“El que viene a mí y no aborrecea su padre y a su madre, a sus hermanos y a sus hermanas, a su esposa y a sus hijos, y aun a sí mismo, no puede ser mi discípulo.”
23Aram., sane, que puede traducirse odiar, aborrecer, en comparación a la preferencia en su amor por Él. Se refiere a otorgarle a Él la prioridad en amor en contraste con los sentimientos naturales de la carne y del alma en nuestras relaciones filiales, pero de ninguna manera interpretar esto como un aborrecimiento literal de las personas a quienes debemos amar. Ver Éxo 20:1-5; Mat 10:37; Jua 15:23-25; Rom 9:13.