y alegraos en el Señor Dios vuestro, porque os ha dado que nazca de vosotros el maestro de la justicia" (Joel 2,23). Pero dice: "para el cua! fui yo constituido predicador y apóstol y doctor de las naciones". Donde 3 cosas hay que notar:lo. que él no se lo tomó por su mano, sino fue puesto por El. "Ni nadie se apropia esta dignidad, si no es llamado de Dios, como Aarón".2o. Desígnase un orden en la posición o constitución.3o. La firmeza, porque permaneció firme, al instituírsele según el orden de la razón. "Os he destinado para que vayáis por todo el mundo y hagáis fruto, y vuestro fruto sea duradero" (Jn 15,16).-"Por cuyo motivo padezco lo que padezco". Muestra lo que padece en el desempeño de su oficio, diciendo: padezco estas adversidades, a saber, las cadenas, el fastidio y el tedio, y esto por la fe de Cristo "estoy padeciendo, hasta verme entre cadenas". Y dice por qué motivo, porque no es cosa de encarecer el padecer por padecer, sino padecer por una causa justa. "Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia" (Mateo 5). Por eso dice: "pero no me avergüenzo", porque no es motivo de confusión padecer por ía justicia. "Jamás venga el caso en que alguno de vosotros padezca por homicida, o ladrón, o maldiciente, o codiciador de lo ajeno; mas si padeciere por ser cristiano, no se avergüence, antes alabe a Dios por tal causa" (! Pedro 4,15). "Entonces los Apóstoles se retiraron de la presencia del concilio muy gozosos, porque habían sido hallados dignos de sufrir aquel ultraje por el nombre de Jesús (Hch 5,41).-"porque bien sé... " Pénese la certeza de su esperanza que le hace no avergonzarse; también esto proviene de las promesas de Dios todopoderoso. Por eso dice: "de quién me he fiado". Y hay que notar que una cosa es el acto de fe por el que decimos: creo, y otra creerse de la fe de alguno, hacer confianza de él. En el primer caso el sentido es éste: bien sé, esto es, sé que es veraz el que hizo la promesa y poderoso para otorgar la vida eterna que prometió repetidamente al hombre que permanece fiel. Mas lo que de aquí se sigue, al contrario, es que lo mismo es ciencia que fe, e idéntico lo sabido y lo creído, cosa imposible, porque lo propio de lo sabido es que se vea, y lo propio de lo creído que no. Respondo: en la fe hay que distinguir 2 cosas: lo que se cree y la persona a quien se da crédito. De lo que se cree no puede haber ciencia, porque así perdería la razón de crédito, pero sí de la persona a quien se cree, porque se sabe, por evidentísima razón, que Dios es veraz. Y así dice: de quien me he fiado. -"No queráis creer a todo espíritu, sino exami nad los espíritus si son de Dios" (1Jn 4,1).En el segundo caso el sentido es más verdadero, como si dijera: ya que a mí mismo, mis penalidades y trabajos los he confiado, esto es, entregado a Dios, sé que es poderoso para conservar mi depósito. Y depósito se dice de 2 maneras: de una, lo que yo deposité; como lo hace el hombre que deposita en Dios su salvación, cuando se le entrega sin reservación alguna. "descargando en su seno iodas vuestras solicitudes, pues El tiene cuidado de vosotros" (1Pe 5,7). Asimismo deposita sus obras, cuando no recibe ¡uego su recompensa, sino a la postre, como el hombre munificente y benéfico, que deposita en Dios sus buenas obras hasta aquel día en que juzgará las cosas ocultas de los hombres, a quienes dará entonces la recompensa de sus trabajos, "dad al varón justo la enhorabuena, porque él comerá del fruto de sus buenas obras" (Is 3,10); o el depósito, esto es, el oficio que quedó depositado en mi poder, a saber, el oficio evangélico. "Ese mismo es ya un instrumento elegido por Mí para llevar mi nombre" (Hch 9,15). Dios también es poderoso para conservar a su Apóstol hasta su muerte.