1 Palabras de Muel, rey profeta, a quien instruyó su madre, diciéndole: |
2 ¡Oh hijo mío! ¡Oh hijo de mi vientre! ¡Oh hijo de mis votos! |
3 No entregues a las mujeres tu vigor, ni tus caminos a las viandas de los reyes. |
4 Ten cuidado de los reyes, oh Muel, de los reyes que beben vino y de los gobernantes que beben licor, |
5 no sea que habiendo bebido, te olvides del Dador de la ley y perviertas el derecho de todos los necesitados. |
6 Que se les dé licor a los que están tristes, y vino a los de alma amargada, |
7 para que bebiendo se olviden de sus penas y no se acuerden más de sus tristezas. |
8 Abre tu boca con palabra recta, y juzga a todos los hijos de los inicuos. |
9 Abre tu boca con juicio justo, y defiende a los menesterosos y a los necesitados. |
10 Esposa diligente, ¿quién la hallará? Porque su valor supera al de las piedras preciosas, que son incomparables. |
11 El corazón de su esposo en ella está confiado, y nunca carece de provisión. |
12 Todos los días de su vida le ha hecho bienes y no males. |
13 Busca lana y lino, y se deleita tejiendo con sus manos; |
14 ella es como una nave mercante que trae su mercancía desde lejos. |
15 Se levanta siendo todavía de noche; da de comer a su familia y trabajo a sus criadas. |
16 Evalúa un campo y lo adquiere; con sus ganancias planta un viñedo; |
17 ciñe su cintura con firmeza y esfuerza sus brazos. |
18 Comprueba que le va bien en su negocio; su lámpara no se apaga en toda la noche; |
19 extiende sus brazos con diligencia, y pone sus manos en el carrete; |
20 tiende sus manos a los pobres y extiende sus brazos a los necesitados. |
21 Su familia no teme en caso de una nevada, porque todos ellos están vestidos de ropa escarlata. |
22 Hace tapetes para sí, y vestidos de lino fino blanco y de púrpura. |
23 Su marido es reconocido en las ciudades, al sentarse entre los ancianos del país. |
24 Confecciona ropa de lino y la vende; suple de cinturones a los mercaderes. |
25 Fuerza y honra son su vestidura y ve con optimismo el porvenir. |
26 Habla con sabiduría y hay preceptos compasivos en su lengua; |
27 la marcha de su casa es evidente y no come su pan ociosamente. |
28 Se levantan sus hijos y la bendicen; también su marido la elogia, diciendo: |
29 “Muchas de sus hijas han adquirido riqueza, pero tú las superas a todas ellas”. |
30 Engañosa es la gracia y vana la belleza, pero la mujer que teme a Yahweh será elogiada. |
31 Denle del fruto de sus manos y que sus obras la alaben en la puerta.
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