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Cuando fue consumido el sacrificio, Nehemías mandó derramar el líquido sobrante sobre unas grandes piedras. (II Macabeos 1, 31) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Times New Roman CE;;;

Introducción (1:1-2:19).

Fraternidad Judía (1:1-9).
1 A los hermanos judíos que moran en Egipto, salud. Los hermanos judíos de Jerusalén y de Judea, paz y felicidad. 2 Que Dios os bendiga, acordándose de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob, sus fieles siervos. 3 Que a todos os dé corazón dispuesto para venerarle y cumplir con todo ánimo y buena voluntad sus preceptos. 4 Que os abra el corazón para entender su Ley y sus preceptos, os conceda la paz, 5 oiga vuestras súplicas, se reconcilie con vosotros y no os abandone en el tiempo de la desgracia. 6 Esta es nuestra oración por vosotros. 7 Reinando Demetrio, el año ciento sesenta y nueve, nosotros, los judíos, os escribimos cuando nos hallábamos en la gran tribulación y angustia que nos sobrevino desde que Jasón y los suyos se marcharon de la tierra santa y del reino. 8 Pues incendiaron el pórtico del templo y derramaron mucha sangre inocente. Pero suplicamos al Señor, y le ofrecimos sacrificios y flor de harina, y encendimos las lámparas, y presentamos los panes. 9 Ahora vosotros celebrad la fiesta de los Tabernáculos en el mes de Casleu. Dada el año ciento ochenta y ocho.

Los judíos de Jerusalén se consideran hermanos de los de Egipto, a los que desean la paz (salom), conforme a la costumbre judía. Después de la toma de Jerusalén por Nabucodonosor (587 a.C.), muchos judíos emigraron a Egipto, estableciéndose principalmente en Alejandría. Unos papiros aramaicos han puesto al descubierto una colonia militar judía en la isla de Elefantina, a diez kilómetros al norte de la primera catarata del Nilo y a más de mil del Mediterráneo. Estos papiros han revelado que tenían los judíos allí residentes no solamente una sinagoga, sino un templo, en que se ofrecían sacrificios. Destruido el año 411 antes de Cristo, acudieron al sumo pontífice de Jerusalén para restaurarlo, creyendo ellos que era legítima su erección 1.
Hacia el año 170 antes de Cristo, el hijo de Onías III se refugió en Egipto y construyó en Leontópolis, a treinta kilómetros al nordeste de El Cairo, un templo, tomando por modelo el de Jerusalén. Los círculos sacerdotales de la capital teocrática veían con malos ojos aquel lugar de culto servido por un sacerdote de ascendencia levítica, por oponerse a la ley de la unidad de santuario (Deu_12:5-12). De ahí la correspondencia epistolar de los ambientes sacerdotales de Palestina con los judíos de Egipto a fin de convencerles de la necesidad de cesar con las actividades de culto fuera del templo de

Jerusalén.
La expresión en to nomo (en la Ley) se emplea, según Ruperto de Deutz 2, para expresar veladamente que los judíos de Egipto, que se jactaban de observar la Ley, no se ajustaban a las prescripciones de la misma tocante a la unidad del santuario. Su culpa es más grave en los momentos actuales, en que el templo de Jerusalén ha sido purificado de toda impureza. La desgracia visitó a los judíos de Egipto en tiempos de Tolomeo Evergetes II Fiscón (145-116); pero es posible que la persecución fuera un castigo de Dios por haber transgredido ellos la ley de la unidad del templo 3. Los judíos de Palestina han vivido también momentos muy difíciles. Esta situación anormal fue creada, más que por los reyes de Siria, por la conducta de Jasón, hermano de Onías, que se pasó al partido de Antíoco y compró la dignidad de sumo sacerdote (Deu_4:7-13).
Como colofón, se invita a los judíos de Egipto a asociarse a sus hermanos de Palestina en la fiesta de acción de gracias para celebrar la terminación de los males que les aquejaban. Llámase esta fiesta de los Tabernáculos o de las Encenias, del mes de Casleu. No habla de esta fiesta nuestro texto, sino de la que instituyó Judas Macabeo (1Ma_4:59), y que, por celebrarse a la manera de la antigua solemnidad de los Tabernáculos, recibía también el nombre de fiesta de las Encenias, del mes de Casleu. La carta lleva la fecha del 188, o sea 124 antes de Cristo. Es muy probable que esta indicación cronológica fue desplazada a este lugar con el fin de poner de relieve la fiesta del mes de Casleu. La carta se interrumpe por la inserción de una segunda que da noticia de la muerte de Antíoco.