-"Ten por modelo la sana doctrina". Lo induce a su seguimiento, según que suene la letra: habe o habens. Si es habens: teniendo, entiéndase entonces de la idoneidad que le propone a Timoteo para imitar el ejemplo del Apóstol. Si es habe: ten, lo exhorta a su imitación. E idoneidad la tuvo el Apóstol excelente en dos cosas: cuanto al conocimiento, en la educación; por eso dice: la sana doctrina. Asimismo cuanto a la virtud; de donde dice: "que has oído de mí con la caridad en Cristo Jesús". Dice pues: no tienes excusa posible si no llevas en paciencia tus trabajos hasta verte entre cadenas, como yo, porque tienes por modelo la sana doctrina, a saber, la que no contiene la corrupción de la falsedad. "Mas tú has de enseñar solamente cosas conformes a la sana doctrina" (Tito 2,1). Y dícese sana, no corrompida efectivamente, porque nos dio la salud. Y añade: "que has oído de mí", como si dijera: no eres un ¡luso, porque te hice entrega de lo que recibí del Señor (1Co 1 1). Y esto: "en la fe y en la caridad"; porque si alguno estuviese al cabo de toda la doctrina sana, y no la creyese, no sería idóneo para enseñarla ni le tendría amor; pues de ligero se apartaría de ella, o por la adversidad, o por la prosperidad (He 1 1; 1 Juan) 3). Y esto en Cristo Jesús; porque la fe verdadera es de las cosas que Cristo enseñó, y la verdadera caridad está en Cristo, porque nos dio al Espíritu Santo, por el cual amamos a Dios.Pertrechado pues de estas armas, "guarda ese rico depósito" que te entregué, a saber, el oficio de la predicación, de suerte que jamás te apartes de la verdad, ni por temor nunca dejes de cumplir con ese oficio de predicador. "Guarda tu corazón con toda vigilancia, porque de él mana la vida" (Pr 4,23). "¡Oh Timoteo!, guarda el depósito de la fe que te he entregado" (1Tm 6,20). Y guárdalo con la buena ayuda que tienes, a saber, "por medio del Espíritu Santo que habita en nosotros". "¿Por ventura no sabéis que vuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, que habita en vosotros?" (1Co 6,19). Según otra letra encamina su amonestación a conservar la sana doctrina y a perseverar en ella.-"Ya sabes cómo se han apartado de mí todos los naturales de Asia, de cuyo número son Figelo y Hermógenes". Muéstrale la necesidad de la amonestación por el aprovechamiento o desmedro de los otros; porque cuando uno ve que de sus compañeros unos adelantan y otros desmayan, esfuérzase en imitar a los buenos. Por eso primero pasa lista de los que caen a medio camino con la carga; luego de los que van mejorando y medrando de día en día. Muestra pues que está temeroso recelando, no sea que de otra suerte se incurra en el peligro. "Mire pues no caiga el que piensa estar firme" (1Co 10,12). Por eso dice: me volvieron la espalda. Dice así la Glosa: éstos engañosamente estaban llenos, pues mostraban amigable semblante y encubrían engaños en el corazón, a saber, para aprender del Apóstol lo que les diese materia de armarle calumnias. Estos, pues, que me volvieron la espalda, están ahora en Asia, y los que hacen cabeza son éstos dos, que convirtió Santiago.-"Derrame el Señor sus misericordias". Muestra el aprovechamiento de otros, especialmente de cierto Onesíforo, trayendo a la memoria los buenos servicios que le prestó primero en Roma, posteriormente en Asia.Asimismo le desea la misericordia divina, muestra el mérito y el tiempo de la misericordia. Lo primero cuando dice: "derrame el Señor sus misericordias". Muy a propósito el deseo, ya que la vida presente es miseria. "El hombre nacido de mujer vive corto tiempo y está atestado de miserias" (Jb 4,1). Dice: "sobre la casa de Onesíforo", no sólo sobre su persona, sino sobre su familia, porque por la bondad de uno se deriva la gracia a toda la familia; "que si la casa la merece, vendrá vuestra paz a ella" (Mareo 10,13). Y el mérito de la misericordia es la que tenía con el Apóstol. Por eso dice: "porque me ha consolado muchas veces", templando con la remisión la aspereza de los continuos trabajos (Mateo 5; Sir 18; Filip. 4). "Y no se ha avergonzado de mis cadenas; antes, luego que llegó a Roma, me buscó diligentemente hasta que me encontró" (Sir 6; Pr 17). Y le desea la misericordia del siglo futuro al decir: "en aquel día" cuando el Señor juzgará a todos, y cuando la misericordia será necesaria, no sólo en Roma, sino también en Efeso; por tanto, es digno de la misericordia divina.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)


