Nehemías 13 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 31 versitos |
1 El libro de la ley de Moisés se leyó aquel día a oídos del pueblo; y se encontró que estaba escrito en él: “Los amonitas y los moabitas no entrarán jamás en la congregación de Yahweh,
2 por no haber salido al encuentro de los hijos de Israel con pan y agua, sino que contrataron a Balam para que los maldijera; pero Dios convirtió sus maldiciones en bendiciones”.
3 Entonces, cuando ellos escucharon las palabras de la ley, excluyeron a todas las multitudes mezcladas de Israel.
4 Y el sacerdote Elisab vino y se construyó allí un gran atrio,
5 donde anteriormente se colocaban las ofrendas, el incienso, los recipientes destinados a los diezmos del grano, del vino, del aceite y de las primicias para los sacerdotes, en los lugares designados para los levitas, los cantores y los porteros.
6 Pero cuando sucedió todo esto, yo no estaba en Jerusalén, porque en el trigésimo segundo año de Artajerjes, rey de Babilonia, me había presentado ante el rey; pero después de un tiempo, solicité un permiso al rey.
7 Cuando llegué a Jerusalén, comprendí lo mal que se había conducido Elisab al favorecer a Tobías, pues le había construido una habitación en el atrio de Yahweh.
8 Esto me disgustó mucho; entonces arrojé a la calle, fuera del atrio, todo el mobiliario de la habitación de Tobías.
9 Después ordené que limpiaran el atrio, e hice que regresaran allí los utensilios del templo de Yahweh, y las ofrendas y el incienso.
10 Así mismo, me enteré de que la porción de los levitas no les había sido entregada, por lo cual los levitas, los cantores y los que llevaban a cabo el servicio se retiraron cada quien a su campo.
11 Ante esto, yo me enfrenté a los dirigentes, y les dije: ¿Por qué, pues, está abandonado el templo de Yahweh? Así que los reuní, y los restablecí en sus puestos.
12 Entonces todos los judíos llevaron el diezmo del grano, del vino y del aceite a los almacenes;
13 y puse a cargo de los almacenes al sacerdote Selemías, al escriba Sadoc y a Peraías, hijo de uno de los levitas; y estaban con ellos Hanán, hijo de Zacur, hijo de Metanías, ya que a ellos se les consideraba dignos de confianza, y resultaron por sorteo jefes de sus hermanos.
14 ¡Recuérdame por esto, oh Dios mío, y no pases por alto la bondad que he mostrado para con el templo de mi Dios y para con sus servicios!
15 En aquel tiempo vi en los caminos de Judá que iban viajeros en día de reposo, los cuales llevaban cargas transportadas en asnos, y también vino, uvas, higos y toda clase de cargamento, el cual llevaban a Jerusalén en día de reposo. Entonces yo les advertí que no vendieran mercancía,
16 y que no trajeran pescado ni comerciaran en día de reposo con los habitantes de Judá en Jerusalén.
17 También me enfrenté con los principales de Judá, y les reclamé: ¿Por qué hacen ustedes esta mala acción profanando así el día de reposo?
18 Así actuaron sus padres, y Dios trajo sobre nosotros y sobre esta ciudad toda esta calamidad; pero ustedes han añadido ira e indignación contra Israel al profanar el día de reposo.
19 Entonces, cuando se abrieron las puertas de Jerusalén antes del día de reposo, di órdenes de que las puertas se cerraran, y di instrucciones para que no se abrieran las puertas hasta después del día de reposo; y puse a algunos de mis criados a las puertas para que no permitieran meter cargamento alguno en día de reposo.
20 Los comerciantes y los vendedores se quedaron por fuera de Jerusalén una o dos veces,
21 por lo cual los amonesté, diciéndoles: ¿Por qué, pues, no entran por la puerta de la muralla mientras aún es de día? Si pasan por alto esta orden, usaré la fuerza contra ustedes. Y a partir de esa ocasión, no entraron en día de reposo.
22 Después dije a los levitas que se purificaran, y que se presentaran los guardias y los porteros para santificar el día de reposo. ¡Recuérdame también por esto, oh Dios mío! ¡Perdóname conforme a la grandeza de tus misericordias!
23 También vi en aquel tiempo a judíos que vivían con mujeres extranjeras asdoditas y también amonitas y moabitas.
24 La mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, y la otra mitad no hablaba la lengua de Judá, sino el idioma de otros pueblos.
25 Entonces me enfrenté a ellos y los maldije; di muerte a algunos varones de ellos y los sepulté. Al resto los hice jurar por Dios que no entregarían sus hijas a los hijos de ellos, ni tomarían a las hijas de ellos para sus hijos o para ustedes,
26 pues en estas cosas pecó Salomón, rey de Israel. Entre las muchas naciones no existió rey como él, amado por su Dios y lo puso por rey sobre todo Israel. Sin embargo, aun a él lo hicieron pecar las mujeres extranjeras.
27 Pero ustedes, habiéndoseles informado respecto a esto, cometieron esta gran maldad, siendo infieles a nuestro Dios al tomar mujeres extranjeras.
28 Uno de los hijos de Joyada, hijo del sumo sacerdote Elisab, era yerno de Sambalat el horonita, por lo cual lo aparté de mi lado.
29 ¡Recuérdame, oh Dios mío, tocante al remanente del sacerdocio, y tocante al remanente de los sacerdotes y de los levitas!
30 Así los purifiqué de todo lo de los pueblos, y establecí en sus puestos a los sacerdotes y a los levitas, a cada uno en su servicio,
31 en las ofrendas, en las cosas consagradas en sus tiempos señalados, en sus fiestas y en la primicias. ¡Recuérdame por esto, oh Dios mío, para bien!

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Introducción a Nehemías

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