Rumores acerca de la muerte de Antíoco (1Ma_1:10-17).
10 Los moradores de Jerusalén y de Judea, el senado y Judas, a Aristóbulo, maestro del rey Tolomeo, del linaje de los sacerdotes ungidos, y a los otros judíos de Egipto, salud y prosperidad. 11 Librados por Dios de grandes peligros, le damos muchas gracias, estando prontos a luchar de nuevo contra el rey. 12 Pero Dios mismo ha aniquilado a los que combatían contra la ciudad santa. 13 Pues cuando ese caudillo, con el ejército que le acompañaba, que parecía irresistible, llegó a Persia, fueron heridos en el templo de Nanea, gracias al engaño de los sacerdotes de ésta. 14 Antíoco, acompañado de sus amigos, vino al lugar como para desposarse con ella y tomar, en virtud de tal desposorio y a título de dote, sus tesoros. 15 Los sacerdotes de Nanea le habían hecho esta propuesta, y él, con escasa gente, entró en el recinto del templo. Cerraron aquéllos las puertas 16 una vez que Antíoco había entrado, y, abriendo luego una abertura disimulada en el techo, a pedradas aplastaron al caudillo, y a los acompañantes los descuartizaron, les cortaron sus cabezas y las tiraron fuera. 17 Por esto bendito sea Dios, que así ha castigado a los impíos.

Envían la carta el pueblo judío, el senado o gerousia (1Ma_4:44; 1Ma_11:27; 1Ma_12:6) y Judas Macabeo. Entre los destinatarios se hace especial mención de Aristóbulo, preceptor del rey Tolomeo Filometor (181-145). Era Aristóbulo un filósofo peripatético que escribió y dedicó al rey un comentario alegórico al Pentateuco, en el cual intentó probar que la Ley mosaica, rectamente entendida, encerraba todo cuanto han podido enseñar los filósofos griegos4. La noticia que les comunican es extraordinaria: la muerte del más acérrimo enemigo del judaísmo. Su muerte acaeció en Persia, dentro del templo dedicado a la diosa Nanea, en donde había entrado por indicación de los sacerdotes del santuario.
El relato de su muerte difiere de los otros dos textos en que se relata el mismo hecho (1Ma_9:1-29; 1Ma_6:1-14). Los remitentes de la carta se hacen eco de los rumores que les han llegado sobre la muerte de Antíoco, rumores que el autor del libro recoge a su vez sin responder de su objetividad real. La fantasía popular atribuyó a la muerte de Antíoco circunstancias que son propias de la de su padre Antíoco III al intentar el asalto del templo de Bel en Elimaida. Ninguna importancia concedía el autor sagrado a la leyenda contenida en el texto de la carta. Todo su interés estriba en relacionar la muerte de Antíoco con la purificación del templo de jerusalén. En cuanto a los detalles de la narración, los refiere tal como los encontró en el mencionado documento. Habiendo indicado la fuente de sus informaciones, no era necesario que asumiera la responsabilidad de su contenido.
El santuario estaba dedicado a Nanea, la antigua Nana babilónica, diosa de la naturaleza y de la fecundidad, que los griegos identifican con Artemis de Efeso. Los sacerdotes del templo propusieron a Antíoco su matrimonio con la diosa, con lo que recibiría, a título de dote, los tesoros depositados en el templo. Granio Liciniano cuenta un hecho análogo del mismo Antíoco; Séneca5 habla de un posible matrimonio entre Antonio y Minerva. El asesinato salvaje de Antíoco era el que mejor convenía a un impío de su talla. Por esto, bendito sea Dios, que así ha castigado a los impíos.