45 (I) Dirección y saludo (1,1-2). 1. Por voluntad de Dios: Para las pastorales, el papel de Pablo como emisario de Cristo formaba parte del plan divino de salvación (cf. 1 Tim. 2,7; 2 Tim. 1,11; Tit. 1,3). de acuerdo con [o pa(-)ra, o ambas cosas] la promesa de vida: Resu(-)men sucinto de Tit. 1,2-3. Sobre el doble signi(-)ficado de la prep. gr. kata, véase el comentario a Tit. 1,1 .en Cristo Jesús: Es decir, no simple(-)mente cualquier «vida», sino la que se encuen(-)tra dentro de la comunidad cristiana. 2. a Ti(-)moteo, hijo querido: Como en 1 Cor. 4,17, el lenguaje recalca la estrecha relación de Timo(-)teo con Pablo.
(II) Acción de gracias (1,3-5). Típica ac(-)ción de gracias epistolar (? Cartas del NT, 45:6,8B), desarrollada con la ayuda de Rom. 1,8-11. La fe de Pablo y de Timoteo depende de cadenas de tradición que se remontan incluso a la fe de Israel. 3. como mis antepasados: Pa(-)blo recuerda a sus padres y madres (judíos) en la fe (cf. Hch 24,14-15; 26,6). 4. al acordanne de tus lágrimas: Probable referencia a una escena de despedida semejante a la recogida en Hch 20,37-38. 5. en tu abuela Loida y en tu madre Eunice: Hch. 16,1 indica que la madre de Timo(-)teo era «una mujer judía creyente», es decir, cristiana judía, pero guarda silencio acerca de su abuela. Las pastorales y Hechos utilizan en este punto una tradición común; probable(-)mente el padre de Timoteo no es mencionado porque era pagano (Hch. 16,1.3). La «cadena de tradición» (cf. también 2,1-2; Tit. 1,4-5) ilustra cómo se transmite correctamente la fe (cf. 3,14-15).
46 (III) Llamamiento a que Timoteo renueve los dones espirituales de fortaleza, caridad e instrucción ética (1,6-2,13).
(A) Introducción: reaviva el carisma divi(-)no (1,6-7). 6. que reavives el carisma de Dios: Tal como lo describe 2 Tim, Pablo vive sus úl(-)timos días; sus herederos espirituales deben continuar su misión, por la imposición de mis manos: No se trata de una reflexión sobre el ri(-)to de ordenación utilizado en la comunidad de las pastorales (véase 1 Tim. 4,14), sino un es(-)fuerzo por dejar claro que sólo Pablo autenti(-)caba la misión de Timoteo. Nada se dice en es(-)te punto que limite la concesión de los dones carismáticos a la imposición de manos. 7. La estructura de la sentencia guarda estrecho pa(-)ralelo con Rom. 8,15. un espíritu... de instruc(-)ción ética: La palabra sóphronismos se refiere literalmente a la comunicación de la virtud cardinal de la templanza (.sóphrosyné) y luego, por extensión, a la competente enseñanza de la virtud en general. Esta capacidad se ve co(-)mo un don de Dios.
47 (B) La fortaleza permite soportar los sufrimientos (1,8-12). Siguiendo el ejem(-)plo de Pablo, que no «se avergüenza» ante el sufrimiento -el vocabulario de los w. 8 y 12 re(-)cuerda Rom. 1,16-, Timoteo, en cuanto tipo del dirigente eclesial, no ha de «avergonzarse», si(-)no unirse a Pablo en el sufrimiento por el evangelio. Las referencias a la «fuerza» de Dios en los w. 8 y 12 y el recuerdo del kerigma proporcionan una base para la confianza. 8. el testimonio... de nuestro Señor: Pese a esta refe(-)rencia a la pasión de Jesús, es a Pablo y no a Jesús a quien se propone como modelo exce(-)lente para la imitación, ni de mí, su prisionero: Hay en estas palabras un punto de ironía; si bien Pablo es el prisionero de Cristo, en reali(-)dad es libre (cf. 1 Cor. 7,22). 9-11. Gran parte del lenguaje de este «esquema de revelación» se encuentra en otros lugares dentro del cor(-)pus paulino; para sus rasgos comunes, véanse Tit. 1,2-3; Ef. 3,5-7.9-11; Rom. 16,25-26. que nos ha salvado: Para Pablo como tal, la salvación es normalmente un acontecimiento futuro (pero véase Rom. 8,24-25; ? Teología paulina, 82:71), no por nuestras obras... en Cristo Jesús: Un sentir muy paulino (véanse Rom. 9,11; Gál. 2,16; cf. Ef. 2,8-9). antes de las edades eternas: Véase Tit. 1,2. la manifestación de nuestro Sal(-)vador: Véase el comentario a Tit. 1,4; 2,11.13. quien ha destruido la muerte: En 1 Cor. 15,26 esto se describe como un acontecimiento futu(-)ro. 11. he sido yo constituido heraldo: Sobre el papel esencial de Pablo en la economía de la salvación, véanse Tit. 1,3; 1 Tim. 2,7. 12. para guardar lo que se me ha confiado: Sobre parathéké, véase el comentario a 1 Tim. 6,20.
48 (C) La caridad permite la fidelidad a Pablo (1,13-18). El principio enunciado en los vv. 13-14 queda ilustrado negativamente en el v. 15 y positivamente en los w. 16-18. Pablo y su enseñanza siguen siendo el modelo para la co(-)munidad cristiana. 15. todos se apartaron de mí: Tit. 1,14 ve el «apartamiento» como una aposta(-)sía. Probablemente esto ocurrió cuando llegó a Éfeso la noticia de la detención de Pablo (-> 5 supra). Figelo: Desconocido en las demás fuen(-)tes. Hermógenes: Junto con Demas (véase 4,10) aparece en HchPyT como un seguidor apóstata de Pablo. 16. Onesíforo: Conocido fuera de este texto únicamente por HchPyT, donde también es presentado como fiel amigo de Pablo. 18. concédale el Señor encontrar misericordia ante el Señor: Probablemente el primer uso de «Señor» se refiere a Cristo y el segundo a Dios, pero la cosa no está clara. Se habla de Onesíforo como si estuviera muerto.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter I.

