II Reyes  18 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 37 versitos |
1 En el tercer año de Oseas, hijo de Ela, rey de Israel, empezó a reinar Ezequías, hijo de Acaz, rey de Judá;
2 él tenía veinticinco años cuando empezó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén; su madre se llamaba Aji, hija de Zacarías.
3 Él hizo lo que es agradable ante Yahweh, tal como lo hizo su padre David;
4 eliminó los lugares altos, destrozó los pilares rituales, quebró los ídolos y destrozó la serpiente de bronce que Moisés había hecho, pues hasta esos días, los hijos de Israel se habían extraviado en pos de ella y le quemaban incienso, y la llamaban Nejustán.
5 Y puso su confianza en Yahweh, Dios de Israel, y ni antes ni después hubo otro como él entre todos lo reyes de Judá,
6 pues se mantuvo en estrecha relación con Yahweh, y no se apartó de Él, y guardó sus mandamientos como Yahweh había ordenado a Moisés.
7 Y Yahweh estaba con él, y adondequiera que iba era victorioso. Él también se rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió.
8 Después atacó a los filisteos hasta Gaza y sus territorios desde la torre de los Centinelas hasta la ciudad fortificada.
9 Y en el cuarto año del rey Ezequías, que era el séptimo año de Oseas, hijo de Ela, rey de Israel, Salmanasar, rey de Asiria, subió a la guerra contra Samaria y la puso bajo asedio.
10 Y la tomó después de tres años. En el sexto año de Ezequías, rey de Judá, que es el noveno año de Oseas, rey de Israel, Samaria fue tomada.
11 Entonces el rey de Asiria llevó cautivo a Israel hasta Asiria, e hizo que ellos habitaran en Halaj y en Habor, ciudades de Media, cerca del río Gozán,
12 por cuanto no obedecieron la voz de Yahweh su Dios y transgredieron su pacto, y no obedecieron ni pusieron por obra todo lo que Moisés, siervo de Yahweh, les había mandado.
13 En el decimocuarto año del rey Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, subió a la guerra contra las ciudades fortificadas de Judá, y las capturó.
14 Y Ezequías, rey de Judá, envió un mensaje al rey de Asiria hasta Laquis, y le dijo: “Yo he fallado; apártate de mí, y aceptaré lo que me impongas”. Entonces el rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, trescientos talentos de plata y trescientos talentos de oro.
15 Y el rey Ezequías entregó toda la plata que se encontraba en el templo de Yahweh y en el tesoro real.
16 En aquel tiempo, Ezequías desmanteló las puertas y las columnas del templo de Yahweh que el mismo Ezequías, rey de Judá, había recubierto con oro, y las entregó al rey de Asiria.
17 Entonces el rey de Asiria envió nuevamente ante el rey Ezequías al comandante supremo del ejército, al oficial en jefe y al comandante del ejército con un poderoso ejército desde Laquis hasta Jerusalén. Y ellos subieron a Jerusalén, y se quedaron en la cuesta del estanque superior, la cual está por el camino del campo del Lavandero.
18 Después llamaron al rey, y salieron hacia ellos el administrador Eliaquim, hijo de Hilquías, el escriba Sebna y el cronista Jóaj, hijo de Asaf.
19 Entonces el general les dijo: Digan a Ezequías: “Así ha dicho el gran rey, el rey de Asiria: ‘¿Qué confianza es ésa en la cual has confiado?,
20 pues has dicho: “Tengo facilidad de palabra, estrategia y poderío militar”. ‘Ahora pues, ¿en quién has puesto tu confianza para que te hayas rebelado contra mí?
21 ‘He aquí que tú has estado poniendo tu confianza en un bastón de caña quebrada, en el egipcio, en el cual si alguien se apoya, le entrará por la mano y se la traspasará. Así es el faraón, rey de Egipto, para todo el que ponga su confianza en él.
22 ‘Pero si tú me dijeras: “En Yahweh nuestro Dios confiamos”, ¿no es Él Aquél cuyos lugares altos y altares Ezequías eliminó y dijo a Judá y a Jerusalén: “Delante de un solo altar adorarán en Jerusalén”?
23 ‘Ahora pues, haz alianza con mi señor, el rey asirio, y yo te daré dos mil caballos, si acaso tienes jinetes que los monten.
24 ‘¿Cómo podrás tú resistir a uno de los oficiales de los siervos de menor rango de mi señor, y confiar en que un egipcio te suministrará carros y jinetes?
25 ‘Y ahora, ¿acaso crees que he subido a destruir esta tierra sin la intervención de Yahweh? Fue Yahweh el que me dijo: “Sube contra esta tierra y arrásala”’”.
26 Entonces Eliaquim, hijo de Hilquías, el escriba Sebna y Jóaj dijeron al general: Habla con tus siervos en arameo, ya que es lo que nosotros entendemos; pero no nos hables en judaico frente al pueblo que está sobre la muralla.
27 Pero el general les respondió: No es a ustedes ni a su señor a quienes me envió mi señor a decirles este mensaje, sino a los hombres que se sientan sobre la muralla, para que no se coman su propio excremento ni beban su propia orina junto con ustedes.
28 Entonces el general se levantó y exclamó en alta voz en judaico, y habló diciendo: ¡Presten atención al mensaje del gran rey, el rey de Asiria!:
29 Así ha dicho el rey: “No los engañe Ezequías, pues él no los podrá librar de mis manos.
30 “Tampoco los haga Ezequías poner su confianza en Yahweh, cuando diga: ‘De cierto Yahweh nos librará, y no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria’.
31 “No presten atención a Ezequías, pues así ha dicho el rey de Asiria: ‘Hagan la paz conmigo y ríndanse, y cada quien podrá comer de su vid, y cada uno de su higuera, y cada quien podrá beber agua de su cisterna,
32 hasta que yo venga y los traslade a una tierra que es como su tierra: tierra de variadas frutas y productos del suelo, tierra de granos y de viñedos, tierra de olivares, de ganado engordado y de miel, para que vivan y no mueran. No hagan caso a Ezequías, y que Ezequías no los engañe diciendo: ‘Yahweh nos librará’.
33 “¿Acaso pudieron los dioses de los pueblos, o el Dios de su país, librarlos de las manos del rey de Asiria?
34 “¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde los dioses de Sefarvaim, de Hena y de Ava? ¿Acaso libraron éstos a Samaria de mis manos?
35 “¿Cuál de todos los dioses de estas tierras ha podido librar su tierra de mis manos, para que pueda librar Yahweh a Jerusalén de mis manos?”
36 Pero el pueblo permaneció en silencio y no le respondió, pues el rey había dado órdenes diciendo que no le respondieran.
37 Entonces Eliaquim, hijo de Hilquías, el administrador, el escriba Sebna, y el cronista Jóaj, hijo de Asaf, se presentaron ante Ezequías con sus ropas rasgadas, y le hicieron saber el mensaje del general del ejército.

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Introducción a II Reyes 

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