Salmos 102 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 28 versitos |
1 Oh Yahweh, escucha mi oración y llegue a ti mi clamor.
2 No escondas tu rostro de mí en el día de mi aflicción, sino inclina a mí tu oído; en el día que te invoque, apresúrate a responderme;
3 porque mis días se han disipado cual humo, y mis huesos se emblanquecieron como si hubieran sido quemados.
4 Mi corazón se marchita como la hierba y se seca, porque me he olvidado de comer mi pan;
5 a causa de la voz de mis gemidos mi carne se pega a mis huesos.
6 He llegado a ser como el pelícano del desierto, y como el búho en el sequedal;
7 he estado aterrado y solitario, como el gorrión que vuela sobre los tejados.
8 Todo el día me han insultado mis adversarios; los que me aclamaban, han conjurado en mi contra.
9 Porque cenizas he comido como alimento, y he mezclado mi bebida con llanto
10 delante de tu furor y de tu indignación, porque me levantaste y me rechazaste.
11 Mis días han declinado como sombra, y yo me sequé como la hierba.
12 Pero tú, oh Yahweh, permaneces para siempre, y tu memoria de generación en generación.
13 Levántate y ten misericordia de Sion, porque ha llegado el tiempo de tener misericordia de ella.
14 Porque tus siervos han anhelado sus piedras, y de su polvo han tenido compasión.
15 Las naciones temerán tu Nombre, oh Yahweh, y todos los reyes de la tierra tu gloria.
16 Porque Yahweh ha edificado a Sion, y será visto en su gloria.
17 Responderá la oración de los necesitados, y no desechará su súplica.
18 Esto se escribirá para una generación futura, y un pueblo que será creado dará gloria a Yahweh.
19 Porque Él observó desde lo alto de su santuario, desde el Cielo Yahweh contempló la tierra,
20 para escuchar el gemido del cautivo, y para libertar a los condenados a muerte;
21 para que den a conocer en Sion el nombre de Yahweh, y sus glorias en Jerusalén,
22 cuando los pueblos y los reinos unánimes se hayan congregado para servir a Yahweh.
23 Por cuanto han abatido mi vigor hasta el suelo, y me han declarado la brevedad de mis días,
24 no quites de mí el aliento a la mitad de mis días. Tus años son por todas las generaciones.
25 Tú estableciste la tierra desde la antigüedad, y los cielos son obra de tus manos.
26 Ellos dejarán de ser, pero tú permanecerás; todos ellos se envejecerán como vestido, y como ropa serán cambiados.
27 Pero tú serás como eres, y tus años no tendrán fin.
28 Los hijos de tus siervos morarán en la tierra, y su descendencia será afirmada en tu presencia.

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Introducción a Salmos

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