Deuteronomio  2 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 37 versitos |
1 Entonces, retrocedimos y emprendimos la marcha rumbo al desierto, por el camino del mar Rojo, tal como me había dicho Yahweh, y anduvimos durante muchos días alrededor del monte Seir.
2 Entonces Yahweh me dijo:
3 “Ya han dado muchas vueltas alrededor de este monte; regresen rumbo al norte,
4 y da órdenes al pueblo, diciéndoles: ‘Crucen por el territorio de sus hermanos, los descendientes de Esaú que moran en Seir, y ellos les tendrán miedo; tengan mucho cuidado.
5 ‘No los provoquen, ya que no les entregaré a ustedes en posesión nada de la tierra de ellos, ni siquiera la huella de un pie, pues el monte Seir lo he entregado por posesión a Esaú.
6 ‘Adquieran de ellos por dinero grano para comer, y también adquieran de ellos por dinero agua para beber,
7 porque Yahweh su Dios los ha bendecido en toda la obra de sus manos y ha conocido su peregrinar por este desierto. He aquí que nada les ha faltado estos cuarenta años, pues Yahweh su Dios ha estado con ustedes’”.
8 Luego pasamos de largo a nuestros hermanos, los descendientes de Esaú que moran en Seir, y por el camino del Arabá desde Eilat y desde Ezión-geber, y regresamos y cruzamos por el desierto, por el camino de Moab.
9 Entonces Yahweh me dijo: “No perturbes a los moabitas ni los provoques a una guerra, ya que no te entregaré por posesión nada de su tierra, porque la entregué en posesión a los descendientes de Lot.
10 (Los emitas vivieron en ella anteriormente; pueblo fuerte, numeroso y de gran estatura, como los gigantes;
11 ellos eran hombres poderosos, y además se les tenía por gigantes, pero los moabitas los llamaron emitas.
12 Los horeos vivieron anteriormente en Seir, pero los descendientes de Esaú, habiéndolos invadido, los expulsaron de delante de ellos y vivieron en su tierra, tal como lo hizo Israel con la tierra que Yahweh les había dado por heredad).
13 “Levántense ahora, y crucen el arroyo Zered”. Y cruzamos el arroyo Zered.
14 Y fueron treinta y ocho años el tiempo que viajamos desde Cades-barnea hasta que cruzamos el arroyo Zered, hasta que se terminó toda la generación de hombres guerreros de en medio del campamento, como Yahweh les había jurado.
15 Además, la mano de Yahweh estaba en su contra para aniquilarlos de en medio del campamento hasta destruirlos.
16 Entonces, cuando murieron todos los hombres de guerra de en medio del pueblo, al morir ellos,
17 Yahweh me habló diciendo:
18 “Tú pasarás hoy por el territorio de Moab y el de Ar.
19 “Cuando estés cerca de los amonitas, no los molestes ni contiendas con ellos, ya que no te entregaré nada por posesión de la tierra de los amonitas, porque la he entregado como posesión a los descendientes de Lot”.
20 (Además esa tierra fue propiedad de hombres poderosos, porque desde antes vivieron en ella gigantes, a quienes los amonitas llamaron zomzoneos;
21 pueblo numeroso y fuerte, de gran estatura como los gigantes, no obstante Yahweh los destruyó en presencia de ellos; y ellos la poseyeron y vivieron en su tierra,
22 de la misma forma como lo habían hecho los descendientes de Esaú que vivían en Seir, que aniquilaron a los horeos de delante de ellos, pues los invadieron y vivieron en su tierra hasta ahora.
23 Además a los aveos, que poblaban desde Jezrim hasta Gaza, los caftoreos que habían salido de Caftor, los aniquilaron y moraron en su tierra).
24 “Levántense, emprendan la marcha y crucen el valle del Arnón. Mira que yo he entregado en tus manos a Sejón, rey de Hesbón, amorreo, y su tierra; empieza a destruirlo provocando guerra contra él.
25 “Hoy empezaré a infundir el pavor y terror de ti entre los pueblos debajo del cielo, y ellos escucharán de tu fama, y se estremecerán y se aterrarán delante de ti”.
26 Entonces mandé emisarios desde el desierto de Cademot a Sejón, rey de Hesbón, con un mensaje de paz, diciéndole:
27 “Permíteme cruzar por tu tierra; sólo pasaré por el camino principal, y no me desviaré ni a la derecha ni a la izquierda.
28 “Véndenos grano por dinero para que comamos, y véndenos agua por dinero para que bebamos; sólo permíteme cruzar a pie,
29 tal como lo hicieron los descendientes de Esaú que moran en Seir y los moabitas que moran en Ar, hasta que cruce el Jordán a la tierra que Yahweh nuestro Dios nos entrega”.
30 Pero Sejón, rey de Hesbón, no quiso dejarlos cruzar por su tierra, pues Yahweh su Dios había endurecido su espíritu y hecho obstinado su corazón, y lo entregó en tus manos, como hasta este día.
31 Entonces Yahweh me dijo: “Mira, he comenzado a entregar en tus manos a Sejón y su tierra. Empieza a aniquilarlos y toma posesión de su tierra”.
32 Enseguida, Sejón marchó con todo su pueblo para enfrentarnos en combate hasta Jahaz.
33 Pero Yahweh nuestro Dios nos lo entregó, y lo destruyó a él, a sus hijos y a todo su pueblo.
34 En aquel tiempo conquistamos todas sus ciudades, arrasamos con todas las aldeas, mujeres y niños, no quedándoles ningún sobreviviente.
35 Y como botín, sólo tomamos el ganado para nosotros y saqueamos las ciudades que conquistamos.
36 Desde Aroer, que se encuentra a la orilla del valle del Arnón, y desde la ciudad que se encuentra en el valle, hasta Galaad, no hubo ciudad que fuera lo suficientemente fuerte para nosotros; Yahweh nuestro Dios las entregó todas delante de nosotros.
37 Solamente no nos acercamos a la tierra de los amonitas, ni a toda la ribera del arroyo Jaboc, ni a las ciudades que se encuentran en los montes; todo lo que nos había ordenado Yahweh nuestro Dios.

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Introducción a Deuteronomio 

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