El fuego sagrado (1Ma_1:18-36).
18 Estando, pues, para hacer la purificación del templo en el mes de Casleu, hemos creído deber nuestro manifestároslo para que también vosotros celebréis la fiesta de los Tabernáculos y del fuego que se encendió cuando Nehemías, después de edificar el templo y el altar, ofreció sacrificios. 19 Pues, al ser nuestros padres llevados a Persia, los sacerdotes piadosos que había entonces, ocultamente tomaron el fuego del altar y lo escondieron en un hueco, a manera de pozo seco, en el cual lo depositaron, tan en seguro, que el sitio quedó de todos ignorado. 20 Transcurridos muchos años, cuando a Dios plugo, Nehemías, que había sido enviado por el rey de Persia, mandó a los nietos de los sacerdotes que lo habían ocultado a buscar el fuego, y, según ellos contaron, no hallaron fuego, sino un agua espesa, 21 de la cual les mandó que sacasen. Cuando las víctimas estaban dispuestas en el altar, ordenó Nehemías a los sacerdotes que con el agua rociasen la leña y lo que encima de ella había. 22 Cumplido esto y pasado un poco de tiempo, salió el sol, que antes estaba nublado, y se encendió un gran fuego, quedando todos maravillados. 23 Y mientras oraban los sacerdotes y todos los presentes, empezando Jonatán y respondiendo los restantes, 24 hasta Nehemías, se consumía el sacrificio. La oración era ésta: Señor, Señor Dios, creador de todas las cosas, temible, fuerte, justo, misericordioso y rey único bondadoso, 25 único liberal, único justo, omnipotente y eterno, que libras a Israel de todo mal, que elegiste a nuestros padres y los santificaste, 26 acepta este sacrificio por todo tu pueblo de Israel, protege tu heredad y santifícala. 27 Congrega a nuestros dispersos, vuelve la libertad a los que viven en servidumbre entre las naciones, pon los ojos en estos despreciados y abominados, conozcan las naciones que tú eres nuestro Dios. 28 Aflige a los que nos oprimen y con insolencia nos ultrajan. 29 Trasplanta tu pueblo a tu lugar santo, según dijo Moisés. 30 Los sacerdotes, entre tanto, cantaban himnos. 31 Cuando el sacrificio se hubo consumado, mandó Nehemías derramar el agua restante sobre grandes piedras; 32 y en cuanto lo hicieron, de la luz del altar se encendió una llama que la consumió. 33 Cuando esto se hizo notorio y contaron al rey de Persia que en el lugar donde los sacerdotes llevados cautivos habían ocultado el fuego apareció agua, con lo cual los que acompañaban a Nehemías habían encendido el sacrificio, 34 después de hechas averiguaciones, hizo cercar el sitio y lo declaró sagrado. 35 Aquel día fue día de felicitaciones, en que el rey repartió y recibió ricos presentes. 36 Los de Nehemías llamaron a aquel sitio Nafta, que quiere decir purificación; pero muchos le llaman Neftai.

De la historia del fuego sagrado no disponemos de otras fuentes de información, por lo que tampoco podemos juzgar de su veracidad. Knabenbauer y Gillet dudan de la historicidad de la fiesta del fuego de Nehemías. Se refiere en la carta una tradición popular que aclara lo del Lev_6:5 (12) acerca del fuego perpetuo en el altar de los holocaustos. Este carácter popular de la narración se confirma por el hecho de que no se habla del fuego en la misma fiesta de la purificación (1Ma_4:54-59) ni se alude a él en 2:16. Si añadimos que el texto griego es defectuoso, puede inferirse que toda esta historia del fuego es sospechosa; aún más, atendiendo a la misma narración, non immerito in dubium voæari potest (Knabenbauer). Otros consideran el relato como un midrash. Sea lo que fuere, no por ello queda menoscabada la inerrancia bíblica. El autor reproduce el texto de una carta de la que no tenemos indicio alguno de que fuera inspirada. El compilador la transcribe por juzgar que es muy apta para recomendar la fiesta de la purificación, no porque crea en la historicidad de los detalles que en ella se refieren. Este documento es, pues, inspirado por razón consignationis, non ratione materiae.
Lo que se dice acerca de la labor de Nehemías corresponde a la exaltación de su personalidad por parte del pueblo, atribuyéndole obras y proyectos que no le pertenecen. Se habla en el v.23 de un hombre llamado Jonatán, que difícilmente puede identificarse con algún determinado homónimo del libro de Nehemías (12:14-18; Esdra 8:6; 10:15). La oración de que hablan los v.24-29 es el único ejemplo conocido de una plegaria sacrificial.
Al derramar el agua espesa sobrante sobre grandes piedras, se encendió una llama de la luz del altar, que la consumió. El rey de Persia, cuyo nombre no se menciona, fue testigo de tan gran prodigio, por lo que hizo cercar el sitio y declaró sagrado el lugar. El líquido misterioso es llamado neftar, que algunos relacionan con el verbo hebraico kafar, purificar. Según Abel, el término neftar es una contracción de una palabra compuesta de nephtaatar; nephta, que significa nafta, y atar, fuego. Nehemías encontró en este juego de palabras un vocablo apropiado para designar el líquido espeso, o nafta, del cual salió el fuego. Es evidente que el texto habla de la nafta, de un aceite proveniente de Persia 6.
Este relato, escribe Vigouroux, modelo característico de la hagada judía, contiene mucha fantasía y datos peregrinos. Nadie se extrañará de ello si tiene en cuenta que las informaciones proceden de una fuente apócrifa en que el papel de Nehemías es diferente del que le atribuyen los libros canónicos. El autor sagrado copia simplemente documentos; comprueba su existencia, sin garantizar la exactitud de las opiniones que allí se expresan 7.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter I.