Pauls loue to Timothie, and the vnfained faith which was in Timothie himselfe, his mother, and grandmother. 6 Hee is exhorted to stirre vp the gift of God which was in him, 8 to be stedfast and patient in persecution, 13 and to persist in the fourme and trueth of that doctrine which hee had learned of him. 15 Phygellus and Hermogenes, and such like are noted, and Onesiphorus is highly commended.
1 Paul an Apostle of Iesus Christ by the will of God, according to the promise of life, which is in Christ Iesus,
2 To Timothie my dearely beloued sonne: grace, mercie, and peace from God the Father, and Christ Iesus our Lord.
3 I thanke God, whom I serue from my forefathers with pure conscience, that without ceasing I haue remembrance of thee in my prayers night and day,
4 Greatly desiring to see thee, being mindfull of thy teares, that I may bee filled with ioy,
5 When I call to remembrance the vnfained faith that is in thee, which dwelt first in thy grandmother Lois, and thy mother Eunice: and I am perswaded that in thee also.
6 Wherefore I put thee in remembrance, that thou stirre vp the gift of God which is in thee, by the putting on of my hands.

[Holy calling.]

7 For God hath not giuen vs the spirit of feare, but of power, of loue, and of a sound minde.
8 Bee not thou therefore ashamed of the testimony of our Lord, nor of me his prisoner, but bee thou partaker of the afflictions of the Gospel according to the power of God,
9 Who hath saued vs, and called vs with an holy calling, not according to our workes, but according to his owne purpose and grace, which was giuen vs in Christ Iesus, before the world began,
10 But is now made manifest by the appearing of our Sauiour Iesus Christ, who hath abolished death, and hath brought life and immortalitie to light, through the Gospel:
11 Whereunto I am appointed a Preacher, and an Apostle, and a teacher of the Gentiles.
12 For the which cause I also suffer these things; neuerthelesse, I am not ashamed: for I know whom I haue [ Or, trusted.] beleeued, and I am perswaded that he is able to keepe that which I haue committed vnto him against that day.
13 Holde fast the fourme of sound words, which thou hast heard of mee, in faith and loue, which is in Christ Iesus.
14 That good thing which was committed vnto thee, keepe, by the holy Ghost which dwelleth in vs.
15 This thou knowest, that all they which are in Asia be turned away from me, of whom are Phygellus and Hermogenes.

[Strong in grace.]

16 The Lord giue mercie vnto the house of Onesiphorus, for hee oft refreshed mee, and was not ashamed of my chaine.
17 But when he was in Rome, hee sought mee out very diligently, and found me.
18 The Lord grant vnto him, that he may finde mercie of the Lord in that day: And in how many things hee ministred vnto mee at Ephesus, thou knowest very well.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



4. "Al acordarme de tus lágrimas": probable alusión a la pena que experimentó Timoteo cuando Pablo se separó de él para ir a Macedonia ( 1Ti_1:3), o cuando el Apóstol fue llevado prisionero a Roma.

5. "Tu madre Eunice": ver Hec_16:1.

6. "La imposición de mis manos": ver nota 1Ti_4:14.