1 A letter of the Iewes from Ierusalem to them of Egypt, to thanke God for the death of Antiochus. 19 Of the fire that was hidde in the pit. 24 The prayer of Nehemias.
1 The brethren the Iewes that bee at Ierusalem, and in the lande of Iudea, wish vnto the brethren the Iewes that are throughout Egypt, health and peace.
2 God be gracious vnto you, and remember his Couenant that hee made with Abraham, Isaac, and Iacob, his faithfull seruants:
3 And giue you all an heart to serue him, and to doe his will, with a good courage, and a willing minde:
4 And open your hearts in his law and commandements, & send you peace:
5 And heare your prayers, and be at one with you, and neuer forsake you in time of trouble.
6 And now wee be here praying for you.
7 What time as Demetrius reigned, in the hundred threescore and ninth yeere, wee the Iewes wrote vnto you, in the extremitie of trouble, that came vpon vs in those yeeres, from the time that Iason and his company reuolted from the holy land, and kingdome,
8 And burnt the porch, and shed innocent blood. Then we prayed vnto the Lord, and were heard: we offered also sacrifices, and fine flowre, and lighted the lampes, and set forth the loaues.
9 And now see that ye keepe the feast
of [ Lev_23:34.] Tabernacles in the moneth Casleu.
10 In the hundreth, fourescore, and eight yeere, the people that were at Ierusalem, and in Iudea, and the counsel, and Iudas, sent greeting and health vnto Aristobulus, king Ptolomeus master, who was of the stock of the anointed priests, and to the Iewes that were in Egypt.
11 Insomuch as God hath deliuered vs from great perils, wee thanke him highly, as hauing bin in battell against a king.
12 For he cast them out that fought within the holy citie.
13 For when the leader was come into Persia, and the armie with him that seemed inuincible, they were slaine in the temple of Nanea, by the deceit of Naneas priests.
14 For Antiochus, as though hee would marrie her, came into the place, and his friends that were with him, to receiue money in name of a dowrie.
15 Which when the priests of Nanea had set forth, and he was entred with a small company into the compasse of the temple, they shut the temple assoone as Antiochus was come in.
16 And opening a priuie doore of the roofe, they threw stones like thunderbolts, and stroke downe the captaine, hewed them in pieces, smote off their heads, and cast them to those that were without.
17 Blessed be our God in all things, who hath deliuered vp the vngodly.
18 Therefore whereas we are nowe purposed to keep the purification of the Temple vpon the fiue & twentieth day of the moneth [ Leviticus 23; Num_29:] Casleu, we thought it necessary to certifie you thereof, that ye also might keepe it, as the [feast.] of the tabernacles, and of the fire [which was giuen vs.] when Neemias offered sacrifice, after that he had builded the Temple, and the Altar.
19 For when our fathers were led into Persia, the Priests that were then deuout, took the fire of the Altar priuily, & hid it in a hollow place of a pit without water, where they kept it sure, so that the place was vnknowen to all men.
20 Now after many yeeres, when it pleased God, Neemias being sent from the king of Persia, did send of the posteritie of those Priests that had hid it, to the fire: but when they tolde vs they found no fire, but thicke water,
21 Then comanded he them to draw it vp, and to bring it: and when the sacrifices were laid on, Neemias comanded the Priests to sprinkle ye wood, and the things laid thereupon with ye water.
22 When this was done, and the time came that the Sun shone which afore was hid in the cloude, there was a great fire kindled, so that euery man marueiled.
23 And the Priests made a prayer whilest the sacrifice was consuming, [I say.] both the Priests, and all the rest, Ionathan beginning, and the rest answering thereunto, as Neemias did.
24 And the prayer was after this maner, O Lord, Lord God, Creatour of all things, who art fearefull, and strong, and righteous, and mercifull, and the onely, and gracious king,
25 The onely giuer of all things, the onely iust, almightie & euerlasting, thou that deliuerest Israel from al trouble, & didst choose the fathers, & sanctifie them:
26 Receiue the sacrifice for thy whole people Israel, and preserue thine owne portion, and sanctifie it.
27 Gather those together that are scattered fro vs, deliuer them that serue among the heathen, looke vpon them that are despised & abhorred, and let the heathen know that thou art our God.
28 Punish them that oppresse vs, and with pride doe vs wrong.
29 Plant thy people againe in thy holy place, as Moises hath spoken.
30 And the Priests sung psalmes of thankesgiuing.
31 Now when the sacrifice was consumed, Neemias commanded the water that was left, to bee powred on the great stones.
32 When this was done, there was kindled a flame: but it was consumed by the light that shined from the Altar.
33 So when this matter was knowen, it was told the king of Persia, that in the place, where the Priests that were led away, had hid the fire, there appeared water, and that [ Or, Neemias his company.] Neemias had purified the sacrifices therewith.
34 Then the king inclosing the place, made it holy after he had tried ye matter.
35 And the king tooke many gifts, and bestowed thereof, on those whom he would gratifie.
36 And Neemias called this thing Naphthar, which is as much to say as a cleansing: but many men call it Nephi.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Esta sección se basa en algún escrito apócrifo de Nehemías, dado que los datos no coinciden con el libro canónico. En la conciencia religiosa de Israel, el fuego sagrado servía como signo visible de la manifestación de Dios (Éxo_3:4; Lev_9:24; 1Re_18:20-30; 2Cr_7:1). La destrucción del Templo de Jerusalén por parte de las tropas invasoras de Babilonia en al año 587 a.C. llevaron a los judíos a pensar que Dios había abandonado temporalmente su morada. Al regresar del exilio, los sacerdotes utilizan el fuego sagrado y la nafta -petróleo bruto- para restaurar el altar de los sacrificios, creando las condiciones para que el Templo sea de nuevo lugar sagrado y morada de Dios. La idea de limitar la presencia de Dios al Templo sirvió para que en el futuro la clase sacerdotal controlara y manipulara las relaciones del pueblo con Dios. Si Dios está privilegiadamente en el Templo, son los sacerdotes los que tienen en exclusiva la relación con Él. Jesús critica con firmeza esta posición, proclamando que a Dios se le adora en espíritu y verdad (Jua_4:19-24; cfr. Mat_23:1-29; Mat_27:51). Según Jesús a Dios se le encuentra en el Templo, en la casa, en el trabajo, pero sobre todo en el hermano necesitado (Mat_25:31-46; 1Jn_4:20s). El error de los judíos al regresar del destierro fue pensar que para agradar a Dios lo primero era reconstruir el Templo con todos sus sacrificios y no reconstruir la vida del pueblo que estaba sumida en la desgracia. El mismo Nehemías deja constancia que la recuperación del Templo no implicó mejores condiciones de vida para el pueblo, por el contrario las empeoraron (Neh_5:1-12).

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



9. La fiesta de la dedicación del Templo es llamada aquí "fiesta de las Chozas", porque ambas festividades se celebraban con ritos semejantes (10. 6). El "mes de Quisleu" corresponde a noviembre - diciembre.

10. "Aristóbulo" era un judío de Alejandría célebre por su explicación alegórica del Pentateuco. El "rey" aquí mencionado es Tolomeo VI Filométor, que reinó en Egipto desde el 181 al 146 a. C.

13. "Nanea" era una diosa babilónica de la fertilidad, a la que los griegos identificaron con Afrodita.

18. Sobre las etapas de la reconstrucción del Templo después del exilio, ver Esd_3:8; Esd_5:1-2; Esd_6:14-15; Neh_2:8.

19. Según este relato legendario, el "fuego del altar" habría permanecido encendido, como se establece en Lev_6:5-6.

33-35. La orden del rey se debía a que los persas rendían culto al fuego.

36. Lo que aquí se llama "nafta" es el "líquido espeso" de que habla el v. 21, es decir, el petróleo en estado natural.

Torres Amat (1825)



[7] 144 a.C.. 1 Mac 11.

[8] 1 Mac 4, 56.

[9] Esta fiesta de los Tabernáculos es la de la renovación o purificación del templo, hecha por Judas Macabeo, que se celebraba a 25 de Casleu casi con las mismas ceremonias que la gran fiesta de los Tabernáculos que se hacía en el mes de Tizri. 1 Mac 4, 52; 2 Mac 10, 6.

[14] Séneca cuenta que los atenienses ofrecieron por esposa a Antíoco su diosa Minerva. El la aceptó y mandó que le pagaran mil talentos de oro de dote. El matrimonio con la diosa fue una treta para apoderarse del dinero.

[18] Lev 6, 12.

[19] Los hebreos llamaban Persia al país de la otra ribera del río Eufrates, la antigua Babilonia.

[29] Deut 30, 3-5.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*1:1-2:18 Las dos cartas tienen en común sus destinatarios, judíos residentes en Egipto, y su finalidad, recomendar la celebración de la fiesta de la Dedicación del templo de Jerusalén, de gran semejanza con la tradicional fiesta de las Tiendas del otoño. Consta que Onías IV, hijo de Onías III (2Ma 4:33 s), construyó un templo en Leontópolis, hacia el 150 a.C.