9. "No por nuestras obras": ver nota Rom_3:30.

10. "La Manifestación de nuestro Salvador Jesucristo" es su Encarnación y su obra redentora. Ver 1Ti_3:16; 1Ti_6:14.

12. "Esta prueba": se refiere a la prisión que Pablo sufría por segunda vez en Roma.

"Aquel Día" es el Día de la Manifestación gloriosa de Jesús. Ver notas Hec_2:17-21; Flp_1:6.

"El bien que me ha encomendado": ver nota 1Ti_6:20.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Fiel a la Buena Noticia. Las palabras de Pablo están impregnadas de la urgencia y la emoción de las últimas recomendaciones. Comienza recordando a su discípulo y sucesor el momento solemne de la imposición de manos (cfr. 1Ti_4:14; Hch_6:6), en alusión al rito en que le fue trasmitida la autoridad apostólica, es decir el carisma o don del Espíritu para dirigir a la comunidad con valentía y dar testimonio acerca de la buena noticia de «la aparición de nuestro Salvador Cristo Jesús» (10; cfr. Tit_2:11), de la que él mismo, Pablo, se considera «predicador, apóstol y maestro» (11) y por la que ha luchado, sufrido y por la que ahora está en la cárcel.
Esta situación de penalidades y de privación de libertad no la considera en manera alguna como fracaso de su apostolado o del Evangelio del que es heraldo, pues el Apóstol se siente tan identificado personalmente con la Buena Noticia que predica, que tanto su vida y su destino, como el mismo mensaje evangélico, los contempla como un depósito que está seguro en las manos de aquel que puede custodiarlo hasta el último día (12). Este depósito de la fe debe ser también la norma de vida de su discípulo Timoteo, gracias a la presencia del Espíritu.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Un encargo a Timoteo

Pablo es consciente de la amenaza persistente de los falsos maestros y desea dar a Timoteo suficiente apoyo para combatirlos. La cuestión más urgente para Timoteo es que tenga presente el modelo de las sanas palabras definidas como las que has oído de mí. No es necesario considerar aquí que Pablo esté sugiriendo que esto signifique simplemente entregar su propia enseñanza, porque aclara en otro lu gar que la enseñanza le fue entregada a él (cf. 1 Cor. 15:3). La tarea de Timoteo es guardar el buen depósito, en el sentido de guardarlo seguro. Pablo tiene una aguda conciencia de que esto puede ser lo grado solamente por la ayuda del Espíritu, que es el verdadero guardián de la verdad.

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



Recomienda aquí Pablo la fidelidad a la tradición apostólica. Su punto de partida son las PALABRAS SANAS QUE DE MÍ OÍSTE: la enseñanza oral de los apóstoles; estas palabras sanas son el PRECIOSO DEPÓSITO que hay que custodiar y transmitir fielmente; son también el modelo, la norma de la enseñanza episcopal; su conservación y transmisión incorrupta está garantida, de parte de Dios, POR EL ESPÍRITU SANTO, QUE HABITA EN NOSOTROS; de parte del hombre, CON LA FE Y LA CARIDAD. Decir, como dicen los protestantes, que sola la Escritura es regla de fe, es diametralmente opuesto a lo que enseña Pablo.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Ti_1:10+

[2] 1Ti_6:20+; Rom_5:5+

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Ti_1:10+

[2] 1Ti_6:20+; Rom_5:5+

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

El Espíritu Santo está presente en la Iglesia desde el día de Pentecostés y actúa continuamente en ella para santificar a todos los fieles y para que los pastores -y en especial los sucesores de Pedro- «santamente custodiaran y fielmente expusieran la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la fe» (C. Vat. I, Past. Aetern. 4).


Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— auténtica enseñanza: Ver notas a 2Ti 1:12 y a 1Ti 1:10.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 1.5 Hch 16.1.

[2] 1.6 Véase 1 Ti 4.14 n.

[3] 1.9 Tit 3.5; cf. Ro 3.27-28; 4.2,5; Gl 2.16; Ef 2.8-9.

[4] 1.12 Aquel día: el del juicio final.

[5] 1.12 Lo que me ha encomendado: Véase 1 Ti 6.20.

Torres Amat (1825)



[12] Cuando espero que me dará el cien doblado por esta vida perecedera, que pongo ahora en sus manos y de sacrificio por amor suyo.

iNT-CEVALLOS+ Interlineal Académico Del Nuevo Testamento Por Cevallos, Juan Carlos

[I ἔχε I] retén.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

ejemplo... Es decir, el modelo exacto.